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¿Cuánto más vivimos hoy? La revolución de la salud

5 Jun, 2015 - y - @kikollan, @jorgesmiguel,

Artículo escrito por Kiko Llaneras y Jorge San MiguelEsta semana se ha hablado del éxito de las vacunas. Aprovechamos la ocasión para circular unos datos asombrosos: aquellos que reflejan la revolución saludable de los últimos dos siglos —de la que las vacunas han sido partícipes—. Es posiblemente el suceso más trascendente para nuestra especie en miles de años.

El mundo actual es tremendamente imperfecto, ¿pero es mejor de lo que nunca fue? ¿Somos unos privilegiados o deberíamos mirar con envidia al cazador-recolector? No es fácil decidir si las sociedades modernas son más igualitarias o más libres. Tampoco tenemos certeza de estar disfrutando vidas más felices. Por eso el debate sobre el progreso tiende a empantanarse.

Pero hay aspectos en los que el mundo ha mejorado. Lo ha hecho asombrosamente en lo material y en casi cualquier ámbito de la vida de las personas: la educación se convirtió en universal, aumentó el respeto por las minorías, se extendieron los círculos de inclusión social, la violencia se volvió más infrecuente y disfrutamos una revolución de la salud. De todos esos cambios, la expansión de la vida es el menos contestable.

La expansión de la vida

En los últimos dos siglos la esperanza de vida en Occidente aumentó de forma asombrosa. Esta transición saludable ocurrió primero en algunos países occidentales pero ha tenido su reflejo en todo el mundo. Para dar datos podemos tomar el caso de Francia. Las cifras son difíciles de expresar con palabras. En 1740 dos de cada tres mujeres morían antes de cumplir los cuarenta años. La mayoría morían siendo niñas o bebés: solo mitad vivía para cumplir los 5 años.

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Lo que la gráfica refleja es una asombrosa expansión de la vida humana. Pensad que el área entre las dos curvas representa años-persona que no existirían de no ser por la revolución de la salud. Las vidas se han expandido y lo han hecho sobre todo en años de juventud, porque ahora los niños sobreviven a su infancia y disfrutan de vidas completas.

En realidad la transición de la salud puede verse como un doble proceso. Por un lado se redujo la mortalidad de todos los adultos —algo que tiende a olvidarse—. La mortalidad a los 25, los 40 o los 60 años es hoy muy inferior a la de hace dos siglos. El otro proceso ocurrió en paralelo y fue la reducción drástica de la mortalidad infantil. El fenómeno se ve mejor sobre los datos de esperanza de vida.

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Hoy la esperanza de vida es una curva decreciente. Uno nace y cada día que pasa espera vivir un poco menos. Esta dinámica es algo que tenemos interiorizado. Pero no fue siempre así. En realidad no fue así durante millones de años.

En 1740 la esperanza de vida todavía tenía forma de “U” invertida. Si un niño era capaz de sobrevivir a sus primeros años, su esperanza de vida aumentaba. Un recién nacido cualquiera no tenía por delante más años que un adulto de 20 o 30 años. La infancia era un peligro: un tercio de los bebes moría durante su primer año.

Desde Europa, a África y Asia

Cabe destacar que la transición saludable es una tendencia global. Desde 1960 a 2010 la esperanza de vida en el mundo pasó de los 52 hasta los 70 años. En América Latina, Asia y el Pacífico aumentó en 18 años; en el África Subsahariana en 13; y en Oriente Próximo y el Norte de África en 26 años.

Durante el siglo XX vivimos una transformación sin precedentes: por primera vez en la historia de nuestra especie la edad más probable para morir dejó de ser la infancia. Pasó a ser la ancianidad. A nosotros eso nos parece natural, morir después de una vida larga… pero es una novedad para una especie que tiene millones de años. La asombrosa reducción de la mortalidad infantil y expansión de la vida humana es quizás el fenómeno más trascendente de los últimos siglos.


9 comentarios

  1. casty dice:

    Esto le quita bastante sentido a viñetas como esta:

    http://skeptico.blogs.com/photos/uncategorized/cavemen.gif

  2. @mendeleiev dice:

    Gracias capitalismo.

    • Alatriste dice:

      Para ser justos la revolución de la salud tiene que ver con la iniciativa privada, pero tiene aún más que ver con la intervención del estado, desde Louis Pasteur (que trabajaba para universidades e institutos estatales, no para una empresa) a Otto von Bismarck y sus locos planes de que todos los ciudadanos del nuevo estado alemán tuvieran acceso a médicos y subsidios de enfermedad financiados públicamente…

      • Vario dice:

        La medicina preventiva (incluyendo las vacunas) hay que agradecérsela casi siempre a la iniciativa estatal, y en ese aspecto concreto las dictaduras suelen superar a las democracias. Y la red de salud, desde atención primaria a hospitales, también suele llegar a un porcentaje mayor de población en los países en los que es estatal que en los que dependen de la iniciativa privada, aunque en estos últimos puedan tener ciertos centros o especialistas punteros.

        En lo que gana la iniciativa privada es en el desarrollo de nuevos fármacos a partir del siglo XX. No conozco la fuente, pero un dato que se explica en la facultad de Medicina es que en la URSS no se inventó en toda su historia ni un solo medicamento nuevo: sí, en cambio, productos para dopaje deportivo, armas biológicas, técnicas quirúrgicas, y campañas de prevención. Como siempre se menciona aquí, se trata de una cuestión de incentivos.

        • antonio dice:

          Incentivos, esa vacuna-pontinge ‘curalatodo’. Es decir nada en la práctica, creo.Y, efectivamente, sobre todo en este blog. Una argumentación de porque unos tienen incentivos para hacer fármacos nuevos y otros para no hacerlos podría ser didáctica y amena de leer.
          Por otro lado, supone un mínimo rigor intelectual deseable en autodenomidados investigadores sociales reconocer que el capitalismo, además de liquidar al feudalismo, y por ese mismo motivo, hizo crecer varias variables demográficas en en siglo 19: población, esperanza de vida, mortalidad infantil, etc.. Pero, a continuación, y con el mismo rigor exigible, se debería reconocer que la intervencion estatal (socialismo en democracia) hizo lo propio y multiplicado por 4 en cuanto a población, en el siglo 20. Pero, me temo, que el autor del post carece de tal rigor, y siempre intentará transmitir y vender su repetido, inacabable, superficial y falaz descubrimiento de los milagros de la empresa privada. Y también vendernos, en otro alarde de ingenio y rigor, que como en la prehistoria los neandertales vivían mucho peor, ¡¡de que se quejan¡¡.

          • Oskar dice:

            Hombre, el autor del poste se ha limitado a presentar los datos, objetivos e irrefutables. El atribuir los datos a las bondades del sistema capitalista, o bien comodín logro del socialismo mundial, solo se está haciendo en los comentarios.

  3. […] ¿Cuánto más vivimos hoy? La revolución de la salud: “El mundo actual es tremendamente imperfecto, ¿pero es mejor de lo que nunca fue? ¿Somos unos privilegiados o deberíamos mirar con envidia al cazador-recolector? No es fácil decidir si las sociedades modernas son más igualitarias o más libres. Tampoco tenemos certeza de estar disfrutando vidas más felices. Por eso el debate sobre el progreso tiende a empantanarse. Pero hay aspectos en los que el mundo ha mejorado. Lo ha hecho asombrosamente en lo material y en casi cualquier ámbito de la vida de las personas: la educación se convirtió en universal, aumentó el respeto por las minorías, se extendieron los círculos de inclusión social, la violencia se volvió más infrecuente y disfrutamos una revolución de la salud. De todos esos cambios, la expansión de la vida es el menos contestable.” I dont wanna be buried, in the pet cementery! […]

  4. […] ¿Cuánto más vivimos hoy? La revolución de la salud Artículo escrito por Kiko Llaneras y Jorge San Miguel. Esta semana se ha hablado del éxito de las vacunas. Aprovechamos la ocasión para circular unos datos asombrosos: aquellos que reflejan la revolución saludable de los últimos dos siglos —de la que las vacunas han sido partícipes—. Es posiblemente el suceso más trascendente para nuestra especie en miles de años. […]

  5. gerion dice:

    Más población, más esclavos para seleccionar. Y más baratos. Gana el capitalismo y ganan los esclavos que tienen más posibilidades de transmitir su patrimonio genético gracias a la mayor tasa de supervivencia. Lo único que importa es la expansión de la especie, y el capitalismo es un gran medio para ello…hasta que la clonación sea vista como un medio lícito. En ese momento, habrá que acabar con el capitalismo.

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