Economía

Yo, Robot (efectos sobre el empleo)

1 Abr, 2015 - - @egocrata

Desde tiempos inmemoriales los libros de ciencia ficción nos han prometido un mundo donde los robots harán nuestro trabajo. Jornadas laborales de 15 horas, robofregonas limpiando la casa, robo-mayordomos paseando el perro y abundancia generalizada, o eso decían.

Lo que los libros de ciencia ficción (malos) de tiempos pasados no decían sin embargo, es qué pasaría con todos esos trabajadores que se dedicaban a conducir taxis, pasear perros o montar coches en cadenas de montaje. En un mundo donde el capital puede hacer prácticamente todo a base de software, cuatro chips mal contados y unos cuantos servomotores, el factor trabajo quizás deja de tener valor. El mundo se convierte en un horror post-capitalista donde una casta de superpropietarios controlan los medios de producción y la mano de obra robótica asociada, mientras que las masas empobrecidas se pelean por las sobras.

Como es difícil hablar sobre el futuro sin datos, quizás es buena idea echar un vistazo a lo que sabemos sobre el impacto de la automatización industrial en los últimos años y sus efectos. Guy Michaels y Georg Graetz escribían hace unos días por Vox un resumen de su artículo reciente sobre los efectos de los robots en productividad y empleo utilizando datos de la Federación Internacional de Robótica sobre maquinaría industrial entre 1993 y 2007. Durante este periodo la tecnología se ha abaratado enormemente, con los precios robóticos cayendo un 80%, mientras el ratio de engendros mecanizados a horas trabajadas por seres de carbono aumentaba un 150% de media.

Los resultados del estudio son bastante curiosos: el enorme aumento en capital robótica invertido produjo considerables aumentos en la productividad industrial de los países analizados, pero no tuvo un efecto significativo en el número de horas trabajadas. El surgimiento del roboobrero trajo consigo un aumento del 0,37% del PIB al año, sobre un 10% del crecimiento en los años estudiados. Aunque esto pueda parecer poco, el aumento de la productividad por trabajador fue de una magnitud parecida a invenciones anteriores como ferrocarriles, ordenadores o autopistas. A diferencia de tecnologías anteriores, sin embargo, los robots son un 2% del capital instalado, una proporción inferior a invenciones previas, así que aunque su impacto es considerable, el mecanoproletariado ha generado menos crecimiento.

La parte interesante al hablar de desigualdad es el impacto del robocurrela en los salarios. Los datos no muestran un descenso de empleo, pero si señalan impactos dispares según nivel de calificación. Los trabajadores cualificados no ven ningún impacto sobre sus ingresos; los obreros no cualificados, sin embargo, acaban trabajando menos horas por menos dinero. En agregado los robots aumentan la productividad y salarios, y no tienen un efecto significativo sobre el porcentaje de renta que va a los trabajadores, pero las ganancias no se distribuyen uniformemente.

Dicho en otras palabras: las novelas de ciencia ficción, en general, no parecen acertar demasiado en este aspecto. La automatización industrial, por el momento, parece tener efectos parecidos a otras oleadas tecnológicas anteriores: genera riqueza y aumenta los ingresos de la economía de forma significativa, pero su impacto redistributivo parece ser más dentro de la clase obrera que entre obreros y capitalistas. El futuro, de momento, se parece bastante a las batallas del pasado.

Lo que está por ver, obviamente, es si la automatización tiene los mismo efectos redistributivos en el sector terciario. El advenimiento de camareros robóticos viables, coches autónomos o IAs lo suficiente inteligentes para ejercer de abogado, contable o periodista puede tener impactos distintos, en parte porque es posible que a medio plazo sea más fácil substituir mano de obra cualificada por software (¿os acordáis de Watson? Está haciendo carrera), en parte porque replicar la habilidad del cuerpo humano para manipular herramientas es caro y complicado, es posible que ser carpintero sea mejor carrera que ser analista de bolsa.

Lo curioso, en todo caso, es lo fácil que resulta subestimar el impacto de la tecnología, por un lado (el crecimiento de la riqueza derivado de ella es gigantesco) y exagerar sus efectos sociales por otro. De momento, yo quiero un coche autónomo.


17 comentarios

  1. Muy interesante. Las novedades tecnológicas van asociadas a diferencias en las destrezas de los posibles usuarios, que pueden ser una fuente de desigualdad salarial. Para evitarlo debemos intentar que cada persona adquiera los conocimientos para manejar las herramientas que contribuyan a su mayor productividad. Pero incluso, con cada persona disponiendo de los conocimientos tecnológicos más apropiados para su perfil, habrá gente con una productividad muy baja derivada de su falta de aptitud para el manejo de tecnologías modernas. Quizá tenga que plantearse la existencia de un tipo de «discapacidad tecnológica» y qué tipo de medidas han de emplearse para paliarla, y para paliar la desigualdad asociada.

    Un cordial saludo.

    • jacwashere dice:

      Completente de acuerdo. Por ejemplo comenzando a enseñar a los chavales en los colegios a utilizar herramientas con ordenadores de verdad: edición de documentos, hojas de cálculo, bases de datos, etc.

      • Javi dice:

        Eso no sirve de nada. La tecnología se manejará a sí misma. No servirá de nada que un humano sepa gestionar bases de datos o picar código, la AI lo hará.

  2. JLPC dice:

    Seguro que esta marcianada es de interés para alguno de los que leen este blog (incluso puede que para el mismo don Roger):

    http://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/publications/view/1314

    Según el modelo de Frey y Osborne la probabilidad de informatización del trabajo de los sacerdotes («clergy») es solo 0.0081, así que quizás sea recomendable ir pidiendo el ingreso en el Seminario.

  3. Alatriste dice:

    Respecto a las promesas de un futuro de abundancia y cortas jornadas, en cierto modo se han hecho realidad… es verdad que la jornada diaria sigue siendo de 7 u 8 horas (y más) pero de media empezamos a trabajar bastantes años más tarde, nos jubilamos bastantes años antes, tenemos un mes de vacaciones pagadas (hace muy poco leía que el gobierno de Chamberlain en Gran Bretaña legisló unas principescas dos semanas de vacaciones pagadas empezando en 1939, justo a tiempo para la guerra) y en general nuestro empleo es bastante más llevadero que los de nuestros abuelos o bisabuelos aunque no fueran campesinos ni obreros, que muchos lo serían.

    Y luego, sobre el tema de la robótica, habría que hacer muchos comentarios, empezando por lo difícil – y en realidad, lo bizantino – de distinguir donde termina el impacto de los robots y empieza el de los ordenadores, y que la discusión ya empieza mal si se centra en su impacto sobre la productividad y los salarios industriales (donde entre otras cosas los sindicatos tienen mucho más que decir) cuando el cambio radical se está produciendo en otra parte.

    Unos cambios ya están en marcha, otros solo se insinúan y alguno no cuajará, pero desde los enormes almacenes robotizados y los drones repartidores de Amazon a los coches autónomos de Google, los ersatz-taxis de Uber y el sistema robotizado de almacenaje de la farmacia de mi esquina (no bromeo, lo tiene) es en el comercio, la distribución y el sector terciario en general en el que está ocurriendo una revolución… y aún no hemos visto nada: solo por mencionar un ejemplo de lo que va a ocurrir en breve, es mucho más factible técnica y económicamente tener una multitud de pequeños robots eléctricos repartidores de mercancías recorriendo las calles – sobre todo de noche – que ver coches y autobuses autónomos; los problemas de seguridad serían mil veces menores.

  4. […] Yo, Robot (efectos sobre el empleo) […]

  5. Epicureo dice:

    Veo muchas incoherencias en esta reseña. Primero dice que las horas trabajadas no varían, luego que los trabajadores no cualificados trabajan menos horas y los cualificados siguen igual. Luego dice que el total de los salarios aumenta, pero antes dijo que los trabajadores no cualificados cobran menos y los cualificados siguen igual. ¿En qué quedamos?

    Además insinúa que los cambios en la distribución de la riqueza son consecuencia exclusivamente de la tecnología. La tecnología determina la cantidad de riqueza, pero el reparto es una cuestión político-económica que depende del poder de negociación de los agentes.

  6. antonio dice:

    El dilema robot si o no, sólo se resuelve así: el robot es propiedad de todos. Es decir socialismo. Demócratico.Es el problema de fondo en la historia económica y su misma solución: ampliar el nº de propietarios . Es decir, lo mismo que hizo el capitalismo con respecto al feudalismo, etc…

  7. Carlex dice:

    (con permiso, a riesgo de alejarme del tema del blog)

    Es cierto que el género de ciencia ficción en general no ha tratado este aspecto de los efectos negativos de la automatización del trabajo mediante las máquinas inteligentes (digámoslo así). Normalmente en las «novelas de robots» el conflicto hombre/máquina pasa por el riesgo de dominación de la humanidad, o bien por el perfeccionamiento de los robots que deriva en su «humanización».

    Ahora bien, debo señalar que en estas novelas sí se ha abordado esta cuestión de manera implícita, y normalmente desde una perspectiva optimista: la substitución de la mano de obra humana es visto como algo deseable e incluso utópico por los beneficios que conlleva (en pocas palabras, mismo bienestar sin tener que trabajar). Tengo en mente precísamente «Yo, Robot» (1950) de Isaac Asimov.

    Una excepción: recientemente he leído el clásico «Los humanoides» (1959) de Jack Williamson. La novela en si es bastante floja pero es interesante porque plantea lo siguiente (convenientemente exagerado, por supuesto): ¿Qué pasa si los robots lo hacen TODO mejor que los humanos? Son mejores trabajadores, mejores ingenieros, mejores administradores… El ser humano acaba atrapado en una vida sin riesgo, sin incentivos ni ilusiones… Un planteamiento distópico lejos del tema tratado aquí pero que da que pensar.

    Un saludo a todos,

    Carles.

    • jacwashere dice:

      En tu opinión cuales son las 5 mejores novelas sobre el tema? Gracias

      • Carlex dice:

        Saludos jacwashere,

        Bueno, en realidad no hay tantas novelas, puesto que este tema frecuentemente se mezcla con otros como por ejemplo la inteligencia artificial. Aparte de las dos mencionadas quizás la mejor es ¿Suenan los androides con ovejas eléctricas? de Phillip K. Dick, en la novela son robots y no humanos sintéticos como en la película (Bladerunner).

        La verdad es que no me atrevería a recomendarte más novelas, por lo menos que yo haya leído.

  8. Whitard dice:

    Hay un libro fundamental sobre el impacto de la tecnología en el desarrollo económico: «The Second Machine Age». Muy positivo, en general, pero no tanto en cuanto a la creación de empleo.

    Kodak llegó a tener 150,000 empleados; Instagram tenía unos 10 cuando la vendieron a Facebook. Y Facebook tiene menos de 10,000 empleados, con un valor muy superior al que Kodak llegó a alcanzar.

    Los tecno-optimistas dirán que las nuevas tecnologías han creado una plataforma que permite a cualquiera con talento y ganas crearse su propio negocio por su cuenta. Esas historias de blog de emprendedores (niño de 14 años que crea una start-up y se vuelve millonario). Cierto, pero la realidad es que las nuevas tecnologías generan escenarios de «el ganador se lo lleva todo», pero que hacen que ser el segundo o el tercero en la línea de meta sean casi irrelevantes.

    Un ejemplo es el mercado de apps: Un 4% de los desarrolladores ha hecho más de 1 millón de dólares en su vida; 1/4 más de $30.000 y 1/4 menos de $200.
    Fuente:
    http://www.nytimes.com/2012/11/18/business/as-boom-lures-app-creators-tough-part-is-making-a-living.html

    Las nuevas tecnologías generan una plataforma que da acceso a un mercado global a cualquiera que tenga un ordenador. Pero también enormes desigualdades y retos para la creación de empleo.

    Hace años que Deep Blue venció a Kasparov y la realidad es que, a día de hoy, ya no se necesita un Deep Blue para vencer a Magnus Carlsen. Un programa normalito en un Mac sería capaz de derrotarlo.

    Lo que no se suele comentar tanto es que hay otra categoría de ajedrez en equipos y la combinación experto humano + máquina sigue ganando a la combinación humano + humano o máquina + máquina.

    Es lo que decía Steve Jobs sobre el ordenador y las bicicletas. En comparación con otros animales, el ser humano es muy ineficiente energéticamente cuando se desplaza, pero el ser humano en bicicleta es más eficiente que cualquier otro.

    Por lo tanto, hay esperanza para la creación de nuevos empleos, pero el ratio de destrucción de los antiguos trabajos es tan acelerado que uno se pregunta dónde vamos a meter tanta gente a trabajar.

    ¿Qué pasará el día que los supermercados implementen el sistema de autocajero de Tesco? ¿Vamos a poner a miles de cajeras a desarrollar apps en C++?

    • Enrique Andrada dice:

      Eso es la Falacia Ludita.

      Lo que pasará es que durante unos años habrá muchos empleados de caja en paro y que los siguientes, las personas que no se hayan reciclado se quedarán en paro y las que sí lo hayan hecho tendrán un trabajo, no sabemos si mejor o peor.

      Unos años después de eso, ya nadie echará de menos el telar manual.

  9. […] el artículo “Yo, Robot (efectos sobre el empleo)” de Roger Senserrich (http://politikon.es/2015/04/01/robofregona-uber-alles/) me vino a la mente un hecho que se produjo hace poco en la bolsa […]

  10. jahdcx dice:

    Cualquier trabajo que pueda hacer un robot no debería hacerlo un ser humano. Por definición el robot hace los trabajos repetitivos o especialmente fatigosos. Ojalá más mineros robot para que la gente no tuviese que jugarse la vida a 1000 m de profundidad, robots-escoba para limpiar las calles o robots-carretilla para retirar escombros.

    Las personas deberían hacer los trabajos creativos, de diseño, de relaciones humanas/públicas. Ahí es donde me parece estúpido que haya robots-camerero o recepcionista: no son trabajos rutinarios como expedir tickets en un aparcamiento.

    El problema es que haya gente que no pueda aportar más que cargar carretillas de escombros o sacos de cemento, y entonces salgan más baratos que un robot.

  11. […] un par de semanas repasaba un artículo reciente sobre automatización industrial y sus efectos sobre productividad, […]

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