Política

Es país para viejos (o el parlamento generacional)

17 Dic, 2014 - - @plata_nacho

Hace unos días una voz vieja de la socialdemocracia española, el mismísimo Iñaki Gabilondo, titulaba su firma en la Cadena Ser “No es País para Jóvenes”. La verdad es que la situación en nuestro país cada vez está más en las antípodas del título de la película de los Coen. Pese a esta referencia, el tema no está para bromas. Al contrario, puede convertirse en uno de los problemas clave en nuestro no tan futuro panorama socio-económico, pero también político. Ese es el objetivo de esta entrada que, tirando un poco de política-ficción, pretende imaginar la posible revolución política que se nos puede avecinar debido al envejecimiento de la población. En concreto, queremos ver cuáles son los elementos institucionales que convierten este tema en una cuestión espinosa para los partidos políticos, haciéndoles caer en curiosas propuestas contradictorias como las que describía Roger Senserrich hace unos días (ver aquí).

La desigualdad, tan tristemente de moda últimamente, juega en España con la camiseta de la edad. La Roja, con sus dificultades para dar un relevo generacional tras la borrachera de títulos, es una buena metáfora de lo que le pasa al país. Mientras que unos se han visto apenas afectados (pensiones cuasi-universales que –afortunadamente– apenas se han recortado), otros están recibiendo el duro golpe de la crisis. Los jóvenes han perdido sus empleos o se mantienen en una espiral de precariedad (ver aquí).

Alguien podría preguntar, con mucho sentido común, ¿y no se puede hacer nada para cambiar esta tendencia? Sí, pero hay alguna que otra complicación política. Por ejemplo, reducir el gasto en pensiones implica, casi de manera inmediata, la pérdida de un puñado alto de votos. No sucede lo mismo, sin embargo, con los jóvenes. Se podría decir que, todavía, los intereses de los jóvenes no están agrupados en un clivaje claro que les una como constituency de votantes, o sin tanto anglicismo, no son aún un grupo cohesionado de electores que se movilicen en torno a unos intereses concretos y al que un partido pueda apelar con determinadas políticas.

Sin embargo, los movimientos electorales recientes parecen sugerir que algo así ya está comenzando a gestarse en el mapa político. Quizá no sea una cuestión únicamente de la edad, sino de un cambio estructural del electorado (principalmente socialdemócrata), que de unos años a esta parte está dividiendo a los votantes entre los que están dentro del sistema y los que no lo están. Y, gracias en parte a la regulación laboral, la edad parece ser un eje esencial en esta división entre los “insiders” y los “outsiders”. No por casualidad le decía Pablo Iglesias a Enric Juliana que “lo de los abuelos nos desespera”.

Ante este cambio nos hemos preguntado qué pasaría si la edad (y los derechos sociales ligados a ella) se convirtiera en el clivaje central de la discusión política en España. Para ello, fantaseamos con que en la deseada reforma electoral se decidiera, para acabar con el territorialismo inherente a la política española, buscar un criterio distinto para la distribución de las circunscripciones: la edad. Por ejemplo, en un parlamento con 350 diputados, tendríamos entre todos los mayores de 18, 350 grupos de edad en orden ascendente y de igual tamaño. Teniendo en cuenta que hay unos 35 millones de electores en nuestro país, el tamaño de cada escaño sería de unos 100,000 electores. El primer escaño del congreso tendría por electores a los 100,000 votantes más jóvenes, el segundo a los siguientes 100,000 y así sucesivamente. El sistema de asignación de los escaños seria por tanto mayoritario puro.[1]

Desde luego, tal diseño institucional resaltaría las distintas preferencias políticas de cada generación, que actualmente se encuentran más o menos difusas entre partidos que se agrupan en torno a otros clivajes (izquierda/derecha, nacionalismo/no-nacionalismo, etc.), y por lo tanto los partidos que surgirían serán completamente distintos a los actuales, con unas nuevas dinámicas entre votantes y  partidos difíciles de predecir. Ahora bien, como apuntábamos más arriba, parece que ya se está surgiendo un nuevo clivaje entre “outsiders” (entre los que predominan los jóvenes) e “insiders” (entre los que predominarían, por ejemplo, los “fijos” y pensionistas).[2] Por ello hemos imaginado qué hubiera pasado en este parlamento extrapolando los últimos datos del CIS del mes de Octubre.[3] La tabla siguiente nos muestra un nuevo bipartidismo, que llevaría al PSOE a la total irrelevancia parlamentaria, con el PP (el partido de los mayores) con una mayoría absoluta de 193 escaños, y Podemos (el partido de la oposición de los jóvenes) con un total de 167 escaños.

CISNacho Plata[4]     
Este parlamento es la representación de uno de los conflictos sociales que subyace nuestra sociedad, el conflicto inter-generacional, que en los últimos años se está decantando claramente en favor de una parte de la sociedad. La estructura de nuestro mercado laboral – trabajadores protegidos (mayores) y trabajadores precarios (jóvenes)- y nuestro sistema de pensiones son los fundamentos de este fenómeno. El futuro, no nos engañemos, es aún peor. Un escenario donde deberán convivir un mercado laboral ineficiente y una estructura demográfica que empieza a convertirse en una pirámide invertida. Las soluciones no parecen fáciles. Lamentablemente, algunas propuestas suenan a falacias que desgraciadamente no nos van a resolver los problemas. Son varias, pero hay dos que ahora copan portadas de periódicos: por un lado, la porción del trabajo en la que mayores dejan sus puestos a los jóvenes (ver extensa evidencia en contra 1, 2  y 3), y por otro, el aumento de productividad que todo lo resolverá sin necesidad de una mayor recaudación de impuestos, un retraso de la edad de jubilación o una reforma del sistema contributivo de pensiones (bien explicado aquí).

Desde luego, esa reforma sí que requeriría “quitarle el candado” al diseño institucional actual.  Es necesario renegociar un nuevo contrato social, un contrato inter-generacional con un mercado laboral dinámico que dé oportunidades a todos. Crear un Defensor de Generaciones Futuras a la vez que se proponen medidas para apelar a los mayores (recortes a la edad de jubilación, aumento de las pensiones, etc.) solo se explica por un intento de ganar votos de todos los lados, sin proteger efectivamente a los que más están padeciendo la crisis. Quizá un parlamento como el que hemos descrito podría efectivamente romper ese candado y promover un nuevo contrato social. Entre tanto, lo que parece claro es que seguiremos con los parches hasta que la pelota explote, o como ya le pasó a la Roja, hasta que algún europeo que ya hizo la reforma nos obligue a cambiar.

[1] Una versión suavizada de este ejemplo seria escoger grupos de edad más grandes donde se asignan un mayor número de escaños que se repartiría de una forma más proporcional. Nos quedamos con el primer caso, pues ejemplifica muy bien la historia que hoy nos compete.

[2] De nuevo, estas categorías no tienen una definición claras ni se corresponden totalmente con la edad (otros factores como la precariedad laboral, la educación, etc. son claves), pero creemos que puede ser un buen indicador de lo que defendemos.

[3] Lo que hacemos es tomar la última encuesta del CIS, con la intención de voto por grupos de edad. Elaboramos una cocina del voto por cada grupo de edad a partir de la cocina del CIS, que básicamente transfiere casi todos los votos ocultos al PP e incluso resta votos declarados a Podemos (con el PSOE quedándose prácticamente igual). Suponemos que el voto oculto está relacionado con la edad: a mayor edad, menos creíble es que el votante del PP se abstenga y que el votante cuya intención es votar a Podemos cumpla lo que dice.

[4] Este parlamento es una simplificación de nuestra compleja realidad, donde el eje territorial juega un papel fundamental, y por tanto elimina de la cámara de representación a partidos como CiU, PNV, ERC, o Amaiur. De acuerdo con el informe del CIS y asumiendo los patrones del pasado ya descritos, asumimos una abstención que sigue una U invertida con la edad, y cuya media total es del 34% (para una discusión sobre la estimación de la abstención, ver aquí).


21 comentarios

  1. Estoy de acuerdo en que los conflictos generacionales tienen mucha importancia. El problema que veo es que son de muy complicada solución. Los problemas importantes en España son objeto de discusiones eternas. Este problema se viene debatiendo con mucha intensidad al menos desde la época de las reconversiones. Teniendo en cuenta el ritmo de avance de este tipo de discusiones, en las que se dan pasos de década en década, por joven que sea, uno tiene pocos incentivos en luchar por un marco más favorable para la juventud, ya que pasadas las décadas uno ya no será tan joven. Lo que sí que creo que es más viable es que el marco se adapte a características que, al contrario que la juventud, no se pierden y son muy comunes en una determinada generación (nivel de formación, nivel de experiencia, haber padecido las consecuencias de esta crisis con especial intensidad, etc.).

    Un cordial saludo.

  2. Gerion dice:

    Puede contemplarse el trabajo compartido (gracias JJarauta) como una opción viable – trabajar 5 horas diarias por decreto -, si se implanta progresivamente en un plazo prudencial – pongamos 20 años, para que a los hipotecados actuales nos dé tiempo a pagarla sin pasar apuros -.
    Cierto que ganaremos menos dinero, pero teniendo en cuenta que eso ya está ocurriendo – véanse recientes incrementos de jornada, sin salario aparejado, o supresiones monetarias directas por decreto -, casi mejor que al menos sea para todos igual. Y no enumero todas las implicaciones.

  3. minded dice:

    Otra deposición del ya manido «¡Mi papá es un hijoputa que me quita mi (merecidísimo) puesto de trabajo!»

    Espero que al menos renuncies a la herencia que tan egoístamente él ha ganado.

    Y recuerda que, al tiempo que los mayores te joden a ti, tú estás jodiendo a los que vienen detrás de ti.

    • Pescador dice:

      ¿Que herencia?¿ Se pueden heredar las «farturas»? ¿Ese pisazo en el centro y ese apartamentazo en la costa que no voy a poder mantener por la ruina de los ayuntamientos? ¿Atesoran metales nobles?

    • Pescador dice:

      Aquí pasamos todos sobre ascuas, que digo ascuas, llamas vivas , sobre esos apañitos de la «generación que nos sacó de la dictadura» – deseando con todas su fuerzas que Franco se muriera, como así acabo pasando- para jubilarse contandolos últimos ocho años, luego diez, luego… de cotización, lo que daba oportunidad de un muy noble y leal incremento final de la pensión. O como se compró – y se compra, aún se compra..,- paz social prejubilando con garantias casí integras a señores de 55 años en el metal, la banca o la empresa pública, dandole una patada a los costes al futuro. O como se ahorra en Erasmus – total, si aprenden un idioma se van a ir fuera- mientras que Inserso Travels sigue funcionando.
      Na, que los del baby boom lo llevamos chungo – estamos en la edad ideal para perder un trabajo y no encontrar otro, por puretas mal acostumbrados- pero los democracy babies lo llevan a un peor: no pueden perder su trabajo porque, en su mayoría, se lo llevan los chinos…eso si, rigurosamente etiquetado en castellano y envasado en Spain

  4. Epicureo dice:

    Si la división entre «insiders» y «outsiders» fuera solamente una cuestión de edad, se trataría únicamente de como distribuir los ingresos a lo largo de la vida. ¿aceptarías pasarlo relativamente mal hasta los 40 años para luego disfrutar de una vida cómoda y tranquila hasta que te mueras? Esa pregunta no tiene una respuesta obvia, cualquiera que sea tu edad.

    El problema, claro, es que no se trata de eso. Los insiders no lo son por edad: lo son porque entraron al mercado laboral en una época en la que era relativamente fácil tener un trabajo para toda la vida y cotizar sin interrupción. Los que tuvieron suerte, claro, porque hay MUCHOS outsiders de más de 45 años, que se quedaron sin trabajo en la crisis y no hay manera de volver al carril.

    Lo que ocurre es simplemente que ha cambiado el sistema. En el nuevo capitalismo el trabajo digno, seguro y bien pagado ya no existe (salvo para los privilegiados que han heredado buenas relaciones, educación excepcional o un gran talento). Desaparecerá cuando se jubilen los residuos de la época anterior. Para entonces también habrán desaparecido las pensiones generosas, debido a la crisis demográfica. Y así la aparente lucha de generaciones se desvanecerá como lo que es, una ilusión, que no hacía más que encubrir lo de siempre: una lucha de clases con un claro ganador.

  5. uno que pasa dice:

    Tío, escribe una novela, que te ha quedado muy bien.

  6. Carlos Gonzalez Rodriguez dice:

    Hacía mucho tiempo que no veía tantos despropósitos en tan reducido espacio. En primer lugar, las pensiones actuales son una deuda del estado que el trabajador ha pagado con sus cuotas. Otra cosa serían futuros acuerdos. En segundo lugar, los empleos fijos no son un privilegio, sino la situación que debería ser normal; en tercer lugar, en lugar de luchar por lo evidente, mantener y superar el estado de bienestar, y luchar contra el capitalismo extractivo, se propone institucionalizar una lucha intergeneracional. Lamentable.

    • Moisés dice:

      Pues tú explica por qué entonces, si no hay lucha (que le llamas tú, no yo) generacional, cuando miras los nombres en las juntas de accionistas de las empresas, en los propietarios de más de 2 inmuebles, en el parlamento y en los gobiernos desde hace rato, te encuentras un elevadísimo por ciento de gente con más de 55 tacos de almanaque; Y cuando miras las listas del paro, te encuentras un elevadísimo por ciento de gente con menos de 30.
      Yo entiendo que los mayores tuvieron acceso a mejores oportunidades y entiendo que hay que influir en los factores que limitan las buenas oportunidades para los más jóvenes (tú le llamas capitalismo extractivo), pero si tienes un capital financiero, humano y político limitado y tienes que poner a funcionar políticas públicas con ese capital y tienes que decidir, porque claro que tenerlo todo es ideal, pero no realista, qué haces? Proteges a la franja de edad más jodida en la situación actual aunque eso implique destinar menos recursos a proteger otras, o sigues con el wishfull thinking de que todo tiene que cambiar de raíz y hasta que eso no se haga no se hace nada (y se sigue jodiendo la misma franja de edad)?

    • Moisés dice:

      Por cierto, las pensiones actuales son un compromiso del estado con el cual el trabajador ya ha cumplido al pagar sus cuotas, pero no hay una equivalencia directa entre cada euro o peseta metido ahí y cada euro que sale de ahí ahora. El discurso de «yo lo puse ahí, así que ahí tiene que estar» es muy inocente. Una parte importante del compromiso del estado es haber sabido gestionar lo que el trabajador puso ahí para hacerlo crecer de modo que pudiera pagar pensiones cuando tocara hacerlo, en vez de usarlo, entre otras cosas, para comprar votos.

    • Pescador dice:

      «En primer lugar, las pensiones actuales son una deuda del estado que el trabajador ha pagado con sus cuotas.»

      No, no es eso, las pensiones son un compromiso de la sociedad para con sus miembros. Si fuera así, los pensionistas actuales, que han vivido varias devaluaciones de moneda, se comerían un colín.
      Y ese compromiso no ha estado nunca impreso en letras de fuego, se ha mangoneado todo lo posible, cambiando plazos,modificando condiciones, usandolo para lo que no era su función – asegurarte el sustento cuando ya no pudieras ser productivo-..en resumen, si crees que tu pensión viene de algo así como un fondo de pensiones estatal, estás muy equivocado.

  7. En Gran Bretaña académicos como Craig Berry ya han alertado de la ruptura de las reglas democráticas que supone el masivo «voto gris» y su defensa de sus intereses generacionales.

  8. minded dice:

    Ya puestos, aparte del Parlamento generacional metamos también otras variables, como la economía. Los intereses y problemas de un joven nini no son ni remotamente parecidos a los de un recién licenciado sin padrinos, ni los de este se parecen a los hijos de papá.

    Y así, paso a paso, volvamos a la democracia censitaria. Genial.

  9. Pescador dice:

    En realidad tenemos algo parecido, y cada vez más.
    Hay un 25% de abstención sistemática, más un 10% de abstención flotante ¿De donde crees que sale esa abstención? ¿ Del 5% de rentas muy altas? ¿ Del 10% de rentas altas?

    Y si luego echamos una mirada a los parlamentarios y parlamentarias, son todos una muestra representativa de la sociedad, sin ninguna duda. Entre abogados y funcionarios ( o ambnas cosas unidas), cubrimos gran parte del menú. Cosas que tiene la democracia interna de los partidos, que solo salen los mejores…

  10. Mnur dice:

    Este es el «gran elefante en la habitación» que existe en España. Llevamos décadas hablando de ello de refilón, sin que nadie se atreva a coger el toro por los cuernos hasta que, efectivamente, el tema explote por su propia inercia. Los gobernantes de esta España envejecida se nutren de esos votos y los «insiders» prefieren mirar a otro lado mientras que no les salpique. El mercado laboral español es todo un paradigma de injusticia e ineficiencia donde un sector goza de multitud de derechos y otro ha sido desposeído completamente, aunque cuando realicen el mismo trabajo. Las «empresas de servicio» se encargan de hacer el trabajo sucio, ofreciendo trabajadores de «segunda categoría» a empresas que están encantadas de hacer la vista gorda con esos a los que malpagan, pero no son su problema porque trabajan para ellos, pero pertenecen a otra empresa. De momento, los precarios siguen siendo minoría y hasta que les toque, el sector con derechos laborales prefiere lavarse las manos.

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