Economía

Utilizar el euro sin estar en el euro

13 May, 2014 - - @egocrata

Supongamos que de aquí unos años Cataluña se separa de España de forma pacífica, y pasa a quedarse cerca pero no del todo dentro de la Unión Europea. Los estados de la unión permiten que el nuevo estado forme parte de Schengen, siga con libre acceso al mercado común y pueda seguir conservando las ventajas de estar regida bajo el derecho comunitario, pero dado a la reticencia de algunos miembros, no puede entrar como miembro de pleno derecho a las instituciones. Cataluña puede seguir utilizando el euro, si así lo desea, como moneda de curso legal, pero sin poder entrar en el eurosistema ni en el BCE.

Este sería, dentro de los escenarios posibles ante una secesión, un resultado optimista: el principado no tendría ni voz ni voto en la Unión Europea, ciertamente, pero a efectos prácticos no parece un resultado demasiado distinto al escenario actual. La Generalitat apenas tiene voz (y no tiene voto) en el Consejo Europeo y la delegación catalana en el Parlamento Europeo sería bastante irrelevante numéricamente, así que ser europeos sin poder opinar sobre ello tampoco sería un gran cambio. Aparentemente, es una salida aceptable, y no parece descabellada ni demasiado incómoda.

Hay un pequeño problema: el euro. Schengen, el mercado común y demás son ventajas nada triviales para cualquier estado del continente, eso es obvio. La moneda única, sin embargo, es un animal bastante distinto.  De los problemas de diseño de la eurozona hemos hablado largo y tendido en esta página, ciertamente; es posible defender que la mejor medida económica tomada por los gobiernos de Tony Blair (y Gordon Brown, el político más minusvalorado de la última década) fue permanecer fuera del euro. Lo que no se comenta demasiado a menudo, sin embargo, es que aunque el euro quizás no fuera una idea brillante en la forma en que ha sido implementada es bastante probable que adoptar su uso sin entrar a formar parte del BCE es seguramente una idea aún peor.

El motivo es bastante simple: tener un banco central «propio», por muy inútil que este sea, es mucho mejor que carecer de él en caso de una crisis presupuestaria, monetaria o financiera. Imaginad que allá por el 2016, por motivos que no vienen al caso, la economía de un hipotético estado catalán independiente se mete en problemas mientras el resto del continente se recupera. Cataluña tiene una burbuja inmobiliaria (otra vez), La Caixa resulta que puso todo el dinero que tenía en depósitos en deuda Argentina, dos petroleros se hunden en frente de Platja D´Aro y Sitges y arruinan al sector turístico del país, o sencillamente la Generalitat gasta dinero que no tiene y se mete en una crisis fiscal. En todos estos casos, Cataluña se encontraría con el mismo problema que hemos visto en la Eurozona estos últimos años: un euro fuerte cuando la economía está débil. El ajuste debe hacerse vía precios porque no es posible devaluar, haciendo la crisis aún peor. Este empeoramiento de la recesión hace que la situación fiscal del país empeore, y eso afectaría tarde o temprano al sistema financiero local, inevitablemente cargado de bonos catalanes. Es el viejo círculo vicioso que condenó a un estado de la eurozona tras otra a meterse a un rescate.

En el hipotético caso de un estado fuera de la eurozona, sin embargo, hay una diferencia crucial: Draghi no va a utilizar la frase mágica prometiendo hacer todo lo necesario para evitar romper el euro contigo. No es su trabajo. La crisis bancaria y financiera en la zona euro se arregló cuando Draghi insinuó que compraría deuda pública si eso fuera necesario para evitar la caída de un estado o de su sistema bancario. El BCE tiene capacidad de imprimir moneda, así que la mera promesa de hacerlo bastó para estabilizar los mercados. Para un estado que usa el euro pero no forma parte de él, esta promesa no existe, y ningún banquero central en su sano juicio pondrá el crédito de su(s) contribuyente(s) para rescatar a un tercero irresponsable. Una Cataluña utilizando-el-euro-pero-fuera-de-él viviría bajo el riesgo implícito de poder convertirse en Argentina en los años del corralito si las cosas fueran mal.

Por supuesto, la clase política catalana quizás no tenga el enorme talento de la argentina para implosionar la economía del país de forma recurrente. Es más, estoy seguro que hay pocos países que puedan igualar ese nivel. El problema, sin embargo, es que no tener banco central propio puede generar problemas parecidos en dirección contraria, cuando tu país va mucho mejor que tus compañeros de área monetaria no del todo óptima. La eurozona, de nuevo, da pistas sobre qué puede salir mal: los años de bonanza en España (artificial y fantasiosa, pero bonanza) pusieron presión al alza sobre los precios, aniquilando en pocos años la competitividad española en muchos sectores. La única forma de haber evitado que eso hubiera sucedido era mediante una contracción fiscal decidida. Buena suerte intentando convencer a los votantes que a pesar del superávit y el fuerte crecimiento es hora de recortar gasto y subir impuestos.

En este escenario tener un banco central estilo BCE no es una gran ayuda, al menos bajo el chapucero diseño de la eurozona. En un sistema medio decente el BCE hubiera impuesto a España un ajuste fiscal el 2004-2006 junto con duras medidas a los bancos restringiendo el acceso al crédito. El el sistema que teníamos miró para otro lado y dejó que nos hincháramos a construir ladrillo, aunque al menos tuvimos la mano de Draghi (demasiados) años después, para evitar que el empacho acabara con nosotros.

Este segundo escenario, combinado con el primero, debería dar pistas sobre el escenario al que se enfrentaría una Cataluña independiente fuera de la eurozona pero con el euro: es perfectamente posible que sobrevivieran y prosperaran, siempre que mantuvieran una política económica extraordinariamente disciplinada. Es posible vivir en un mundo sin banco central ni moneda propia, pero cualquier político que tenga que dirigir un país bajo este régimen debe ser consciente que cualquier crisis o recalentamiento económico del país, por pequeño que sea, puede convertirse en un problema mayúsculo rápidamente. El país puede tener un estado de bienestar estupendo, políticas sociales amplias y todo lo que quiera, pero la disciplina fiscal y financiera tiene que ser absoluta, ya que no hay red de seguridad garantizando su solvencia o la de sus bancos. En este contexto sería casi deseable que el país renunciara incluso a tener cualquier cosa que no fueran bancos pequeñitos y manejables domiciliados dentro de sus fronteras, para evitar cualquier clase de riesgo regulatorio. Una Cataluña soberana no sería inviable fuera de la zona euro, pero su libertad de maniobra en temas económicos sería mucho más limitada de lo que parece a primera vista.

Como comentaba hace una temporada, el tamaño importa cuando hablamos de soberanía e independencia real. Holanda, Bélgica, Austria y demás no están dentro de la eurozona por capricho; los estados europeos crean la moneda única en parte para evitar las tormentas monetarias en los años anteriores. Ser Holanda no es un mal destino para un país (ya nos gustaría ser como ellos) , pero también exige llevar el país de otro modo. No estoy seguro que la clase política catalana entienda eso, y más en vista del aspecto del presupuesto de la Generalitat o la calidad de la administración.

Por cierto, no he hablado de la opción de ser Dinamarca (moneda propia, tipo de cambio fijo con el euro) por un motivo muy sencillo: salir del euro es bastante más complicado de lo que parece, por mucho que prometas no devaluar. La transición en esa dirección sería bastante más horrible. La secesión ya sería problema suficiente para empezar.


19 comentarios

  1. Alnair dice:

    Andorra y Luxemburgo son dos estados pequeños con el Euro fuera y dentro de la CE respectivamente,que no han sufrido graves problemas con esta crisis. Y sospecho que ha sido por que tienen gobiernos muy liberales, con bajos impuestos y sin estado del bienestar. No creo que sea el tipo de estado que busque ERC …

    • Alatriste dice:

      Hombre, tanto como no tener problemas… ¿No tienen problemas, o no aparecen en las noticias? Respecto a Luxemburgo una caída del PIB de un 5,6% en 2009 indica que algún pequeño problemilla si que tuvieron, y una vuelta a la recesión en 2012, último año del que he encontrado datos, que esos problemillas seguían ahí. Pero aparte el caso de Luxemburgo es, como en muchos otros aspectos, muy especial: el franco luxemburgués estaba ligado al franco belga con paridad a la par, para ellos adoptar el euro no supuso ninguna pérdida de capacidad de maniobra porque dependían desde siempre de las decisiones monetarias belgas (de hecho, los francos luxemburgueses se imprimían en el Banco Nacional de Bélgica).

      Aparte, me gustaría hacer un comentario en forma de pregunta y es éste ¿El problema está en el euro y su diseño, o más bien en el BCE, sus gestores y la política que prefieren? Porque hasta ahora ha sido defendible decir que el problema estaba en el mandato del BCE, que no le daba autoridad para hacer esto y lo otro, pero ahora que tenemos un problema de inflación muy por debajo de los objetivos oficiales del BCE y que está muy dentro de su mandato elevar no lo estamos viendo correr a emplearse a fondo para cumplirlo y que la inflación suba… y luego se quejaran de que Krugman et alii digan que SM significa sadomonetarismo.

        • Alatriste dice:

          No es la primera vez que oigo hablar del concepto, y siempre me ha quedado la misma sensación de que recurrir a él es una forma elegante de decir que los europeos no somos ni seremos capaces de aceptar una política monetaria única porque, uno, nos odiamos entre nosotros más que los estadounidenses y los indios, y dos, al contrario que los chinos no tenemos una dictadura que nos obligue a obedecer.

          Y resulta extremadamente difícil, por no decir directamente que fantasioso, creer que Estados Unidos, la India y China son áreas monetarias óptimas en las que no se presenta el problema de tener al mismo tiempo zonas en expansión y en recesión…

          • jorge dice:

            En la Eurozona te faltaría la movilidad de trabajadores, que es uno de los 4 factores a tener en cuenta, al parecer.

            Probablemente en EEUU antes de llegar al 26% de paro en una región se habrían desplazado muchos trabajadores a otros sitios.

            Vaya, incluso en España tenemos diferencias de paro de 20 puntos sin que nadie (relativamente) salga de Andalucía en masa dirección norte …

            • Pescador dice:

              Correr por correr es tontería. ¿Donde dices que en el Norte atan los perros con longanizas?
              Y aquí volvemos al problema de la vivienda…otra vez

            • Alatriste dice:

              No acabo de verle el sentido a comentar que hay poca movilidad geográfica en Europa para luego decir que, de hecho, no la hay dentro de España. Eso nos llevaría al absurdo de que España no es un área monetaria óptima y que deberíamos usar varias monedas distintas…

              Aparte, y esto más en serio, me pregunto hasta qué punto es real esa supuesta movilidad de la mano de obra en Estados Unidos. Acabo de buscar y las diferencias en desempleo van del 9,1% de Rhode Island al 2,5% de Dakota del Norte. No parece que se esté produciendo un éxodo a lo «Las uvas de la ira»… lo cual es probablemente de lo más comprensible porque trabajo debe ser lo único que hay en Dakota.

              Admito que no es una diferencia de 20 puntos, pero es que para tener una diferencia así es precisa una tasa de paro superior al 20% y eso, modestamente, está al alcance de muy pocos.

              Y luego hay que hacer dos puntualizaciones, la primera ¿De verdad vale la pena abandonar Andalucía, con su tasa de paro del 35%, para ir a Navarra donde de todos modos es del 15%? ¿No es pasar de la nada a la más extrema miseria? Y la segunda, que la escasa movilidad no es porque sí. Es por la carencia de viviendas en alquiler, porque en España la guardería es la casa de la abuela, etc, etc. Es porque en España moverse supone un fuerte impacto económico que los parados son precisamente quienes menos pueden permitirse.

  2. Alnair dice:

    Por otro lado Chipre está en la CE y no lo ha salvado ni Draghi.

  3. Estilpon dice:

    Ni La Caixa ni cualquier entidad bancaria domiciliada en Cataluña podría recurrir a la liquidez del BCE, ni a ningún emisor de moneda, por lo que no hace falta un escenario excesivamente dantesco para que se vean metidos en una crisis importante.

    Es más, con el tamaño de LC respecto al PIB catalán….uffff que preparenn el bolsillo.

    • Nacho dice:

      por eso mismo La Caixa ha cambiado sus estatutos y se ha «descatalizado». O al menos, eso creo

  4. Abulico dice:

    «El principado no tendría ni voz ni voto en la Unión Europea, ciertamente, pero a efectos prácticos no parece un resultado demasiado distinto al escenario actual.»
    Perdona pero eso simplemente es falso. Cataluña tiene voz y voto (y capacidad de presión y negociación, que es lo más importante) a través de España. En las negociaciones el gobierno español defiende, con más o menos fuerza y acierto, los intereses de la industria, comercios, etc catalanes igual que los del resto de España. Lo crean o no los independentistas acérrimos, los gobiernos españoles no están empeñados en hundir la economía catalana porque sería pegarse un tiro en el pie.
    Quedar fuera de la UE sí que sería un escenario distinto al actual: NADIE iba a defender dentro de la UE los intereses de Cataluña, que tendría que defender los suyos desde fuera mediante tratados bilaterales como Marruecos, Israel, etc.

  5. Daniel Díaz dice:

    Dejé de leer cuando leí lo del principado.

    No, es broma, seguí leyendo, pero con una sonrisa de ternura.

    • heathcliff dice:

      Yo también me reí mucho con lo del principado.
      Y su príncipe, el de Viana, esa galleta con chocolate…

      🙂

      • Vilanova dice:

        Perdón, pero las risitas sobran. El apelativo histórico de Cataluña es el de Principado. Hay constancia documental del uso de este término desde 1350 (convocatoria de las Cortes de Perpiñán). Anteriormente ya se denomina «princeps» al conde de Barcelona en los Usatges, así como «principatus» al conjunto de territorios que estaban regidos por él.

        No obstante, tanto ERC como otras formaciones soberanistas (no así CiU, al menos de forma explícita) han dicho reiteradamente que una Cataluña independiente lo sería en forma de República.

        • Alatriste dice:

          Me parece que no lo has entendido: las risitas son porque la hipotética Cataluña independiente sería una república, no un principado. Vamos, son porque ERC no se llama así porque sí. No se iban a poner a buscar a un Amadeo de Saboya o a algún príncipe alemán con ganas de juerga y nombre interminable, a lo Saxe-Coburg-Gotha-Altenhausen-etc, como se hacía en los Balcanes…

  6. Hejo dice:

    No me parece un escenario «tan difícil» de gestionar. Sí implica que los gobiernos deben ser prudentes y que deben efectuar un esfuerzo algo mayor para compaginar la política fiscal de acuerdo con las pautas de política monetaria que vaya ejectuando el BCE en cada momento. Andar con el paso cambiado es menor crecimiento en los buenos tiempos y mayor recesión en los malos. Esto lo sabemos todos.

    Pero estar dentro no es garantía de poder influir ni mucho menos. Ver el caso de España: nos hubiera convenido una politíca monetaria más restrictiva en el 2004 y otra más laxa en el 2011, y hemos tenido exáctamente lo contrario, por gentileza del BCE del que somos miembros.

    En cuanto a rescates, estar dentro sí te otorga garantías de recibirlo… siempre que cumplas las condiciones impuestas. Pero, el FMI -por ejemplo- también organiza rescates utilizando este mismo sistema. No ser miembro pleno de la UE no significa que si tienes problemas te las tendrás que apañar tú solito.

  7. AleixdeBCN dice:

    Es curioso que las anheladas independencia y soberanía signifiquen para Catalunya ser menos independiente y menos soberana, en tanto sus ciudadanos perderían derechos al ser menos europeos y perderían influencia sobre los centros de decisión. Por tanto, no habría que hablar de independencia y soberanía, sino de aislamiento.

    • Vilanova dice:

      Al menos podríamos decidir de forma soberana sobre nuestra cultura, sistema educativo, lengua, organización política y administrativa, política exterior, sistema judicial, etc. etc. No me parece que eso sea ser «menos soberanos» sino más. En cuanto a que dejemos de ser «europeos», eso ya lo veremos: también amenazó la UE con toda clase de plagas bíblicas a los nuevos Estados surgidos tras la desmembración de Yugoslavia y ahí los tienes: casi todos bajo el paraguas de la UE y la «maligna» Serbia a punto de estarlo también. Nada es eterno ni vagaremos por el espacio exterior por los siglos de los siglos, ya lo verás.

      • jota ka dice:

        Los países de la UE, con Alemania a la cabeza, lejos de estar en contra de la de la desmembración de Yugoslavia, aplaudieron y reconocieron rápidamente la independencia de Croacia y Eslovenia, que son hoy estados de la UE.

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