Hispania.

El PSC en su laberinto

24 Ene, 2014 - - @egocrata

El PSC tiene un problema. Como explica Carles Foguet en Cercle Gerrymandering, el partido se ha metido en una espiral autodestructiva, con una militancia y bases cada vez más desmoralizadas y unos líderes que luchan por mantener el control. Según Pere Navarro y la ejecutiva afianza su postura contra el referéndum catalán, los sectores más catalanistas abandonan el partido, debilitándolo. Estas salidas, sin embargo, refuerzan la posición interna de los líderes; el sector crítico, en vez de protestar, se va, dejando una formación mucho más pequeña y débil de cara al electorado, pero con unos jefes más dominantes. Es una receta horrible para ganar elecciones, pero Navarro podrá mandar sobre el montón de escombros que era el PSC sin discusión.

Esto no quiere decir que Pere Navarro sea irracional, sin embargo. Por extraño que parezca, el PSC probablemente está siguiendo la estrategia correcta, por mucho que esta sea casi suicida.

Los líderes del PSC tenían, al empezar el debate sobre el referéndum, un dilema complicado. El partido siempre había sido una coalición no del todo confortable entre votantes castellanohablantes del área metropolitana de Barcelona y la clase media ilustrada del Eixample (la gauche divine y sus descendientes), con sus intelectuales, abogados y nietos de poeta. Los líderes del partido solían pertenecer al segundo grupo, y se dedicaban a gobernar la Ciudad Condal y perder elecciones a la Generalitat.  Los primeros ganaban elecciones y dejaban que la otra mitad del partido fuera catalanista, siempre que no les tocaran su cuota de poder.

A finales de la era Pujol el PSC con Maragall fue finalmente capaz de presentar un candidato capaz de jugar en las grandes ligas y cruzar al otro lado de la plaza de Sant Jaume. Por desgracia, su victoria electoral vino acompañada de un giro catalanista que provocó sudores fríos en el PSOE por un lado, y abrió las puertas del otro sector del partido a abrirse paso hacia la Generalitat. Tras la sentencia del Estatut, la retirada de Maragall, y la pérdida del ayuntamiento de Barcelona,  el alma catalanista del PSC pasó a quedar relegada a un segundo nivel, rompiendo el viejo equilibrio.

Pere Navarro tiene dos opciones estos días. Puede hacer caso al sector «metropolitano» del partido, básicamente pragmático, que tiene como principal preocupación mantener las escasas bases de poder municipal que sobrevivieron el desastre del 2011. Estos notables están preocupados de la competencia del PP y Ciutadans por encima de todo, sus principales amenazas electorales, y no quieren ver soberanismo ni en pintura. Dentro del PSC son probablemente mayoritarios. Su otra opción es hacer caso al sector catalanista del partido, y apostar por un mensaje más pro-reformas o incluso pro-referéndum. Los catalanistas recuerdas que la única manera que tuvo el PSC de llegar a la Generalitat fue siguiendo este camino. Estos notables son también bastante menos aversos al riesgo al carecer de bases de poder institucional, y son mucho más propensos a protestar ruidosamente cualquier decisión del líder que les parezca mal.

El cálculo para Pere Navarro es cualquier cosa menos agradable. Sabe abrazar el catalanismo tiene costes electorales ciertos y probablemente elevados, ya que se aleja del centro de gravedad de su electorado y abre el flanco a la competición de otros dos partidos. Los notables del área metropolitana seguramente no levantarían la voz si el líder del partido tomara este rumbo, conscientes que criticarle no haría más que empeorar aún más sus magras expectativas electorales. Si decide apostar por el «unionismo» (por llamarlo de algún modo), el PSC limitará la fuga de votos en esa dirección, pero los notables del sector catalanista protestarán ruidosamente, ya que no tienen gran cosa que perder. Esto dañará las expectativas electorales del partido, primero porque los votantes odian los conflictos internos, y segundo porque amplificará la percepción en el electorado nacionalista que el PSC no es de fiar.

Los líderes del PSC tienen que escoger entre dos males: ¿qué es más dañino electoralmente, ser acusado de ser la marca blanca de CiU por parte del PP, Ciutadans y tus «amigos» del PSOE, o ser penalizado por los votantes por liarte a tortas en una desagradable guerra civil interna? Pere Navarro parece haber decidido que ser vistos como un manicomio es menos dañino que seguir a Artur Mas, probablemente con cierta razón. El problema para el partido es que tanto una opción como otra llevan a una humillante pérdida de votos y el desastre electoral sin paliativos, así que no hay mucho que hacer a estas alturas.

La única salida, y es francamente remota, es que el PSOE «rescate» a Navarro ofreciendo una alternativa creíble al PP a nivel nacional. El PSC ha flirteado con la idea de una tercera vía, pero Rubalcaba los ha dejado a la estacada repetidamente. Lejos de dar cierta cobertura al partido en Cataluña tomando un camino intermedio entre secesión e inmovilismo, el PSOE ha renunciado a entrar en el debate completamente. Si Navarro no puede ofrecer nada al sector catalanista, el partido queda varado en esta horrible zona muerta.

La verdad, es realmente impresionante ver como un partido que fue capaz de ganar la Generalitat hace poco más de una década (Maragall gana el 2003, Montilla el 2006) ha sido capaz de inmolarse hasta la irrelevancia de este modo.  Y todo por errores estúpidos en la tramitación del Estatut, cuando el PSC tragó con artículos que nunca deberían haber llegado al constitucional. En fin.


30 comentarios

  1. heathcliff dice:

    Totalmente de acuerdo, en general.

    No veo qué hueco le queda al PSC en el espectro político catalán si secunda las tesis soberanistas.

    Nafcionalista de derechas, ya hay. Nacionalistas de izquierda, ya hay… ¿Qué sería el PSC? ¿Nacionalistas sospechosos?

    Creo que ese es e camino de cabrear a los «unionistas» y no atraer ni un mísero voto de los soberanistas, que seguramente no se andarían con sucedáneos.

    A mi juicio, la gracia de todo este asunto la veremos si ERC se convierte en primera fuerza, por delante de CIU. Entonces, más de cuatro se preguntarán si la independencia vale la pena en el caso de que la gestionen esos tipos… Porque independencia burguesa es una cosa, e independencia marxista es otra.

    Y no lo comento por hacer una broma, sino porque ya lo he oído en vivo y en directo… («ser coreano está bien, pero no es igual ser coreano del norte que del sur»)

    Quizás esa sea la verdadera hora del PSC…

    • Lluís dice:

      En general bastantes de las cosas que comentas estoy básicamente de acuerdo, salvo en el tema de ERC y marxismo.

      En realidad no sé si vives en Cataluña o en otro lugar, porque creo que la percepción que se tiene de ERC cambia bastante de donde se viva; así como en el resto de España se percibe quizá como un partido de extrema izquierda independentista (Batasuna sin violencia), en Cataluña no se tiene tanto esta percepción: a veces la gente lo puntúa bastante hacia la izquierda, pero esto se debe a que hay bastante gente en Cataluña (y creo que dispersa por el espectro ideológico) que confunde el eje derecha-izquierda con el hecho españolismo-catalanismo (eso explicaría porque Ciutadans es puntuado en encuestas a la derecha de CiU).

      Al fin y al cabo, Junqueras es un tipo que se ha definido explícitamente como católico practicante (en el PSOE, esto lo situaría con José Bono y Francisco Vázquez, por ejemplo), y el propio Carod-Rovira no era precisamente un ateo anticlerical. Asimismo, las políticas que ERC hizo en los tripartitos no estaban a la izquierda de las del PSC, y cantaban más por su asamblearismo que les hacía parecer poco «serios» que por otra cosa; aunque vistos gobiernos de PP y CiU posteriores tengo dudas que las críticas se sostengan mucho (bueno, si se le pregunta a La Vanguardia y al grupo Godó seguro…).

      Conozco bastante gente que no es de izquierdas (de hecho, que si vivieran en muchos sitios de España serían votantes prototípicos del PP) que ahora votarían ERC; al fin y al cabo, la correlación de voto entre CiU y ERC es muy alta (sólo discrepan en la zona alta de Barcelona y poco más); más alta que la que cualquiera de los dos tenga con cualquier otra fuerza política, incluso entre ERC y CUP; siendo esta última quién más se parecería a una Batasuna versión catalana (sin violencia, claro).

      • Pescador dice:

        ERC solo tiene de esquerra la E. Eso fué durante la II República, ahora esta colaborando en dejar Cataluña con un alicatado tan liberal que creo que Aguirre y el otro, el digital, se van a dar una vuelta por ahí para aprender como privatizar una sanidad pública sin que se te subleve el corral.

      • heathcliff dice:

        Escribo desde León.

        Me ha interesado mucho lo que e has explicado.

        Gracias.,

        • Joan dice:

          Yo conozco a Joan Tardà, que es diputado de ERC en el Congreso, y es comunista. Pero en ERC también hay socialdemócratas. Me da la impresión que si alguna vez llegan a tener responsabilidades de Gobierno van a tener problemas en determinar sus políticas económicas, porque para nada hay un cierto consenso en lo básico en ese partido.

      • Dr.Strangelove dice:

        ERC es marxista y de extrema izquierda para lo que quiere. Vease por ejemplo que Cataluña tiene los tipos más altos en IRPF (llegando hasta el 56%!!), de los primeros en restaurar el impuesto sobre el patrimonio (bajando de los 700.000 a los 500.000 el importe mínimo exento) y miles de perlas tributarias similares… Vamos que podemos estar preparados para tributar hasta por respirar.
        Mientras que a los casinos se les ha bajado la tributación al 10%.

      • Evaristo dice:

        Cómo lo diría para que no me llamen simplificador. Bueno, probemos así: En día tan trascendentales como el 17, el 18, el 19 de Julio de 1936, etc, cuántos cenetistas y faistas lucharon cual leones en las calles de Barcelona..y confrontar esta cuantía con el número de ‘escamots’

  2. Juan de Juan dice:

    Hay formaciones políticas que, en determinados momentos, se convierten en meras coaliciones oportunistas para llegar al poder. En España tenemos un ejemplo bien claro en la UCD o, en versión coitus interruptus, el Partido Reformista del hoy defensor de la infanta Cristina. Estas cosas nunca terminan bien, porque la argamasa del muro, el poder, es esquiva.

    El socialismo catalán, a mi modo de ver, sacrificó demasiadas cosas por llegar al poder demasiado pronto y, sobre todo, por mantenerlo en la etapa Montilla. España es un país de votantes ideológicos y, por lo tanto, no se llega lejos haciendo esos ejercicios de praxis, porque, al fin y a la postre, siempre llega alguien que acaba ocupando ideológicamente esos espacios que tú has ocupado por mero cálculo pragmático. Hay por ahí otro experimento reciente, Esker Batua creo que se llama,que ha corrido suerte parecida.

  3. Francisco dice:

    Me pregunto si la inmolación del PSC tendrá efectos sobre el PSOE:
    – ¿Habrá gente que no vote al PSC en las autonómicas pero que si lo haga en las nacionales?
    – ¿Supondrá esto una pérdida de fuerza de la federación catalana y un aumento del peso de la andaluza?

    • Josei dice:

      Desde aquí, por lo menos, mayoritariamente no se piensa en las elecciones generales y las autonómicas de la misma forma. Para los dos tipos, el PSC es el PSC y el PSOE es el PSOE. Navarro es una cosa y Rubalcaba es otra. No sé si me explico bién.

  4. Lole dice:

    Me quedo con la última frase, con la que estoy totalmente de acuerdo:
    «Y todo por errores estúpidos en la tramitación del Estatut, cuando el PSC tragó con artículos que nunca deberían haber llegado al constitucional.»

    Sobran comentarios (o no).

  5. Hander dice:

    Sí, pero el primer granero de votos perdidos del PSC, en las últimas elecciones, fue ERC.

    Mi opinión es que los votantes catalanes han cambiado (se han extremado hacia los lados) y el PSC era el único partido que cubría claramente ambas vertientes que ahora son orillas. Además, con «constraints» que le impiden virar su discurso en alguna dirección creible (divergencia del electorado + relación con el PSOE).

    Retrospectivamente es muy fácil opinar, pero qué socialista sensato (catalanista o no) habría «pasado» de la oportunidad de formar un gobierno de izquierdas tras 20 años de CiU. Al fin y al cabo durante la mayor parte del tripartito se inauguró una escuela cada semana (a la vez que se hinchaba un déficit brutal, cierto, pero eso no parece preocupar especialmente a las bases de izquierdas, ni entonces ni ahora).

    La última frase me parece de coña, reducirlo todo a eso…

  6. Bueno. El PSC y el PSOE van derechos a un resultado electoral entre malo y muy malo, a estas alturas posiblemente hagan lo que hagan. Tal vez sea este un buen momento para aclarar las cosas, sabiendo que, de todos modos va a ser así.
    Soy vasco y no conozco bien los detalles pero ¿realmente hubo un equilibrio entre los que Roger llama «metropolitanos» del PSC y los «catalanistas» o era que los segundos tenían un «plus» de legitimidad social sobre los primeros y eso les daba el poder? No es un pregunta retórica, es de quien, como yo, no sabe y pregunta para saber.

  7. Fraser dice:

    EL PSC se presentó a las elecciones defendiendo la consulta democrática. Ahora que se plantea dar cuerpo legal a esa consulta, el partido central PSOE no puede con ello (porque sus bases tampoco) y obliga al PSC a echarse atrás. Eso lo perciben los votantes muy claramente. Y no estamos hablando de posiciomientos políticos complejos, es algo muy sencillo, casi primitivo: permitimos la consulta, pedimos el voto negativo. Pues no, pegamos un bandazo, ahora no.

    Al artícuio además le falta una dimensión: el tiempo. La deriva catalana al secesionismo no es un titular de los periódicos recalcitrantes, es real; en Cataluña, el apoyo ciudadano a salir de España ha aumentado enormemente. No lo ha hecho en las bases de los partidos de derecha, pero sí en los de izquierda, granero del PSC. No tengo las encuestas a mano, pero me parece que están más que claras.

  8. Melni-bone dice:

    Uno, gaditano del profundo sur, pregunta: ¿podría el PSC recuperar a los castellanoparlantes del cinturón obrero de Barcelona?.

    Decir a los cuatro vientos que el PSC es un partido socialista, catalán, español y europeo en voz bien alta. Y no sólo de boquilla, claro. ¿serviría eso para recuperar posiciones?.

    Yo como andaluz le tengo una tirria terrrible al PSOE, pero viendo a los otros dos (la extrema izquierda de los constructores de carriles-bici y los señoritos de Arenas, Bañez y compañía) no tengo a quién votar.

    Porque no se me olvida la traición de UPYD a los saharauis en Bruselas (Puto Sosa Wagner)

    Socorro, necesito a alguien en quien depositar mi voto.

    • navarta dice:

      La extrema izquierda constructora de carriles bici?, tu no eres gaditano, tu eres un marciano que ha llegado a Andalucía tripulando una nave espacial, hoy día depositada en la aldea del Rocio en forma de corona de la Blanca Paloma, me equivoco?

    • Evaristo dice:

      Enteramente normal que se conjugue la atribución de putez a Francisco Sosa Wagner con la condición de partido autoidentificado como español al PSC.

  9. Laia dice:

    Bien, parece que ya ha quedado establecido en distintos artículos y reflexiones que el PSC sólo tenía la opción de escoger, fuera lo que fuera, y apechugar con las consecuencias. No tenía otra opción.

    Ahora bien, también es cierto que escogió la sumisión al PSOE; seguir existiendo en determinadas comarcas metropolitanas (ojo, no todas, principalmente Baix Llobregat y Vallès Occidental) para prácticamente desaparecer, convirtiéndose en residual cuantitativamente i irrelevante en discurso en la mayor parte del territorio catalán (como lo son PP y C’s).

    En las demarcaciones de Girona, Lleida (única excepción de Ros en la capital) y interior de Tarragona el PSC ya es una sombra de lo que fue. Manifiestos contra las decisiones de la dirección del partido y fugas de concejales son el pan de cada día. Igualmente sucede en las comarcas del interior de Barcelona (Alt Penedès, Anoia, Bages, Berguedà, Osona), donde la desbandada irá a más con el tiempo (la cosa será un festival en las próximas municipales, donde habrá que fijarse en cuantos municipios no pueden reeditar lista, que yo apunto que serán muchísimos), y también en las más costaneras (y metropolitanas) Garraf, Maresme y Vallès Oriental.

    Ahora mismo, a excepción del Baix Llobregat, Barcelonès y Vallès Occidental, el PSC es un zombie político que languidece. Poblacionalmente estas comarcas son importantes, pero también es importante el arraigo en todo el territorio y el formar parte y ser tenido en cuenta en el debate político catalán. Estas dos características las está perdiendo, y yo creo que en las próximas municipales (recordad, su tradicional feudo) lo que un día fue el PSC recibirá el definitivo certificado de defunción. Cualquiera que conozca concejales del PSC conocerá cuan atónitos están viviendo desde hace meses los posicionamientos de la dirección y cuan enojoso les resulta manifestarse sobre su futuro en el partido.

    PD: me cuesta entender como en un espacio gestionado por politólogos se sigue utilizando el término ‘nacionalista’ para referirse a los catalanistas. Es que aquí también está en debate la plurinacionalidad del Estado español? Acaso no estamos de acuerdo en que tan nacionalista, si lo es, es una cosa como la otra?

    De la misma forma, no acabo de entender que el ámbito ‘nacional’ siga siendo para ustedes lo que técnicamente es ‘estatal’, si atendemos a la anterior premisa.

    Un saludo y gracias por generar y sostener este espacio y sus contenidos.

    • JLPC dice:

      Laia, tenga usted paciencia con el señor Senserrich, que vive en los EE.UU., donde «estatal» se refiere a California o Tejas, no al gobierno de Washington.

      Por otra parte, si para referirse al ámbito de toda España hubiera que decir «estatal», para referirse al ámbito de Cataluña habria que decir «comunitarioautonómico», ¿no?

      • Laia dice:

        Estatal para el estado, y autonómico para las autonomías.

        Para ser correctos, vaya, y romper con un lenguaje ‘político’ heredado.

        No parece muy complicado…

        Otra cosa más difícil ya sería saber que límites atribuir a las diferentes ‘naciones’. Por eso, si nos remitimos a la legalidad político-administrativa, creo que deberíamos usar los apelativos ‘estatal’ y ‘autonómico’.

        • Manuel H dice:

          El problema, que suele pasarse por alto muy interesadamente en ambos extremos, es que las autonomías son tan Estado como los Ministerios. La contraposición estatal/autonómico es cualquier cosa menos políticamente neutra.

        • Joan dice:

          Hola, Laia:

          La denominación «nacional» y «estatal» a la que haces referencia no es neutral, sino que tiene claras connotaciones políticas -en este caso, nacionalistas catalanas-.

          Yo soy partidario de utilizar «nacional» para España y «autonómico» o «regional» para las comunidades autónomas. No considero «nación» a la comunidad autónoma donde nací y vivo (Cataluña), en cambio sí que considero a España como nación.

          Salutacions.

    • Evaristo dice:

      ¿» Lo que técnicamente es ‘estatal’ » ?… Esta señorita confunde las ensoñaciones terminológicas identitario-progres con la realidad.

  10. Oriol dice:

    Según tu razonamiento (con el cual coincido a medias), ¿cómo te explicas que sea el sector «metropolitano» de la dirección el que defiende (en contra de los llamados «catalanistas») la creación de un gobierno de coalición PSC-CiU en la Generalitat? Balmón no se cansa de decirlo (ayer mismo en El Punt Avui).

    Me parece que las cosas són un poco más complicadas de lo que parece siguiendo los estereotipos clásicos que (mal) definen un partido complejo como el PSC, que ni en sus orígenes era como lo pintaba la simplificación (interesada) de las dos Catalunyas monolíticas (y monolingües y mono todo). Si no lo era entonces, imagínate ahora, trenta y cinco años después.

    Hay que librarse de los viejos esquemas para entender en toda su complejidad la situación actual de los socialistas catalanes.

  11. Óscar dice:

    La afirmación final del artículo es simplemente falsa. Los artículos del Estatuto catalán que fueron considerados no constitucionales no fueron tragados por el PSC, signifique eso lo que signifique, en todo caso la deglución correspondió al PSOE, pues el Estatuto inicial aprobado en el Parlament fue modificado muy sustancialmente en el Congreso de los diputados fruto de un acuerdo entre Mas y Zapatero a espaldas de Montilla.

  12. LiMA dice:

    Supongo que Roger se refería a los artículos que aceptó el PSC y «cepilló» el Congreso de los Diputados.

    Pero nunca es mal momento para recordar la catástrofe que fue la reforma del Estatut tal como se planteó («aceptaré la propuesta de Estatut que salga del Parlamento catalán»), un fracaso estrepitoso tanto en términos de sus objetivos declarados (reforzar la relación Catalunya-resto de España) como de los no declarados (reforzar el poder del PSC-PSOE en Catalunya). Al margen de lo que uno pueda pensar sobre Zapatero en otras cuestiones, esta ocurrencia improvisada, ejecutada con una frivolidad pasmosa, es un error de proporciones históricas.
    Las fuerzas que tendían a separar Catalunya del resto de España (incomprensión de lo catalán desde el resto del Estado, cohortes jóvenes en el electorado catalán con menos referencias en el resto de España, carencias institucionales españolas) estaban ya ahí, pero esta desdichada iniciativa ha hecho de acelerador de esas tendencias, anticipando el escenario que podríamos haber tenido en 2025 (por decir algo) al año 2014.
    Una de las muchas cosas importantes que hemos perdido en ese camino ha sido el papel relevante de bisagra entre Catalunya y el resto de España que tenía el PSC. Otra puede ser la posibilidad de resolver el problema catalán de una manera razonable y sostenible en el tiempo.

  13. Alatriste dice:

    Hay algo que no entiendo en todo esto, una pregunta que no sé como contestar, y me gustaría que alguien que conozca mejor la política catalana comentara el tema:

    La primera conclusión que estoy sacando de lo que leo es que el PSC y CiU están en una crisis tan profunda que hacen comparativamente buena la situación del PP y el PSOE (la del PSC la trata este artículo, respecto a la de CiU baste decir que solo en las primeras autonómicas, las de 1980, sacó un porcentaje peor que en 2012… y que las encuestas le auguran un descalabro aún mayor en las próximas; del 47% y 72 escaños que llegó a alcanzar con Pujol hoy solo quedaría como mucho un 25% y 36 escaños)

    La segunda conclusión extraíble (siempre desde mi perspectiva de desconocedor de las honduras de la política catalana) es que ambas formaciones se movían en la ambigüedad calculada respecto al tema territorial, lo que les permitía combinar el apoyo de sectores con puntos de vista muy dispares en este campo… y que romper esa ambigüedad ha sido desastroso para ambos, provocando una enorme sangría de votos hacia las demás formaciones, sobre todo Ciutadans y ERC (pero también hacia el PP, ICV, etc)

    La pregunta que hago es ¿Qué es lo que ha llevado a CiU y al PSC a adoptar y mantener contra viento y marea lo que, visto desde fuera, parece una política suicida? Lo único que se me ocurre es que ambos creyeron al ver la tradicionalmente baja participación en las elecciones autonómicas que ahí tenían un gran vivero de votos a la espera de ser captado… pero si fue así a ambos les salió el tiro por la culata de forma espectacular.

    * * *

    Otro tema que quería comentar es que tradicionalmente Barcelona era «la Rosa de Fuego», la ciudad con la política más crispada de España, el corazón del pistolerismo empresarial y sindical, el anarquismo, las bombas y la quema de iglesias. Tal vez la división y la crispación política de la Cataluña de hoy tenga más de retorno a la «normalidad» histórica que de ruptura con una pretendida tradición milenaria de moderación, orden y buen sentido…

  14. polin dice:

    ¿PSC? ¿A quién le importa ya el PSC? Lo extraño es que sobreviviera tantos años con su esquizofrenia. Esa amalgama gauche divine y periféricos siempre fue contra natura. Un frankestein político que ha durado demasiado tiempo sin que reventaran las costuras. En las últimas elecciones autonómicas todavía encontraron una pequeña rendija para vender su crecepelo: referéndum, sí; para votar no. Pero Alfredo la taponó y el no-no ya tiene otros novios. Así que su politik buró decidió hacerse el harakiri.

    Que es solo una sucursal, y con dos almas enfrentadas. Demasiado tiempo ha durado

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