Sistemas Electorales

Es hora de las listas desbloqueadas

1 Abr, 2014 - - @kanciller

Cuando se habla sobre acometer una reforma electoral, uno de los recursos más recurrentes es el de “abrir las listas” para que la ciudadanía pueda erradicar a los corruptos, vuelva a sentirse cercana a la política y se a escoja mejores representantes. Mantener cierto escepticismo sobre conseguir tan nobles fines con este cambio, al menos en el corto plazo, me parece algo muy saludable. Sin embargo, me voy a mojar: yo soy partidario de introducir el desbloqueo de las listas electorales. Voy a dedicar esta entrada a argumentar por qué creo que mis esperanzas en dicha reforma tienen algún fundamento.

Definiendo las listas flexibles o desbloqueadas

Muchas veces el debate sobre las lista es equívoco, por lo que creo que merece la pena detenerse un momento a clarificar la cuestión. Qué es una lista cerrada y bloqueada lo sabemos todos, pero no está tan claro la diferencia entre las listas abiertas y las desbloqueadas/ flexibles/ preferencial (estas últimas tres denominaciones pueden emplearse como sinónimos).

Para mantener una división  de mínimos me limitaré a decir que la clave estriba en la relación votante-partido. En una lista abierta la posición fijada por la organización no determina en ningún aspecto los candidatos que obtienen finalmente el escaño mientras que en las flexibles, de algún tipo de manera, sí tienen influencia. Por lo tanto, un sistema en el que solo se cuentan los votos al candidato individual es un sistema de listas abiertas. Dos ejemplos. En Suiza se pueden marcar (incluso acumulativamente) candidatos dentro de la papeleta, pasando a escogerse a aquellos que obtienen más votos. En Irlanda el Voto Único Transferible hace que, si quedan cuotas sin cubrir, los votos se transfieran a aquellos candidatos que han obtenido segundas preferencias hasta completar el total de escaños del distrito (mejor explicado aquí). En ambos casos el partido presenta la papeleta, pero los diputados electos al final del recuento escapan totalmente de su control.

Por el contrario, en las listas desbloqueadas la preferencia marcada por el ciudadano importa pero también el orden establecido por el partido. Este tipo de papeleta recoge una gran variedad de modalidades – creedme, los políticos de cada país son muy creativos a la hora de configurar sus sistemas electorales. Ahora bien, excluidos España, Portugal, Serbia e Italia desde 2005, la regla es que todos los sistemas electorales proporcionales tengan algún tipo de desbloqueo.

Llevamos casi un año trabajando desde el ESCE en una tipología de los sistemas flexibles (y seguimos fracasando en ello) pero, generalizando mucho, podemos apuntar al menos cinco rasgos importantes para discriminarlos.

La primera es la distinción entre el voto preferencial obligatorio (fuerte) u opcional (débil). En algunos países es necesario marcar una preferencia dentro de la papeleta para que se cuente como voto válido (Países Bajos), pero en otros países es facultativo. En este último caso se entiende que si no marcas ninguna opción (o marcas la casilla de aceptar el orden) se cuenta el voto para el partido pero no el de los candidatos (Bélgica). El segundo criterio es la distinción entre listas de tipo categórico u ordinal. En las primeras se pueden asignar un número variable – entre uno y el número de escaños en juego – de preferencias dentro de la papeleta, mientras que en las ordinales se puede dar puntuaciones para que los candidatos promocionen dentro de la lista con una cuenta de Borda (Austria hasta los setenta).

El tercer criterio es si se permite dar incentivos positivos o también negativos. Mientras que los primeros sistemas hacen que los candidatos mejoren dentro de la lista, los segundos básicamente hacen que también puedas tachar  o ponerles marcas a los candidatos considerados más ineptos, que perderán posiciones (como Letonia, donde puedes poner “menos” al lado del nombre). El cuarto criterio es que o bien toda la lista pueda ser modificable o haya algún tipo de posición que esté bloqueada, la cual se elige por defecto. Esto puede pasar si los líderes del partido o cabeza de lista están blindados.

Finalmente, el último criterio es la naturaleza y grado de la barrera que hay que superar para ser elegido candidato al margen de tu posición en la lista. Es decir, el poder relativo de votante y partido a la hora de configurar los representantes finales.  Aquí hay todo tipo de opciones, desde una fracción de una cuota (Países Bajos) hasta un porcentaje fijo (del 8% en Suecia). Esta última dimensión es la más importante y determina el caracter efectivo o no del desbloqueo.

Los efectos de las listas desbloqueadas

¿Qué efectos podemos esperar de las listas desbloqueadas? Hasta lo que se ha investigado, parece que más bien tirando a poco. Por lo que sabemos no polariza la competición, no fractura el sistema de partidos, no aumenta la volatilidad… Aunque hay quien opina que puede afectar positivamente a la satisfacción de la ciudadanía en el clásico de la casa “Menos listas abiertas” ya expliqué que no está nada claro. A nivel macro, por lo que hemos podido investigar, el único efecto contrastado es cierto debilitamiento de la disciplina de partido – lo cual no tiene por qué ser bueno.

Si lo miramos desde la perspectiva de en qué medida los candidatos han ganado poder, haciéndose elegir al margen de los partidos, esta tampoco ha sido excesiva. Algunos ejemplos. En 1998 Suecia cambió de listas cerradas y bloqueadas a un sistema desbloqueado de voto preferencial con la barrera del 8% en votos a candidatos por circunscripción (para promocionar). El cambio efectivo en la representación fue muy marginal, donde tan solo 12 de los 349 diputados fueron elegidos pese a no tocarles por su posición en la lista. Algo parecido a lo que pasa en Países Bajos, donde incluso cuando se facilitaron los requisitos del voto obligatorio reduciendo a un 25% la cuota de Hare que necesitaba el candidato para ser electo, tan solo 2 candidatos lo lograron en 1998 y uno solo en 2002, 2003 y 2006. De hecho en este país muchas veces el voto preferencial se asigna al cabeza de la lista, con lo que queda sin efectos.

Sin embargo, estos hallazgos de la literatura han tendido a soslayar que el principal efecto hay que buscarlo intrapartido, ya que lo que modifica la papeleta son los incentivos de los candidatos. Por un parte, porque aumenta su motivación para visibilizar su labor como político dentro del parlamento. Pero más aún, porque genera un mecanismo de rendición de cuentas interno que permite señalizar su popularidad.

moderata

                                                                Ejemplo de papeleta preferencial. No, no está Birgitte Nyborg

 

La investigación más novedosa va precisamente por esta última vía. En un artículo muy reciente se estudian las últimas cuatro elecciones locales suecas para ver el efecto de las papeletas desbloqueadas. Según la evidencia que recogen Folke, Peerson y Rickne, el voto preferencial tiene un impacto considerable en la promoción política dentro del partido: aquellos candidatos que tuvieron la mayoría de votos preferenciales incrementaron en un 50% su probabilidad de ser elegidos líderes de su grupo político. Su argumento es que en las elecciones locales, donde hay poca información (las encuestas como mucho preguntan por el partido favorito, no por la popularidad de candidatos individuales), el voto preferencial es una fuente privilegiada de señalización. Por eso los partidos, asumiendo que quieren ganar elecciones, tienden a recompensar a los políticos más populares a nivel local. Es decir, a los que captan más votos preferenciales.  Ello además permitiría entender por qué hasta los que están en posiciones altas de la lista pelean por el voto preferencial; es garantía de promoción/ continuidad en la lista.

Como también se apunta, dado que en un sistema de listas flexibles los partidos siguen jugando un rol importante en la selección, los votos preferentes tienen más peso entre aquellos candidatos que ya están en buenas posiciones de la lista. Por lo tanto, más que sustituto a los procesos internos parece que sirve como complemento. Además, también encuentran un efecto adicional muy interesante. Como señalan, la receptividad de los partidos al voto preferencial es incluso mayor en aquellos municipios en los que hay un solo partido dominante, con lo que se genera competencia interna dentro del statu quo de bastiones partidistas. Finalmente, los autores también comentan que los candidatos más competentes (medido como IQ y una entrevista de liderazgo) reciben más votos preferenciales de sus vecinos en promedio, pero los datos que presentan son descriptivos y más cuestionables. En cualquier caso, al margen de que sea mejor o peor el candidato, el rol del voto preferencial en la selección de liderazgo interno es claro.

Apliquemos las listas desbloqueadas en España

A mi juicio el sistema sueco es relativamente sencillo de trasplantar – ellos mismos desbloquearon sus listas en los años 90 sin mayores trastornos. De hecho, una variante de este modelo es el que se intentó aprobar en Asturias, que proponía el desbloqueo con voto preferencial (máximo de 9 votos no acumulables), cabeza de lista blindado (porque habría primarias obligatorias) y una barrera del 5% para que el candidato fuera elegido. Este modelo con variantes  – por ejemplo, menos votos preferenciales –  podría extenderse a toda España siempre que nos tomemos en serio la dimensión de la igualdad de participación.

En el momento en que abrimos la puerta a la modificación de las listas por parte de los votantes, cabe el riesgo de generar desigualdad en la representación. Por ejemplo, las mujeres suelen verse penalizadas en sistemas con listas abiertas, del mismo modo que ocurre con minorías étnicas. En la medida en que las listas desbloqueadas hacen que los partidos mantengan el control sobre el orden – y que este importe – es fundamental introducir en paralelo las listas cremallera. Esto permitiría que el resultado final fuera una composición de género equilibrada. Un segundo aspecto es el coste cognitivo del voto. Sabemos que cuanto más complejo es un sistema electoral más se aleja a los votantes con menos educación/ interés por la política. Con el ánimo de que el voto sea poco gravoso, es fundamental que el desbloqueo en España sea débil. Es decir, opcional. Así, si algún ciudadano no se quiere calentar con el asunto puede limitarse a votar marcando la casilla del partido (en Asturias iba a valer con no marcar ninguna casilla) y Santas Pascuas.

Creo que teniendo estas cautelas presentes el modelo de lista flexible supone una mejora moderada pero sustanciosa para nuestro sistema electoral. Permitiría visibilización de los candidatos, rendición de cuentas individual, cierta competencia interna y, a diferencia de unas primarias abiertas, no hace falta desplazarse más que el día de la elección. Por supuesto, se aplican los disclaimers habituales. No, no es una varita mágica que solucione todos los problemas ni servirá para crear empleo, crecimiento o un área monetaria óptima en la zona Euro. Y sí, hay que combinarlo con muchas otras cosas. Por ejemplo, si el desbloqueo no va acompañado de una reforma de los reglamentos de las cámaras que den más autonomía al diputado individual, no iremos muy lejos. Eso sí, creo que esta es de esas reformas que permiten mejoras marginales en el medio plazo, justo el momento cuando uno descubre que tener buena política puede marcar la diferencia.


6 comentarios

  1. […] Es hora de las listas desbloqueadas […]

  2. Alnair dice:

    Es una propuesta demasiado razonable e insuficientemente demagógica como para que salga adelante.

    ¿Quiere bolsa?

    Siguiente.

  3. gerion dice:

    «Sabemos que cuanto más complejo es un sistema electoral más se aleja a los votantes con menos educación/ interés por la política. Con el ánimo de que el voto sea poco gravoso, es fundamental que el desbloqueo en España sea débil.»

    De aquí entiendo que, en España, los votantes mayoritarios tienen poca educación/interés por la política, o bien que nuestro sistema electoral es tan complejo, que el nivel de educación/interés del votante español medio no es lo suficientemente elevado como para estar a su altura.

    Creo que también podría enfocarse de esta manera: los políticos españoles no tienen nivel suficiente como para transmitir de forma clara la verdad a sus ciudadanos. Prefieren los discursos vacíos que apelen a la emoción de las masas, antes que discursos profundos que sólo unos pocos puedan entender, y aún menos elaborar de forma inteligible.
    Creo que se corresponde igual de bien con nuestra realidad, que el enfoque del artículo. No olvidemos que nuestros políticos, también, son ciudadanos españoles.

  4. Adrián dice:

    Pero, ¿esto es April Fool’s Day o no?

  5. Aloe dice:

    Buen artículo.
    No me ha quedado completamente claro el funcionamiento de todas las modalidades de voto preferencial y demás, pero eso es culpa mía, que tengo que asumir el coste cognitivo con más entusiasmo de lo que lo hago 🙂
    Por lo demás, muy bien

  6. colapso2015 dice:

    Es hora de las personas no de las listas de super-mercado.

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