Sistemas Electorales

La reforma italiana del Partido Popular

22 Jul, 2015 - - @kanciller

Las reformas electorales son para el verano. Como en el pasado periodo estival, cuando el Partido Popular planteó una reforma en la elección de los alcaldes, los conservadores aprovechan la canícula para sacar el debate de nuevo. Hoy se ha registrado en el Congreso una propuesta de reforma mayoritaria que va en la línea del tan manido argumento de que gobierne la lista más votada (con mayoría absoluta) y evitar los “pactos en los despachos” entre “perdedores”(sic).

Según el sistema que propone el Partido Popular si ninguna fuerza obtiene mayoría absoluta;

1) El partido que supere el 35% de los votos y saque cinco puntos al siguiente automáticamente tendrá mayoría absoluta de concejales.

2) El partido que supere el 30% de los votos y saque 10 puntos al segundo, obtendría de nuevo la absoluta de concejales.

3) Si no se da estos supuestos, se pasaría a una segunda vuelta con las candidaturas por encima del 15%. Solo se asignará la absoluta si saca más del 40% o saca más de 7 puntos al siguiente.

Se asume que el resto de los concejales se asignaría de manera proporcional – descontada la absoluta y superada la barrera electoral del 5%.

Este sistema de elección local se basa en lo que se conoce en la jerga como “bonos de mayoría”, es decir, en dar una prima de escaños a la fuerza más votada para que pueda gobernar en solitario – y que puede ser asignada a una o a dos vueltas. Que nadie se líe, esto no tiene nada que ver con la elección directa del alcalde como tienen en algunos Länder de Alemania.

Me gustaría decir que este sistema es comparable con nuestro entorno pero lo cierto es que es una mezcla extraña. Por un lado, los sistemas de bono lo tienen en Francia o Grecia. Si los partidos no obtienen absoluta, lo que hacen es directamente pasar a segunda vuelta aquellas que superan determinado porcentaje (Francia 12.5%, lo que a veces ha generado tripletas UMP-PS-FN).

Pero por otro lado, la existencia de tantos condicionales para obtener la mayoría absoluta recuerda al sistema del Porcellum (cerdada) italiana. Este sistema, que fue inaugurado por Berlusconi en 2007, ha sido recientemente reformado por Renzi. Según su nueva modalidad – ahora lo han rebautizado Italicum – establece que obtendrá el 55% de los escaños, la absoluta, el partido que obtenga el 40% de los votos. Si no, se va a segunda vuelta con las dos listas más votadas.

¿Merece la pena entrar en el fondo de la reforma? ¿Merece la pena preguntarse si hemos tenido problemas de inestabilidad crónica en el gobierno municipal? ¿Hay que discutir cómo se sentirían los votantes populares en territorios como Euskadi teniendo que escoger entre alcaldes del PNV o de Bildu? ¿Es necesario alertar sobre cómo levantar las barreras electorales y el giro mayoritario es una estrategia de cartelización del sistema? No lo creo porque como no la van a aprobar esto no es más que otra propuesta sonajero para que nos entretengamos.

Si los conservadores quieren que se plantee una subcomisión parlamentaria cara a septiembre es para afear al PSOE que no deje gobernar a la lista más votada y que se moje sobre las segundas vueltas. El cálculo es sencillo; en La Moncloa manejan la previsión de que el bloque PSOE+PODEMOS suma más escaños que el de PP+Ciudadanos. Y aunque el PSOE quedara segundo – veremos por qué margen – seguiría teniendo más capacidad de coalición y podría terminar gobernando. Qué menos que afeárselo con acento de la Toscana.


12 comentarios

  1. Me parece, casi, una desvergüenza.

    Necesitamos una reforma electoral con urgencia, pero bien hecha, pensada y que mejore los grandes defectos de nuestro sistema, sobre todo la defectuosa relación que existe en nuestro país entre el elector y el elegido, así como el excesivo peso de la partidocracia. Queremos una reforma que atienda a los problemas del sistema, que se dan en la esfera local, pero también, y mucho, en la autonómica y la nacional.

    Lo que no necesitamos es un cambio que solo pretende modificar la aritmética en la asignación de las concejalías, para conseguir que el partido que no sepa llegar a acuerdos pueda gobernar con el 35% de los votos, teniendo al 65% de la ciudadanía en contra. Semejante pretensión es una barbaridad en toda regla. Una barbaridad que, como suele suceder con las reformas implementadas ad hoc, (véase el reciente ejemplo de Castilla La Mancha), acabaría volviéndose contra sus promotores.

    Esto, y los regalos fiscales a mitad de año que aprobó el PP hace unas semanas, son dos de los mayores despropósitos ventajistas que hemos tenido que soportar en los últimos tiempos.

    Alguien está perdiendo el norte. Y el tiempo.

  2. almujul dice:

    Dos cosas que es importante resaltar.

    ¿Qué pasa si nadie supera el 15% ¿Quienes pasarían a la segunda vuelta? No lo dice, y me juego lo que sea a que no lo han considerado y no está en el proyecto de ley, es el absurdo de especificar una ley, que tienes que pensar en todos los supuestos para que sea eficaz.

    ¿Qué pasa con las mociones de censura? Actualmente son posibles siempre y cuando no las voten los tránsfugas, es decir, un gobierno en minoría podría ser derrocado por toda la oposición, en un gobierno con mayoría absoluta pues ya no, y si ahora todos los gobiernos o la inmensa mayoría pasan a tener la absoluta pues será imposible cargarse ese gobierno. Con la de los incentivos que todos conocemos.

    En fin, ley absurda, y con agujeros por todas partes, una muestra de que está claro que no van a aprobarla.

  3. Mr. X dice:

    Una reforma electoral que establezca la segunda vuelta entre las dos listas más votadas si ninguna obtiene la mayoría absoluta es, probablemente, una buena idea; lo que ahora se propone una estupidez al nivel máximo que muestra el escaso nivel, hasta moral, de quienes nos gobiernan.

  4. Alatriste dice:

    Como los demás creo que este proyecto no es más que propaganda barata y que no está pensado para aprobarlo en serio, pero detrás de él hay algo más… para empezar, una grave confusión entre sistemas presidenciales y sistemas parlamentarios: en un sistema presidencialista tiene sentido celebrar elecciones a dos vueltas que garanticen que el ganador tiene el apoyo de la mayoría; en un sistema parlamentario, en el que los votantes escogen representantes que controlen al gobierno, es absurdo dar primas a las mayorías y/o incluir dos vueltas; bueno, es absurdo salvo que uno esté intentando deliberadamente dejar fuera de la política a ciertos grupos de ciudadanos que no votan lo que deberían, y/o convertir el control del gobierno en una farsa, dado que siempre va a haber mayorías absolutas. Y por si fuera poco, evidencia empírica muy reciente nos enseña con cuanta frecuencia estos inteligentísimos planes para… ehhh… «corregir» los resultados electorales acaban explotando espectacularmente en la mismísima cara de quien los concibió. Baste mencionar Grecia y Castilla-La Mancha.

    Pero hay algo bastante más grave, en mi opinión, y es convertir algo tan importante como el sistema electoral en un traje hecho a medida para el partido en el gobierno. El proyecto con toda probabilidad no irá a ninguna parte, pero no creo que sea solo un sonajero; esos porcentajes parecen pensados muy cuidadosamente… me gustaría ver un análisis detallado pero sospecho que si se hubiera aplicado este sistema en las elecciones pasadas casi el único beneficiado habría sido el PP (en algún caso creo que el PNV también habría salido ganando) y en cambio Convergencia, ERC, Bildu, etc. no habrían llegado a los % necesarios para ello.

    Por ejemplo, en Madrid los porcentajes previstos en el proyecto habrían beneficiado enormemente al PP: son justo los que harían falta para dejar fuera de la segunda vuelta a Ciudadanos y dejarla solo para PP, PSOE y Ahora Madrid. En Barcelona no se habrían aplicado. En Málaga habrían regalado la mayoría absoluta al PP. En Zaragoza otra vez habrían dejado una segunda vuelta a tres sin Ciudadanos… en cambio no he conseguido encontrar un solo ejemplo en el que le hubieran perjudicado (no digo que no exista ninguno, solo he mirado diez o doce grandes ciudades) y eso resulta sugerente.

    • Pescador dice:

      Segunda vuelta a tres que ganaría el PP, obviamente…o su némesis confortable, por eso de impedir coaliciones de «perdedores» para la segunda vuelta.
      Esta claro que CEDA si, buena, FP no, radical, malo

  5. juan dice:

    LA CE obliga a tener un sistema proporcional, y lo que lo limita es el distrito provincial explicitado en la propia CE también. Convertir un 35% en un 51% no cabe en la constitución.

    Ojo, con su norma Rita Barberá no hubiese sido alcaldesa en 1991. Entonces no hablaban de «coaliciones de perdedores».

    • Guille Muñoz dice:

      Ni Patxi López lehendakari en 2009.
      El caso de las elecciones al parlamento vasco de 2009 me parece el caso paradigmático para justificar la legitimidad de pactos «de perdedores» y oponerse a las primas a la lista más votada, ya que los que siempre denuncian estos pactos suelen ser afines a utilizar el «constitucionalismo» como parapeto ante cualquier política con la que no están de acuerdo.

      Es decir, gracias a que no existían primas, lograron espantar a su monstruo.

      • juan dice:

        Totalmente de acuerdo…y peor aún, el intento para el cual no dieron los números, donde Nicolás Redondo Terreros iba a entregar el gobierno vasco a Mayor Oreja.

        Al final es todo una ley del embudo o doble vara de medir.

  6. […] La reforma italiana del Partido Popular […]

  7. orson dice:

    Si por mi fuera, una buena reforma electoral sería la que lograra que ningún partido alcanzara la mayoría absoluta. Los mayores desastres los hemos tenido siempre cuando un partido ha gobernado en solitario, amparado en una mayoría absoluta, con lo que es obvio que es algo que debe ser evitado.

  8. […] con Cospedal cambiando el sistema electoral de Castilla-La Mancha o con el PP proponiendo una reforma italiana del sistema electoralsimplemente para mejorar sus oportunidades de gobernar en el futuro. Lo hemos visto con la reforma […]

Comments are closed.