Política

Paro y precariedad, preocupaciones circulares

10 Feb, 2014 - - @jorgegalindo

En la nota de la semana pasada sobre el último barómetro del CIS dejaba caer una sugerente correlación negativa entre la frecuencia de dos preocupaciones en la lista de problemas principales para los españoles. Decía que mientras durante la crisis había subido (lógicamente) la atención prestada al desempleo, los «problemas relacionados con la calidad del empleo» habían perdido audiencia.

Hoy vengo a confirmar esta tendencia con un marco temporal más amplio (de hecho, tan amplio como lo permiten las series fácilmente accesibles en la web del CIS):

Screen Shot 2014-02-10 at 09.37.38La evolución en forma de U de la preocupación por el paro correlaciona de manera casi perfecta con su descenso al principio del boom y posterior subida desde las primeras quiebras inmobiliarias, allá por el verano del 2007. Justo entonces fue cuando a la gente le preocupaba más la precariedad y la calidad del empleo, un asunto que comenzó a perder posiciones en la agenda rápidamente a medida que, simplemente, no había empleo por el que preocuparse.

En el siguiente gráfico muestro la correlación de manera algo más clara, incluyendo también una línea entre los puntos que indica la progresión de la relación entre ambas «preocupaciones»:

Screen Shot 2014-02-10 at 09.37.44

La idea que quiero transmitir con estos (toscos, lo reconozco) datos es simple. En un país en el que el 90% del empleo creado en cualquier momento es precario, y por ende se destruye este mismo empleo de forma acelerada en recesión, la población (particularmente la asalariada, claro) va a alternar dos preocupaciones: el mucho trabajo que se pierde (en recesión), y lo malo que es el que se crea (en expansión). Este círculo vicioso es particularmente peligroso para aquellos partidos de los que se espera una respuesta a ambas cuestiones, los socialdemócratas. Porque además entre sus votantes se cuentan más asalariados. Ser incapaz de dar respuesta a ambas preocupaciones significa seguir resolviendo la una (paro) con la otra (precariedad). Y aunque nuestro sistema de partidos parece relativamente resistente a movimientos fuera de los grupos mayoritarios, nada es para siempre.


7 comentarios

  1. Javi dice:

    Supongo que falta comparar esos datos con los datos de países en los que el empleo es menos precario y ver si esa correlación desciende o que sucede con ella. Mientras tanto si que parece preocupante, pero si hay algún indicador objetivo sobre la calidad del empleo estaría bien ponerlo también en el gráfico.

  2. dalek_fan dice:

    Flexibilícese

  3. spartan dice:

    Un inciso, y disculpas por salirme del tema. Por qué un partido socialdemócrata tiene más asalariados entre los votantes?

    No hay empresarios que votan al PSOE? A un partido liberal-conservador sólo le votan terratenientes? No digo que no sea así, pero hoy en día creo que la izquierda no sólo se alimenta de «el voto obrero» (me da hasta un poco de risa escribirlo).

    • Oh, no te sales del tema. Es una pregunta muy pertinente. La hipótesis del «desclasamiento» del voto ha sido muy utilizada y abunda en la literatura, casi tanto como los argumentos contrarios. Mis propios cálculos y yo apostamos por lo segundo. Sí, tu posición en el mercado laboral hace que sea *relativamente* más probable que votes a un partido que a otro. Este cambio de probabilidad es mayor y más constante en algunos países (Suecia, por ejemplo) que en otros (España, sin ir más lejos), pero se da en prácticamente toda Europa. Es obviamente menor a menos partidos efectivos hay en el sistema, pues más ‘catch-all’ tienden a ser. De hecho, diría que donde menos voto basado en la posición laboral hay es en Grecia. Y hasta eso debe haber cambiado con las elecciones de 2012 (para las cuales no tengo datos, lamentablemente). Curiosamente, también es donde (hasta la debacle del PASOK) la política se estructuraba en torno a dos grandes bloques de apariencia ideológica distinta pero que dependían en una medida mucho mayor que sus partidos europeos equivalentes de las estructuras clientelares existentes, lo cual reducía (y ahí estoy hipotetizando, lo reconozco) la probabilidad de esta correlación entre posición en el mercado laboral y voto.

      Pero en general, y aunque la izquierda no solo se alimenta del voto obrero, sí es comparativamente más importante que el «no obrero». Incluso en España.

  4. Frost dice:

    Una prueba más del difícil papel que tienen los partidos socialdemócratas en Europa, y del PSOE en España. No quiero hacer de adivino, pero dudo que al PSOE le quede mucho como grupo «mayoritario». Con un 20% de intención de voto, no resultaría muy creíble que un partido pueda definirse como «mayoritario». Como mucho será la minoría «menos minoritaria», pero igualmente si llegara a gobernar tendría que ser casi mediante la prostitución política en tripartitos o (Dios no lo quiera) gobiernos de «unidad nacional».

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