Es difícil saber si la llamada “nueva política” logrará acabar con el bipartidismo pero lo que no hay duda es que tiene números de llevarse por delante a Izquierda Unida y UPyD. No sin zozobra, por cierto. De un lado los magentas se han partido por la mitad con la dimisión de varios diputados nacionales del consejo de dirección, aderezado todo con el debate sobre el pacto con Ciudadanos. Aunque la cúpula reconoce los malísimos resultados de Andalucía ha resuelto que va a mantener dirección y rumbo. Izquierda Unida, por su parte, sigue sumergida en una guerra intestina en Madrid, con Tania Sánchez fuera de juego y su candidato local integrado en la lista de Ahora Madrid. En Andalucía han perdido representación tras el gobierno de coalición con el PSOE y cada vez están más orillados, con todos los sondeos dándoles a la baja
¿Qué les ha pasado a estos partidos? ¿Tienen el mismo riesgo de extinguirse? ¿Cómo afecta su organización interna? Una guía provisional para no perderse.
1. Elecciones europeas; el pecado original
Las elecciones europeas de mayo cambiaron todo el panorama político en España. Lo curioso es que los recién llegados y sus líderes tuvieron números para ser parte de aquellos que hoy van a devorar. La idea inicial de Pablo Iglesias (o eso se dijo) era forzar una apertura en Izquierda Unida, la cual por entonces renegaba de las primarias y designó a Willy Meyer, un candidato de dudoso tirón para capitalizar la mejor ventana de oportunidad de IU desde los años noventa. Ante esta situación, Podemos optó por ir a la suya y su éxito se funda justamente en mostrar como con el mismo programa pero con una mejor comunicación es posible salir de la irrelevancia electoral.
Los magentas, por su parte, volvieron a dar portazo a Ciudadanos, un partido con el cual ya habían tenido varios intentos fallidos de negociación. Es conocido que tanto la estructura de votantes como el programa de ambos partidos es casi idéntico pero prefirieron ir en solitario en todas las convocatorias desde 2008. Probablemente la principal razón es la conocida antipatía entre sus líderes, la misma que hizo que Cs fuera desarrollando su propia estructura cuyo desorden y poca cohesión fue alegada para no hacer el pacto – no olvidemos el timing, la expansión es posterior al no. En las europeas pudo verse que Ciudadanos tuvo capacidad para obtener votos en Valencia o Madrid, lugares naturales de los magentas, algo que debería haber hecho saltar las alarmas. Ahora es tarde.
2. Cuando ya no hablan de tus temas
Un elemento importante de las elecciones europeas es cómo generan un cambio en los temas clave sobre los que habla el electorado y lo orienta hacia la conocida dicotomía ellos-nosotros, colocando el eje anti-establishment en la agenda de manera muy clara. Esto obliga a todos los actores a moverse. Sin embargo, para entender en qué medida las formaciones pueden adaptarse más o menos rápido hay que ver cuáles son sus orígenes programáticos. UPyD es un partido que surge muy centrado en el tema de la lucha contra ETA, ya en sus estertores, y en una fase de la crisis en la que el Estado de las Autonomías era central. Se hablaba de embajadas y coches oficiales. Solo más adelante intenta reciclarse en temas de lucha contra la corrupción pero no logra capitalizarlo por su dependencia del discurso original.
En Izquierda Unida la resistencia surge porque aunque sus electores demandan procesos de “unidad” contra la oligarquía, su larguísima trayectoria organizativa, en parte entroncada en el PCE, ofrece continuas objecciones. La razón es que la renuncia a las propias siglas supone una pérdida simbólica relevante para una gran cantidad de cargos y militantes que tienen una dilatada trayectoria dentro de la organización. La retórica, que además supone el abandono del compromiso de defender una ideología de izquierdas a cambio de experimentos à la Laclau, hace poca gracia. Así y todo en el nivel local se logra transigir, pero para IU este nuevo marco discursivo es desconcertante.
3. El efecto Mateo; apuntados al carro ganador
Un pasaje de la Biblia atribuido a San Mateo dice que “aquel que más tiene más se le dará, y al que menos tiene, se le quitará para dárselo al que más tiene”. Eso es exactamente lo que está ocurriendo en el caso de Ciudadanos y Podemos; se están beneficiando de ser los carros ganadores frente a UPyD e Izquierda Unida. O dicho de otra manera, que tanto para un elector situado a la izquierda del PSOE como uno que se ubique en el centro o centro-derecha los nuevos partidos son una alternativa viable con capacidad de obtener representación. Son el nuevo voto útil del electorado insatisfecho con el funcionamiento del sistema político a ambos lados del espectro político.
Además, lo más probable es que esto tienda a incrementarse. Primero, porque la división erosiona a los partidos políticos que la sufren y esto acelerará la percepción de que UPyD e IU son una jaula de grillos, enajenando a más votantes en favor de los nuevos partidos, todavía cohesionados al tener el viento a favor. Y segundo, que en Andalucía al menos el campo era mucho más autonómico en términos de discurso pero que en mayo el debate se va a “nacionalizar” mucho más. Como ya se ha discutido otras veces, en elecciones concurrentes los votantes no distinguen bien entre los niveles a los que votan. Por lo tanto, por definición, marcas y candidatos nacionales van a pesar más con independencia de lo bien que lo hayan hecho las ramas regionales o los concejales de pueblo.
4. Dime de dónde vienes, te diré a dónde vas
La capacidad que tienen los partidos para reaccionar es condicional a cómo han construido sus organizaciones. La ley de la disparidad curvilínea de May dice que los militantes siempre son más inflexibles que votantes y líderes, más interesados en ganar elecciones. Revisiones posteriores dicen que lo que hay es lucha entre ideólogos y pragmáticos en todos los estratos. Sea como sea, en el caso de IU es una formación integrada de corrientes, plural y con una trayectoria desde el principio de la democracia. Más todavía, dispone de cuadros medios y locales de larga raigambre que son autónomos, operando al margen de que saques resultados como los de 2008. Eso da algunas claves, como luego explicaré, sobre cómo la lucha pragmáticos-ideológicos ha podido ir variando según el territorio dada su estructura descentralizada.
Caso aparte es UPyD. Yo creo que a veces perdemos la cuenta que este partido nace de un núcleo duro de «resistentes» del terrorismo, lo que les hace especialmente proclives a la inflexibilidad. Esto explica el énfasis que hay en los principios, con más ideólogos que pragmáticos. Pero además, como ya detallé aquí, se trata de un partido totalmente leninista en su modelo de crecimiento; se ha basado en ir penetrando en los territorios de manera lenta con no pocas disidencias y expulsiones para asegurarse de pilotarlo todo desde la cúpula (¿Os suena?). Se trata de un modelo macro-cefálico que no ha permitido que pueda emerger ningún liderazgo alternativo en ninguna baronía territorial – con la única excepción de Asturias. De ahí que la actuación de la dirección nacional sea más complicada de quebrar; apenas hay estructura autónoma fuera de ella.
5. La disolución de la marca y el sacrificio ritual
Finalmente, la reacción de Izquierda Unida y de UPyD ante esta situación de emergencia ha sido diametralmente opuesta. Izquierda Unida ha acelerado el reemplazo generacional, al menos en el nivel federal. En el nivel local, IU se ha disuelto en medida de lo posible en candidaturas amplias, pudiendo hacer de la necesidad de Podemos de no exponerse demasiado en los municipios la virtud para salvar a buenos cuadros locales. Es posible que esto haga que el golpe del ciclo adverso no se note tanto, excepción hecha de Madrid. Es verdad que supone hacer esfuerzos por disolverse, pactar con otros y meter independientes en listas, pero al menos está en sus manos y variará según el municipio. En el nivel autonómico sí que va a tener más problemas.
Los magentas, sin embargo, han tomado la decisión de inmolar a los suyos en las elecciones de mayo. Aunque saben que su líder ahora resta más que suma, son conscientes del fracaso de su estrategia y de lo delicado de su situación, han preferido no hacer nada hasta después de las elecciones. Es decir, la dirección nacional ha decidido pedirle a todos sus cuadros medios y locales que pierdan primero las elecciones, no superando las barreras del 5%, y que después ya cambian la estrategia o los líderes. Está claro que las bases y cuadros magentas tienen muy pocos incentivos para permanecer impasibles y convertirse en las víctimas propiciatorias. Al final, va ser dudoso que alguien en pie para disputarle el liderazgo a la línea oficial del partido.
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Vamos a ver muchas transformaciones en el sistema de partido durante este año y tanto IU como UPyD están en una tesitura muy delicada. Es probable que que por organización y estrategia Izquierda Unida tenga más opciones de sobrevivir al vendaval que los magentas. Pero bueno, en mi opinión no podemos culpar a los votantes en este contexto por querer votar a un partido viable para cambiar las cosas, para conseguir representación que forme/ condicione gobiernos y políticas. Otra cosa es que haya quien prefiera tener un partido con más principios que votantes. Me parece respetable pero que no se le olvide, hasta en Dinamarca hay partidos extraparlamentarios.
Buena guía. La referencia es la relación Llamazares-Rodríguez Zapatero. Es evidente que Rodríguez Zapatero no era el líder comunista que querría la mayoría de los simpatizantes de IU. Sin embargo, era lo máximo a lo que podían aspirar dadas las circunstancias. Rodríguez Zapatero necesitaba el apoyo de IU. El dilema estaba claro: si apoyaban a Rodríguez Zapatero la izquierda que ellos representaban en buena medida perdería su voz, si se oponían a Rodríguez Zapatero perderían la oportunidad de tener un presidente lo más cercano posible a sus posiciones. Le apoyaron y casi desaparecen ellos, su voz y la política que tanto les gustaba de Rodríguez Zapatero.
Pero, al final la cuestión sigue siendo la misma: la confianza. Si se quieren cambios pero no se confía en el agente del cambio, suele ser preferible mantener tu propia voz e intentar convencer al máximo número de votantes de que ese es el camino. Si se confía en el agente del cambio, lo mejor es subirse al carro, y no arrepentirse de haber perdido una oportunidad.
Un cordial saludo.
Interesante artículo, pero incómodo de leer. Muchos errores de sintaxis.
[…] UPyD e IU: más principios que votantes […]
Lo de IU es un clásico que ya se vivió en en 1982 con la arrasadora llegada al poder del PSOE, el PCE pasó de 25 a 5 diputados, se produjo una desbandada de cargos del PCE hacia el PSOE, muchos de ellos directamente fueron a ocupar cargos oficiales. De aquella derrota acabó pagando los platos rotos Santiago Carrillo, que acabaría fuera del PCE creando aque liliputiense partido de nombre PT (Partido de los Trabajadores), cuyos miembros años más tarde decidieron incorporarse al PSOE, de aquellos barros surgio algo parecido a IU al calor del referendum de la OTAN.
Con esto quiero decir que no es una situación nueva para IU, la duda es saber si en esta ocasión el futuro deparará una situación histórica como el referendum de la OTAN para renacer de las cenizas.
Lo de UPyD es casa aparte, les quedan dos telediarios.
El resultado de las elecciones no significa para nada que la gente sepa lo que vota
-. En Andalucia el PSOE lleva ganando 30 años y eso no significa que sea lo mejor para Andalucia , y además el PSOE volvio a ganar sin perder un solo escaño teniendo el robo masivo de los EREs y sindicato UGT con los cursos de formacion para parados
-. Zapatero gano las elecciones DOS veces y eso no significa que los votantes eligieran al mejor presidente para España
-. El Revolucionario de izquierdas , Hugo Chavez gano las elecciones en Venezuela y eso no significa que fuera la mejor eleccion por parte de los votantes
-. El Nacional-Socialista , Adolfo Hitler gano las elecciones en Alemania y eso no significa que los votantes no fueran engañados
… etc …
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FRASE del DIA : ‘ El lenguaje de la verdad debe ser simple y sin artificios ‘( Lucio Anneo Séneca )
…Y para rematar los clavos de mi tumba, echo la culpa a los votantes y los comparo con los de Hitler. Haciendo amigos.
Por cierto, OBIS, seas persona o colectivo, o bien un sosias de Rosa Díez o de Gorriarán, deberías reflexionar sobre la parte de culpa que puedas tener TÚ en la debacle. Llevas años copando todos los foros de Internet con tus loas a UPyD y tus exabruptos a Ciudadanos. Me gustaría saber cuántos indecisos has arrojado en brazos de este último partido, básicamente para darte en las narices.
El tercer punto debería ser «apuntaos al carro ganador» (si es una forma imperativa).
¿Se le ha pasado por la cabeza a algún analista político de Politikón que tal vez los votantes de UPyD no quieran unirse a Ciudadanos?
Pues mi sensación es la contraria, son los votantes de UPyD los que estarían encantados de unirse a C’s. Otro tema son los motivos para que la dirección no lo haga.
Como votante de UPYD que he sido desde su nacimiento, debo decir que siempre esperé una unión con Ciudadanos y siempre me decepcionó la contumaz negativa a hacerlo, no sólo de Rosa Díez, sino de todos los que ahora huyen en desbandada entre alaridos. Lo mínimo que debería hacer una tripulación que enfila el barco hacia un iceberg sin amotinarse y desoyendo todas las advertencias, es hundirse con dignidad junto con su capitana.
Ciudadanos es un partido marcadamente escorado a la derecha que UPyD, no es comprensible que uno se pase de un partido a otro si no es por puro interés electoralista.
Por otro lado, Ciudadanos, en su proceso de expansión y fagocitación de partidos locales, ha dejado entrar a muchísima chusma en el partido. Un partido que presume de honestidad como UPyD no puede unierse a alguien que no mantiene los mismos principios de higiene electoral.
Prefiero que UPyD muera como un partido socialdemocráta y honesto a que sobreviva como uno de derechas y corrupto. Una cosa es el pragmatismo y otra desvirtuar el proyecto.
La negativa a pactar es anterior al crecimiento de Ciudadanos. Pudo ser inteligente en un principio, cuando la debilidad de Albert Rivera tras su patinazo con Libertas presagiaba la disolución de Ciudadanos y el previsible trasvase de sus votos a UPyD. Una vez que esto no se produjo, una unión de un partido nacional con un partido más pequeño y débil pero con una fuerte implantación en Cataluña (que dejaba a UPyD sin espacio para crecer allí en tanto no se unieran), era estratégicamente necesaria. La jefa de la coalición hubiera sido naturalmente Rosa Díez, sólo que hubiera tenido que compartir protagonismo y poder, y eso es algo a lo que no estaba dispuesta. Lo del escoramiento a la derecha de Ciudadanos y bla bla bla, son excusas que ha dado una dirección sin cintura política, porque ambos partidos tienen el mismo origen en intelectuales progresistas antinacionalistas de sus respectivas comunidades. Y en cuanto a lo de admitir a chusma… ¿lo dice el partido que ha puesto en sus listas a Irene Lozano y a Toni Cantó?
Como se define a sí mismo un partido y como le ven los votantes pueden se dos cosas distintas.
Quizá UPyD sea un partido socialdemócrata, pero lo que creo que ha atraído votantes es:
1) Anti ETA radical. Este punto ha quedado algo obsoleto ya que de ETA no se habla demasiado.
2) Ser centralista (anti autonomista)
3) Ser un partido fresco, una nueva esperanza anti grandes partidos
Creo que de ahí ha salido gran parte de sus votos.
¿Es de centro izquierda? Puede, pero lo que pesan son los otros factores. Del mismo modo que lo importante de UPV es que es nacionalista. Y lo importante de CiU es que es moderadamente nacionalista y está perdiendo frente a los radicalmente nacionalistas ERC, sin contar demasiado que sean de derechas o izquierdas.
En ese sentido Cs ha ocupado el espacio de UPyD: Muy centralista y un partido nuevo al que aún no se le han detectado los males de los grandes partidos. Del mismo modo que UPyD recogió descontentos del PSOE, Cs recoge descontentos del PP. Y del mismo modo que UPyD recogió gente que huía de los grandes partidos, también los recoge Cs. Y algunos huyen de UPyD porque empieza a tener los tics de partidos consolidados y a resultar muy personalista.
Quizá lo que pasa es que es espacio electoral español no tiene sitio para socialdemocratas, ni democristianos ni nada. Simplemente está ansioso por políticos que parezcan preocuparse por los ciudadanos más que ser estructuras de poder que se sirven a sí mismas, y que sean de una ideología u otra le es igual.
Evidentemente de eso no hay ni lo habrá. Pero el partido no consolidado que aspire a crecer ha de destacar esos puntos, no una determinada ideología. Y en este momento eso lo encarna Cs o Podemos, no UPyD
Ciudadanos aparece en estos días en la prensa afirmando que aspiran a entrar en cinco parlamentos autonómicos para las elecciones de mayo. Saben que eso no es cierto. Saben de sobra que conseguirán entrar en los trece parlamentos para los que se celebran elecciones. ¿Por qué dicen eso, entonces? Podría parecer estúpido rebajar así las propias expectativas, desanimando a los votantes potenciales. Pero la estrategia quizás sea inteligente: En Andalucía, por ejemplo, Podemos ha vivido como un fracaso conseguir 15 diputados en las recientes elecciones, simplemente porque pagaron la novatada y proclamaron a los cuatro vientos que iban a lograr mucho más. Una actitud modesta, en medio de tanto vocerío al que nos tienen acostumbrados los partidos tradicionales, quizás sea una buena idea para un partido emergente y que, de momento, se vende solo, como Ciudadanos.
En el otro extremo, UPyD, que es un moribundo político, se niega a mirarse al espejo, y la dirección retrasa todo debate hasta después de las municipales y autonómicas. A esto se le llama ignorar la realidad. Y enterrarse en vida.
Podemos, por su parte, se ha enfrascado en una sopa de siglas que, en mayo, solo le traerá confusión. No hay forma de aclararse con sus candidaturas municipales, y eso, unido a la sensación agridulce que conservan desde las andaluzas, no es un buen punto de partida. Podremos medir su auténtico resultado, eso sí, a la vista de lo que logren en los trece parlamentos autonómicos en juego. Luces y sombras, parece.
Izquierda Unida tiene en mayo un último examen. Examen que casi seguro suspenderá. Navegando entre la sopa de letras de Podemos y la insignificancia, los medios le concederán poca importancia, y los electores también. Me temo.
Y por último, hay miedo en el PP y cierta esperanza renacida en el PSOE.
El PP está aterrado ante Ciudadanos, y sus dirigentes lanzan mensajes desesperados hacia el interior del partido: hay que transmitir tal mensaje, hay que cambiar tal actitud, hay que resaltar tal otra cosa… Mal vamos. Un partido viejo, de sobra conocido, no puede dar volantazos que salgan bien. Nadie se lo perdonará: sus fieles porque a algunos el cambio de rumbo puede no gustarles, y los no fieles porque lo interpretarán como lo que es: cosmética.
En el PSOE pueden pagar caro el éxito andaluz. Les anestesia. Y eso es lo peor que puede ocurrirles, porque el mar de fondo sigue siendo el mismo: un descrédito general de su actuación, y una sensación de que no valen como recambio para el PP. Más les valdría rebajar un poco las expectativas y no agarrarse tan descaradamente al clavo andaluz, porque la realidad de mayo, si se empeñan en seguir así, resultará aún más dura e indigerible.
A mi juicio tiene interés pero es incompleto. Dos detalles:
-Olvida que el objetivo de la “operación negociación” era marketing puro, como inicio de una OPA hostil muy bien planificada. Que la respuesta a la disposición de UPyD a buscar ámbitos de colaboración fue o todo o nada (me temo se trataba de forzar el nada para intentar conseguir el todo y tuvo éxito, apoyado por aparato mediático). Ahí se falló en explicar, pero se van sabiendo cosas…
-Es un partido leninista en su modelo de crecimiento que no ha permitido que pueda emerger ningún liderazgo alternativo. Pues yo conozco unos cuantos, tanto en Dirección como en autonomías: de Velasco, Herzog, D. Ortega, Ramón Marcos, Paco González, Maneiro, Rubén Juan Serna, Llopis,… Por el contrario un partido tan abierto como C´s basa su crecimiento en la imagen y figura de su líder, y ahí no parece haber problemas en la macrocefalia, por no hablar de Podemos y el control, aquí si leninista, de su núcleo duro.
En cuanto a los muertos y moribundos que tantos desean, recuerdo que la vida da muchas vueltas y lo que hoy es blanco mañana puede ser negro (sin ir más lejos, cuando las europeas 2009 casi todo el partido pidió a Rivera su dimisión)
Ese es el gran error de UPYD: creer que todos los que critican su deriva «desean» verlos «muertos y moribundos»… Cuando lo cierto es que muchos lo que hubiéramos querido es impedir su suicidio.
Podemos, pasó a dar cancha mediáticamente a todos los promotores (incluso a los alejados de la dirección como Urban), y luego a un segunda hornada. Nada que ver con Ciudadanos que sigue siendo Rivera, lo eurodiputados, y ahora Inés Arrimadas.
Ojo, la ventaja de no sacar gente a la palestra es que el CNI y AEAT no escudriñan todo de ellos 🙂
Cometéis los errores típicos de siempre.
Primero, estáis hablando de partidos nacionalistas españoles, que como todos los ídem, no se auto-reconocen como tales. Esto crea una disfuncionalidad de primera categoría. Está más que claro que juega una baza mucho más nacionalista C’s frente a UPyD y Pablemos frente a IU. Es muy obvio en el segundo caso, se puede objetar en el primero, pero si analizáis bien se ve con claridad. De hecho, el nacionalismo español de referencia en las marcas «atacadas» es más concrecionado (más «intelectual» el de CiU, más populista el de Pablemos; más «burgués-clasista» el de UPyD y mucho más garrulo el de C’s).
Esto es un sesgo muy fuerte y que pesa mucho, queráis que no. De hecho, C’s es capaz de quitarle votos al PP, UPyD no, o al menos no más allá de lo anecdótico.
Otro motivo que omitís es que el electorado sigue a la baja. A pesar de que hubo un incremento de la participación en Andalucía (básicamente, ruido de fondo), lo cierto es que la participación vuelve a tomar una tendencia descendente, en cualquier caso, los «nuevos» actores (que se hinchan a llenar sus listas con rebotados fracasados de los partidos de toda la vida) no son capaces de atraer abstencionistas, es algo también que está fuera de toda duda. Ni Pablemos ni C’s lo logran, simplemente descoyuntan un poco más el menguante mercado del voto.
Finalmente, y esto ya es una hipótesis, pero para mí la que con diferencia mejor encaja, los financiadores en la sombra de ambos proyectos tienen intereses muy diferentes. Pablemos quiere cargarse IU y toda la izquierda del PSOE que pueda, en el mejor de los casos para una bisagra mucho más inofensiva y domesticada que lo que quiere sustituir, y en el peor para acabar creando algún mamarracho estilo la coalición de Renzi. C’s lo que quiere es salvaguardar el voto peperro que iba a ir a la abstención o algo peor, en este sentido funciona a efectos de salvaguarda, a medio plazo estos votos volverán de nuevo a ese agujero negro llamado PP o, en el mejor/peor de los casos (según el punto de vista), a una absorción de C’s por el PP.
De lo último se deduce claramente mi opinión de que los nuevos oportunistas son mucho más instrumentales e instrumentalizados por el establishment que lo que había, aunque UPyD ya era mucho de eso, y se podría argumentar que IU jugaba de una forma más difusa el mismo papel.
Tu sintaxis es tan pedregosa que dudo que nadie pase del primer párrafo. No obstante, si lo de «voto peperro» no es una errata, creo que este comentario debería ser borrado por el moderador.
si UPyD es nacionalista y propugna bilingüismo y federalismo, ¿qué son CiUy ERC?
Pues no.
Cuando se analiza la situación política de, por ejemplo, Estados Unidos, no se dice que el partido demócrata y el partido republicano son partidos «nacionalistas» norteamericanos. Eso sería una solemne estupidez. O, en el caso de Francia, que el partido socialista es una partido «nacionalista» francés. Cuando alguien se refiere a nacionalistas, en esos casos, se refiere, por ejemplo, a los independentistas corsos o a los grupos de separatistas tejanos, es decir, a los que quieren separar una parte del todo. Ni el PP, ni UPyD, ni el PSOE, ni Podemos, ni Ciudadanos son partidos nacionalistas. ERC, Ciu y el PNV sí lo son. Me parece que no es muy complicado de entender.
Por una vez estamos totalmente de acuerdo. Lo que sostiene Poynd es básicamente que todos somos «abortistas» porque todos creemos que el aborto es un tema importante, aunque unos quieren prohibirlo, otros mantenerlo, y otros permitirlo sin límites. Y lo mismo con «monárquicos», todos lo seríamos aunque unos quieren abolir la monarquía y otros mantenerla. En otras palabras, bajo semejante criterio nadie es nada porque todos somos lo mismo aunque tengamos ideas contrarias y programas opuestos.
Pues con este tema pasa lo mismo. La organización territorial, o «La Nación» con mayúsculas si se quiere, será algo vital tanto para ERC como para Ciudadanos, pero sus ideas son radicalmente opuestas. Sería absurdo clasificarlos a los dos con la misma etiqueta: la dejaría vacía de todo significado.
¿Que tal vez sería mejor dejarse de eufemismos, abandonar el término «nacionalista» y llamar separatistas o secesionistas a quienes lo sean, federalistas o autonomistas a quienes no, y centralistas a quienes quisieran un gobierno central con poderes a la francesa? En eso yo personalmente estaría de acuerdo pero creo que serían precisamente quienes han jugado siempre con la ambigüedad entre autonomismo y separatismo (no todos los nacionalistas, pero bastantes) quienes no querrían abandonar un término que les ha sido tan útil y verse obligados a definirse con claridad.
Nota: Probablemente también necesitaríamos otro término reservado a quien quiere un estado centralista en principio pero con privilegios reservados para un grupo exclusivo, como Duran i Lleida. «Húngaros» sería adecuado, dado que el paralelo más cercano sería el de Hungria antes de 1914-18… incluyendo la oposición radical a federalizar el imperio.
Da gusto ver que no soy el único que piensa eso. Nacionalista es el que busca un estado(-nación) para su territorio/nación, no el que ya dispone de el.
De ahí vienen los calificativos que se le dan a UPyD o Cs, que van desde la socialdemocracia a la extrema derecha (!) según quien se los aplique, es decir: cuál es su grado de sintonía con los proyectos nacionalistas / derechoadecidiristas / independentistas.
De todas maneras el eje centro-periferia (españolismo-nacionalismo), igual que el eje izquierda-derecha no están siendo tan importantes en las últimas elecciones, frente al eje nuevo-viejo. Y tanto Cs cómo UPyD (esta última ya desde hace tiempo) no lo están utilizando como acicate electoral, ya que han captado bien que lo que les da réditos ahora es engancharse a la bandera de la regeneración, dejándole cada vez menos espacio a Podemos. Que al fin y al cabo se estaba llevando votantes, según las encuestas aquellas que les daban primeros en intención de voto, que preferirían votar a opciones más centradas.
Sobre el asunto UPyD – Cs, bastante de acuerdo con el post. Todos los votantes que no quieren votar establishment pero que no quieren votar a Podemos, pueden votar tanto a UPyD como a Cs. Y no se plantean tanto si UPyD se postula federalista y pide la supresión de los convenios vasco y navarro o si Cs propone el contrato único, la ley de 2a oportunidad o el «cheque de formación». Con que les den la esperanza de que no serán tan corruptos, que traigan caras e ideas nuevas y que vayan limpitos y con traje, les basta.
UPyD es ya un partido cadaver, en cambio que IU desaparezca no lo tengo tan claro. No es la primera existencia cercana a la irrelevancia que viven los herederos de Carrillo y Anguita, si son pacientes verán el derrumbamiento de Podemos y los cuadros que tenga formados el partido-secta de los cinco politólogos: Pablo Iglesias, Errejón, Monedero, Alegre y Bescansa volverán a IU, donde estaban hasta 2014, o serán absorvidos por el PSOE, alguno de ellos ha confesado publicamente su admiración por Felipe González o incluso ZP (sic). Todos ellos son, de una manera más histriónica o comedida, representantes de la izquierda española, que no es izquierda política sino izquierda social, por lo tanto la negación de todo valor político más allá del slogan buenista y demagógico, la prioridad del igualitarismo por abajo y no de la lucha por evitar la desigualdad y la falta de libertad.
Podemos quiere ser el PSOE del 82, no IU en algún buen momento (bueno relativamente hablando), de su trayectoria.
No es fácil que lo consigan, pero tampoco imposible.
Si no lo consiguen será probablemente porque el PSOE se haya puesto las pilas por el camino (a la fuerza ahorcan). Y si lo consigue será porque, contra toda verosimilitud, Podemos es capaz de gestionar bien los dos próximos años, difíciles de narices para ellos.
El destino de IU sigue siendo ir a la cola. Si Podemos lo consigue, reencontrará el confortable lugar que tenía (confortable al menos para los muchos Pérez-Gordo que hay) siendo la izquierda auténtica a la izquierda de Podemos, con su 5%-8% más o menos seguro que es lo que importa.
Si Podemos no lo consigue es cuando IU va a desaparecer, porque Podemos ocupará su lugar (a la izquierda del partido principal de izquierda moderada), como ha hecho en buena parte el último año.