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Bajo los adoquines, los anticonceptivos (I)

2 Jun, 2015 - - @politikon_es

La autonomía reproductiva y la libertad sexual de las mujeres son viejos temas de la agenda feminista. El grado de control de las mujeres sobre su propio cuerpo es uno de los rasgos distintivos de las sociedades liberales. Hasta mediados del siglo XX, las leyes que coartaban lo que hoy vemos como el corazón de la libertad sexual eran ubicuas incluso en las sociedades más modernas. Este cambio cualitativo es una pieza central de la evolución que comienza hacia finales de los años cincuenta en Occidente, con la progresiva destradicionalización y evolución hacia valores menos materialistas y se suele ver como consolidada con los movimientos juveniles de los sesenta. ¿Qué hay detrás de esta evolución?

Hace una década y media, la revista The Economist publicaba un artículo poniendo de relieve el papel central de un factor: la píldora anticonceptiva. Desde esta óptica, uno de los grandes revolucionarios del siglo XX fue un judío de origen austriaco que murió el mes de enero de este año. El invento de Djerassi convirtió la maternidad en algo responsable y controlable, separado del comportamiento sexual, y con ello hizo que se tambaleran las raíces de la sociedad tradicional. En esta primera entrega nos fijamos en como la difusión de la píldora anticonceptiva afectó al estatus socioeconómico de las mujeres, mientras que en la próxima entrega veremos como afectó a la libertad sexual.

La emergencia de la mujer profesional…

La historiadora Claudia Goldin ha defendido que el cambio que ocurre en el mercado de trabajo femenino a partir de los sesenta es un cambio revolucionario. No se trata solamente de un aumento de la participación laboral de las mujeres: esta aumento establemente a lo largo de todo el siglo. El cambio más interesante, según Goldin, ocurre en el papel que pasa a ocupar el trabajo en la vida de las mujeres. Cada vez más, dejan de ver su ocupación como una forma de subsistencia y pasan a verlo como parte de su identidad; dejan de percibirlo como un trabajo subsidiario en la familia a la renta de sus maridos y más como su profesión, una parte esencial de su independencia como mujeres. Al pasar a ocupar un papel mucho más importante en su identidad, a la hora de negociar el reparto del trabajo doméstico, las mujeres pasan a estar mucho más unidas a sus trabajos que en el pasado y la toma de decisiones pasa a ser más «democrática» respecto a encontrar un compromiso entre carreras profesionales.

Estos cambios cualitativos pueden percibirse en los siguientes gráficos (sacados de Goldin AEA 2006). En primer lugar, vemos el siguiente gráfico que representa la evolución de la brecha entre sexos en sus prioridades vitales:

reconocimiento_peso_mujeres

Lo que vemos es que la brecha cae progresivamente en los tres ámbitos y los hombres y mujeres pasan a tener prioridades socio-profesionales más parecidas. Pero la parte más interesante está en el cambio del patrón profesional que aparece en las mujeres:

ocupaciones_mujeres

Desde finales de los 60, las mujeres empiezan a bascular hacia ocupaciones con más proyección profesional -dónde la antigüedad supone ganar más a lo largo de la vida- que son también las que requieren más inversión en educación. Es éste el cambio fundamental: para que las trayectorias profesionales largas sean posibles, es necesario ser capaz de tomar decisiones -educación, matrimonio, participación laboral- con un horizonte de decisión a largo plazo: educarse durante periodos de tiempo más largos, aspirar a trayectos profesionales con una «curva de inserción» más larga y, para ello, retrasar la edad del matrimonio y de la maternidad.

…y el poder de poder elegir cuándo ser madre.

¿Qué papel puede tener la píldora en la inserción laboral de las mujeres? Claudia Goldin y Lawrence Katz (JPE 2002) lo plantearon de forma simple: la píldora redujo drásticamente el coste de posponer la decisión de formar un hogar. En ausencia de anticonceptivos, las relaciones sexuales regulares terminaban en embarazo antes o después. La única forma de evitarlo era la abstinencia. El sexo prematrimonial tenía no solo un coste económico y personal derivado del riesgo de embarazo no deseado fuera de la unidad familiar, sino también uno social derivado de su estigmatización. Teniendo que entre la abstinencia y estos costes, el incentivo para casarse y dejar el mundo profesional temprano era alto.

Además de este efecto directo reduciendo el «coste» del sexo recreativo entre solteros, hay un efecto indirecto a través del mercado matrimonial. A una edad determinada, la probabilidad de encontrar pareja no es constante, sino que depende de la cantidad de hombres y mujeres que quedan solteros en ese momento. Aunque una mujer estuviera dispuesta a tener una actitud conservadora hacia el sexo para prolongar su carrera profesional, si la mayoría de los hombres de su generación se casan a los 20 años, cuando decida buscar pareja no quedarán hombres solteros. Cuando todas las mujeres de una cohorte deciden posponer el matrimonio, es menos costoso hacerlo individualmente porque menos hombres están ya emparejados.

Goldin y Katz muestran en su artículo que el uso de la píldora afectó tanto a la edad de matrimonio como al acceso a profesiones intensivas en capital humano -abogadas, farmacéuticas, médicos, profesoras de universidad. Explotan el hecho de que la píldora se difundió de forma desigual y progresiva por distintos estados de EUA. Si la variación en el uso de la píldora estuviera asociada -controlando por otros factores relevantes- a la variación de edad media de matrimonio y al acceso a ocupaciones de perfil educativo alto, tendría sentido pensar que hay una relación de causalidad va de la implantación de la píldora hacia el estatus de las mujeres en el mercado laboral. El análisis estadístico sugiere que en efecto es así. Este ejercicio es válido porque la rebaja de la edad de acceso a la píldora, argumentan los autores, no venía influido por una demanda social, sino por la guerra de Vietnam.

Martha Bailey (QJE 2006) siguió la misma agenda de investigación para mostrar otros efectos de la píldora. Mientras que Goldin y Katz se fijan en el efecto en la edad de matrimonio y en el acceso a profesiones cualificadas, Martha Bailey se fija en la fertilidad y la incorporación al trabajo del conjunto de la mano de obra femenina. Usando también la variación en las leyes estatales, se encuentra que la píldora aumentó el número de horas trabajadas por las mujeres (y no solo en las ocupaciones más cualificadas) y la edad media a la que se tiene el primer hijo.
La interpretación de este resultado es que el principal efecto de la píldora se canaliza a través del timing de la decisión de ser madre. Al permitir elegir el momento adecuado para ser madre, la píldora no afectaba tanto a cuántos hijos se tienen, sino a cuándo se decide tenerlos y con ello permite tomar decisiones profesionales a largo plazo.

Cuando se habla de los factores que propiciaron la incorporación de la mujer al trabajo, es frecuente poner el acento sobre los cambios legales, las mutaciones en las mentalidades o el papel de los movimientos feministas. Con menos frecuencia, se pone el acento sobre los cambios económicos, como la evolución hacia una economía basada en los servicios y el capital humano dónde la fuerza contaba menos y las mujeres podían tener un papel protagonista. Sin embargo, es aún menos frecuente se menciona como los cambios en la «tecnología» (entendido de forma amplia) afectaron a la organización social. En este post, hemos hemos visto que, al permitir a las mujeres controlar el timing de sus decisiones de maternidad, la píldora cambió decisivamente el estatus sociolaboral de las mujeres.


24 comentarios

  1. Alnair dice:

    A parte de los científicos que inventaron la píldora no hay que olvidar a dos grandes mujeres que promocionaron y financiaron las investigaciones que la hicieron posible:
    Katherine McCormick (http://en.wikipedia.org/wiki/Katharine_McCormick) y Margaret Sanger (http://en.wikipedia.org/wiki/Margaret_Sanger)

  2. Manu Oquendo dice:

    Los ciclos culturales son más largos que las vidas laborales y todavía no somos capaces de vislumbrar los efectos de los cambios que los poderes que se dedican a ello van instaurando socialmente.

    Muchos de estos efectos son inesperados, otros son buscados.
    Hoy la UE anda en torno a los 400 ó 450 millones. África unos 1200.
    En ochenta años África estará en torno a los 4000 millones y Europa, que para entonces ya será firmemente «Eurabia» seguirá al filo de los 500 con una mayoría musulmana.

    Es evidente que si Occidente no cambia, el escenario anterior –manejado de modo cotidiano por demógrafos y analistas geopolíticos– lo que va a resultar irrelevante es hablar de nuestros hábitos sexuales –salvo como curiosidad– porque estas mujeres y hombres se habrán extinguido sin descendencia y su recuerdo será una anécdota más.

    En el número de esta semana de The Economist viene un análisis bastante lúcido de lo que, de momento, va pasando con los varones menos favorecidos de Occidente. Los millones de Drop Outs estructurales.
    Tenebroso panorama. El de ellos, el de sus mujeres y el de sus hijos.

    Las sociedades necesitan ciertos valores y una visión atractiva y trascendente del ser humano.

    Esto era patrimonio de Occidente pero ya no. Además ha dejado de ser atractivo para gran parte de la Humanidad.

    Estas fotos explican que algo occidental ha dejado de ser un modelo atractivo.

    http://www.obamaworld.es/2011/12/04/como-ha-cambiado-el-mundo-arabe-desde-1959-en-cuatro-fotos/

    • Mr. X dice:

      Si África tiene 4000 millones, ¿qué tendrá el mundo, 15 000 millones, 20 000?
      No se preocupe por el fin de la civilización occidental o sandeces como «Eurabia», si se cumpliera esa profecía demográfica, mucho antes de llegar a ese punto, la especie humana habría descendido al canibalismo o estaría matándose masivamente entre sí debido por falta de alimentos y recursos naturales, ya que esa población es insostenible para el planeta.

      • Fenix dice:

        La cuestión no es «La Humanidad», sino los grupos culturales que la forman. Africa no tendrá 4.000 millones, pero Europa puede tener 700 millones importando los excedentes demográficos africanos, si crea espacio demográfico para ellos.

        La cuestión es que al final el régimen demográfico malthusiano es el único compatible con el modelo evolutivo darwiniano (y ese modelo evolutivo vale para la información genética y la cultural), y a ese atractor convergemos mas o menos rápido todos los seres vivos.

        Las formas en que los grupos biológicos con estrategia K-reproductiva se sostienen en equilibrio, implican el aislarse de los grupos con estrategia r-reproductiva, y defender su nicho ecológico.

        De momento en Europa Occidental hemos renunciado a esa estrategia sostenible, y estamos en una trayectoria insostenible, pero lo insostenible se corrige de una u otra forma.

        Ya observamos esa corrección en Europa Occidental con el remplazamiento de la población insostenible, y en Rusia con la restauración de la estrategia aislacionista.

        Por supuesto, podemos ser optimistas y pensar que las sociedades de Oriente Medio y Africa estan a punto de hacer su transición a una estretegia K-reproductiva (sus tasas de natalidad han caido más rapido que ninguna otra en la historia en los últimos 30 años). Pero no veo motivos para no elegir la estrategia mas aislacionista posible hasta que la trayectoria demográfica de nuestros vecinos sea compatible con la nuestra. Porque equivocarse en esto es ir al conflicto étnico o a la extinción.

        • Mr. X dice:

          No existe ninguna estrategia aislacionista posible. No funcionó a los chinos con la gran muralla, ni a los romanos con los pueblos bárbaros, ni le sirve ahora a los norteamericanos con todo su poderío tecnológico en su frontera sur, ni les sirve a los rusos (Siberia se va a llenar de chinos más pronto que tarde, de hecho ya hay muchos matrimonios mixtos). Los pueblos se han desplazado desde siempre cuando en sus territorios de origen no encuentran sus necesidades básicas cubiertas, y lo seguirán haciendo en el futuro.

          Por otro lado, y desde un punto de vista más filosófico, recuerdo algo que escribe Marguerite Youcenar en Memorias de Adriano. En cierto momento el emperador comenta que antes le inquietaba pensar en un godo o en un cristiano ocupando su puesto, pero ya no, ya que un godo o un cristiano que ocupe su puesto al final se terminaría pareciendo bastante a él, y que había comprendido que ese era el verdadero sentido de la inmortalidad de Roma.

          • heathcliff dice:

            Sí existe una estrategia. Sólo hace falta llevarla adelante y tener voluntad de hacerlo. Si le funcionó a los belgas en el Congo, puede volver a funcionar. Y baste a buen entendedor…

            Otra cosa es que a nuestro finísimo pellejo le agrade una cosa así…

          • Fénix dice:

            El argumento de Adriano es solido, pero llegar a ese punto exigió pasar por el medievo, con todas sus incomodidades.

            Yo mas bien apuesto por imitar a Diocleciano, constantino y Justiniano, que fueron los que gestionaron mas admirablemente el declive del Imperio Romano, en base a una reacción militarista y tradicionalista.

            De todas formas estas cosas no se eligen: simplemente ocurren.

            • Mr. X dice:

              Creo que una vuelta al tradicionalismo en Europa es bastante improbable. Tampoco sabemos el resultado final de esta larga guerra civil en el mundo árabe a la que estamos asistiendo. Y si conseguiremos sacudirnos en las próximas décadas nuestra dependencia de los combustibles fósiles, que en el fondo es el único lazo real entre los países de Oriente Medio y nosotros.

              En cualquier caso, en lo que sí estoy de acuerdo es en lo último: la historia simplemente ocurre, y uno va gestionando sus consecuencias.

  3. Andrés dice:

    No consigo entender cómo un artículo sobre los métodos anticonceptivos acaba despertando un debate sobre el peligro islámico o algo así. Debe ser que el infierno ya no asusta a nadie y algunas personas precisan su dosis diaria de terror irracional. En fin, passim…
    Sobre el tema de la entrada, que me parece más debatible en términos racionales, debo decir que me parece interesante, pero que peca de algo común en muchos de los que tratan temas parecidos: parece referirse sólo a la incidencia de la píldora en la mujer con formación universitaria. Ciertamente fue en ese medio donde su uso se extendió en primer lugar. Pero afortunadamente ahora es casi universal, al menos en los países desarrollados y en bastantes otros menos desarrollados. No sólo las doctorandas usan métodos anticonceptivos, también lo hacen las cajeras de supermercado: no por un proyecto de improbable carrera profesional, sino por conservar su puesto de trabajo en el peor de los casos, o para disfrutar que les otorga su menguado salario en el mejor de ellos. Quiero decir que su móvil no es la voluntad de éxito profesional sino la autonomía personal que proporciona el salario. Quienes tenemos unos años recordamos que aún en los 80 se oía a mujeres declarar con orgullo que ellas no trabajaban «por que no les hacía falta». Ahora por el contrario la condición de «ama de casa» es vivida como casi vergonzante y las que lo son no suelen declararlo espontáneamente.
    En lo que se refiere al «mercado matrimonial», también se han producido cambios importantes. La proporción de personas solteras se acerca a un tercio de los adultos, una cuarta parte de los nacimientos son de madres no casadas, sin que ello las estigmatice para nada (otra cosa es que afecte a sus condiciones de vida) y se empiezan a popularizar los métodos de fecundación artificial. En definitiva, que las mujeres están empezando cada vez más a hacer su vida en función de sus propios deseos y preferencias. Sus miedos al embarazo ya no son morales, sino laborales.
    No sólo a quien planifica una carrera empresarial le afecta la maternidad. También a quien se plantea con quien dejar a la criatura ahora que muchas trabajadoras del comercio trabajan hasta los domingos. La caída de la natalidad, el retraso del primer parto…se han producido casi paralelamente en todas las clases sociales, y, no pueden explicarse pues en términos sólo pertinentes para el cuartil superior de ésta. Ya sé que el «capital humano» es más cool, pero, que le vamos a hacer, también existen las proletarias (esa cosa tan antigua)

    • Luis Abenza dice:

      Hola Andrés,

      Gracias por el comentario. El artículo de Goldin y Katz sí se fija principalmente en las mujeres con educación superior; pero el de Martha Bailey de 2006 que reseño en el último párrafo sí hace referencia a lo que apuntas.

      En relación con lo que comentas del mercado matrimonial hay varias cosas que me interesan. Primero, los nacimientos fuera del matrimonio no son necesariamente fuera de la vida en pareja; pero cuando se produce el efecto de la introducción de la píldora esto no era así. Me parece razonable decir, además, que hoy tenemos uniones menos estables en parte gracias a que ha habido un cambio tecnológico que ha hecho menos rentable tener una familia con una división del trabajo tradicional -caida de la brecha salarial; aparición de los electrodomésticos, etc… Tengo que hablar de esto en otro post.

      Segundo, la estigmatización del sexo prematrimonial es probablemente un subproducto de los riesgos que acarreaba en un mundo sin anticonceptivos; esto es lo que comentaré en la segunda parte del post.

  4. Manu Oquendo dice:

    Convendría pensar las cosas despacio y haciéndonos preguntas. Del tipo — «y esto ….¿por qué pasa?» o «esto a quién conviene»

    En estas cuestiones solemos reaccionar emocionalmente y con aprovechamiento selectivo de información. Descartamos la que emocionalmente no nos gratifica.

    Ahora mismo, el modelo que promociona el sistema de poder, –el capital simbólico, el derecho, la coercitividad y toda la propaganda–, es la multiculturalidad que, –oh casualidad–, es lo que necesita el Consenso de Washington (1) desde los años 80 para poder extender sus diez mandamientos globales. Libre circulación de mano de obra. La tercera pata de la vigente estructura de poder.
    Justo el modelo que nos lleva a ser asintóticos con Vietnam mientras la consabida cohorte de panderetas nos canta las excelencias de la diversidad.

    Lo que está claro es que no nos reencarnamos en gente con genes diferentes y que los nuestros se acaban muy rápidamente si no hay niveles reproductivos suficientes.

    Por tanto, los modelos de comportamiento reproductivo de occidente garantizan que culturalmente estamos muertos y genéticamente también.
    Nos reemplazarán otros y además hemos dejado de resultarles culturalmente atractivos como muestra el fantástico enlace que ya conocemos.
    http://www.obamaworld.es/2011/12/04/como-ha-cambiado-el-mundo-arabe-desde-1959-en-cuatro-fotos/

    No pasa nada pero convendría también preguntarse por qué se suicidan las sociedades. O por qué colapsan.
    Hay mucho escrito al respecto.

    Saludos

    (1) Paper de John Williamson (padre del término) «From the Washington consensus towards a new global governance» September 2004.

  5. Fenix dice:

    Manu, yo estoy de acuerdo con usted en que las consecuencias geopolíticas de los diferenciales de la natalidad y de los flujos migratorios importan, y por supuesto esas consecuencias de los anticonceptivos merecen discutirse.

    Pero tampoco caiga usted en una narrativa demasiado simplificadora: hay mas velos en la foto, pero también mas mujeres, y la transición demográfica es un fenómeno general (Marruecos tiene hoy una natalidad mas baja que la de la España de 1975, e Iran ya ha caido por debajo del reemplazamiento). Desde luego, a la velocidad a la que se mueven las migraciones, y a la que evolucionan los acontecimientos políticos, la convergencia demográfica puede no llegar hasta que sea demasiado tarde.

    Pero las extrapolaciones lineales de tendencias demográficas tienen una larga historia de fracaso. Mire lo que se decía a finales del s.XIX sobre el balance étnico en EEUU (por otra parte, en Suráfrica, las previsiones de principios del siglo XX si se cumplieron).

  6. Manu Oquendo dice:

    Cito de una publicación de demógrafos profesionales_

    «Una de las realidades inquietantes del siglo XXI es que los países en vías de desarrollo concentran más de 4,7 mil millones habitantes, con un crecimiento promedio anual de de 1,8%, mientras que los países desarrollados aglutinan 1,1 mil millones habitantes, con un crecimiento promedio anual de 0,4%»

    http://apuntesdedemografia.com/2011/01/12/algunas-consecuencias-geopoliticas-de-los-procesos-demograficos-actuales/

    Una cosa es extrapolar los datos a ciegas y otra leer a los profesionales de la materia.
    Wishful thinking es creer que las cosas no pasarán porque no nos gustan y no hacer nada por ello.

    Los gobiernos occidentales no han hecho un carajo para dar sentido a la vida de sus ciudadanos. Al contrario, se han esforzado en desarrollar políticas que nihilistas.

    Y como la vida carece de sentido en las sociedades occidentales pues pasa lo que pasa: se encoge y propende a reducirse mientras otros ocupan el espacio que va quedando libre.

    Saludos.

    • Fénix dice:

      De verdad quiere usted al gobierno en el negocio de dar sentido a la vida humana? Mire que durante el s XX se intentó muchas veces…

    • Aloe dice:

      Los liberales individualistas preocupados por el Estado opresor que nos hace esclavos redistribuyendo… que creen que el Gobierno debe darnos un sentido de la vida a los ciudadanos, ME MARAVILLAN sin tasa.

    • Epicureo dice:

      Manu, desde los años 80 los gobiernos (y otros poderes más poderosos que los gobiernos) se han esforzado en inculcar en la población ideas como que la sociedad no existe, sino solo los individuos, la codicia es una virtud, el mercado da a todo su justo valor, y el sentido de la vida consiste en ser felices y pasarlo bien haciendo lo que quieras. Se llama liberalismo.

      No nos vamos a extrañar, entonces, de que los occidentales (y la gente de casi todas las otras culturas, cada vez más influida por la civilización occidental) seamos poco aficionados los sacrificios que conlleva tener hijos. Procuramos tener uno (o como mucho la parejita) por «la experiencia», pero no más.

      Las proyecciones demográficas que citas no tienen en cuenta que la transición demográfica es cada vez más rápida, y por eso fallan sistemáticamente, por muy profesionales que sean.

      En cuanto un país alcanza el grado de desarrollo suficiente para que la mortalidad infantil desaparezca y TODAS LAS NIÑAS VAYAN A LA ESCUELA (este es el anticonceptivo más eficaz del mundo, no la píldora) la natalidad baja rápidamente al nivel de sustitución. Incluso en un país regido teocráticamente como Irán, en solo 15 años (1986 a 2001) la fertilidad bajó de 6 a 2 hijos por mujer. Eso sí que es una revolución y no la islámica. No hay que dudar de que también en África ocurrirá lo mismo; lo que hay que hacer es procurar que ocurra más temprano que tarde.

      • Aloe dice:

        Dado que ha habido tantas religiones y gobiernos que se han esforzado en prohibir y criminalizar la anticoncepción, yo diría que ese egoísmo ha debido existir antes.

        Tanta gente adora el altruismo en los demás…

        • Epicureo dice:

          Ojo, que yo no digo que esté mal. Es una respuesta a lo que dice Manu Oquendo de que en occidente la vida «carece de sentido». Yo creo que sí lo tiene y es el que he descrito, sin juzgar. De hecho es un sentido mucho mejor que otros, como pueden ser conquistar imperios, aniquilar infieles, etcétera (por eso algunos criminalizan la la anticoncepción: fabricar carne de cañón). Los seres humanos somos como somos, y predicar el puro altruismo nunca llegó muy lejos.

          Y más importante que eso, es la idea de que en cuanto las mujeres tienen un mínimo de cultura y de libertad, la natalidad baja drásticamente. Y me parece estupendo. No hacen falta coacciones para estabilizar la población.

  7. Aloe dice:

    Europa ha sido un rincón del mundo casi toda la historia de nuestra especie. Los últimos siglos son una excepción (que ha tenido consecuencias para el futuro, pues loa excedentes de población europea llenan ahora otros dos continentes). Que esté ahora volviendo el péndulo no es más que lo que cabe esperar.

    Volviendo al tema a mi me gustaría ver analizado el tema de la contraconcepción de manera más completa. Los anovulatorios no han sido el primer anticonceptivo de la historia. Incluso los condones (que se siguen usando) llevaban imventados como un par de siglos, y otros métodos de barrera (pesarios, esponjas y seguro que otros) llevaban mucho más.
    La cuestión es que los anticonceptivos eran tabú, su difusión en general era problemática o clandestina, y recomendar o informar públicamente sobre ellos, directamente ilegal.
    Esto es lo primero que estaba cambiando en los 50-60 (aunque solo en algunos países y no sin restricciones): que antes siquiera de que mejorasen los anticonceptivos disponibles, tenía que ablandarse la rígida censura legal y social sobre ellos. Creo que hoy los anovulatorios no son el anticonceptivo más usado, y si en este momento no dispusiéramos de ellos nos arreglaríamos bastante bien, incluso con métodos barrera perfeccionados pero no de concepto novedoso.
    La diferencia que marcaron entonces los anovulatorios sí que fue drástica y fundamental, pero precisamente por la característica social de ser un asunto tan tabú y tener las mujeres tan poca autonomía. Y fue a través de dos propiedades que tienen:
    Una, los anovulatorios son muy, muy seguros. No dejar margen al fallo es efectivamente fundamental si te juegas tu reputación y poco menos que tu vida.
    Dos, su uso no requiere actitud positiva y colaboración por parte de la pareja. No requiere siquiera que esté enterado.

    Para resumir lo que quiero decir: la novedad de los anticonceptivos orales fue disruptiva no porque en sí misma fuera una novedad absoluta, sino porque se juntaron una mejora considerable en sus prestaciones con

    • Aloe dice:

      … un cambio social que los permitió, no sé si decir «previo» o «en curso».
      Si la ideología, la posición de las mujeres y las reglas sociales hubieran sido otras, los anticonceptivos tradicionales y clandestinos hubieran ido perfeccionándose como tantas otras tecnologías durante la baja edad media y la industrialización y difícilmente veríamos ese fenómeno de ruptura casi repentina.

    • Aloe dice:

      Disculpas por el comentario partido y alguna repetición. Escribir desde el móvil tiene estas cosas.

  8. […] y por tanto hicieron que no tuviera sentido tener una división tradicional del trabajo; los anticonceptivos permitieron a las mujeres retrasar su edad de matrimonio y planificar carreras profesionales más […]

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