Educación

La importancia de saber reparar un electrodoméstico (PISA, nuevamente)

10 Abr, 2014 -

Por Queralt Capsada

El pasado mes de diciembre se presentaron los principales resultados del informe PISA 2012, una herramienta de benchmarking educativo de la OCDE donde se encuestan jóvenes de 15 años. No volveremos a explicar qué es y que no es el PISA, porque ya lo hicimos en diciembre aquí mismo. Pero sí que me gustaría hablar de los nuevos resultados que se presentaron la semana pasado sobre resolución de problemas.

Una vez más, los medios de comunicación y la clase política han dedicado su atención a la posición en el ranking, el «suspenso» de España y la mejor posición (no significativa) de Cataluña respeto el resto del Estado. Sin embargo, más allá de estas primeras informaciones de tono puramente superficial, haría falta primero centrarnos en que tiene de novedosa esta nueva información proporcionada por PISA y porque nos tendría que interesar.

¿Qué es este apartado de resolución de problemas del PISA?

A lo largo de la última década, la Dirección de Educación de la OCDE ha llevado a cabo la encuesta PISA evaluando las competencias en lectura, matemáticas y ciencias de los estudiantes de 15 años en más de 50 países. La encuesta no evalúa contenidos concretos aprendidos en la escuela -los cuales varían de un país a otro- sino que mediante problemas y preguntas sobre la materia se evalúa su capacidad para aplicar el conocimiento adquirido. Es decir, sus competencias en lectura, matemáticas y ciencias. Si tenéis curiosidad por saber si seriáis capaces de resolver algunos de los problemas planteados, aquí tenéis algunas preguntas de ejemplo sobre competencia matemática.

Aunque en ediciones anteriores de PISA ya se habían incluido preguntas sobre resolución de problemas generales, en la última edición de PISA 2012 se introdujo la resolución de problemas como tal (problem-solving), no dedicada en exclusiva a conocimientos concretos sobre una materia, sino a la resolución de problemas de la vida cotidiana. La idea principal de las preguntas de este nuevo apartado de PISA es plantear problemas de la vida real donde hay que poner en práctica el conocimiento adquirido dentro y fuera del aula para resolver el problema.

Las grandes novedades respeto el resto de apartados ya existentes en ediciones anteriores son que 1) la resolución de problemas se hace por ordenador; 2) no está directamente relacionada con una área de conocimiento concreto (cómo por ejemplo, matemáticas); y 3) incluye tareas interactivas con el ordenador (no sólo estáticas). De nuevo, si os queréis poner a prueba y ver como de eficaces y rápidos sois en resolver problemas de la vida diaria como por ejemplo escoger el mejor trayecto, ver cómo funciona un aparato electrónico o elegir la mejor oferta de ticket de metro, os podéis entretener aquí.

La importancia de arreglar un electrodoméstico (o resolver cualquiera otro problema cotidiano)

¿Cuál es la gracia de todo esto? ¿Por qué no basta con las preguntas y problemas relacionadas con cada área de conocimiento? Pues bien, parece ser que nos encontramos en la llamada sociedad de la información y el conocimiento. No basta con saber cosas y aprender de nuevas, sino que lo interesante es saber aplicar este conocimiento cuando se requiere, y no sólo en situaciones previsibles, rutinarias, susceptibles de ser programadas.

A lo largo de las últimas décadas, el desarrollo de la tecnología ha hecho nuestra vida más fácil mediante la programación de tareas repetitivas utilizando máquinas, pero todavía hay una serie de tareas no rutinarias que no podemos programar y que, por lo tanto, tenemos que poner en práctica nosotros mismos aplicando nuestras capacidades cognitivas (relacionadas con el conocimiento) y no cognitivas (interpersonales, no relacionadas con el conocimiento). Cómo vivimos en sociedades cambiantes, la actualización de conocimientos, la capacidad de adaptación a nuevos entornos y la motivación para buscar soluciones en problemas que surgen en la vida diaria (como por ejemplo arreglar un electrodoméstico) son básicas y muy deseables para sobrevivir en la jungla de la sociedad de la información y el conocimiento.

Algunos resultados, más allá de la clasificación general de países

Más allá de la puntuación media y la posición en el ranking, la riqueza de la información provista por PISA nos permite ver para cada país qué tipo de problemas resuelven más fácilmente los estudiantes. La definición de la competencia en resolución de problemas utilizada por el PISA es:

la capacidad de un individuo para participar en los procesos cognitivos para comprender y resolver situaciones problemáticas en que un método de solución no es inmediatamente obvio. También incluye la predisposición a comprometerse con este tipo de situaciones para lograr su potencial como ciudadano constructivo y reflexivo”

De manera que, aparte de resolver problemas se valora el interés para seguir aprendiendo. Y, según los resultados obtenidos, aquellos estudiantes más motivados para aprender también son los que obtienen mejores resultados. El aprendizaje no es sólo un proceso cognitivo, sino también afectivo. Los estudiantes que declaran “darse fácilmente por vencidos cuando se encuentran ante un problema” obtienen peores resultados en la prueba que aquellos que declaran que “les gusta resolver problemas complicados”.

Otro de los principales hallazgos de estos nuevos resultados es que el entorno socioeconómico explica en menor medida los resultados en resolución de problemas, en comparación con los resultados en lectura, matemáticas o ciencia. En otras palabras, el hecho de venir de un entorno socioeconómico desfavorecido no afecta tanto a la hora de resolver problemas de forma satisfactoria. Así, pues, parece que tal y como ya se había apuntado en otros informes, la evidencia sugiere una vez más que el ambiente académico favorece mejores resultados para los que vienen de un entorno socioeconómico privilegiado. De forma que podemos decir que el hecho de tener buenos resultados en lectura, matemáticas o ciencias no se traduce directamente en buenos resultados en resolución de problemas.

Y algo de similar pasa a nivel de país. Una comparación interesante que nos permite esta nueva sección de PISA es la de explorar si aquellos que obtienen buenos resultados en la adquisición de conocimientos también tienen una buena capacidad para aplicarlos fuera del contexto escolar. Si comparamos los diferentes países veremos que en países como Australia, los Estados Unidos, Brasil, Italia o Japón los estudiantes puntúan por encima del que se esperaría en resolución de problemas, en comparación con sus resultados en lectura, matemáticas o ciencias. La buena noticia es que hay sistemas educativos que favorecen el aprendizaje para aplicar el conocimiento no sólo en entornos escolares, sino también fuera de la escuela. Y la mala noticia es que, desgraciadamente, nosotros no estamos en este grupo.

Esta entrada fue publicada originalmente en catalán en Cercle Gerrymandering.


6 comentarios

  1. gerion dice:

    Tras haber leido las conclusiones del informe para el caso de España, y aunque no parece el motivo del artículo:

    «En España la diferencia entre las comunidades con un mejor y peor rendimiento educativo es de 55 puntos, el equivalente a 16 meses de escolarización.»

    «Más del 85% de las diferencias entre comunidades son atribuibles a diferencias socio-económicas, mucho más que en cualquier otro país de la OCDE con datos disponibles.»

    Es decir, que si me educo en una Comunidad Autónoma española pobre – algo que generalmente no puedo elegir si soy un niño -, voy a ir casi dos años por detrás de alguien educado en una Comunidad Autónoma española rica.

    Porque en el informe no se dice que se trate de la C.A. que destine más presupuesto a Educación, sino que alude a la diferencia socio-económica de una frente a otra, esto es, la que tenga mayor nivel de vida.

    Eso explicaría por qué las CCAA tradicionalmente más ricas, han conseguido perpetuar su situación en el conjunto del Estado. Una vez más, no se trata de interés, voluntad, capacidad o esfuerzo. Se trata de dinero. Las CCAA pobres seguirán exportando mano de obra de baja cualificación, y las CCAA ricas seguirán disponiendo de mano de obra barata, siempre y cuando mantengan la diferencia de estatus entre ambas clases, la obrera y la burguesa. La lengua autóctona es un buen filtro para evitar que los pobres forasteros se queden el tiempo necesario para convertirse en burgueses autóctonos.

    • gerion dice:

      De hecho, este artículo se publicó en catalán antes que en español. Para no desmerecer la estadística.

  2. Perplejo dice:

    En efecto, el socioeconómico es una variable que influye los resultados académicos, pero no es causa necesaria ni suficiente. En primer lugar, hay países de nivel socioeconómico inferior donde se obtienen mejores resultados que en otros de mayor nivel; la experiencia enseña, además, que innumerables alumnos con nivel socioeconómico bajo obtienen resultados mejores que alumnos de nivel más alto.

    Vayamos al caso español: el hecho de que (con matices) las comunidades «tradicionalmente ricas» superen académicamente a las «tradicionalmente pobres» no implica, necesariamente, que estas últimas sean víctimas de las primeras ni que «el dinero» sea el responsable único de los resultados académicos. Porque: ¿qué quiere decir eso de la cuestión es «el dinero»? ¿Que las comunidades «ricas» deben subvencionar a las «pobres» hasta que estas igualen sus resultados socioeconómicos y educativos? Convendría aclararlo.

    Por otra parte, eso de que «no se trata de interés, voluntad, capacidad o esfuerzo» implica un fatalismo como carta blanca contra la irresponsabilidad. Según esta manera de entender la «pobreza» y la «riqueza», el «pobre» (sea persona o comunidad) nunca sería responsable de su estado, ya que no se trataría, en modo alguno, de cuestión de esfuerzo, voluntad, capacidad o interés: el responsable de la pobreza propia siempre sería otro: el «rico». Así pues, yo mismo, andaluz y de familia humilde tendría carta blanca para justificar mi desfavorecido nivel económico y cultural, pues (perteneciente desde la cuna a una familia y a una región «históricamente desfavorecidas») la causa de mi estatus social sería siempre «el dinero», esto es, el agravio de los más «ricos».

    Respecto al filtro de la lenguas autóctonas: pareciéndome criticabilísimos determinados usos que se hace de él (acceso a determinados puestos de trabajo, por ejemplo), tampoco explicaría por qué otras comunidades sin filtros lingüísticos están en la cima económica y académica del país.

    Cualquiera que viva en una comunidad comparativamente pobre y no se deje llevar por el resentimiento y la autocompasión advertirá que (sin descartar comparativos agravios históricos) es principalmente el ejercicio de la libertad, constituida en costumbres e instituciones, es la causa principal (no única) de las desigualdades. Claro que los andaluces, por ejemplo, siempre podemos achacar nuestra situación al «atraso histórico» (como si nosotros no fuéramos responsables de él) o a las «pérfidas» comunidades ricas.

    Por la cuenta que nos trae, más vale mirar la viga en el ojo propio que la paja en el ajeno.

    .

    • gerion dice:

      Si damos crédito a las conclusiones del informe, no hay ninguna duda acerca de las afirmaciones contenidas en él – por eso las he transcrito literalmente, entrecomilladas -.
      El nivel socioeconómico no es causa necesaria ni suficiente si consideramos que el 15% de las diferencias no se deben a él. Mi juicio es en base al 85 % de diferencias que sí lo son, según el informe.

      El problema de la responsabilidad en la propia riqueza, parece más difícil de resolver que por medio de la voluntad de mejorar. Si fuera posible enriquecerse a voluntad, no habría primer o tercer mundo, ni Europa del norte o del sur, ni barrios acomodados o marginales, ni, por supuesto, CCAA ricas y pobres. De hecho, yo mismo sería rico si de mi voluntad dependiese. Por tanto debe de haber otros factores fuera de nuestro control, que provocan esta desigualdad; y evidentemente, no todos son atribuibles al que ya es rico, sino que también dependerán del entorno y de las influencias ajenas al sistema comparado.
      El objeto de mi comentario es notar que con el fin de mantener su posición, los ricos – y puede hacerse extensivo a cualquier otro sistema – establezcan medidas basadas en disminuir la posibilidad de que un advenedizo pobre pueda llegar a ser rico, en lugar de mantener esa posición gracias a un esfuerzo sostenido de mejora y desarrollo propios. Por explicarlo más claramente: si quiero evitar que un pobre llegue a ponerse a mi nivel de rico, lo moralmente aceptable sería que utilizase todos mis medios de rico para aumentar mi riqueza sin entorpecer al pobre. Por supuesto que esto es una utopía, ya que también el pobre jugará sucio.
      En cualquier caso, creo no se trata de censurar a las CCAA ricas por luchar por mantener su posición, o a las pobres por no hacer lo suficiente por salir de su pobreza. Se trata del uso político y demagógico que se hace de estas circunstancias, por parte de los sujetos – políticos de cualquier signo y empresarios, principalmente – que tratan de coger una parte mayor del pastel sin pedirle permiso al que corta la tarta. Una tarta que tiene que llegar para todos.

      • Perplejo dice:

        Hola, gerion.

        «El problema de la responsabilidad en la propia riqueza, parece más difícil de resolver que por medio de la voluntad de mejorar. Si fuera posible enriquecerse a voluntad, no habría primer o tercer mundo, ni Europa del norte o del sur, ni barrios acomodados o marginales, ni, por supuesto, CCAA ricas y pobres. De hecho, yo mismo sería rico si de mi voluntad dependiese.»

        Obvio. Es que no se trata sólo de «voluntad de mejorar», sino de voluntad unida a esfuerzo, talento, etc. Y de la concurrencia de circunstancias favorables (vulgo: suerte); pero esta es otra historia. Si quiere ser rico, póngase a currar como un poseso y hágalo con inteligencia estratégica y creatividad. Y así con todo lo que importa.

        «Por tanto debe de haber otros factores fuera de nuestro control, que provocan esta desigualdad; y evidentemente, no todos son atribuibles al que ya es rico, sino que también dependerán del entorno y de las influencias ajenas al sistema comparado.»

        Evidente. A un niño de la Etiopía profunda, por mucha voluntad, empeño y talento que ponga, le resultará notoriamente más difícil enriquecerse (por hablar de riqueza) que al nieto de Bill Gates. Pero una de las causas fundamentales de la pobreza y la riqueza de las sociedades en que esos niños nacen es el ejercicio de la libertad (voluntad, esfuerzo, talento) instituido en costumbres e instituciones sociales. Dicho en otras palabras: la pobreza y la riqueza, individual y colectiva, no son fatalidades históricas (por más que haya circunstancias históricas, geográficas, etc. favorables o desfavorables): dependen en buena medida de lo que individual y colectivamente hacemos o no hacemos. Hasta que asumamos que somos responsables (no únicos) de nuestra situación, seguiremos siendo eternos y resentidos menores de edad.

        «El objeto de mi comentario es notar que con el fin de mantener su posición, los ricos – y puede hacerse extensivo a cualquier otro sistema – establezcan medidas basadas en disminuir la posibilidad de que un advenedizo pobre pueda llegar a ser rico, en lugar de mantener esa posición gracias a un esfuerzo sostenido de mejora y desarrollo propios. Por explicarlo más claramente: si quiero evitar que un pobre llegue a ponerse a mi nivel de rico, lo moralmente aceptable sería que utilizase todos mis medios de rico para aumentar mi riqueza sin entorpecer al pobre. Por supuesto que esto es una utopía, ya que también el pobre jugará sucio.»

        En esto, de acuerdo.

        «En cualquier caso, creo no se trata de censurar a las CCAA ricas por luchar por mantener su posición, o a las pobres por no hacer lo suficiente por salir de su pobreza.»

        A mí sí me parecen censurables el juego sucio para mantener la posición y la incompetencia quejumbrosa. Ambas son igualmente dañinas.

        «Se trata del uso político y demagógico que se hace de estas circunstancias, por parte de los sujetos – políticos de cualquier signo y empresarios, principalmente – que tratan de coger una parte mayor del pastel sin pedirle permiso al que corta la tarta. Una tarta que tiene que llegar para todos.»

        También de acuerdo; pero una puntualización: políticos, empresarios… y «ciudadanos de a pie».

        Un cordial saludo.

  3. Perplejo dice:

    Y disculpen por los solecismos y las repeticiones, que escribí a toda máquina.

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