Economía

Concesionarios y el privilegio de vender coches

16 Jul, 2014 - - @egocrata

En Estados Unidos, un fabricante de coches no puede vender sus productos a los consumidores directamente. Esto al menos es lo que dicen los concesionarios de coches de una multitud de estados del país, que están litigando furiosamente para evitar que Tesla, el fabricante de vehículos eléctricos, pueda montar tiendas donde pueda comercializar sus productos sin intermediarios.

¿Suena absurdo, verdad? Lo cierto es que esta extraña historia es un ejemplo fantástico sobre cómo regulaciones aparentemente inocentes pueden ser utilizadas para proteger empresas políticamente activas décadas más tarde. Hace casi un siglo, cuando el el mercado de venta de automóviles daba sus primeros pasos, los  fabricantes tenían problemas de gestión de inventario mientras intentaban crear redes de distribución fiables. Para solventar el problema acabaron recurriendo a un sistema de franquicias: el fabricante vendía su producto a un concesionario, que lo financiaba mediante deuda, y este vendía el vehículo al por menor a un precio algo mayor. Con los años, muchos concesionarios lograron convencer a sus legisladores estatales para que hicieran de este arreglo la única forma legal de vender automóviles, protegiendo su modelo de negocio.

Décadas después, ya con automóviles modernos, seguros y fiables, esas leyes siguen en los libros. Los concesionarios de coches siguen siendo la única forma que tienen los fabricantes de llegar al público. Los concesionarios son, obviamente, negocios rentables, ya que viven agradablemente protegidos de la competencia y pueden exigir márgenes decentes (y colusivos) a las grandes marcas. A menudo son los mayores anunciantes en las emisoras de radio y televisión local, y se dedican a patrocinar todos esos eventos benéficos que definen la vida cívica en Estados Unidos, como ligas infantiles de béisbol, galas a favor de las ONG locales y demás. También son, como cualquier negocio con regulación detrás, políticamente activos, y tienen sus asociaciones con pequeñas hordas de lobistas en el capitolio estatal.

Cuando Tesla Motors tuvo la brillante idea de dejarse de intermediarios y vender sus coches al público en tiendas propias lo que se encontraron fue una auténtica orgía de abogados y lobistas en multitud de estados. Una búsqueda rápida basta para encontrar batallas legales en Nueva Jersey, Massachusetts,  Texas, Ohio, California, Nueva York y Virginia, sin ir más lejos, y no son los únicos. Los argumentos son a menudo delirantes: en California la asociación de concesionarios se queja que Tesla quiere confundir a los consumidores con sus precios. En la mayoría de estados el argumento es que los concesionarios garantizan que el comprador tienen un guía que les puede ayudar a navegar el complejo proceso de compra y un lugar al que acudir si el coche necesita reparación y mantenimiento, evitando así que el fabricante se desentienda de sus productos.  Demostrando que o bien muchos legisladores estatales no han comprado un coche en su vida o bien prestan mucha atención a lobistas que les pagan campañas, en muchos estados les han hecho caso.

La reacción de Elon Musk ha sido la habitual en estos casos: una escalada militar de lobistas. Dado que gestionar una empresa donde puede vender sin concesionario en algunos sitios pero no en otros debe ser bastante cargante, Tesla ha empezado a llevar la guerra a nivel federal, enviando un pequeño ejército de abogados a Washington para romper estas restricciones sea vía legal o regulatoria. Esto probablemente escogerá un cambio normativo de la FTC, ganar un juicio federal y alargarlo hasta el Supremo, o una ley del Congreso invalidando leyes estatales en este sentido. De momento, no ha habido suerte, pero estas guerras suelen durar años.

La lección principal de estas batallas debería ser familiar:  un grupo pequeño, bien organizado y con un interés o preferencias muy intensas sobre un tema específico es a menudo capaz de conseguir victorias políticas a pesar de no tener una mayoría social detrás. Estos grupos de interés, además, son a menudo nacidos gracias a privilegios regulatorios: leyes que crean un monopolio u oligopolio en su mercado que luchan por mantener incluso cuando ha perdido ya toda utilidad social. Mi némesis favorita en estos casos son siempre los taxistas, pero España tiene auténticas hordas de intereses nacidos del BOE y que viven por y para proteger su chiringuito regulado. A casos conocidos como los notarios, registradores, procuradores y demás elementos del sistema legal podemos añadir desde empresas pequeñas y bien protegidas como los hoteles (adivinad quien quiere prohibir AirBnb) a las grandes eléctricas y esa gran idea que es el déficit tarifario. En España, si no estoy equivocado, el sistema de concesionarios funciona de forma parecida a Estados Unidos, aunque no estoy seguro que tengan el mismo nivel de protección. El sector, de todos modos, es casi igual de bueno enchufando cambios legales que les favorecen en el BOE.

En cierto sentido la retórica de cierta derecha sobre el estado y su papel en la economía es completamente opuesta a la realidad. El estado es, en muchos casos, el mejor amigo de los empresarios, especialmente cuando estos consiguen proteger sus empresas mediante tretas legales. Los empresarios son a menudo el peor enemigo del mercado y la libre competencia, no sus mayores proponentes. Desconfiad siempre de cualquier empresa con ansias regulatorias.


25 comentarios

  1. Excelente artículo. Comprendo perfectamente que quien tenga un interés particular en el tema defienda con uñas y dientes los privilegios de su sector, pero eso lesiona los intereses de la mayoría. Suele aparecer la calidad de los servicios como elemento de defensa de estos sectores tan protegidos. En mi opinión, se pueden poner, entre otras, dos objeciones. La primera es si es completamente cierto, siguiendo el ejemplo de los concesionarios, que realmente el consumidor tiene plenas garantías de que la calidad de los servicios como, por ejemplo, los de mantenimiento va a ser mayor que en otro taller no perteneciente a un concesionario. Algo semejante se podría decir de cualquier otro tipo de servicio prestado por un concesionario. Concedamos a estos grupos de presión el beneficio de la duda y aceptemos que la calidad es mayor gracias a su regulación. En ese caso, ¿no es posible mantener la regulación con un mayor número de empresas en el sector? En casi todos estos sectores, los implicados dicen que no tienen beneficios extraordinarios, pero personalmente no sé si creerlo demasiado.
    Personalmente, creo que resolver este tipo de problemas de acceso a diversas profesiones, oficios y actividades empresariales es junto con la resolución del problema de la dualidad en los mercados de trabajo y cerrar las enormes diferencias en las tasas de paro entre diversos lugares de nuestra geografía uno de nuestros tres mayores retos en materia laboral.
    Reciba un cordial saludo.

  2. Lfg dice:

    Pues ayer me enteraba que hay un país que quiere cargarse esos chiringuitos…y es nada menos que Francia! la cuna del proteccionismo desmesurado.

    http://www.francetvinfo.fr/economie/pharmaciens-notaires-hussiers-les-privileges-des-professions-reglementees-dans-le-viseur-de-bercy_647515.html

  3. Mi nombre es Sombra dice:

    ¿para cuándo una entrada sobre el precio fijo de los libros por ley?

  4. audaciosus dice:

    me parece muy atinado el artículo y diáfano como el diseño de la página web; quizá hubiera añadido en la lista de los sectores «regulados» y los interes «protegidos» a los departamentos y los profesores universitarios, es olvido, seguro!

    • PaulJBis dice:

      Seguramente sí. Estoy pensando en algún profesor universitario que, desde la seguridad de su «tenure», se dedica a pontificar sobre los obsoletos modelos de negocio de cineastas, editoriales, taxistas… Que ojo, seguramente lo estén, pero es muy fácil dictar sentencia sobre los puestos de trabajos de los demás cuando el de uno está asegurado de por vida.

  5. Pescador dice:

    Un, dos, tres, responda otra vez…
    ¿Los mercados centrales?

  6. ubiklunar dice:

    Uno de los chiringuitos más espectacularmente montados es el de los libros de texto. Compra obligatoria, oferta reducida (porque deben ser , ah claro, autorizados por el ministerio de Educación) y unos precios propios de la República de Weimar de los años 20, que provoca que por comprar seis o siete libros de escasa extensión y con contenidos diseñados hace varios años, los padres (o la Junta en Andalucía) tenga que pagar más de 400 euros por hijo.
    Un mundo paralelo respecto al cual parece que ningún poder público se molesta en actuar. Yo quisiera ser Edelvives.

    • Shine dice:

      Este domingo con El País te regalamos un libro de «vacaciones Santillana».

    • Abulico dice:

      Los libros de texto desde hace años no necesitan autorización, ni del Ministerio ni de las CCAA (la autorización previa servía como censura para imponer orientaciones en los contenidos).

      El lobby de las editoriales se hace más a nivel de Colegios e Institutos, dado que son los departamentos de cada uno los que eligen los libros de texto. No sé en la privada y concertada, pero en la pública los departamentos eligen de forma independiente, ni la Dirección ni la Inspección pueden imponer nada, ni lo intentan.

      El verdadero peligro para las editoriales son las tablets y los apuntes descargables (pdf): por eso están montando a toda velocidad nuevas plataformas digitales sabiendo que el libro de texto de papel tiene los días contados.

  7. […] Concesionarios y el privilegio de vender coches […]

  8. Almu dice:

    ¿Qué argumento puede dar un neoliberalista ante tanta hipocresía?
    El Estado que me proteja cuando me quieren comer un trocito de pastel pero que no intervenga cuando el pastel es mío.

    • Abulico dice:

      Conocí a una farmacéutica joven que vio que se podía poner una farmacia de nueva apertura en un pueblecito. Se pasó años de pleitos, por las pegas del Colegio y todo tipo de trucos y batallas legales de los dueños de las farmacias de los pueblos vecinos. Llegó a llorar, casi desesperada, y no comprendía por qué gente ya establecida y que ganaba bastante le hacía una guerra tan cruel a ella, que no tenía nada y tampoco les iba a arruinar. Decía que el sistema era injusto, que no había derecho.
      Al final consiguió su farmacia, se fue a vivir al pueblo y consiguió ganarse bien la vida. Hasta que intentaron abrir otra farmacia en otro pueblo cercano: se lanzó a usar todas las técnicas que habían usado contra ella, para impedir o, al menos, retrasar unos años la nueva apertura. Ella había luchado y trabajado mucho para conseguir lo que tenía, se lo había ganado. No era lo mismo que cuando se lo hacían a ella.
      No es una fábula, es una historia real. Y es que los seres humanos somos así.

  9. Teresa Cabarrush dice:

    Con el permiso del Señor Senserrich, si no le importa, cogeré su útlima frase pero la dejaré un poco cortada: » Desconfiad siempre de cualquier…», pues yo añadiría confiemos en las personas que siguen haciendo las cosas bien y correctamente que las hay, nuestras miradas casi no se posan en ellas pero están ahí…aportando todo lo positivo que pueden dentro de lo mal colocada que están las cosas, claro.

    » La confianza en la bondad ajena es testimonio no pequeño de la propia bondad» Montaigne.

    https://www.youtube.com/watch?v=44jUbUUOz0Y

  10. Rubén dice:

    Muy interesante desde el punto de vista socioeconómico. Lo de las barreras a la entrada de nuevos competidores lo habéis tratado ya extensamente.

    A mí me cae bien Tesla como empresa, pero hay una cuestión que se suele obviar cuando se habla de ellos. Parece que el coche eléctrico es positivo desde el punto de vista energético y de sostenibilidad. A mí me parece que no es así. Es más de lo mismo.

    El modelo norteamericano de una persona, un coche es energéticamente insostenible si se extiende a los países en desarrollo. Si todo el cambio de modelo del transporte se limita a cambiar motores de explosión por baterías, no hay tal cambio. Es física sencilla: mover 75 kilos de persona con un artefacto de 1200 no es eficaz. La contaminación se mueve de sitio y pasa de emitirse en las ciudades a las centrales de generación eléctrica (en muchos casos térmicas). La huella de carbono del ciclo de vida del coche eléctrico sigue siendo comparable a la de un coche con motor de explosión. Y los coches eléctricos siguen causando externalidades comparables a los de motor de explosión, por el espacio que ocupan en las ciudades, las ineficiencias de capacidades viarias (atascos), y problemas de salud pública directos (muertos y heridos por accidente) e indirectos (ruido, obesidad, sedentarismo, etcétera).

    Para la salud poblacional y el medio ambiente, el coche eléctrico me parece solo marginalmente mejor que el de explosión, porque salvo el detalle de que no escupe gases lo demás sigue igual. El cambio del transporte pasa por el transporte activo para distancias cortas (caminar, bici), que alimente a un transporte público más robusto y de mejor alcance, y compartir vehículos siempre que sea posible.

    Ya tenemos Zipcares y Bluemoves y Autolibs en marcha, así que esta tendencia está identificada y empieza a ser rentable a costa de los mismos «malos» que en esta entrada: los fabricantes de automóviles, y también petroleras, cías de seguros, constructores de carreteras y asfaltadores.

    Como a Roger le encantan los trenes, igual puede contarnos algo desde este punto de vista. Si quiere 😛

  11. Teresa Cabarrush dice:

    Pasado y futuro de la empresa, construimos el futuro con los ladrillos del pasado.

    De Benedetti.

    Todavía escucho los pasos del pasado

    cuando el deseo y yo éramos tan ágiles,

    que perseguíamos lo bien mirado

    y también lo escuchado y lo fingido;

    Oh éramos ágiles como atletas

    y hasta olvidábamos lo inolvidable.

    Los pasos del pasado, sólo se detenían

    cuando un mensajero del corazón llamaba;

    Con una queja gutural o un rezo,

    se detenían porque resbalaban

    en el pavimento o las baldosas grises,

    y sobre todo en la humedad del llanto.

    Los pasos del pasado, se fueron de la senda,

    adrede se desviaron de todas las promesas;

    No se por dónde andan , en qué ocaso

    se instalaron o quieren instalarse,

    para crear con método y cautela

    los misteriosos pasos del futuro.

    http://www.youtube.com/watch?v=Ae2wX5a5IXA

  12. Teresa Cabarrush dice:

    Disculpen, pero me he olvidado lo más importante, muy interesante su artículo, Señor Senserrich, y gracias por haber permitido cortar su frase que tanto me gustó.

    http://www.youtube.com/watch?v=lelEKRopw0k

  13. mrtaid dice:

    Muy buen artículo, no muy largo, conciso, diáfano. Me uno a la petición de que necesitamos un artículo así para los libros de texto, podría llamarse «¡libres de texto!». A ver si es verdad y se les hunde el chiringuito ya, aunque para eso sería reestructurar todo el sector educativo, porque sin libro de texto el profe tiene que currarse los contenidos, y resulta que los contenidos son inabarcables. Simplemente.

  14. Avocat dice:

    El artículo bien, los ejemplos menos. ¿Suprimir Notarías y Registros? ¿Y qué mas? ¿Qué tal suprimir los contratos y darnos la manita como antiguamente? ¿»Liberalizamos» el «mercado sanitario» y que opere cualquiera sin ser médico? Y por favor, en el caso de las profesiones legales no me pongan el ejemplo de los paises anglosajones: son sistemas distintos y no se puede exportar una pieza aislada sin fastidiar el sistema, igual que no se pueden quitar ruedas a los coches y ponerles hélices de barco para que funcionen.

    • jasev dice:

      Esa metáfora asustaría mucho más si nuestro sistema estuviera funcionando estupendamente. Pero decir que cambiar el funcionamiento de los notarios y registradores podría estropear un sistema que creó una megaburbuja y provocó una recesión que va para siete años y ha generado cinco millones de parados no es una amenaza: es una esperanza.

  15. […] este artículo de Roger Senserrich en #Politikon lo más interesante está en los dos párrafos finales. A estos negocios regulados […]

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