Economía

¿Qué explica la caída del premio salarial de los universitarios?

13 Mar, 2015 - - @manuj_hidalgo

Desde que la civilización es civilización, la desigualdad de ingresos siempre ha existido. En los albores de la misma, la tenencia de las mejores tierras o de los mejores animales determinaba los diferenciales de ingresos, y posteriormente de poder. A veces la suerte y otras la habilidad determinaba el éxito económico, y en consecuencia las diferencias entre quienes tenían mucho y quienes tenían poco. A lo largo de los siglos estas diferencias se fueron institucionalizando, sustentadas por diferentes regímenes políticos, militares, sociales, económicos y religiosos que, aunque iban mutando, iban consolidando las diferencias socio-económicas en base a las diferencias en ingresos. Los inicios del capitalismo industrial de finales del XVIII y principios del XIX elevaron dramáticamente estas diferencias, lo que unido al despertar social surgido tras la caída del Antiguo Régimen, llevaron a la toma de conciencia del problema canalizándose a través de movimientos sociales y políticos de diverso color, aunque mayoritariamente de izquierdas, y que demandaban una mayor igualdad económica y social.

El siglo XX, al menos a partir de la Segunda Guerra Mundial, pareció ofrecer una solución a estas desigualdades. Desde los años cincuenta hasta los ochenta estas diferencias claramente se redujeron. En parte la economía de la recuperación tras el conflicto y en parte la puesta en práctica de políticas económicas más “sociales” permitieron una mayor igualdad en lo económico. Sin embargo, desde la década de los ochenta, muchos países han experimentado incrementos en las desigualdades, aunque hasta el inicio de la más severa crisis económica en 80 años había pasado desapercibido. La Gran Recesión desnudó una realidad oculta bajo un vestido engañoso tejido por sucesivos boom económicos. Además, la aparición estelar del ya afamado libro de Thomas Piketty, junto con los mensajes mesiánicos y evangelizadores que sobre desigualdad han asumido algunas organizaciones internacionales, como Intermon Oxfam, han caldeado el debate hasta extremos no sospechados hace tan solo un año. A estas exposiciones mediáticas de la cuestión hay que sumar la efervescencia política que algunos países están experimentando, en especial del sur de Europa, con la aparición de partidos de izquierda cuyo discurso pivota sobre la desigualdad y su combate.

El aumento de la desigualdad en ingresos es global. La evidencia muestra que un gran número de países desarrollados, así como muchos emergentes, han experimentado una mayor desigualdad desde al menos dos décadas antes del inicio de crisis. Esta regularidad en la evidencia ha incentivado la multiplicación de estudios que buscan indagar y entender las razones para tal comportamiento. Más concretamente, gran parte de estos estudios se han centrado en las diferencias salariales, quizás el componente más importante en las diferencias de ingresos. En particular, se han analizado las diferencias salariales por nivel educativo y/o experiencia a lo largo del tiempo (premio a la cualificación o skill premia en inglés), ya que se ha identificado esta dimensión de capital humano como central para explicar el aumento de dichas diferencias salariales. Así, se observa que desde principios de la década de los ochenta el salario de los trabajadores con estudios universitarios, que asimilamos semánticamente como cualificados, ha aumentado a ritmos muy superiores al de los trabajadores con menor nivel educativo. Aunque las explicaciones a este comportamiento son variadas, como las instituciones, la caída del salario mínimo, el comercio internacional, la que mejores resultados ha ofrecido en los análisis empíricos es la que sustenta este aumento en el cambio tecnológico.

El modo en que el cambio tecnológico puede afectar a la desigualdad salarial es sencillo. La caída en el coste de uso del capital tecnológico debida a la revolución tecnológica ha elevado el salario de los trabajadores cuyas tareas son complementarias a la dicha tecnología. Sin embargo, y al contrario, ha reducido el salario de los trabajadores cuyas actividades tienden a ser sustituidas por la tecnología. En términos académicos, el cambio tecnológico eleva la demanda relativa de cualificación, por lo que ante una oferta relativa dada, eleva el salario relativo de los cualificados.

Como se ha comentado más arriba, esta evidencia se reproduce en muchos países y desde hace varias décadas. Sin embargo existen algunas excepciones y no es necesario ir muy lejos para encontrar una de ellas, España, donde desde mediados de los noventa y hasta los inicios de la crisis, el premio a la cualificación cayó.

Figure 1

Desde hace años muchos hemos intentado comprender las razones que hacen de nuestro suelo patrio una excepción a una tendencia global. En un artículo de 2010, quien les escribe presentaba una de estas posibles razones, y quizás la más obvia, pero no por ello menos importante: la oferta relativa de cualificados había crecido intensamente comparado con la dinámica experimentada en el resto de países. Así pues, en España experimentamos como en el resto del mundo un aumento en la demanda relativa impulsada por el cambio tecnológico, aunque tenemos evidencia de que este aumento ha sido algo menor que en otros países, pero su efecto positivo sobre el salario relativo de los cualificados había sido más que compensado por el aumento de la oferta relativa. La consecuencia, a modo de resumen, fue una caída de la “retribución” de la educación, y en consecuencia, de las diferencias salariales entre cualificados y no cualificados.

Sin embargo en dicho trabajo quedaban muchas preguntas por responder. En particular, la cualificación tiene numerosas facetas, además de la educación: experiencia o años de antigüedad en la empresa, por poner dos ejemplos. Así pues, resultaba interesante conocer si además de en la educación se había experimentado una reducción de la retribución en el capital humano para estas otras vertientes: menor valoración de la experiencia y la antigüedad.

Estas preguntas y algunas más son las que Sergi Jiménez, de la Universidad Pompeu Fabra, Florentino Felgueroso de la Universidad de Oviedo y yo mismo contestamos en un artículo reciente. Básicamente encontramos algunas evidencias interesantes. En primer lugar, los trabajadores universitarios experimentaron una caída del premio salarial no sólo por el aumento de la competencia entre ellos por un empleo, sino porque dado lo estrecho del mercado laboral español, muchos tuvieron que encontrar acomodo en empleos donde su cualificación no se exigía. Aunque encontrábamos que una parte de los jóvenes sobrecualificados dejaban de serlo a medida que adquirían experiencia, el simple hecho de producirse esta sobrecualificación, reducía considerablemente el salario adquirido por los universitarios españoles. En pocas palabras, la caída del retorno a la educación, en parte, fue debido a un efecto composición: un mayor aumento de empleados universitarios en empleos no universitarios. También encontrábamos que tanto la remuneración a la experiencia como a la antigüedad en la empresa caían desde 1995 hasta 2008. De hecho, esta caída es mucho más evidente precisamente entre los sobrecualificados.

Figure 2

Así pues, España ha sido “agraciada” con ser la excepción a una tendencia global de aumento del salario relativo de los trabajadores cualificados. Las causas y razones son varias, pero podemos argumentar que gran parte de la caída puede explicarse por la menor retribución a la cualificación tanto en educación, como en experiencia y antigüedad. Podemos incluso decir que una parte considerable de esta caída en el premio salarial proviene de la falta de puestos de trabajos acordes con la cantidad de trabajadores españoles que cada vez más, disfrutan de un nivel educativo elevado. Desde 2008 las primeras evidencias muestran una corrección en esta caída y por primera vez en más de una década se observa un aumento. Aunque queda mucho aún por estudiar para comprender más aún el hecho diferencial español, no cabe duda que este cambio de tendencia y de “normalización” va a ser objeto de análisis y debates en nuestro país durante los próximos años.


20 comentarios

  1. AstraCAn dice:

    En el año 2000 la UE diseñó la Estrategia de Lisboa, para impulsar la investigación, el conocimiento y desarrollar la sociedad de la información, esto es crear los empleos del 2010. Problema: no era vinculante. España se apuntó a la burbuja mobiliaria y Grecia, otro país que también tiró a la papelera a sus universitarios (generación 700Eurista) se apuntó a la burbuja del consumo. Los países que invirtieron en los empleos del futuro les va bien; los que decidieron tirar por la especulación pues ya lo vemos. Si bien es cierto que esto hubiese ayudado, solo no hubiese bastado. España tiene un problema de sobreoferta de títulos universitarios y de falta de calidad de los mismos. Recuerdo un diálogo de Makinavaja: «Te acuerdas Popi, cuando los pollos solamente los podían comer los ricos, qué bien sabían!, ahora que los pueden comprar todo el mundo, saben a plástico» Pues eso ha pasado con la universidad española: que todos hemos acabado con títulos que economicamente hablando, saben a plástico.

    • Pablo dice:

      Ese problema, el de la Universidad y sus títulos sin valor de mercado, tiene su origen en gran parte en la falta de orientación académica que sufren nuestros institutos, pienso.

      La Universidad debería por un lado hacer ver que gran parte de sus titulaciones no tienen valor de mercado, y están enfocadas, en mayor o menor medida, a desarrollar una carrera académica, dentro de la propia institución, lo cual es una opción muy válida y necesaria en la sociedad, pero hay que saberla de antemano. Por supuesto, a la Universidad no le conviene en absoluto tomar tal iniciativa, sobre todo si atendemos a lo atomizados que están los departamentos y sus intereses propios: no es conveniente perder alumnos.

      Por otro lado la orientación académica que se ofrece en los institutos debería ser de mayor calidad y aumentar cuantitativamente, esto es, hacer un seguimiento individualizado del alumno, procurando clarificar al mismo y a su familia a qué conduce la realización de ciertos estudios, sin sesgos ni generalidades. Porque la realidad es que gran parte de nosotros no recibimos más orientación que la que nos daban nuestros padres:

      «Estudiando eso vas a pasar hambre»

    • Manuel Hidalgo dice:

      En cierta manera estoy de acuerdo contigo. Es cierto que se ha primado cantidad por calidad, no solo en los alumnos, sino en la docencia y en el número de universidades.

  2. Tengo unas preguntas de carácter metodológico tal vez, pero que creo que son muy importantes para las interpretaciones que se puedan derivar del estudio de los mercados laborales, los salarios, etc. ¿Los datos con los que se trabaja son longitudinales?
    He trabajado bastante con la EPA y otras encuestas socioeconómicas del estilo, y he encontrado muchos problemas de interpretación que se debían a las limitaciones de trazabilidad de situaciones o casos particulares. Pongo un ejemplo rápido e hipotético: si un gran numero de jóvenes licenciados están emigrando de España al extranjero, ¿cómo podemos valorar el ‘premium’ que efectivamente reciben en relación a su formación, si ya no pueden verse incluidos en las encuestas de su nación de origen?
    Por dudas como éstas (podría poner muchos ejemplos más), últimamente pienso que trabajar con datos longitudinales es esencial para entender correctamente las dinámicas. Aunque evidentemente reconozco que es muy costoso construir encuestas y registros que permitan recoger toda esa información. No es una crítica a la totalidad ni un menosprecio para el trabajo de nadie. Simplemente quiero compartir mi preocupación en la búsqueda de la mejor comprensión de los fenómenos socioeconómicos.
    Un saludo

    • Manuel Hidalgo dice:

      Evidentemente hemos usado datos longitudinales. Además hemos controlado por varios sesgos de endogeneidad y de selección. Sí miras el papel tendrás todo explicado

      • Muchas gracias, Manuel. Le echaré un vistazo con mucho interés.
        Un saludo

      • He mirado un poco los artículos. Enhorabuena por esos trabajos. La MCVL es una herramienta muy interesante y puede ayudar a mejorar el enfoque que comentaba anteriormente. Pero sigo teniendo algunas dudas, que en absoluto deslegitiman o anulan vuestras investigaciones, entre otras cosas porque no he tenido tiempo de profundizar con el suficiente rigor:
        1) La muestra MCVL es longitudinal, pero «restrospectivamente», ya que coge a la gente que en el año X (p.ej., 2008) ha tenido relación con la SS. La idea que antes planteaba, es un análisis longitudinal «hacia adelante», para saber cómo se desarrollan las carreras profesionales de personas de distintas generaciones, incluyendo las salidas del mercado laboral y la migración a otros países. En el ejemplo que planteaba, con estos datos no podemos saber el recorrido que ha seguido alguien que nació en España, se graduó en España, pero que se fue a trabajar al extranjero.
        2) Seguramente esto no cambie mucho los resultados, porque en el periodo mostrado (hasta 2008) sabemos, por un lado, que muchos trabajadores poco cualificados estuvieron muy bien remunerados (especialmente con la burbuja de la construcción). Esto unido a, como se señala en el post, el gran aumento de graduados universitarios que no pueden ser absorbidos por el mercado laboral español (ya sea por estudiar carreras no demandadas o por no haber un tejido empresarial e institucional capaz de generar empleos para ciertas especialidades), puede explicar las tendencias pasadas. Es decir, es posible que hayamos tenido una especialización en sectores de baja cualificación y un desajustado incremento de personas con títulos universitarios, los cuales han perdido valor por distintas interacciones.
        3) Sin embargo, veo posible que con datos más allá de 2008, tras la destrucción de empleo en la construcción y otros sectores con mayoría de empleos poco cualificados, observaremos una recuperación del ‘premium’. El efecto sería todavía más claro si se contasen las personas paradas que hayan perdido la prestación por desempleo por completo (esto es, salario «cero»).
        En todo caso, todo esto son hipótesis y tentativas. Seguramente haya metido la pata en algún que otro punto.
        Muchas gracias por vuestro trabajo.

        • Manuel Hidalgo dice:

          Lo que dices no sólo es sensato sino muy sugerente.
          es evidente que la MCVL tiene sus defectos. El problema es de disponibilidad. No creo que encontremos resultados muy diferentes, pero sí más ajustados y por supuesto más interesantes.
          Básicamente estás proponiendo un nuevo trabajo de investigación que te aseguro, si hubiera datos como los que dices, o se habría hecho o estarían haciéndose.
          Un saludo y gracias

  3. antonio dice:

    En mi opinión, el cambio tecnológico (la innovación) no es la caúsa última de la desigualdad salarial. Ni de la desigualdad por cualquier otro tipo de renta. Y si es causa última, la innovación desarrollada por CAPITAL PRIVADO. Por el contrario, la inovacion realizada por CAPITAL PUBLICO contribuye a reducirla.La evidencia la expones en el post. Para la época anterior al siglo XX, no es arriesgado decir que siempre ha existido innovacion tan potente y determinante como la actúal, y, sin embargo: »Desde que la civilización es civilización, la desigualdad de ingresos siempre ha existido» »A lo largo de los siglos estas diferencias se fueron institucionalizando..».., »Los inicios del capitalismo industrial de finales del XVIII y principios del XIX elevaron dramáticamente estas diferencias».Siendo lo anterior irrefutablemente cierto, si nos vamos al siglo XX , sucede que »Desde los años cincuenta hasta los ochenta estas diferencias claramente se redujeron».. Mi pregunta es ¿Que pasó en esas 3 décadas llamadas en economía pólitica como la ‘Treintena Gloriosa’ o, falazmente, la ‘edad dorada del capitalismo’?. Sencillo, (y muy doloroso de conseguir): CAPITAL PUBLICO. Con incremento exponencial. En concrecto, se multipico por 5 de media en los países de la OCDE. Desde un 10% a en la primera década del siglo hasta el 70% en algúnos países nórdicos a finales de los ochenta. Por ese motivo económico fundamental, de raíz y nuclear, ni la innovación de esas décadas (pc e internet entre otras…), ni el crecimiento, ni ningún otro factor economico aumentaron la desigualdad. Al revés, la disminuyeron. Dicho vulgarmente, ‘porque ‘todo (o casi)era de todos (o casi)’, incluido el cambio tecnológico. Por primera vez en la historia económica.
    Por si esto fuera poco, más evidencia se acumula con que en todo Occidente,y precisamente desde los ochenta, alguién esta destruyento ese capital público.
    El post tiene una exposición nítida ,con un nivel alto de conocimiento sobre el tema , pero se queda al borde de la argumentación sobre la desigualdad.

    • Manuel Hidalgo dice:

      Varias cosas:
      el capital tecnológico no es la única causa, pero hasta la fecha es la más relevante o al menos la que empíricamente es más relevante.
      El efecto del cambio tecnológico no ha sido siempre igual. Te recomiendo un paper de Goldin y Katz, de los años 90, no recuerdo la feca exacta y en casa no lo tengo, en el que hace una distinción del cambio tecnológico a lo largo de la historia. Por ejemplo, desde principios del XIX y hasta bien entrado el XX este cambio era inclusivo, es decir, eliminó la necesidad de tener habilidades concretas (artesanía) para que cualquiera pudiera realizar tareas industriales. Además, la energía eléctrica así como el motor de explosión y antes el vapor eran tecnología generalista, trasversales, no era necesario adquirir cualidades para que pudieran ser usadas.
      Ahora sí son necesarias pues el cambio tecnológico, y a diferencia de los anteriores, exige una calificación muy específica, a veces intensa. este hecho sí afecta como nunca antes lo hizo a la dispersión salarial. No veo el efecto de reducción de desigualdades exclusivamente por la diferencia de capital público y privado, ya que el segundo existió y de hecho fue muy intenso en el período del que hablas. Más bien este capital privado aún era inclusivo, y no tan tecnológicamente avanzado como el actual.

      • antonio dice:

        Acepto inicialmente que puedan existir cambios tecnólogicos con más o menos efecto inclusivo en la mano de obra. Es posible. Una lectura de ese documento de Gordinz y Katz no me vendría mál seguramente
        Ahora bien, yo no he dicho que la innovacion no produzca desigualdad salarial. Mi pregunta es si es causa última o no, es decir, si detrás de la innovación existe o no algún otro factor econonómico que la propulse, en el que se sostenga, y le lleve a producir distintos efectos. La respuesta es que ese factor es el de la propiedad del capital de esa innovacion. Si la innovacion es privada no sólo produce desigualdades salariales, sino también eliminación de competidores, concentraciones monopolísticas, consumidores despreciados y no atendidos por nula rentabilidad,…La informática, el mercado innovador por excelencia, es »de facto» un oligopolio dominado por 4/5 empresas , la innovaciones farmaceúticas sólo le llegan a 3 priveligiados,..etc.Todos lo mercados estan igual y empeorando desde los ochenta. Prefiero que la innovación sea mía (pública).

  4. Un tema apasionante. La oferta de titulados universitarios ha aumentado mucho en España, lo que ha reducido el premio salarial. Hay muchas cosas que me parecen muy interesantes sobre este tema, pero particularmente dos. La primera es si se observa que como señala AstraCAn los títulos universitarios ya no son lo que eran, es decir, si no elevan tanto la productividad de los trabajadores como tiempo atrás sobre la productividad que tiene un trabajador sin estudios universitarios. La segunda pregunta es si el menor premio salarial, puede condicionar una menor oferta de titulados en el futuro, ya que la inversión puede ser menos rentable. Creo que son dos cosas que pueden estar relacionadas. Un premio salarial elevado puede llevar a un buen número de estudiantes a la universidad, lo que hace que tenga que mejorar la enseñanza previa, tienen que esforzarse más para acceder a la universidad. Una vez ha mejorado la enseñanza en etapas previas a la universidad el premio salarial puede ser menor y estudia menos gente, con lo que el premio salarial puede volver a subir.

    Un cordial saludo.

  5. Manuel Hidalgo dice:

    Respecto a la primera, un paper que ahora llevo con un coautor de Manchester investiga esto, aunque para USA. En este caso, donde también ha habido un aumento importante en la oferta de universitarios, no se observa tal caída de la «calidad» del universitario. Bien es verdad que son dos sistemas diferentes y no es posible extrapolar. Mi percepción personal, solo personal, es que sí ha bajado, pero no pude argumentarlo con datos.
    Respecto a lo segundo, creo que prima el efecto contrario, sobre todo en tiempos de crisis. El coste de oportunidad de no tener estudios es mucho mayor (desempleo y bajos salarios). Además, mi previsión es que a medida que pasen los años, especialmente cuando se ralentice la oferta, es posible que observemos un aumento del premio salarial.

  6. juan dice:

    Una de las formas de reducir la desigualdad era incentivar la educación superior, y al haber más titulados por oferta-demanda reducir la diferencia relativa de los titulados respecto a obreros cualificados y no cualificados.
    En España sucede eso, pero aparte hay una insuficiente creación de empleo que requiera una titulación universitaria, porque culturalmente la mayoría de los universitarios busca un empleo, no generar empleos para sí y para otros. Hace falta una nueva cultura que permita participar más activamente en la creación de empleo cualificado. Escribí sobre ello hace un tiempo.
    https://medium.com/p/cuestiones-socioeconomicas-y-culturales-a-considerar-para-crear-un-nuevo-modelo-laboral-y-aa52f577c6c3

  7. Manuel Hidalgo dice:

    Yo lo veo más simple. Innovación siempre ha existido, desde la rueda al smartphone. La diferencia actual es la naturaleza de ésta, no los incentivos que los genera, que poco han cambiado. Simplemente la innovación actual discrimina como nunca antes las habilidades

  8. Javier dice:

    Mi percepción es que no hay empleos «de universitario» porque no hay industrias ni más empresas que las del consumo básico, la construcción y el turismo. Mientras eso no cambie, mejorando mucho las universidades sólo mejoraremos la calidad de nuestros expatriados

  9. Isaac dice:

    Y pese a esto, pese a que los universitarios españoles cobran una mierda, la desigualdad ha crecido en España cosa mala!

    • Manuel Hidalgo dice:

      Sí, pero básicamente porque el desempleo ha afectado más a los no unversitarios

      • Guillermo del Campo dice:

        Leyendo tu artículo, y viendo lo que pasa en las empresas, se me ocurre que el desempleo ha afectado más a los no universitarios, porque ahora mismo las empresas requieren títulos universitarios para cualquier cosa. Es lo que utilizan ahora mismo como criterio de diferenciación, aunque esos estudios no sean necesarios para desarrollar el trabajo.

        Por otro lado, y viendo las ofertas que hay de trabajo, he llegado a pensar que actualmente, la forma de diferenciación es hacer un máster, con lo que el actual sistema encarece la educación y permite que sólo la gente capaz de pagarse un máster sea la que acceda a los puestos de trabajo(hablo de los recién titulados). Por lo tanto, el actual sistema universitario, teniendo más oferta que demanda, hace que el sistema sea más injusto que si se ajustasen el número de licenciados a la demanda existente.

  10. […] asunto. La tesis central de Piketty en el libro, del que hablamos bastante en su día (también de desigualdad en general), es que el capitalismo tiende a aumentar la concentración de rentas, y con ello de […]

Comments are closed.