Internacional

La plaza que ganó poder de veto

24 Feb, 2014 - - @jorgegalindo

La oposición parlamentaria ucraniana está formada por tres partidos: el conservador Batkivshchyna, dirigido por Turchynov en la Rada pero cuya líder en espíritu es Yulia Timoshenko, reúne 89 diputados sobre los 450 que forman la Rada; el liberal UDAR, con el ex-boxeador Klitschko a la cabeza, suma 42 asientos; y el nacionalista y derechista Svoboda, comandado por Oleh Tyahnybok, que llega hasta los 36 representantes. El viernes por la tarde los tres líderes firmaron un acuerdo con el (entonces) Presidente Yanukóvich: entre otras cosas, un nuevo Gobierno de coalición se formaría de inmediato y se convocarían elecciones presidenciales para antes de diciembre de este mismo año. Klitschko, quien ha venido dominando el voto opositor en las últimas encuestas realizadas en el país, se dirigió al epicentro de la protesta que mantenía y mantiene en jaque a Kiev: la plaza del Euromaidán. En la plaza hay un escenario. A ella se subió Klitschko para explicar el acuerdo al que se había llegado. La multitud lo recibió con abucheos. La respuesta vino de un cabeza de los grupos ultraderechistas y pseudo-militarizados Pravy Sektor: no. Lo que queremos es que Yanukóvich dimita. Para eso estaban allí. A ello añadió un ultimátum que iba hasta las 10 de la mañana del sábado. Si no, irían a por él. La gente aplaudió.

El primer elemento para considerar si un cambio de gobierno constituye un golpe de estado es la presencia de amenaza violenta.

Esa misma noche, Yanukóvich abandonó Kiev. Sigue en paradero desconocido. La ciudad amaneció sin policía. El Ejército decidió mantenerse al margen. Desde el sábado por la mañana la única presencia armada y organizada son los paramilitares de la protesta, las autodefensas. Controlan entradas y salidas en la capital, controlan el aeropuerto, controlan la plaza. Y controlan el Parlamento.

Para ese momento, unos 122 de los 450 diputados de la Rada había desertado o desaparecido. Queda poco menos de tres cuartas partes del Poder Legislativo, que se reúne en sesión bajo la atenta mirada de la plaza. Al frente se encuentran las mencionadas autodefensas. Se procede a una serie de votaciones con rango de ley. La que más ha llamado la atención mediática es la liberación de la líder opositora Yulia Timoshenko, en una cárcel-hospital desde 2011 acusada de corrupción. Sin embargo, la más significativa para el presente y futuro del país es el impeachment de Yanukóvich como Jefe de Estado. El «sí» agrupa al 72% de los representantes, todos los presentes. El artículo 111 de la Constitución de Ucrania especifica que tres cuartos de la Rada han de confirmar la destitución del Presidente. Además, demanda la ley que debe existir un proceso según el cual primero una mayoría simple de la Rada confirma la investigación de traición del Jefe del Estado, para posteriormente atender a los resultados de una comisión de investigación especial y escuchar la voz del Tribunal Constitucional. Huelga decir que nada de eso pasó el sábado antes de mediodía.

El segundo elemento para considerar si un cambio de gobierno constituye o no un golpe de estado es el respeto de la norma vigente.

El objetivo de las protestas del Euromaidán era, en un principio, echar a Yanukóvich. Bajo esta enseña se formó una coalición extremadamente heterogénea: jóvenes estudiantes con esperanzas europeístas, ucranianos de mediana edad cansados de la corrupción, y sí, colectivos extraparlamentarios de extrema derecha con un gusto particular por la organización militar autónoma. No existe un portavoz o liderazgo, ni individual ni colegiado, de las protestas. Pero ese era el objeto de las mismas. Y se ha conseguido a pesar de, y no gracias a, la oposición parlamentaria, elegida en unas elecciones calificadas como limpias.

Habrá quien diga que queda un tercer ingrediente necesario para calificar un cambio de gobierno como un golpe de estado y no como, digamos, una revolución o un mass unrest: que quien lo inicia pretenda colocarse en el lugar del eliminado. El amputado Parlamento ucraniano ha nombrado a Turchynov su portavoz y, al mismo tiempo, jefe en funciones del Ejecutivo. No ha nombrado a nadie de la plaza. Los diputados del Partido de las Regiones que no han salido corriendo ante la desaparición de su líder Yanukóvich están felices de echar todas las culpas al mismo. Hay una convocatoria de elecciones para el 25 de mayo. Pareciere que todo ello indica que la tercera condición no se cumple: nadie se ha querido poner en el sillón de la Presidencia. En su lugar, lo que se ha hecho (podría argumentarse) es revertir un proceso de descomposición institucional, el dirigido por Yanukóvich, que iba a llevar a una no-democracia de estilo ruso, y poner en su lugar una auténtica democracia liberal, recuperando incluso las enmiendas anti-presidencialistas hechas a la Constitución en 2004.

Pero esta argumentación solo podría ser válida tras la prueba siguiente: hay elecciones, ganan los perdedores del actual cambio de gobierno (esto es, Yanukóvich o su partido) y nadie interviene para modificar o vetar el resultado antes, durante o después de las mismas. Nadie intenta asegurarse de que, efectivamente, quien está en el lugar de Yanukóvich es de su coalición y no de la del ex-Presidente. Hoy por hoy, lo que tenemos es una capital aparentemente controlada por fuerzas rebeldes, dado que ninguna de las oficiales ha elegido ser leal hasta el final (probablemente para evitar un baño de sangre entre la población civil). Tenemos una plaza con poder de veto.

La heterogénea coalición que compone las protestas deberá ahora evolucionar en algún sentido, dado que el objetivo inicial se ha cumplido. No debemos olvidar que cada grupo deseaba la desaparición de Yanukóvich para llevar adelante su propia agenda política. Lo más probable es que dichas agendas no solo no coincidan, sino que difieran enormemente entre ellas. Si todo fuese como esperan los optimistas, estas distintas agendas se traducirían en apoyos a viejos o nuevos partidos de cara a las elecciones de finales de mayo. Sin embargo, quienes estaban protestando ya han anunciado que se quedan al menos hasta que las elecciones hayan tenido lugar. Tendremos que ver quiénes lo hacen y en qué condiciones. Mientras, una Rada con menos de tres cuartos de sus miembros electos siguió el domingo, y seguirá esta semana y las siguientes, pasando leyes por unanimidad bajo la mirada, a veces atenta y amenazadora, a veces simplemente intuida e implícita, de la vanguardia de una protesta formada por unos cuantos miles de personas cuyas expectativas sobre el futuro del país solo tienen una cosa en común: la profundidad del cambio, mas no su dirección.

Esperar mucho de golpes y ‘revoluciones’ por la ideología de quienes caen tras ellos es una falacia lógica y, muchas veces, una espera vana cuya validez no se puede comprobar sino a toro pasado. Sin embargo, tampoco podemos permitirnos no esperar nada porque muy pocas veces un viaje hacia el autoritarismo puede detenerse con la fuerza de las urnas. Esta paradoja es una trampa desagradable para los demócratas, y debería hacernos amar aún más profundamente a nuestros sistemas representativos. Pero a la plaza, una vez ganado el poder de veto, no parece incomodarle lo más mínimo.

[Aquí no hay ideas propias, son todas de la tertulia que tuvimos ayer con Abel Riu, Alberto Sicilia y Pablo Rodríguez Suanzes, así como de conversaciones mantenidas estos días con Gonzalo Rivero. Gracias a ellos y al resto de los editores de Politikon por dejarme robárselas sin permiso].


7 comentarios

  1. […] La plaza que ganó poder de veto […]

  2. Carlos Jerez dice:

    Muy interesante la tertulia de ayer (y este artículo), sobre la cuestión del golpe de estado, que lo es por saltarse la legislación vigente, parece haber pocas dudas, otra cosa es si está justificado, será bueno o legítimo. Para mí lo está y tengo esperanzas de que sea bueno, pero sin duda el futuro está por ver.

    No creo que la ultraderecha, por muy animada que esté, tenga músculo suficiente para imponerse en el país. Por supuesto está la hipótesis que mencionabais ayer, de que después del fracaso de los «prorusos» espere al fracaso de los «liberales» para imponerse ellos más tarde, pero aunque eso sucediera tengo muchísimas dudas de que la ultraderecha se pudiera imponer en el país y no fueran otra vez el Partido de las Regiones, su sustituto u otra coalición la que vendría.

    Saludos.

  3. Jon dice:

    Sobre la mayoria de 3/4 la Rada, no tengo muy claro si se cuenta la mayoria cualificada de los presentes o la mayoria cualificada de parlamentarios. En España en los acuerdos del Parlamento se consideran las mayorias segun el numero de parlamentarios presentes . Ver articulo 79 de la constitucion , si no recuerdo mal .

    • Sí, yo también he estado buscando ese punto en la C ucraniana sin éxito. En cualquier caso, lo principal para declarar el proceso de impeachment de Yanukóvich como no legal es todo lo demás.

  4. Jon dice:

    La parte de las votaciones preliminares y la comisión de investigación se la han podido ventilar en un ratito a la mañana, no sabemos como es el reglamento de la Rada .

    La destitucion quizás surte efecto tras la decisión de la Rada o por el contrario hay que esperar varios meses o años la ratificación por el Tribunal Constitucional . Imagino que el Tribunal Costitucional no habrá ratificado, a la carrera , el impeachment XD . . Digo yo que nos habríamos enterado.

    Tenemos un problema al recoger información de Ucrania, no sabemos realmente cosas basicas como el reglamento de la Rada, el quorum etc y tampoco sabemos lo que ocurrio esa mañana con detalle, yo he leido en los medios que fue un proceso completo de varias votaciones .

  5. Ramón García dice:

    Un inteligente, mesurado y prudente artículo. Muchas gracias.

  6. @inxtu dice:

    Para reirse la conclusión de este artículo, y la de los comentaristas, que dedican sus esfuerzos a hablar de unos votos en la Rada, pretendiendo buscar una legitimidad al hecho de lo que claramente ha constituido un Golpe de Estado.

    Parece que no importa el hecho de que hayan faltado 122 diputados y que algunos de los presentes hayan votado contra su propio Partido. Parece que no importa el ambiente de linchamiento, y no sólo moral, que regía en esa votación ¿Dónde estaba esa LIBERTAD de voto?
    Cualquiera vota lo que le pidan con una pistola en la cabeza.

    Pero que no mencionéis la visita del senador republicano de EEUU McCaín, arengando, y financiando estos grupos «democráticos»; la visita del filósofo Bernard Henri-Lévy, cuyo rastro quedó en un deleznable, por su incitación al racismo y al odio, artículo en El País: y el acuerdo al que se llegó con Yanukóvitch por medio de representantes europeos, y que quedó en papel mojado una vez conseguido su objetivo, me hacen desconfiar de vuestra objetividad.

    Y es que parece que hay que derrocar por revoluciones de diseño, manipulaciones mediáticas o guerras humanitarias, a cualquiera que no le haga el juego a los intereses del capitalismo internacional, cada vez más dividido en oligarquías capitalistas regionales.

    No hablemos si además pretendes moverte en los márgenes del sistema.

    Que además haya un dictador o no, eso nunca importó al poder económico.
    Pero no hablemos sobre marcianos «analizando» los votos de la Rada.

    Un saludo.

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