Sociedad

Educación, inversiones y primera infancia

5 Sep, 2014 - - @egocrata

Gastar en educación es algo que vende bien. A los políticos les encanta repetir de forma incesante que los niños son el futuro y lo mucho que valoran la igualdad de oportunidades y la sociedad del conocimiento. Es cuando nos ponemos a hablar sobre reformas educativas en detalle, analizando cómo organizamos las clases, cuántas horas de catalán hacemos y si la religión puntúa para la selectividad o no que empiezan las discusiones y la polémica.

La verdad: aunque estos debates son importantes, su efecto sobre el aprendizaje es relativamente limitado. Al hablar de política educativa el punto de partida de todas las conversaciones no debería sera cómo gastamos el dinero, sino cuándo. 

Dejadme empezar con un ejemplo muy claro. Greg J. Duncan, Katherine Magnuson, y Elizabeth Votruba-Drzal analizaban en un artículo reciente (PDF) analizaban las competencias de niños de parvulario en reconocer letras y formas, su vocabulario y otras funciones de aprendizaje básicas, según el nivel de renta:

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El gráfico muestra el porcentaje de niños con un nivel de competencia mínimo en cada una de las actividades. «Pobres» son aquellos que provienen de familias por debajo del umbral de pobreza federal; «casi-pobres» entre un 100 y un 200% de este umbral; clase media por encima. La diferencia, como podéis comprobar, es francamente abismal. Menos un 20% de niños pobres pueden reconocer letras al empezar parvulario; más de un 70% de chavales de clase media pueden hacerlo. Antes de llegar a la educación obligatoria la igualdad de oportunidades parece haberse desvanecido.

Detrás de esta gráfica se oculta una realidad extraordinariamente importante que debería guiar todos los debates educativos: las desigualdades empiezan durante la primera infancia. Los niños nacidos en una familia de clase media parten con ventaja ya desde parvulario. El contexto familiar, la situación de los padres y cómo tratan al recién nacido tiene un peso enorme sobre lo preparado que este llegará al colegio años después.

Esto no sería demasiado importante si la distancia entre pobres y clases medias se cerrara antes de acabar parvulario, pero los datos indican que esto no sucede. La literatura indica, de forma casi unánime, que la distancia entre los dos grupos no tiende a cerrarse, sino que tiende a aumentar. Aunque es posible revertir esta tendencia utilizando métodos educativos innovadores (o cosas bastante simples, como más horas de clase), hacerlo requiere un esfuerzo considerable, profesores excelentes y gastar bastante más dinero.

Sabemos, y hay una cantidad absolutamente descomunal de literatura para respaldarlo, que los primeros mil días en la vida de un niño son cruciales para su desarrollo cognitivo. El cerebro desarrolla su capacidad de aprendizaje entre los cero y tres años. Hay algo en la vida familiar de las clases medias que favorece ese desarrollo cognitivo que los niños procedente de familias pobres carecen. La estabilidad, falta de estrés, atención de los padres, juegos y contexto social y educativo hace que los niños con rentas más altas tengan estímulos cognitivos mucho más ricos desde un buen principio, y empiecen el colegio mejor preparados.

A efectos de política educativa, esto tiene consecuencias obvias: si nos preocupa la igualdad de oportunidades (y debería preocuparnos), debemos preocuparnos sobre el gasto de educación en primera infancia. Los estudios, de nuevo, respaldan esta afirmación: los programas de educación infantil producen mejoras claras y sostenidas en el desarrollo educativo de los niños, y generan retornos considerables a largo plazo en ingresos adicionales y movilidad social. Cuanto antes en la vida de un niño invirtamos el dinero, más efectiva será nuestra inversión.

Si queremos que nuestra inversión sea realmente efectiva, sin embargo, no podemos olvidarnos de la pobreza. Es fácil hablar sobre desarrollo cognitivo y crear guarderías estupendas donde los niños tienen estímulos mentales todo el santo día, pero la realidad es que esto es sólo parte del problema. El problema de las familias pobres no es que los padres no sepan hacer bien su trabajo en esto de educar a sus hijos, sino que a menudo no tienen ni tiempo, ni dinero, ni ganas para poder dedicarse a ello. Como he mencionado por aquí alguna vez, ser pobre es algo agotador; vivir en constante riesgo de escasez es algo brutalmente estresante, tanto para los adultos como para los niños que sufren sus nervios. Cualquier política educativa que quiera combatir la exclusión social de forma decidida debe tener en cuenta que no podemos quedarnos en guarderías. Si los chavales al volver a casa se encuentran gritos, peleas y desidia seguiremos viendo diferencias.

Es necesario insistir en una palabra en todo este texto: inversión. Una de los efectos secundarios de la educación es que aumenta los ingresos de generaciones futuras. Niños más listos generan adultos mejor preparados, más productivos y que ganan más dinero. Dentro de todos los capítulos de gasto público, la asignación de recursos en el sistema educativo es entonces especialmente importante. Por si no os habéis dado cuenta, ahora mismo es algo que hacemos bastante mal.

En las próximas semanas hablaremos más sobre estos temas. Hablaremos sobre vida familiar, estrés tóxico y educación. Hablaremos sobre calidad de los programas educativos, universalidad y cómo implementarlos. Hablaremos sobre programas bi-generacionales, pobreza y movilidad social. Hablaremos de expectativas, geografía y cultura de pobreza. Y con un poco de suerte hablaremos sobre la importancia de los trenes de juguete en el desarrollo cognitivo infantil.


21 comentarios

  1. Roger Senserrich dice:

    ¿Uno de los motivos detrás de esta serie? En el trabajo, entre otras cosas, me dedico a pedir más inversión en educación infantil en Connecticut, y escribo y leo un montón sobre ello.

  2. Hola
    Me ha resultado muy interesante tu artículo y los datos son, ciertamente, reveladores. Pero me gustaría saber si esas diferencias se manifiestan también en otros países o entre países. Finlandia es de los que más tarde escolariza a sus niños, y sus resultados parecen excelentes.
    Salud

    • Joshua dice:

      He escuchado muy a menudo esa objeción-excepción y me parece muy pertinente. Me inclino a pensar que los entornos familiares en Finlandia no son mayoritariamente nefastos, como los que nos ilustra Roger, y por ello no es tan necesaria esa escolarización temprana. No es políticamente correcto decirlo, pero la escolarización temprana realmente es una forma de apartar a los niños de entornos familiares fuertemente negativos. Se gana tanto o más por lo que hacen en al aula como por lo que se ahorran en casa. Esto, insisto, no es vendible políticamente, pero todos los padres que hemos tenido hijos en primaria lo hemos podido ver en vivo y en directo cuando los «niños del sofá de casa» (que no han hecho preescolar) accedían a primaria con los nuestros. También hemos podido ver claramente como aquellas diferencias en la parrilla de salida no solo se han mantenido sino que han aumentado.
      Gracias por un texto tan claro y documentado, Roger.

    • David dice:

      Igual van por aquí los tiros:

      http://blogs.lainformacion.com/zoomboomcrash/2014/04/13/algunas-cosas-que-nunca-nos-dijeron-sobre-la-increible-educacion-en-finlandia/

      «Pero hay algo que casi todo el mundo olvida. ¿Qué hacen los niños hasta que cumplen los 7 años? Aquí vienen las sorpresas.

      Los niños están en guarderías privadas. Es el llamado sistema pre-escolar. No es obligatorio, pero se sabe que el 60% de los niños asisten a estas escuelas.»

      • Usi dice:

        Ojo, no confundir: mira las cifras de niños que van a guarderías antes de los 3 años. A los seis años el porcentaje de escolarizados es mayor, claro, y aún así muy, pero que muy lejano (mucho menor) a las cifras de EEUU o España (si hacemos caso a ese artículo que traes, sólo sería el 60% en Finlandia).

      • Usi dice:

        Por otro lado, en Finlandia el concepto «educar» es muy diferente a lo que se entiende por estos lares. El aprendizaje es mucho más autodirigido, se confía en la capacidad del niño para saber cuándo está preparado para aprender y se guía en los intereses de este, y no se presupone que es el adulto quien lo sabe mejor.

  3. Me alegro mucho de la promesa de seguir hablando las próximas semanas de temas tan cruciales para la igualdad de oportunidades. Me parece que podría ser también interesante realizar programas para luchar contra desventajas específicas de las familias de los niños pobres. Probablemente, los logros en la lucha contra las situaciones de exclusión o el apoyo para superar la tensión emocional que producen puedan dar importantes rendimientos en educación.¿En qué medida podría ser rentable distribuir el gasto entre inversión directa en una educación temprana y en la lucha contra las desventajas específicas de ser pobre?

    Un cordial saludo.

  4. Usi dice:

    Pero como siempre, lo difícil de estos estudios es lo sesgado de muchísimos parámetros. Por ejemplo, se limitan a poblaciones concretas (incluso aunque la muestra sea enorme, por ejemplo, EEUU) y no compara con otras (por ejemplo, con Finlandia). O como en esa gráfica, compara a niños escolarizados, y no como ocurre en Finlandia, donde la escolarización temprana es bajísima y se prima el conceder permisos por maternidad (y paternidad) muy largos y muy protegidos, considerando (y soy de los que piensan que esa consideración es la mejor, frente al meterlos en guarderías) que los niños con quien mejor están es con sus padres, y que prima más el desarrollo de otras habilidades no cognitivas en edades tempranas (psicomotricidad, seguridad emocional -por contacto constante con los padres, lactancia, etc.-…).

  5. Marcos Pinheiro dice:

    Un primer paso en este asunto sería saber distinguir entre guardería y escuela infantil. Que no son lo mismo.

  6. Lucas Gortazar dice:

    Roger,

    Gracias por el articulo. Un buen trabajo de acumulacion de evidencia empirica.

    Un comentario y una duda:
    1) Hay un elemento en los padres que insinuas pero es bueno mencionar de forma explicita: lo que es verdaderamente importante son las expectativas que tienen sobre sus hijos y esto esta , por supuesto muy correlacionado con la renta y la educacion.
    2) Invertir en acceso a guarderias no es garantia de nada. Espana tiene a casi toda la poblacion escolarizada a los 3 anos, pero esto no ha traido mejores resultados. El periodo de expansion de oferta en los 90 no se ha traducido en mejora a tenor de las evaluaciones de PISA. Es muy importante establecer mecanismos que monitoreen la calidad de la educacion infantil. Los ejemplos de Suecia, Australia y algunas provincias Canadienses con el Early Development Instrument (http://earlylearning.ubc.ca/edi/) podrian ser muy interesantes para nuestro pais. Pero habra resistencia…

    Saludos

  7. Epicureo dice:

    Me parece estupendo que se de atención especial a los niños de familias pobres, sobre todo en la primera infancia. Sin duda les vendrá bien. Pero es un error pensar que una política de igualdad de oportunidades lo resuelve todo, porque por mucho que hagamos hay menos oportunidades que personas.

    Supongamos que un 40 % de los empleos son de clase media. Con una alta movilidad social, quizá un 30 % de hijos de pobres llegarían a la clase media, pero el otro 70 % no tiene más remedio que seguir siendo pobre. Con la frustración añadida de que ahora es «por su culpa», aunque no lo sea.

    Por eso es un error extrapolar esos dos o tres estudios que se consideran como «evidencia» de altos retornos a largo plazo de la educación infantil. Esos estudios se realizaron sobre una pequeña minoría. Y los participantes sabían en todo momento que eran unos privilegiados, así como su entorno. Esto les colocaba en una situación mejor para aprovechar las pocas «oportunidades» que hay en el gueto. Pero si el programa se generalizara, su utilidad media no tendría más remedio que disminuir. ¿Alguien cree que si se universalizara el programa Perry el gueto se convertiría en un barrio de clase media en una generación? Yo diría que no.

    Tendremos, eso sí, pobres mejor educados… y más frustrados. Peligro, peligro.

  8. […] Educación, inversiones y primera infancia […]

  9. Cierto, una apreciación muy pertinente. La pobreza es un fenómeno relativo. En la distribución de la renta siempre habrá un 20% más pobre.

    Para que la medida sea buena, que creo que puede serlo, creo que debería:

    1) Disminuir la desigualdad. Disminuir la concentración de la distribución de la renta.
    2) No desincentivar el esfuerzo, es muy importante que las medidas favorezcan que los más pobres obtengan rendimientos de sus esfuerzos.
    3) Aumentar la renta de los más pobres.

    Un cordial saludo.

    • Epicureo dice:

      Gracias, ya tenemos un estudio que indica que lo que (aparentemente) vale para el gueto puede no valer como política general.

  10. Usi dice:

    Y es que no todo es mirar si saben sumar y restar mejor o peor, hay inversiones que son más importantes a largo plazo.

  11. dalek_fan dice:

    Bueno, entonces no pasa nada, porque las tasas universitarias ya han ido subiendo y van a subir mas incluyendo el pago de las licenciaturas.
    Eso debería solucionarlo todo.

    A todo esto, ¿de qué forma influyen los padres y abuelos mas o menos clase media que no quieren llevar a sus hijos pequeños a la guardería porque opinan que estarán peor atentidos y constantemente enfermos?

  12. Gerion dice:

    Como se indica en el artículo, hablamos de tiempo de calidad dedicado a los hijos en casa. El problema es el tiempo del que disponen los padres, y su estado mental durante el mismo. Hace dos años propuse al Senado – que en teoría sirve también para recibir propuestas ciudadanas y debatirlas cada seis meses -, fijar la jornada de trabajo en 25 horas semanales, con una reducción salarial progresiva durante 20 años, adaptada a esa carga de trabajo. La respuesta fue que ya si eso mi gobierno autonómico me diría algo.

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