Política

¿Conseguirá Rajoy levantar este partido?

4 Jun, 2015 - - @plata_nacho

Nada hay más previsible que los análisis post-electorales de los partidos: todos han ganado. Incluso en el caso del PP, donde la pérdida de votos y mayorías absolutas respecto al 2011 es innegable, no se cansan de repetir que siguen siendo la fuerza más votada. Más allá de estos análisis interesados, parece que hubo sorpresa ante las declaraciones de Rajoy tras las elecciones y su aparente calma. A nosotros no nos sorprende tanto, porque ¿son en verdad los resultados tan malos para Rajoy? Puede que no tanto.

Era indudable que el PP, tras los profundos recortes en gasto público y los sonoros escándalos de corrupción tocando a históricos del partido, iba a sufrir un castigo de sus votantes. Lo contrario hubiera sido lo extraordinario. Ahora bien, además de la evidente fuga a Ciudadanos, parece que también ha habido refugio en la abstención entre sus filas.

Intentar medir el grado de abstención de los votantes del PP no es fácil, y sin encuestas post-electorales no se pueden obtener resultados concluyentes. Sin embargo, usando los datos de los distritos de Madrid, hemos intentado ver si la caída de la abstención no era uniforme. Efectivamente, no lo es, sino que el descenso de la abstención (o aumento de la participación) es menor en aquellos distritos donde mayor era el voto al PP en las elecciones anteriores. Esto es compatible con un paso a la abstención de antiguos votantes del PP, la movilización antiguos abstencionistas votando a nuevos partidos y del cambio vegetativo del voto que va en contra del PP y a favor de los emergentes. Lo que vemos es que el efecto neto se ve atenuado en distritos con mayor apoyo al PP (donde también hay más apoyo a Ciudadanos)*. De nuevo, esto no es prueba, pero sí parece sugerir que el PP puede jugar la carta de recuperar a los abstencionistas, además de intentar volver a atraer a algunos de los que se le fueron a Ciudadanos.

Gráfico 1. Variación de la participación según apoyo al PP en Madrid

g1

Fuente: Ministerio del Interior

Hasta ahora no hay nada tan nuevo, pero creemos que la clave – y por eso el PP aún no lo tiene todo perdido – deriva del mapa que ha dejado el 24-M. La dinámica de pactos que vamos a ver en las próximas semanas será determinante en el posicionamiento político de los partidos de cara a las generales. Y el PP puede sacar rédito de los acontecimientos. En casi todas las comunidades autónomas en las que se pretende desalojar al PP, el PSOE y Podemos tendrían que pactar para conseguirlo. Se pueden dar dos escenarios principales, que pacten o que no. Hasta aquí la perogrullada. Si no lo hacen, Rajoy – como ya ha hecho en su primera intervención tras las elecciones – esgrimirá el fantasma de la inestabilidad en los gobiernos en minoría. Si pactan, el PP se encargará de mostrar cualquiera de los errores que – casi inevitablemente – se produzcan de aquí a los próximos comicios, acicateando el miedo de la izquierda radical entre sus abstencionistas más aguerridos. Barcina y Aguirre se han adelantado al asociar a los recién llegados con dos de los contendientes de la segunda guerra mundial, poco importa que fueran rivales; esto es sólo el principio. La propuesta de Podemos, apoyar al PSOE sin entrar (ni quemarse) en los gobiernos autonómicos, parece la más inteligente. Además, la libertad que el secretario general del PSOE ha dado a sus representantes autonómicos – libertad siempre menor en el aparato controlado por Iglesias y su equipo – puede ser un arma de doble filo.

Es importante recordar que el PSOE y Podemos siguen en pugna por ser la alternativa de izquierda. La segunda fuerza. Ambos saben bien lo que nuestra ley electoral hace con las terceras fuerzas. Que alguien le pregunte a IU, si queda alguien aún. Por eso mismo Sánchez estaba sonriente aun después de haber perdido cientos de miles de votos, y por eso Pablo Iglesias no estaba tan contento y sólo mencionó al PP en su discurso tras conocerse los resultados. Ni el sorpasso  está tan claro, ni estos dos partidos son compañeros de cama tan bien avenidos. El PP lo sabe e intentará sacar provecho de esta situación, que le permite hacer una oposición bastante más jugosa de que lo que se han encontrado sus adversarios en otros contextos. Más aun, como ya dijimos en una ocasión, la fragmentación de la izquierda puede ofrecer premios inesperados a Rajoy.

A lo anterior hay que añadir la oportunidad que se le ha presentado a Rajoy para soltar lastre: Aguirre, Cospedal, Fabra, Barberá, Monago… Ya son muchos los candidatos a ser mártires (y al escribir estas líneas algunos ya parecen ir para santos) para mostrar un lavado de cara que al tiempo refuerce a Rajoy aún más en la estructura de la calle Génova. El gallinero está revuelto, y no le será fácil al PP aplicar la mano de plomo que su estructura centralizada favorece, pero si sale victorioso en las próximas semanas, puede que el viento le empiece a favorecer.

Todavía existen muchas incógnitas. Una de las claves será la capacidad del PP de recuperar a aquellos que se le fueron a Ciudadanos. Dado que no se necesitan tanto, para estos dos partidos la política de pactos entre rivales no será tan decisiva como en el caso de PSOE y Podemos, pero eso puede jugar también a favor de Ciudadanos, manteniendo su “pureza” y realzando su perfil nacional con Rivera a la cabeza, su gran baza. En definitiva, los pactos y otras incógnitas (la resistencia de los barones del PP, otros posibles escándalos – ojo a lo que van a airear algunos ayuntamientos que han dejado de ser gobernados por el PP después de décadas–, la tendencia económica…) aún pueden cambiar el mapa. En todo caso, si Rajoy consigue convencer a su electorado de que han aprendido la lección, de que ya han sido castigados duramente y lo asumen, pero que son la única alternativa frente a los radicales y la inestabilidad, garantizando una reactivación de la economía, puede que muchos de los que se quedaron en casa salgan en esta ocasión a apoyar al gallego tranquilo. Quizá eso, y solo eso, explique la calma del Metternich compostelano.

*Full disclosure, generalmente los distritos donde más apoyo obtiene el PP son también los que tienen más abstención, pero controlando por ésta, el efecto de haber votado al PP sigue siendo significativo.


7 comentarios

  1. J.E dice:

    Hay un factor que puede fastidiar la estrategia de Rajoy: nuevamente, la corrupción. Se van a abrir muchos despachos que llevaban cerrados décadas. Puede ser la fuente de otra oleada de «martilleo» durante los próximos seis meses, y puede que algunos de los mártires acabe dando explicaciones en el juzgado.

    Eso por no hablar que a muchos barones territoriales salvar el partido nacional les puede parecer poco consuelo, y busquen sangre antes o después de noviembre.

  2. Ramón García dice:

    No estoy de acuerdo con el análisis. Se le olvida algo en la interpretación de los datos: la izquierda salió a votar para evitar que venga Aguirre. Eso explica la correlación entre disminución de abstención y color político por barrios.

    • Nacho Plata dice:

      Hola Ramón.

      Nuestra interpretación de los datos es perfectamente compatible (y probable) con lo que dices de la izquierda. Pero siguiendo con tu argumento, en Salamanca, Chamberí o Chamartín también hay votantes de partidos de izquierdas, y es normal pensar que también habrán querido evitar la victoria de Aguirre. Y es ahí donde la participación sube menos, de modo que alguien se está teniendo forzosamente que quedar en casa. Nosotros llegamos a la conclusión de que son abstencionistas ex-votantes del PP. En la nota al pie comentamos que aun controlando precisamente por la abstención de 2011, los resultados no cambian.

      Un saludo
      FLP

  3. joan dice:

    ¿Rajoy es mejor candidato que Aguirre, Monago, Rita y compañía para los votantes del partido popular? ¿Cómo está el PP en Andalucía y Catalunya? ¿Quién se ha presentado por Ciudadanos en Madrid? ¿No gustará más a los abstencionistas de Madrid Rivera que Rajoy?

    Iglesias, Sánchez, Rivera y Rajoy… ¿Cuántas mujeres votarán a Rajoy? ¿Y cuántos menores de 40 años?

  4. Alatriste dice:

    Un dato que a mí por lo menos me sorprendió bastante es que la participación bajara, cuando creo que muchos esperábamos todo lo contrario (en 2011 fue del 66,2% y en 2015 del 64,94%). Esto también sugiere fuertemente, por no decir que prueba, que otro de los pilares tradicionales de la política española ha caído: ya no es cierto que el voto del PP sea casi invariable y los resultados dependan de la participación de los votantes de izquierda.

    Luego, parece evidente que la mencionada en el artículo será la estrategia del PP en las generales, básicamente porque no parece que tengan otra posible, pero el caso es que en mi opinión también lo era para las municipales y autonómicas… y no funcionó demasiado bien. No importa cuánto dijeran que la alternativa al PP era el caos, y que señalaran la parálisis en Andalucía (a la que, dicho sea de paso, han contribuido en lo que han podido); a pesar de ello rompieron su suelo, obteniendo su peor resultado desde 1991 con diferencia.

    Y eso – no tiene sentido suavizar las cosas – fue a pesar de que a estas elecciones no se presentaba Mariano Rajoy, que hay que ser sumamente optimista para considerar un activo en lugar de una rémora, y que por mucho que les pese a los periodistas ser el más votado en unas elecciones parlamentarias no es vencer; en términos atléticos si no tienes mayoría absoluta no pasa de ser ganar tu serie y la mejor calle para la final, pero esa aún la tienes que ganar (que se lo digan a Díaz, Aguirre o Colau).

    Personalmente veo casi imposible que Rajoy lleve al PP a ser el más votado en las generales, pero además creo que eso es de escasa relevancia. Aunque fuera el más votado su posición sería todo menos envidiable, con aliados potenciales casi con seguridad demasiado débiles (CC, PNV, UPN), demasiado exigentes (Ciudadanos) o directamente inaceptables (CdC o CiU caso de seguir existiendo, que además también tiene todos los números para perder escaños a chorros)

    Nota final: Aparte, está el «glorioso» equipo electoral y comunicador del PP. Quien dude de que los españoles tienen una vena caínita no ha leído a cierto comentarista, y no creo que precisamente de izquierdas, referirse a Hernando y Floriano como «Hernández y Floriández»…

    • LiMA dice:

      la bajada de la participación se debe en buena parte a la reforma del voto de no residentes en 2011, que ha bajado la participación de este colectivo del 30ypico al 4%. Esto, unido a la salida de cerca de 1 millón de personas entre 2011 y 2015, puede haber reducido en más de dos puntos la tasa general de participación

  5. Carlos dice:

    Compañero, un R^2 del 24% significa que prácticamente no hay correlación…

Comments are closed.