Cuotas y representación & Política

La baja representación de mujeres en los gobiernos: factores explicativos y una ¿solución?

18 Nov, 2014 - - @Claveria

En el 2014 pocos países desarrollados pueden decir que tienen un gobierno nacional paritario. Los países escandinavos (Finlandia, Suecia y Noruega) son los únicos dónde las mujeres representan más del 40% en los dos periodos mostrados (ver gráfico), liderando la representación femenina tanto en los ejecutivos como en los legislativos. En el 2014 se han sumado a este grupo Suiza y Francia; o Italia, aunque sin alcanzar la paridad, ha dado un salto cualitativo al respecto. En cambio, España y Alemania han reducido el número de mujeres en el gobierno en el último periodo. Pero ¿de qué depende que en un país se nombre a más mujeres en los gobiernos que en otros? ¿Por qué existe tanta fluctuación de representación femenina entre periodos, y no una tendencia incremental?

Porcentaje de mujeres en los gobiernos nacionales (países desarrollados 2010 y 2014)

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Fuente: Elaboración propia a partir de CIA y IPU.

En un estudio que realicé, se expone que los factores que explican esta situación vienen dados más por la demanda que por la oferta. Es decir, que la infra representación femenina en los ejecutivos se explica más por las instituciones políticas que definen el sistema, que por los aspectos socioculturales del país, relacionadas con la oferta de mujeres disponibles para ser nombradas en esos cargos. De esta manera, en los estudios realizados hasta ahora no se encuentra evidencia que estos factores sean claves; especialmente en los países desarrollados dónde, aunque exista una segregación educacional y ocupacional de género, hay una oferta amplia y disponible de mujeres en el mundo político.

Los factores principales que explican este fenómeno a nivel político-institucional son los siguientes. El tipo de reclutamiento que tiene cada país para seleccionar los ministros/as es un aspecto relevante para entender la diferencia de género. La literatura clasifica a los países en dos grandes grupos: los sistemas especialistas, aquellos que eligen a los ministros más por su conocimiento técnico que por su trayectoria política; y los sistemas generalistas, que seleccionan a los ministros/as por su trayectoria política y, normalmente, reclutados desdel parlamento. Se argumenta que el sistema especialista, que es más permeable a tener ministros de fuera de la política, beneficia más a la representación femenina que el sistema generalista. Dado que tanto los líderes parlamentarios o aquellos que tienen más experiencia política (las posiciones trampolín para optar a ministros) se encuentran ocupadas por hombres (Valiente et al. 2005), es más fácil para las mujeres entrar por vías extra-políticas que políticas. Sin embargo, se observa que, a medida que pasa el tiempo, el sistema especialista va perdiendo valor explicativo, ya que cada vez hay más mujeres en los parlamentos y en posiciones políticas relevantes que hace más fácil que entren por vías políticas.

La ideología también es un factor clave para explicar la variación de representación femenina. Aquellos partidos etiquetados como de izquierdas, normalmente, favorecen más la presencia de mujeres, ya que en los principios básicos de estos partidos se encuentran puntos como la igualdad de género. Además, los tienen secretarías de mujeres/igualdad con mayor antigüedad y éstas se ubican en una posición más alta en el organigrama del mismo. Además, es aquí donde los lobbies internos de las mujeres tradicionalmente han tenido más fuerza para presionar a la cúpula. De la misma manera, las cuotas de género adoptadas en los partidos, que se aplican en las ejecutivas de los partidos, tienen un efecto positivo para la incorporación de las mujeres en los gobiernos. La relación entre cuotas de partido y presencia de mujeres en el gobierno es una relación indirecta, pero se entiende que estos partidos están más comprometidos con los valores de la igualdad de género; y en sus filas cuentan con más mujeres que el resto, resultantes de aplicar las cuotas de partido. También en este sentido, la representación de las mujeres en el legislativo juega un papel clave. Tener más mujeres pociones parlamentarias promueve que éstas acumulen experiencia política y puedan estar en posiciones importantes para entrar en el poder ejecutivo. Además, la creación de una masa crítica de mujeres en el parlamento, puede hacer cambiar las sinergias institucionales. No debemos olvidar que la presencia de mujeres en el parlamento ayuda a la representación simbólica y, poco a poco, se va concienciando a la sociedad y a los mismos políticos que las mujeres también pueden ocupar esas posiciones. Así, los países con más porcentaje de mujeres en el parlamento, también tendrán una representación femenina mayor en el gobierno.

Por otra parte, en un primer momento, se consideró que la representación de las mujeres en el ejecutivo obedecía a un ‘path dependency’ (sendero de la dependencia). Es decir, si un partido incrementaba sustancialmente ésta representación, otro partido que asumiera posteriormente el poder se podría sentir presionado por los políticos y la sociedad a no rebajar la presencia de mujeres en el gobierno, incrementando así progresivamente la representación de las mujeres. Pero los resultados no confirman esta idea. Se observa que la ideología del partido tiene un peso mayor en la configuración del gobierno, explicando la fluctuación entre periodos dependiendo si entra al gobierno un partido de izquierdas o de derechas. Por otra parte, también otros factores se han tenido en cuenta, como las posiciones disponibles de los ejecutivos. Se ha apuntado en la literatura que el número de posiciones disponibles por un partido podría tener una influencia la incorporación de mujeres en el gobierno. Los gobiernos más pequeños, dónde además se tienen que incorporar equilibrios territoriales o de partido (coalición), podría ser más probable que las mujeres no tengan tanto peso. En esas situaciones podría haber más competencia por esas posiciones, y por tanto, sea más difícil designar a personas que, tradicionalmente, han estado excluidas en estas posiciones, como las mujeres. Pero los resultados tampoco confirman esta idea.

Que se consiga la paridad de representación en los gobiernos es un aspecto relevante, ya que, de esta manera, se consigue una mayor calidad de representación de la democracia. Si las mujeres son excluidas del gobierno, además de cuestionar la igualdad de oportunidades (fundamentalmente cuando sabemos que hay suficientes mujeres en la política con un nivel de cualificación similar a los hombres), se prescinde de las mujeres en los procesos de la elaboración de las políticas, las cuales regulan la vida de los ciudadanos/as de su país. Esto es importante ya que éstas, como he explicado en artículos anteriores, independientemente de su ideología, favorecen acciones y políticas que benefician a las mismas mujeres. Y además, el gobierno es un espacio con gran potencial simbólico que contribuye a qué las ciudadanas se sientan más integradas en el mundo político (Franceschet and Thomas 2011). Pero, teniendo en cuenta que la oferta de mujeres para optar a cargos políticos en el ejecutivo no es un aspecto problemático, para revertir esta situación lo que se tendría que pensar es en medidas que afecten a la demanda, es decir, a las instituciones políticas. Así, en vez de esperar a que la cultura y los años incrementen la representación de las mujeres en los gobiernos, se podría establecer cuotas de representación femenina en los gobiernos. Tal y como explica Claire Annesley, estas cuotas no tienen por qué ser tan controvertidas en este ámbito, ya que, de hecho, hay cuotas informales que se aplican a los gobiernos, como pueden ser la representación de las diferentes regiones del país, las religiones o incluso podríamos considerar como cuotas de partidos los gobiernos de coalición. Tal vez sea el momento para plantearse cambios institucionales.


35 comentarios

  1. Un tema de gran interés. Me da la sensación de que la diferencia entre la izquierda y la derecha puede mostrar también una diferencia entre las ideas de la mujer que vota a la izquierda y la que vota a la derecha. Habrá de los dos tipos en la izquierda y en la derecha, pero me da la sensación de que la mujer de derechas tiende a conceder una mayor importancia al papel de la mujer en la familia, mientras que la de izquierdas tienda a dar una mayor importancia que la de derechas a la importancia al papel de la mujer fuera de la familia. Lo que es una realidad es que el nombramiento de una persona al frente de un ministerio hace, lo mismo si es hombre que si es una mujer, que su papel dentro de la familia se desdibuje durante su etapa al frente del ministerio debido a la ausencia. Por eso creo que el concepto de ministro o ministra disponible los 365 días del año y las 24 horas del día es perjudicial para lograr la paridad.

    Un cordial saludo.

  2. Alberto dice:

    Desde el punto de vista simbólico, además de la cantidad, importa mucho la calidad. Tanto del ministerio (no es lo mismo Asuntos Exteriores que Cultura) como de la ministra (no es lo mismo Fernández de la Vega o Sáenz de Santamaría que Aído o Mato). Aunque lo último se inscribe en un problema más profundo de nuestro sistema (gente que no está preparada no debería estar a la cabeza de un ministerio), lo cierto es que cuando son mujeres se achaca a la cuota.

  3. Vellana dice:

    ¿y la paridad en los trabajos de pocería? ¿cómo está el tema? ¿no tardarían más las cañerías en atascarse con una representación en los destascos más acorde a la composición de la sociedad?

    En fin, que no me queda claro hacia dónde hay que tirar… ¿hacia listas paritarias, a listas abiertas? Hay que convivir con tantas contradicciones para ser un buen demócrata progresista que no puedo soportarlo.
    Un saludo.

    • Ramsey dice:

      Hola,

      Es un poco tremendo que haya que explicar esto, pero como el mundo esta lleno de gente como tú que va a leer este comentario tal vez merezca la pena dedicar unas líneas a ello.

      Hay una literatura en ciencias políticas que explica que, además de la representación descriptiva (la idea de que gente pueda preferir, como un fin en sí mismo y que por supuesto tú puedes no compartir, que el parlamento refleje la composición de género de la sociedad), la paridad contribuye a una representación simbólica y sustantiva. La representación simbólica es el efecto que produce Angela Merkel, Margaret Thatcher o Hilary Clinton sobre la percepción del papel y la capacidad de las mujeres en la sociedad. Esto puede llegar incluso a hacer que gente como tú cambie de opinión.

      La parte más importante, con mucho, es la representación sustantiva . Hay trabajos empíricos que muestran que la presencia de mujeres en los gobiernos altera el tipo de políticas que se llevan a cabo -hay cambios en legislaciones sobre el aborto (la ley Veil en Francia), en la regulación de las bajas por maternidad y cosas así. A ti tal vez no te interesa lo más mínimo, pero hay a quien sí.

      De forma más general, las sociedades están estructuradas de forma que el poder se concentra en algunos segmentos más que en otros. Podría intentar explicarte que esto es así para los consejos de administración y las profesiones mejor pagadas, pero para el caso de la política es algo bastante innegable.

      Como quiero evitar que este comentario sea enviado a la carpeta de mensajes por aprobar, te dejo que hagas tú solo la búsqueda en google scholar. Pon «substantive representation» and «gender» y verás como aprendes un montón. Si esto de internet es la bomba.

      • Emilio dice:

        Que es un tema que levanta pasiones parece evidente. La respuesta de Ramsey a Vellana es la mejor prueba. Con una superioridad moral e intelectual que no necesita de mayores precisiones se ofrece a dar una lección aunque resulte “tremendo” y en sus términos la dirija a “gente como tú”.

        A mí sin embargo sus preguntas me parecen pertinentes incluso añadiría una: por qué no ha sido posible en casi 40 años de democracia una ley de custodia compartida.

        Pero es que si nos gustan las comparaciones con los países nórdicos sería también interesante preguntarse en qué lugar está nuestro permiso de paternidad y desde luego no rehuiría explicar por qué la dualidad en cuanto a la calidad de los empleo de mujeres y hombres y si la paridad ha de ser solo para lo de arriba, porque para lo de abajo no importa la mayor de las desigualdades.

        Algunos desde postulados pretendidamente ilustrados quieren convertir este tema en un conjunto de dogmas de fe incuestionables, pero es evidente que lo ilustrado es justamente no negar la posibilidad de las preguntas, ni por supuesto la necesidad de las respuestas racionales y bien fundamentadas.

  4. Javier dice:

    “I would hate a person to ask me a question, are you a quota woman or are you a merit woman? I would like (the assessment of) whatever I did to be that I got there because I was the right person for the job. It didn’t matter as a man or a woman. I had the right qualities for the job, the right beliefs, the right principles. I wasn’t a quota.”

    Margaret Thatcher

    • Aloe dice:

      Esa pregunta nunca les molestó en Bélgica, donde han tenido cuotas (flamencos-valones) de toda la vida de Dios. Tampoco le molestó nunca a Trillo o a Rato o a tantos otros, cuando han sido cuota-europea, o cuota-Opus, o cuota-tendencia de su partido.
      Por algún motivo, nadie ha considerado que estar ahí gracias a las cuotas de mil tipos que configuran los equilibrios de poder arrojara dudas sobre su valía personal, porque se sobreentiende que hay competencia suficiente entre los candidatos de la misma cuota.
      ¿Por qué no se sobreentiende lo mismo en este caso? Porque hay ahí una creencia no verbalizada según la cual no hay la misma competencia: es decir, no hay la misma valía en las mujeres que en los hombres. No hay otra explicación.

  5. Antonia Tobajas dice:

    Dada la importancia que se le quiere conceder a la «representación simbólica», al hecho de que a los puestos de responsabilidad no se llegue exclusivamente por la valía personal, sino que se acceda a ellos atendiendo en muy gran medida a rasgos como el «género» o la «raza», no entiendo por qué los partidarios de los sistemas de cuotas nunca se plantean recurrir al procedimiento más característico de la auténtica democracia: el sorteo. Sí, el sorteo. Siempre se recuerda que la democracia la inventaron los griegos, pero siempre se olvida que lo característico de la democracia ateniense no era la elección, sino el sorteo, pues muy pronto se percataron de que las elecciones las ganaban quienes disponían de más recursos económicos y de más poder previo, y que los que en un momento dado accedían al poder por elección no aspiraban a usar el poder para buscar el bien común, sino a usar el poder para seguir conservando el poder.

    Los sistemas de cuota eligen arbitrariamente un rasgo para erigirlo en la característica más importante, en tanto que ocultan o incluso niegan la importancia de otros rasgos. Supongamos que es cierto (lo que no es poco suponer) que sea el galopante machismo de nuestra sociedad el responsable de que el número de mujeres con responsabilidades políticas no sea equivalente al de hombres en esta situación. Es como mínimo igual de cierto que entre las personas con responsabilidades políticas están infrarrepresentadas aquellas de orígenes sociales muy humildes. ¿Tiene realmente menos posibilidades de hacer carrera política, si así lo desea, una mujer de clase alta que un hombre de muy pocos recursos económicos? ¿Por qué las listas tienen que ser paritarias por ‘géneros’, y no representativas de las distintas clases económicas? ¿De verdad que es peor nacer mujer en una familia rica que varón en una familia pobre?

    Si realmente lo que se busca es que los «órganos de representación» sean realmente representativos, lo lógico es recurrir al sorteo, tal y como los atenienses del siglo V ya comprendieron. Nótese que ahora mismo esto es lo que se hace para algo tan supuestamente especializado como aplicar las leyes: ¿Por qué hemos de pensar que el sorteo es un buen mecanismo para elegir a los «jurados populares» encargados de aplicar las leyes, pero no es un buen mecanismo para elegir a los encargados de escribirlas?

    • Maese Alcofribas dice:

      No estoy para nada en contra del sorteo como sistema democrático, y ciertamente las personas más humildes están infra-representadas en la política (a ver qué pasa si hay Podemosazo), pero hay un aspecto que no consideras. Si admitimos que para ser gobernante o parlamentario es necesario superar un determinado umbral de capacidad (nivel educativo, conocimiento del sistema político, habilidades de comunicación u otras características), repito, si admitimos eso, no vale tu ejemplo: probablemente hay una correlación significativa negativa (no necesariamente intensa) entre la pobreza y/o la falta de estudios y dicha capacidad. Sin embargo, no hay ningún argumento racional que aguante dos minutos en pie para sostener que existe correlación significativa entre el sexo y dicha capacidad.

      Si es mucho suponer el creer que es el machismo, galopante o trotador, el responsable de la menor representación de mujeres, ya me dirás como calificas las explicaciones alternativas, esas que implícita o explícitamente no tienen otra salida que remitirse a los estrógenos y la testosterona. Si hay una disciplina especialista en «suponer no poco» esa es la psicología evolutiva. No me refiero al estudio del desarrollo psicológico ontogenético, al gran Piaget, vamos, sino a la que utiliza las explicaciones biológico-evolutivas como el que hace palomitas. La que habla de lo importante que es a la hora de ligar el parecido del olor de mi sudor con el del padre de la chica a la que me quiero ligar. Esos si son especialistas en salto mortal epistemológico con triple tirabuzón.

  6. gerardo dice:

    EL «dónde» de la tercera línea NO lleva tilde. Es un error que he visto más de 100 veces en el último año en crónicas de todos los medios. ¿Qué está pasando?

  7. Miguel dice:

    Me ha sorprendido Islandia. Siendo también un país escandinavo; ¿a qué se debe una diferencia tan grande con los otros, que la sitúa incluso por debajo de España e Italia en paridad? Se trata del primer país del mundo con una Presidenta y hace poco fué el primero en tener una Primera Ministra abiertamente lesbiana. Encima, ha sido el primero en poner a una obispa a la cabeza de la iglesia local. Y sin embargo, en el gráfico parece un país mediterráneo fuertemente machista. ¿La insularidad podría ser la causa de una cultura diferente al resto de Escandinavia? Y, más importante: ¿demostraría esto que la paridad en representación política no implica necesariamente una cultura más paritaria y progresista, o, por el contrario, lo que demuestra es que Islandia no es un país «escandinavo» tal y como nosotros lo entendemos (esto es, progresista, feminista y tal y tal).

    • Miguel dice:

      No me había fijado en que Canadá y Dinamarca están incluso por debajo de Islandia. Canadá no es Escandinavia, pero hace mucho frío, que parece que te vuelve más progresista, a no ser que seas ruso. En cuanto a Dinamarca, pese a su reina y su primera ministra… bueno, creo que lo que demuestra es que el concepto «Escandinavia» no es tan unitario como parece.

  8. Gerion dice:

    Me parece bastante sexista el artículo. Se está dando por supuesto que los hombres que integran los gobiernos, están ahí por el mero hecho de ser hombres, a pesar de que mujeres de superior aptitud lo hayan intentado sin conseguirlo. Me apostaría un brazo a que otros hombres de superior aptitud también lo intentaron sin conseguirlo. Pero esos son invisibles, porque lo que se pretende mostrar es que lo único relevante es que hay que luchar contra el problema de que haya más hombres que mujeres en los gobiernos. Que para la autora y algunos otros es un problema. Como opinar es fácil, aquí queda la mía.

  9. Javier dice:

    Hay un cierto desconocimiento de la estadística a nivel escolar.

    Si el número de presidentes y ministros de un país fuera muy alto (miles) y no hubiera machismo, la población de presidentes y ministros reflejaría las proporciones entre las poblaciones de hombres y mujeres que se dedican de lleno a la política. Pero son muy pocos.

    Es como si exigiéramos que se hicieran 10 tiradas de una moneda y se garantice un 40% de resultados «cara» y un 40%
    «cruz».

    • Aloe dice:

      El número de presidentes y ministros del conjunto de países desarrollados (aunque esta definición sea un poco vaga y la gráfica del artículo incluya solo 22) es como mínimo de varios centenares de personas en cualquier momento dado.
      Si extendemos la muestra a un periodo temporal más amplio, se nos va a varios miles de personas enseguida.
      Una muestra aleatoria de cualquier población, que se distribuya de forma conocida para una característica dada, empieza a considerarse representativa a partir de un tamaño de decenas, no de miles, por poner un ejemplo.
      Así que no me parece una objeción de peso.

  10. Yann dice:

    Es muy curioso que entre todas las posibles razones que expone el artículo para explicar el menor porcentaje de mujeres en los gobiernos, se deja la más simple y obvia de todas…

    Hay pocas mujeres en los gobiernos…. ¡porque hay pocas mujeres en los partidos políticos!.

    Para llegar a ministro, primero debes ser miembro de base de un partido. Si las mujeres están menos intersadas en dedicar su tiempo a ser miembro de base de un partido, entonces lo predecible es que sean menos las mujeres que llegan a ministras.

    ¿Cual es la solución?. Que haya más mujeres en política. Afiliarse en mayor número. Dedicar más tiempo a la política de base.

    Eso requiere un cierto esfuerzo. A menudo no recompensado, como ocurre con la política de base.

    ¿Cual es la solución planteada?. Que haya paridad de mujeres en la cumbre de los partidos independiente de que su porcentaje sea mucho menor que el de hombres en la base.

    En suma: quiero igualdad en los resultados (paridad en los ministerios) pero no igualdad en el esfuerzo (muchas menos mujeres que hombres en la base).

    Es un concepto de igualdad del que mucha gente está empezando a cansarse.

  11. Manu Tordera Carrasco dice:

    No veo ninguna mención el el artículo a que las cuotas de poder para las mujeres en los partidos políticos se establecieron porque la baja tasa de afiliación femenina a los mismos es un hecho.

  12. Victor dice:

    Lo que veo es que los análisis de los datos que parten de ideas preconcebidas, dan como resultado las conclusiones que se siguen de esas ideas. Vamos, que no aportan nada.
    Pero como hoy, si se trata de hablar de la discriminación de las mujeres en cualquier ámbito, las puertas están abiertas, no importa el rigor ni las premisas, ni las hipótesis. Leyendo lo mismo de siempre basado en datos y cálculos tan cuestionables que los mismos comentarios les quitan fuerza (la poca presencia femenina en los partidos de base, algo que ni se ha mentado en el artículo). Lo de siempre, vamos.

  13. Maese Alcofribas dice:

    Voy a dar la vara un poco más.

    No entiendo machismo como un club Bildelberg conspirando contra las féminas, o empresarios que por sistema valoren menos a las mujeres. Y dado el avance conseguido en la democracia, no me parece esté entre los primeros problemas del país según mis valores. Pero no puede obviarse (¿o sí puede obviarse?) que, teniendo en mente los conceptos de poder y dominio, un patrón de emoción, cognición y conducta ha imperado durante milenios en la relación entre sexos. A los que me quieren meter en la ecuación la dimensión pobreza/riqueza les digo que no estamos hablando de eso, y que incluso en la casa del más pobre, si volaba una orden, un insulto o una bofetada era siempre en la misma dirección. ¿Qué tenemos que flagelarnos por eso? no, pero tampoco podemos afirmar que aquí ya no pasa nada. Una fuerza cultural como esa no desaparece en cuarenta años. Hay que estar atentos, ahora los fenómenos no son tan directamente observables, hay que medirlos y discutir sus interpretaciones. También al contrario, por supuesto, como en el tema de la custodia de los niños, que sospecho que en muchos casos clama al cielo.

    Hay varios temas distintos:

    1) agresiones sexuales: si los datos que vi el otro día se acercan, aunque no sea del todo, a la realidad (y hay argumentos razonables para pensar que estén infraestimados), puede afirmarse que el homo sapiens macho, en agregado, sigue teniendo bastante de puta bestia salvaje.

    2) si las mujeres, ceteris paribus, cobran bastante menos en el mismo puesto (doy por hecho que hay bastante unanimidad al respecto entre los expertos), no encuentro razón que pueda justificar eso. Lo de que la naturaleza les ha dado a ellas la capacidad de parir y esto las hace menos productivas no me vale.

    3) lo de las tasas de mujeres en puestos de trabajo, dirección de empresas, etc. Esto de los gobiernos no me vale mucho porque las muestras son pequeñas y parece que la volatilidad es alta. En los otros casos es donde me parece que sí que hay debate; si las tasas son congruentes con las preferencias, y si no lo son por qué es así.

    • Yann dice:

      :: si las mujeres, ceteris paribus, cobran bastante menos en el mismo puesto, no encuentro razón que pueda justificar eso. ::

      Por ejemplo.
      – Menor experiencia laboral.
      – Menor productividad.
      – Menor formación adicional al título universitario.
      – Menor disponibilidad.
      – Menor disposición a dedicar horas extras en caso de necesidad.

      • Maese Alcofribas dice:

        Yann, ceteris paribus significa «siendo lo demás igual». Insisto, yo no conozco los datos ni he leído estudios, pero doy por hecho que controlan por esos factores. Te lo dije una vez, si un investigador dice «las mujeres que trabajan en X cobran menos que los hombres» se entiende que ha controlado por una serie de factores, medibles, que razonablemente pudieran explicar la diferencia, por lo que su resultado científico es, te lo creas tú o no, que es la característica «ser mujer» Y NO OTRA (que él haya medido, claro), la responsable de la diferencia.

        • Yann dice:

          Entonces he de reconocerle su conocimiento del latin y su desconocimiento de esos estudios.

          No, esos factores no se estudian.

          En algun caso, como el del estudio del departamento de trabajo de US en 2008, se ha hecho. Y cuando se ha hecho resulta que no había gender gap. Así que se evita hacer en la medida de lo posible.

          ¿Por que?. Porque las personas que encargan esos estudios viven de que exista un problema. Si el estudio que muestra que ya no existe tal problema, el trabajo de esa persona deja de ser necesaria. Nadie es tan tonto como para tirar piedras contra el trabajo que le paga el salario a fin de mes.

        • Yann dice:

          Por cierto, un ejemplo de persona interesada es la propia autora de este artículo. Silvia Claveria, de acuerdo a Politikon, es politologa especializada en problemas de género. ¿Que futuro laboral tiene una persona así si no hubiera problemas de género?.

          Cuando antes he indicado (y no he sido el únicos) que el artículo se dejaba un elemento tan importante como es la baja afiliación de mujeres a los partidos políticos, eso no significa que Claveria no sea capaz de darse cuenta de ello. Pero aunque se de cuenta, no le interesa señalarlo. Su futuro salario depende de que haya problemas de género y de que por tanto el estado deba pagar a «especialistas» en el tema para arreglarlo. Especialistas que lógicamente no tendrán el más mínimo interés en arreglarlo y quedarse en el paro.

    • Jeipi dice:

      Dice el comentarista: «Incluso en la casa del más pobre, si volaba una orden, un insulto o una bofetada era siempre en la misma dirección.» No dice de qué dirección se trata, tal vez porque cree que todo el mundo compartirá su sesgo particular.

      Pero no. Tengo que discrepar: si algo me muestra la experiencia es que tanto en las casas pobres como en las ricas las órdenes, los insultos y las bofetadas, si se tercia, vuelan en cualquier dirección indistintamente, y a veces incluso simultáneamente. Por lo tanto, concluyo que eso de que siempre van en la misma dirección es falso de toda falsedad.

      No comento nada sobre el mito de que las mujeres cobran bastante menos por el mismo puesto porque ya se lo han refutado otros con mejor fundamento.

      • Aloe dice:

        si algo me muestra la experiencia es que tanto en las casas pobres como en las ricas las órdenes, los insultos y las bofetadas, si se tercia, vuelan en cualquier dirección indistintamente

        La experiencia que tiene supongo que deriva de que se ha criado en n familias diferentes, siendo n un tamaño muestral suficiente.

        Ah, no, que se lo ha inventado. Ya me parecía.

        • Jeipi dice:

          Pues no, ni me he criado en muchas familias diferentes ni me he inventado nada, tan solo observo, escucho, leo, saco conclusiones… Lo que está al alcance de cualquier criatura racional.

          Por cierto, ¿en cuántas familias diferentes se ha criado usted, o el autor al cual dirigía mi réplica?

          • Aloe dice:

            En una. Por eso no elevamos nuestras impresiones subjetivas y manías a categorías generales.
            Y ahora voy a repetir lo que dije:
            Eso que usted dice es completamente falso.

            ¿No lo es? Pues vengan los datos empíricos que lo demuestren.

        • Gerion dice:

          Me parece gracioso este comentario. En mi familia, compuesta por mis padres y mis tres hermanos varones, en la que se nos ha educado como machistas, las hostias y los insultos se repartían equitativamente entre los cuatro hermanos. Y a mi madre no se nos permitía ni hacerle una crítica constructiva, del tipo «las lentejas estarían mejor con un chorizo». La aportación era agradecida con una deliciosa hostia, aunque aprendimos bien a la primera. Y eso era así porque la que trabajaba en casa era mi madre, y de no ser por su trabajo, nuestra vida habría sido una puñetera mierda. Ese mismo trabajo que las feministas y afines se esmeran en devaluar con tanta insistencia.

  14. Maese Alcofribas dice:

    Voy a terminar siendo experto en la materia gracias a tu insistencia.

    “No, esos factores no se estudian”

    No flipes, esos factores (unos u otros) se estudian siempre. A ver quién publica un artículo donde se midan sólo las diferencias sin controlar por nada. El informe del departamento de trabajo que nombras cita como 50 estudios que lo han hecho. Otra cosa es que cuando se hacen declaraciones públicas se citen los datos no ajustados en lugar de los ajustados. Pero eso no es culpa de los científicos.

    Por cierto, el brutal ad hominem (del latín: “contra el hombre”) que has lanzado se puede lanzar hacia cualquier lado. El informe ese está elaborado por una organización con ánimo de lucro y dada la fecha (enero de 2009) supongo que solicitado por la administración Bush. Eso sí que no te mosquea nada, ¿no?

    “Y cuando se ha hecho resulta que no había gender gap”

    Falso, no desaparece. Según dicen en el informe, quedaría entre 4.8%-7.1%. Un 7.1% de, pongamos, 2000 euros, son 142 euros. ¿Te daría igual que, ceteris paribus, yo cobrara 2000 euros y tú 1858 por mi cara bonita?

    Los autores dicen que han dejado covariables sin medir (seguros sanitarios y otras cosas), y que si las tuvieran en cuenta el non-explained gap probablemente sería aun menor. Lo dicen con bastante contundencia (mayúsculas mías):

    “Additional portions of the raw gender wage gap ARE ATTRIBUTABLE to other explanatory factors that have been identified in the existing economic literature, but cannot be analyzed satisfactorily using only data from the 2007 CPS”

    Luego dicen que “los estimadores claramente no son independientes” y que “Summing the individual estimates therefore involves multiple counting of some portions of the wage differences”. Esto segundo hubiese preferido que lo dijesen de forma tan clara y contundente como lo anterior. Por ejemplo, así: “el porcentaje estimado de wage gap explicado por los factores ESTÁ CLARAMENTE SOBREESTIMADO”.

    También podrían decir, pero no dicen, que esas variables no medidas que seguramente (según ellos) reducirían aun más el gap, bien podrían resultar igualmente no-independientes de algunas otras que sí se han medido, con lo que bien podrían no aportar ningún valor predictivo. No lo dicen.

  15. Maese Alcofribas dice:

    Por otra parte, incluso cuando se encuentra un factor explicativo, no creo que la discusión acabe ahí porque sí. El predictor más importante según el informe ese es el trabajar o no a tiempo completo. Las mujeres trabajan bastante más a tiempo completo y esto se despacha con un “no hay discriminación, es su elección de una vida familiar, los hijos y tal”. Entiendo que es un tema delicado, porque tampoco vamos a decirles a las mujeres lo que deben preferir. Pero no deja de parecerme una política de hechos consumados un poco-bastante caradura por parte del hombre, al aprovecharse de una situación dada históricamente. Y ojo, las mujeres harán estas elecciones más frecuentemente que los hombres para cuidar de sus hijos, pero seguro que no lo hacen para, además, pasarse el día currando sin ganar un duro (recuerdo que una ama de casa con hijos que no pueda pagar a alguien para hacerlo, está currando TODO el puto día). Si tan alegremente aceptamos esas “preferencias”, porque es lo natural y todo eso, pues igual entonces la custodia de los hijos en caso de separación debe ser para ellas, porque es lo natural; de hecho es lo que ellas prefieren, salvo que en este caso sus exparejas no coinciden en esa preferencia.
    En EEUU, los negros con artrosis se operan menos de artroplastia de rodiila o cadera que los blancos, a igualdad de demás factores (gravedad, acceso a los servicios sanitarios, etc). Aunque desde un punto de vista médico es un disparate, dada la eficacia de esa intervención y la mala calidad de vida que produce la enfermedad avanzada, y el perjuicio para la sociedad en términos de rendimiento laboral, etc. Pero es su preferencia. ¿No hay que hacer nada? ¿tan sencillo es el mundo desde la perspectiva de la libertad?
    Cuando paso unos días en casa de mis padres, no doy un palo al agua, mi madre me lo hace todo, no friego ni un plato ni pongo una lavadora. Es su preferencia, eso le hace feliz ¿qué natural todo, no?

  16. Emilio dice:

    Ceteris paribus, no hay diferencias en la remuneración. Por lo demás el empleo de las mujeres representa un porcentaje mayor en el ámbito de lo pùblico donde los sueldos y demás condiciones laborales son mejores, evitan los de mayor riesgo para la salud y la vida, desempeñados casi en su totalidad por los varones y, ellas se incorporan o no al mercado laboral y salen de él con una libertad desconocida para los varones, que además de una vida laboral más prolongada se mueren mucho antes. En muchos casos a escaso tiempo de la jubilación.

    • Maese Alcofribas dice:

      “Ceteris paribus, no hay diferencias en la remuneración. “

      Ah, vale.

      “Por lo demás el empleo de las mujeres representa un porcentaje mayor en el ámbito de lo pùblico donde los sueldos y demás condiciones laborales son mejores”

      Vaya falacia lógica. Primero, ese “porcentaje mayor” es casi paritario (51,4% vs 48.6%). Y en cualquier caso, de que haya más mujeres en lo público no puedes deducir nada a favor de tu argumentarlo. Hay 3 millones de ocupados en el sector público y 14.5 en el privado; esas mujeres que viven de maravilla en lo público son una minoría. Por otra parte, incluso dentro de lo público, la mayoría de mujeres se da en los niveles retributivos más bajos. De verdad, me cuesta entender cómo se puede traer esto como argumento. Bueno, en realidad no, no me cuesta.

      http://www.igualdadenlaempresa.es/novedades/noticias/docs/b6f86ccc9f1ca767ca782e62fef7a941.pdf

      evitan los de mayor riesgo para la salud y la vida, desempeñados casi en su totalidad por los varones

      ¿pero es por sus preferencias, no?

      “ellas se incorporan o no al mercado laboral y salen de él con una libertad desconocida para los varones”

      no entiendo qué quiere decir esto, a qué ventaja te refieres.

      “que además de una vida laboral más prolongada se mueren mucho antes. En muchos casos a escaso tiempo de la jubilación.”

      En muchos casos no será, dado que la esperanza de vida del hombre en España está en 79.4 años. En cualquier caso, esto es una muestra de la ¿confusión? que hay con este tema, pues no sé qué tendrá que ver esto con la discriminación de género. Los hombres viven menos y las mujeres tienen una peor calidad de vida relacionada con la salud, tanto mental como física. Ellas viven más pero viven peor. ¿Y?

  17. Maese Alcofribas dice:

    Próxima falacia: la causa de la menor esperanza de vida del hombre es que realiza trabajos más peligrosos.

    Y tendré que ir a mirar qué porcentaje del total de trabajo representan los peligrosos, refutar que las condiciones laborales de esos trabajos peligrosos con mayoría de hombres sean la primera causa de enfermedades del sistema circulatorio, respiratorio y tumores (que suponen como el 70% de las causas de mortalidad) y no es que los hombres fumen y beban más y en general adoptan más conductas de riesgo parea la salud…

    como que paso.

  18. Maese Alcofribas dice:

    y por ser coherente, terminaré pidiendo campañas para que las mujeres fumen y beban más.

    The End

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