GID

Sobre las habilidades no cognitivas

20 Ene, 2015 - - @octavio_medina

Hace un par de meses Gabriel Táuriz publicaba un artículo sobre lo que nos dice la psicología sobre la capacidad predictiva de los distintos métodos de selección de personal. La conclusión es que los test que miden la capacidad cognitiva, a través del proxy del cociente intelectual, constituyen el mejor instrumento de que se dispone en la actualidad. Aprovecho para llevarme el agua a mi molino y hablar de otra serie de habilidades, las no-cognitivas, que han ido cobrando bastante relevancia en el campo de la economía de la educación.

Cambiemos de hemisferio para un ejemplo práctico. En Estados Unidos las personas que en su día no acabaron la educación secundaria pueden hacer un examen alternativo llamado GED (General Education Development) para demostrar que cumplen los requisitos necesarios para graduarse. A nivel de conocimientos, según los estudios que se han hecho, el GED y el graduado escolar normal son equivalentes. Lo curioso es que cuando uno compara a graduados de secundaria con personas que han aprobado el GED, aun a niveles de notas similares, se encuentra con resultados muy diferentes. Los que aprueban el GED, por ejemplo, tienen tasas de paro más elevadas y porcentajes de graduación en educación terciaria más bajos.

Hay varias explicaciones, por ejemplo el que los graduados de GED estén estigmatizados por los empleadores (de ahí la tasa de paro superior), o que el GED no esté midiendo otro tipo de habilidades o factores que también son importantes a la hora de predecir el éxito en el mercado laboral o la universidad: lo que llamamos las habilidades no-cognitivas. Entre estas habilidades nos encontramos cosas como la perseverancia (o grit en inglés), la empatía, el autocontrol o la tolerancia hacia otras opiniones.

Volviendo al caso de los GED, la evidencia más reciente sugiere que quizá la diferencia en estas habilidades sea el principal problema. Las figuras siguientes muestran las diferencias en habilidades cognitivas y no-cognitivas entre graduados de secundaria, estudiantes que nunca se graduaron, y los que lo hicieron posteriormente con un GED. Mientras que apenas hay diferencias en términos de conocimiento adquirido, en el comportamiento medido a través de habilidades no-cognitivas (usando como proxy factores como el consumo excesivo de alcohol, violencia, o delincuencia), los graduados GED son prácticamente idénticos a los que nunca se graduaron.

1. Figure 6 - Cognitive1. Figure 6 - Cognitive

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Aunque todo esto suene algo etéreo, la literatura reciente ha mostrado que los tests que miden lo no-cognitivo tienen un valor predictivo bastante bueno, y en ocasiones similar a los tests que miden lo cognitivo. Por ejemplo, la asociación entre algunas de las llamadas “Cinco Grandes” (Big Five) habilidades no-cognitivas (responsabilidad o diligencia, apertura a nuevas experiencias, extroversión, afabilidad o capacidad de trabajar con otros, y finalmente estabilidad emocional) y los años de escolarización, aun cuando se controla por inteligencia, es bastante alta. Otros estudios recientes van más allá y apuntan a relaciones causales, postulando que las habilidades no-cognitivas influirían en los resultados académicos y en algunos tests que supuestamente miden lo cognitivo, pero que también se ven muy afectados por otras variables como el esfuerzo que le eche el estudiante, por ejemplo. El auge del interés por esta clase de habilidades no es de extrañar, dada la poca capacidad que tienen los tests tradicionales de predecir cosas como el salario futuro de un individuo (como dicen Kautz et al, apenas el 17% de la varianza de ingresos en la edad adulta se pueden explicar por los resultados de resultados de exámenes de la adolescencia).

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No obstante, quizá la característica más relevante de las habilidades no-cognitivas es que, comparadas con el cociente intelectual, han demostrado ser mucho más maleables hasta edades mayores. La mayoría de intervenciones que han conseguido aumentar el cociente intelectual de forma permanente se llevaron a cabo en los primeros años de vida de los niños, mientras que hay ejemplos de intervenciones más tardías sobre lo no-cognitivo que se sostienen con el tiempo. Un ejemplo claro es el del Perry Preschool Project, una intervención de educación temprana para niños de familias afro-americanas de bajos ingresos. Aunque los incrementos iniciales en habilidades cognitivas (medidos por tests de cociente intelectual) se fueron disipando a medida que pasaban los años, los beneficiarios del programa mostraban mejoras muy importantes en otros indicadores relevantes como las tasas de empleo a los 40 (ambos sexos) y graduación escolar (para chicas), comparados con los niños que no se beneficiaron de la intervención.

4. Perry Program IQ


9 comentarios

  1. Me ha gustado mucho el artículo, pero me da la sensación de que este debate es más abierto de lo que aparenta. Me pregunto si la habilidades no cognitivas se refuerzan durante la escolarización o es la posesión de esas habilidades no cognitivas lo que favorece la permanencia del alumno en la escuela, que no abandone. Si fuese lo segundo, la duración de la escolarización podría jugar más como una señal de si el candidato posee habilidades no cognitivas para la selección de personal. Pero si realmente las habilidades no cognitivas se pueden reforzar en la escuela quizá ello pueda depender del sistema educativo. En ese caso probablemente los resultados para EEUU podrían diferir de los de otros países, que podrían estar más avanzados o más retrasados en la transmisión de esas habilidades. E incluso quizá el propio entorno cultural propio de cada país podría influir en cómo se perciben esas habilidades.

    Un cordial saludo.

  2. Javier dice:

    Muy interesante el post (como suelen serlo por aquí). Una dudacomentario sobre los Big Five:
    Decís que «algunas de las llamadas “Cinco Grandes” (Big Five) habilidades no-cognitivas (responsabilidad o diligencia, apertura a nuevas experiencias, extroversión, afabilidad o capacidad de trabajar con otros, y finalmente estabilidad emocional)»,
    si yo tengo entendido bien, los Big Five son rasgos de personalidad (http://en.wikipedia.org/wiki/Big_Five_personality_traits), que es algo diferente a una habilidad tanto conceptualmente como en la práctica, mucho más básico y, aquí hay más discusión en psicología, con mucha carga genética. Además que la medición e interpretación de unos y otros son también muy diferentes. Por tanto, ¿no sería incorrecto hablar de ellos como habilidades no-cognitivas? No sé si quizás haya alguna línea de investigación que relacione de cada rasgo de personalidad con una habilidad o que las equipare, pero al menos creo que en psicología se daría como ampliamente aceptado que son cosas diferentes los rasgos de la personalidad y las habilidades.

    • Javier dice:

      Mare del deu, las consecuencias de darle a enviar sin releer:
      «*además de que»
      «*que relacione cada rasgo de personalidad con»

    • Ullman dice:

      Estoy de acuerdo. En la propia wikipedia da estos datos: «Among four recent twin studies, the mean percentage for heritability was calculated for each personality and it was concluded that heritability influenced the five factors broadly. The self-report measures were as follows: openness to experience was estimated to have a 57% genetic influence, extraversion 54%, conscientiousness 49%, neuroticism 48%, and agreeableness 42%».

      Por lo demás, muy interesante el artículo.

  3. José Manuel dice:

    Nada más quería comentar sobre los resultados de IQ. Si el normal es 100, están una desviación estándar por abajo del promedio. ¿Eso es mucho, no es así? Casi demasiado: ¡están ya de entrada en el decil más bajo!

  4. Santiago dice:

    Se me ocurre que, para usar un instrumento como sistema de selección de personal, no importa solo lo predictivo que sea el instrumento, sino lo manipulable que sea por quien lo toma.
    En un test que mida «habilidades no cognitivas» para un estudio, es probable que un porcentaje alto de la muestra conteste con sinceridad o no sepa cual es la respuesta «correcta» o deseable. Si estos tests se generalizan como sistema de selección de personal, habrá un enorme incentivo para que los individuos aprendan cual es la respuesta que les da mayor probabilidad de que los contraten, y seleccione esa respuesta aunque no sea su respuesta sincera. Los test que miden habilidades cognitivas estilo cociente intelectual, aunque también son entrenables, seguramente lo son en menor medida.

    • dalek_fan dice:

      Cosa que ya se hace ahora con los métodos de selección actuales.
      Eso sin entrar a hablar de los propios métodos de selección, campo de la pseudociencia mas atroz, cuando no de tratar directamente al entrevistado como un mono de feria a ver cúanto es capaz de humillarse.

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