Economía

Sobre impuestos negativos y complementos salariales

20 Feb, 2015 - - @egocrata

Las propuestas económicas de Ciudadanos ha provocado cierto revuelo estos días. Que un partido político presente un programa económico no es del todo inusual, pero la charla de Garicano y Conthe no fue una presentación a la que estamos habituados en España: se hablaron de medidas concretas, con objetivos claros y una filosofía explícita, muy lejos del habitual refrito de conceptos abstractos e ideas etéreas («empleo de calidad» «solidaridad» «derecho a tener derechos») que acostumbran a plagar los programas de los partidos españoles. Es imposible evaluar si las conclusiones de la conferencia política del PSOE o el programa de Podemos darán unos resultados u otros, porque no hay nada parecido a un diseño o mecanismo legal explícito; las propuestas de Ciudadanos, aún con la falta de cifras, al menos permiten un análisis sobre posibles resultados y costes.

Muchas de las propuestas os sonarán familiares, ya que son cosas de las que hemos hablado alguna vez por aquí (contrato único, mochila austríaca, créditos sobre las rentas del trabajo, impuestos sobre el despido). De todas las medidas presentadas el martes, sin embargo, la que más me llamó la atención fue el complemento salarial anual garantizado, el nombre que han escogido para referirse al Earned Income Tax Credit (EITC), o Crédito sobre Renta del Trabajo (CRT) en mi (torpe) traducción de hace un año.

Aparte de que, por una extraña coincidencia, ahora mismo en el trabajo estamos pidiendo que Connecticut suba el CRT estatal tras los recortes de hace dos años (hago lo mismo en dos continentes), este clase de medidas forma parte de una familia de políticas públicas relativamente poco utilizada: darle dinero directamente a las familias con pocos ingresos. Como comentaba por aquí, hay señales que apuntan que es una forma de combatir la pobreza sorprendentemente efectiva, ya que los pobres a menudo saben perfectamente por qué lo son, pero no tienen dinero para remediarlo. Los CRT están relativamente bien estudiados, y la evidencia apunta que incluso tienen efectos positivos a largo plazo en el bienestar de los hijos de las familias que lo reciben. Dentro de esta categoría de políticas públicas, sin embargo, me preguntaba si un CRT es más o menos efectivo que otros dos programas parecidos, un impuesto negativo sobre la renta o una renta básica.

Primero, repasemos cómo funciona cada programa. Una renta básica es un pago incondicional, directo y automático a cualquier ciudadano por el hecho de estar vivo. Es simple, directo y sencillo, sin otro secreto que establecer la cantidad de los pagos y cómo recaudar para pagarlo. Un impuesto negativo sobre la renta (INR) es un poco distinto: es un crédito fiscal que recibe todo ciudadano por el hecho de estar vivo, y que se va reduciendo conforme aumentan sus ingresos. Por ejemplo, el estado podría dar €2.000 a alguien sin ingresos, y reducir el crédito €10 euros por cada €100 de ingresos. Alguien que ganara €10.000 al año recibiría €1.000; alguien que cobrara €20.000 no recibiría nada.

El CRT funciona de forma parecida al impuesto negativo sobre la renta con la diferencia que sólo aquellos que están trabajando reciben el crédito. En el diseño propuesto por Ciudadanos (muy parecido al modelo americano, que funciona bien) el crédito aumenta de entrada según el trabajador gana más, se estabiliza al llegar a un cierto nivel de renta, y desaparece lentamente después. La idea es por un lado, ayudar a los trabajadores con ingresos bajos dándoles ingresos adicionales, y por otro crear un incentivo para incorporar más trabajadores al mercado, y ya de paso, sacar a algunos de la economía sumergida. Un CRT no es un programa para pobres sin ingresos (Ciudadanos dice que les ayudarían con otros programas), sino para working poor, trabajadores cerca o por debajo del nivel de pobreza.

Comparar los efectos de un teórico INR (creo que no está siendo aplicado como tal en ninguna parte) y un CRT es interesante. Jesse Rothstein (vía National Review), un economista de Berkeley, tiene un artículo francamente interesante comparando ambos modelos y sus efectos sobre el mercado laboral, oferta de trabajo e ingresos. La idea básica de su modelo es bastante sencilla: un INR disminuye la necesidad de los trabajadores para buscar trabajo, y por tanto, reduce la oferta de mano de obra, la cantidad de gente buscando empleo. Un CRT, mientras tanto, crea un incentivo considerable para buscar empleo, haciendo que haya más gente buscando trabajo. Esto produce un efecto paradójico:

«The EITC is intended to encourage work. But EITC-induced increases in labor supply may drive wages down. I simulate the economic incidence of the EITC. In each scenario that I consider, a large portion of low-income single mothers’ EITC payments is captured by employers through reduced wages. Workers who are EITC ineligible also see wage declines. By contrast, a traditional Negative Income Tax (NIT ) discourages work, and so induces large transfers from employers to their workers. With my preferred parameters, $1 in EITC spending increases after-tax incomes by $0.73, while $1 spent on the NIT yields $1.39.»

Dicho en otras palabras: dado que con un CRT hay mucha más gente buscando trabajo, las empresas pueden ofrecer salarios menores; un porcentaje considerable de los subsidios es capturado por las empresas, que aprovechan la subvención para pagar menos dinero. Un INR, sin embargo, hace que haya menos currelas en el mercado, así que las empresas tienen que pagar más para atraerlos al mercado. El resultado es que por cada dólar que se invierta en un CRT, los ingresos después de impuestos aumentan 73 céntimos (que no está nada mal), mientras que por cada dólar invertido en un INR el retorno post-impuestos es 1,39 dólares.

¿Quiere decir esto que un INR (o una renta básica, que acabaría por funcionar igual) es claramente superior a un CRT? No necesariamente. Para empezar, un INR es considerablemente más caro. Por añadido, es difícil saber si la caída de la población activa será pequeña, o por el contrario será lo suficiente significativa como para provocar un agujero fiscal; el análisis se centra en el retorno de inversión de ambos programas, no sus efectos sobre el PIB o crecimiento económico.  El artículo, obviamente, parte de un modelo formal relativamente simple, así que Dios sabe los resultados que veríamos cuando un CRT o INR interactuaran con el resto del estado de bienestar, diversas situaciones familiares (una madre soltera responderá más a los incentivos, por ejemplo), niveles educativos o los puestos de trabajo disponibles.

Por supuesto (y aquí es donde entra la ideología de cada uno), es también posible creer que tener un trabajo y participar en la vitalidad de la economía es un bien en si mismo, así que los efectos de un CRT derivados del artículo serían deseables. Si por el contrario creemos que es más importante hacer a los ciudadanos menos dependientes del mercado, un INR es preferible, siempre que nos lo podamos permitir y no ahogue la economía.

En fin, da que pensar. No estoy seguro que podamos sacar grandes conclusiones sobre qué política pública sería más efectiva en España (hace falta ir más allá antes de decirlo, y obviamente calcular costes) pero da que pensar.


39 comentarios

  1. Alatriste dice:

    Esa es una pregunta interesante, una pregunta que pertenece tanto a la filosofía como a la economía ¿Debe incentivarse el trabajo porque es un bien en sí mismo (una forma de realización personal, un medio de socialización, lo que sea) o solamente porque es el medio necesario para alcanzar un bien distinto, que la gente se gane el sustento en lugar de pasar hambre y penalidades?

    Es además una pregunta que se va a ver inevitablemente relacionada en el futuro con la revolución que se avecina y que va a hacer que muchísimos trabajos se unan a la larga lista de los eliminados por los avances de la tecnología: en la lista de «especies amenazadas» figuran tantas profesiones de las que viven millones de personas hoy día (camioneros, taxistas, cajeros y repartidores para empezar, pero ni siquiera las profesiones intelectuales están seguras) que muchos empezamos a pensar que el trabajo se va a volver un bien codiciado y cada vez más escaso a lo largo del siglo XXI.

    • Felipe dice:

      Es muy posible que Steve Jobs se realizase con su trabajo, pero es más dudoso que un trabajo rutinario con un salario que no te permite salir del umbral de la pobreza (los que se refiere en este post) sea realizador y socializador. A este nivel, ganarse la vida es el objetivo más importante.

      No creo que el trabajo “intelectual” esté en vías de extinción. Aunque puede ser que para trabajos manuales y mentales rutinarios la demanda este disminuyendo mientras la oferta se mantiene constante.

      • Alatriste dice:

        Lo que dices tiene mucho sentido, hasta diría que es evidentemente cierto, pero también lo es que tenemos algunos contraejemplos de la vida real: para muchos jubilados quedarse sin un quehacer diario es profundamente deprimente, y la gente que trabaja desde casa o individualmente, como escritores, traductores, informáticos, etc, comenta con frecuencia que uno de los peores problemas es que sin compañeros de trabajo te aislas, que es demasiado fácil pasar días y días sin hablar con nadie.

        Respecto al trabajo intelectual, el tiempo lo dirá, es demasiado pronto para juzgar, pero hay ciertos avances que indican por dónde podrían ir los tiros, desde los programas traductores que siguen siendo muy malos pero (en general) ya no provocan carcajadas a la cantidad de personas que prefieren preguntar y/o buscar en Internet antes que consultar en persona a un farmacéutico, un abogado o hasta un médico.

  2. Las alternativas que se comentan, son interesantes, pero no resolverían el problema de empleo del país ni tan siquiera a medio plazo. Los cambios de modelo y, por consiguiente, de cultura económica y laboral, dan frutos a largo plazo. Lo que hacen falta son medidas de choque contra dos fenómenos, bien extendidos, el empleo sumergido en sus distintas versiones (cobro en negro, contratos de menos horas que las efectivas, etc.) y el abandono tecnológico en que están sumidas muchas pequeñas, e incluso medianas, empresas. Si a ello añadiéramos una lucha intensa contra el fraude fiscal y laboral en el comercio, avanzaríamos bastante.
    Pero no nos quedemos cortos, se avanzaría más si las empresas españolas invirtieran en I+D, con relación al estado, lo que invierten sus pares en Europa; no podemos continuar con unas empresas que invierten la mitad que el estado.
    Lo «otro» está bien, pero no nos sacará del agujero en el que nos encontramos,

  3. bat dice:

    Yo diría que las ofertas de empleo tipo «te hago contrato de becario-media-jornada-SMI y no te quejes que con el CRT llegas a 1.000 euros» van a ser legión.

    • carlos dice:

      +1

      Esto no hace más que incitar al fraude.

      Mejor cobrar en negro una parte, total, lo cobras dos veces porque el Estado te compensa lo que falta.

      Hablamos de incentivos por aquí mucho. Pues menudo incentivo al trabajo en negro.

    • LiMA dice:

      normalmente el grueso de la ayuda se dirige a las familias y no a personas individuales, con lo que ese riesgo disminuye (es muy difícil pagar distinto a tus empleados según sus circunstancias familiares). Por otra parte, las ayudas están diseñadas para gente que está cerca del salario mínimo, por lo que no hay mucho margen para reducir el salario.

      como dice Roger, la interacción de esta medida con los programas ya en marcha de ayudas sociales puede ser una incógnita. Pero los elementos básicos están ya muy estudiados en otros países y los problemas obvios ya han tenido soluciones hace tiempo

    • juan dice:

      En efecto, una subvención a las empresas que puedan pagar menos, bien por falta de valor añadido, o bien por tener una gestión directamente explotadora de la gente.

    • spartan dice:

      Creo que con un salario mínimo «sectorial» en vez de (o además de) el SMI, quizás se podría evitar el hackeo empresarial al CRT. Más aún, si de verdad acabamos con el ecosistema de modelos de contrato, de manera que no se puedan hacer contratos de obra y otras triquiñuelas.

    • Amalia dice:

      Ese efecto lo pude ver en Alemania con las ayudas a los trabajadores con bajo salario, así que nada nuevo bajo el sol.

  4. casty dice:

    ¿Cómo es posible que las ayudas a los pobres sin ingresos vayan en un programa separado de las de los pobres con?

    Si, precisamente, la idea es incentivar que los pobres pasen del primer grupo al segundo, ambos programas tendrían que ir sincronizados de alguna forma. No tiene sentido explicar un programa y no el otro.

  5. Felipe dice:

    ¡Excelente material para la reflexión!

    En el caso del CRT, la parte del dinero que se llevan los empleadores al pagar salarios más bajos se puede ver como una subvención al empleo para trabajadores en riesgo de ir a las filas del paro. Si una empresa puede pagar un salario más bajo, le merece más la pena contratar personal.

    De hecho en el programa de Ciudadanos hay alguna subvención directa que se llevarían las empresas que contratasen parados de larga duración. No es tan diferente, porque las subvenciones directas al empleo, si aumentan el empleo también pueden tirar a la baja de los salarios.

    Como se ve en el artículo, el CRT y el INR tienen efectos y ventajas diferentes.

    El INR ayuda a llegar a fin de mes, tanto a los que pueden trabajar como a los que no pueden. Aunque también a los que no quieren o prefieren trabajar en negro. No distorsiona salarios.

    El CRT incentiva el trabajo declarado y la contratación, pero no llega a los que no pueden trabajar y distorsiona los salarios a la baja.

    No es obvio decidirse entre uno u otro porque los dos tienen sus ventajas e inconvenientes. De hecho son complementarios, porque el INR es más efectivo aumentando la equidad de un modo universal y el CRT es más efectivo en premiar el trabajo, aumentar la tasa de empleo y disminuir el paro de larga duración.

    Creo que lo ideal es una combinación de los dos.

    • Felipe dice:

      Además, si los menores participan en el INR, tiene más efectos positivos sobre equidad (a una familia con hijos le cuesta más llegar a fin de mes que sin hijos) y es un incentivo para la paternidad.

      • Fenix dice:

        ¿Para la paternidad de quien? ¿De verdad queremos reducir la natalidad de la clase media para aumentar la de los pobres? Porque el impacto de los impuestos sobre la natalidad de la clase media (pagadores netos) también existe.

        Lo que usted propone es alterar la dinámica demográfica en contra de los K-estrategas y en favor de los r-strategas.

        http://en.wikipedia.org/wiki/R/K_selection_theory

        • Felipe dice:

          1. Los hijos de pobres no tienen por que ser pobres
          2. Si quieres pagar las pensiones dentro de 30-40 años necesitaremos que aumente la natalidad de pobres, ricos, extranjeros y alienígenas

          • Fenix dice:

            La medida no tiene un impacto claramente positivo sobre la natalidad bruta, porque se paga con impuestos de gente que tambien puede reproducirse. La redistribucion de dinero muy probablemente solo redistribuye natalidad.

            Los hijos de los pobres que se crian gracias a subsidios ligados a la natalidad son un subgrupo muy jodido de pobres.

            • Felipe dice:

              Estás quitando renta a gente que decide no tener hijos y dándosela a los que sí tienen hijos, a los que tienen rentas bajas, pero también a los de rentas medias (o por lo menos es más neutral con estos últimos). Si añades otras medidas como escuelas de 0 a 3 años y conciliación del trabajo puedes tener un impacto muy positivo en natalidad de clases medias.

              • Felipe dice:

                Quería decir conciliación de la vida familiar con el trabajo

              • Fenix dice:

                Una deducción por hijo está bien, pero de los impuestos que uno paga. Las educacion y las guarderias tambien son buena idea.

                Pero ni un duro en subsidios por nacimiento. Porque lo que acabas pagando es familias masivas y desestructuradas, que se profesionalizan en cazar esos subsidios. O al menos por un límite por mujer de hijos subsidiados.

                Repito: subsidiar r-estrategias es el peor riesgo de cualquier política familiar. Y es lo mas anti-social y anti-económico que existe, y los subsidios de suma fija por hijo lo hacen seguro.

    • Felipe dice:

      No he hecho las cuentas, pero a ojo da la impresión de que CRT es bastante más barato que INR. En INR todos los que no trabajan o trabajan en negro, así como los trabajadores con salarios bajos, serían receptores netos. En CRT los receptores netos serían solo los trabajadores con sueldos más bajos. Hay muchas más personas que no trabajan que trabajadores con salarios precarios.

      • Fenix dice:

        Pero es que al abaratar los salarios de forma estructural, se crea empleo adicional. Con mochila austriaca y contrato unico, muchísimo mas.

        El programa de Ciudatadans se resume en: salarios mas bajos y redistribucion compensatoria.

        Evidentemente es buena idea.

        • Felipe dice:

          Lo es. Pero solo hay redistribución para los que trabajan. Falta compensación para ciudadanos que se quedan fuera del mercado laboral y sus hijos. La renta mínima de inserción es un buen complemento al programa de ciudadanos.

    • Felipe dice:

      CRT + renta mínima de inserción (como en el país vasco) podría ser una buena combinación, que cubre bastantes huecos y no es demasiado gravosa

  6. Gonzalo dice:

    Me ha encantado el artículo. Yo creo que sería cuestión de hacer la prueba. En una legislatura, dos años de INR y dos de CRT. Y comprobar… O hacer una tercera vía. En cualquier caso, interesante debate. Yo soy partidario del CRT, porque desincentiva la economía sumergida.
    Un saludo

    • Fenix dice:

      Medirá usted el impacto a dos años de la medida.

      Verá, midiendo el impacto a dos años, le aseguro que la política fiscal y monetaria de Argentina es mucho mejor que la de Alemania. Argentina es el país del mundo que hace mejores políticas a un horizonte de dos años vista.

  7. […] Roger Senserrich | Artículo publicado en Politikon […]

  8. Fenix dice:

    Yo diría que las ofertas de empleo tipo “te hago contrato de becario-media-jornada-SMI y no te quejes que con el CRT llegas a 1.000 euros” van a ser legión.

    Y si con el CRT llega a 1.000 euros, ¿por que iba a quejarse?

    Los trabajadores no cualificados de los paises desarrollados sufren una fuerte competencia de los trabajadores no cualificados de paises en desarrollo. Solo pueden ser competitivos costando muy poco, y la mejor forma de que cuesten poco es que entre todos paguemos la diferencia.

    ¿Que diferencia? La diferencia entre la productividad marginal (en un mundo globalizado) y un salario «digno» es algo que tenemos pagar entre todos. Y nos sale mas barato pagar esa diferencia que tener que pagarlo todo (en forma de subsidios de subsistencia) y encima no disponer de ese trabajo para nuestro tejido productivo.

  9. Dominique dice:

    Como comentaba Gonzalo y teniendo en cuenta la importancia de la economía sumergida en nuestro país, el CRT sería positivo cara a aflorar muchos de los empleos sumergidos. El inconveniente como apunta el artículo es que habría tendencia a la baja de determinados salarios considerando que el estado complementaria esos sueldos. A eso hay que sumarle que uno de cada tres españoles cobra el sueldo mínimo (dato sobre declaraciones reales a la AEAT en 2012) lo que complicaría de inicio la implementación del CRT. En todo caso depende del diseño final de la propuesta.

    Por otra parte, en otros posts recientes del blog se señalaba la importancia de no hablar de moral y sí de incentivos por tanto tendría cuidado con argumentos como «tener un trabajo y participar en la vitalidad de la economía es un bien en si mismo».

    • Alatriste dice:

      Es ciertamente un argumento peligroso pero muchísima gente estaría de acuerdo, sobre todo si en la hipotética encuesta se preguntara al revés «¿Piensa que cobrar un sueldo sin ganarlo es inmoral, o degradante?»

      Esa «ética del trabajo» – que por cierto habría dejado de piedra a todos o casi todos los antiguos filósofos griegos, entre otros muchos ejemplos – la inmensa mayoría la tiene grabada a fuego. Y también hay que decir que si de repente empezara a llover maná del cielo y ya no hiciera falta trabajar para vivir como mínimo durante un periodo de transición el aburrimiento iba a ser un problema social gravísimo, algo que de hecho ya ocurre con la jubilación…

    • dalek_fan dice:

      A veces escuchando eso, parece que debería gustarnos trabajar por amor al arte porque «el trabajo es un bien en si mismo» y «el trabajo complementa a la persona». Luego nos sorprendemos si desde la izquierda que muchos califican de infantil y sectaria se publican cosas en las que hablan de cómo se pretenden ligar los derechos única y exclusivamente a la posesión de un trabajo, en una suerte de promoción moralizante de un supuesto esfuerzo que casualmente siempre va en la misma dirección.

  10. teofiloserrano dice:

    Y ¿por qué no estudiar sistemas que están en marcha en paises como UK desde hace tiempo, como el Income Support o el Housing Benefit? Allí llevan mucho tiempo y mucho trabajo dedicado a tratar de perfeccionar estos sistemas. Aunque creo que ese es el origen de las propuestas de Cs

  11. Algar dice:

    Yo creo que el efecto de un CRT es algo incierto.
    Por un lado, porque el salario negociado aumentaría pero menos que en la cuantía del impuesto negativo y además el salario real no tendría porque aumentar.
    Por otro lado, sí que es cierto que disminuiría el desempleo pero no sabemos hasta que punto. Yo creo que sería una medida adecuada para eliminar el SMI (y así, de paso, disminuir el desempleo estructural).

  12. Navarta dice:

    Vamos a ver, ¿es que somos tontos los españoles y mientras el resto del mundo implantaba programas de este tipo nosotros mirábamos las olas del mar?.
    En España tenemos ejemplos muy similares a CRT como es el caso del Subsidio para trabajadores por cuenta ajena del sector agrario en Andalucía y Extremadura (El denostado PER, aunque estas siglas se refieren a los planes de empleo y no al subsidio en si mismo). Este subsidio sólo es percibido por trabajadores, es decir, por personas que han trabajado al menos 35 días en el sector agrícola, vamos un ejemplo de libro de CRT.
    Además, como se comprobó durante la burbuja inmobiliaria, este subsidio no ha desincentivado el empleo, ni mucho menos, cuando los salarios en la construcción subieron, una masa ingente de trabajadores agrícolas abandonó este sector para incorporarse al de la construcción. Eso sí, la existencia de este subsidio si ha generado un campo abonado para la contratación de inmigrantes en condiciones inhumanas, con estos ingresos mínimos, los jornaleros españoles pudieron permitirse no aceptar condiciones de trabajo como las de los marroquíes en El Ejido, malviviendo en un mar de plásticos en infraviviendas, la mayoría hombres sólos sin familia, porque el sueldo no permite acceder acondiciones de vida dignas.
    Por tanto más que bajar de la montaña con las tablas de la Ley esculpidas en piedra, los de Ciudadans y otros similares, harían bien en conocer y estudiar los efectos de las políticas públicas que se han aplicado en España y evaluar sus resultados, el problema no es la falta de ideas en España, el problema es que nadie se para a comprobar cuales son buenas y cuales no evaluando resultados.
    Por cierto, entre los efectos positivos del Subsidio agrario como CRT, se le podría contabilizar en ingente número de jóvenes que hemos llegado a cursar estudios universitarios porque nuestros progenitores pudieron tener unas rentas mínimas para sostener los gastos familiares mientras nosotros nos buscábamos la vida para estudiar sin tener que buscar rentas mayores para sostener al resto del núcleo familiar.

  13. Fran Mowinckel dice:

    No tengo una opinión a favor ni en contra del CRT. No me parece correcta, o mejor dicho, no me parece útil la forma de analizar la medida y de definirla.

    Según lo que he entendido del artículo, es un complemento variable a las rentas de los trabajadores que decrece con la renta según alguna regla o algoritmo no definido.

    No es una medida para el incentivo de la búsqueda de empleo, ese es uno de los posibles efectos en el contexto de nuestra sociedad y la situación actual.

    Tampoco lo es para mejorar la competitividad de las empresas, ese es de nuevo otro de los posibles efectos en el contexto de nuestra sociedad y la situación actual.

    Tampoco creo que sea incompatible con el INR, sólo si se quiere implementar para ofrecer los efectos mágicos anteriores (resultando así mucho más caras). Entonces sí serían claramente incompatibles pero porque el gasto en una supondría que no habría presupuesto para la otra (ni para otras medidas no relacionadas).

    Como se menciona en uno de los comentarios, creo que podrían funcionar perfectamente ambas medidas de forma conjunta. Pero ni la una ni la otra tienen nada que ver con el trabajo en negro o el abuso empresarial para obtener más beneficios. Esos son problemas, que por cierto ya estaban aquí, debidos al contexto de nuestra sociedad y situación actual.

  14. […] Sobre impuestos negativos y complementos salariales […]

  15. Shine dice:

    Quizá lo más brillante de la exposición de Cuñaricano haya sido que nadie le haya pedido detalles concretos de sus medidas.

  16. Blale dice:

    Sí todo esto está muy bien, pero si las empresas que hay se cierran y las que quieren crearse se capan, nadie ba a trabajar ni con CRT ni con INR, ni con nada. Hay que eliminar trabas e incentivar y facilitar la creación de empresas y también hay que cambiar el modelo productivo. Pasar de albañiles y camareros a empleados en empresas de nuevas tecnologías. En España hay talento. Animo a Politikon a que proponga como hacerlo.

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