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La hipótesis de la Cataluña flamenca

9 Ene, 2014 - - @kanciller

A medida el debate sobre la consulta en Cataluña avanza imparable no he podido evitar darle vueltas al tema con un tamiz belga. Cuando se habla de la independencia de Cataluña, del derecho a decidir o del federalismo – de izquierdas o de ofertas en general-, es llamativo que los modelos suelan ser Quebec o Escocia. Obviamente hay razones de fondo, pero ambos son países de tradición anglosajona y modelos políticos e institucionales bastante diferentes de los nuestros. Sin embargo, Bélgica (que también es un estado descentralizado y multinacional) suele ser dejada de lado. Una pena, porque también tiene algunas experiencias interesantes que pueden ser trasladadas al caso español. Precisamente inspirado en ellas presento una hipótesis sobre la «flamenquización» – por ponerle una etiqueta – del espacio político catalán. No es otra cosa que algunas ideas sueltas que, por supuesto, están pendientes de ser contrastadas. Y no, la Cataluña flamenca no tiene nada que ver con esto, sino que se refiere a un fenómeno (no sé si irreversible) de desconexión entra la política catalana y española.

Desde una óptica de la oferta y demanda electoral, los partidos políticos pueden estar más o menos integrados en el territorio según el país y el momento histórico. En España, por ejemplo, los niveles de homogeneidad electoral de los partidos son medios-altos cuando se considera a los partidos de ámbito estatal. Salvo allí donde los nacionalistas  son más fuertes, PSOE, PP (y de manera creciente IU y UPyD) obtienen votos relativamente similares  en todas las provincias y territorios. En Bélgica, por el contrario, esta homogeneidad es muy baja. Como su sistema de partidos está literalmente dividido entre valones y flamencos desde los años 70, no existen formaciones que integren los intereses de ambas comunidades bajo las mismas siglas. Faltan partidos “transregionales” y cada bloque representa a la mitad del país. Mi hipótesis es que podríamos estar en la antesala de que esto último se acelerase en Cataluña, lo que a la postre reforzaría la deriva presente del debate político.

Esta hipótesis tendría dos caras diferentes. La primera compete a los partidos de ámbito estatal, los cuales están perdiendo cada vez más fuerza en Cataluña. Si sumamos aquellos que se presentan con marca “estatal” nos quedaríamos solo con el PP, pero es indudable que PSC o ICV-EUiA no son del todo independientes – la última más. Supongamos que estos tres partidos entran en el bloque de partidos que tienen alguna afinidad electoral en el resto del estado. Pues bien, principalmente por culpa del PSC la suma de estos partidos ha pasado del 49% en 2003 al 36% en 2012. Si se cumplen los pronósticos del último barómetro del GESOP, en las próximas elecciones esta suma se reducirá al 30%. Es cierto que alguien podrá argumentar que he excluido al partido de Albert Rivera pero que no se pierda un tema de vista; aunque Ciutadans sea un partido que insiste en el tema español, su electorado sigue en Cataluña. No tiene electorado fuera de allí y eso es importante para mi argumento.

La idea es que los partidos estatales en Cataluña pueden servir para canalizar los conflictos territoriales internamente a través del “disenso amistoso”. Eso permite que el partido sirva como difusor de las tensiones territoriales, limitando la voz de los barones a través de la lealtad a las siglas y no politizando (demasiado) la discrepancia – en cierta medida, van todos en el mismo barco. Sin embargo, hoy llevar la camiseta de un partido estatal se ha vuelto algo mucho más inflexible. Aunque el PSC o el PSOE digan reforma federal cual brindis al sol, el hecho es que el primero cada vez pesa menos y la federación andaluza más. Los socialistas tienen más incentivos para, jugando a resistir pero no a ganar, movilizar Andalucía que entrar en una (incierta) operación de “seducir” Cataluña. Pese a que ICV esté por el derecho a decidir, IU  – PCE clásico, más bien –  dice sí con solemnidad pero desde el federalismo  (porque está contra la independencia). Ante una eventual consulta ICV tiene no pocos ingredientes que le pueden llevar a su “pscización” – surfear una ola no impide que rompa. Hasta el PP de Cataluña ha pasado de ser el interlocutor privilegiado con CiU a completamente ignorado por su comité nacional cuando intenta moverse de la foto.

Es decir, que ser de un partido estatal en Cataluña es cada vez más incompatible con ganar elecciones o, al menos, con poder dirigirte a votantes catalanes de manera autónoma. La activación del eje nacional habría hecho que los votantes medianos de los partidos estatales fuera y dentro de Cataluña fuesen más incompatibles que nunca. Ante esto, las direcciones nacionales presionarían para consolidar a los primeros – especialmente cuando los dos mayoritarios buscan taponar vías de agua – pese a que eso implique ser menos competitivo electoralmente allí.

La segunda parte del argumento compete a los partidos de ámbito no estatal, fundamentalmente a CiU y ERC. Un segundo mecanismo de canalización de los conflictos territoriales  no es “intrapartido” estatal, sino a través de aquellos que representan exclusivamente a una de las partes. Por supuesto, con incentivos  y resolución del dilema diferentes, los cuales están plenamente centrados en su electorado objetivo (véase Estado Autonómico, véase el peix al cove). Esta vía ha jugado un rol clave hasta hace bien poco. Es curiosa la desmemoria colectiva: ahora parece ignorarse que CiU y ERC han sido decisivas para gobernar España entre 1993-2000 y 2004-2011, un periodo no corto de nuestra política reciente. Eso sí, su poder de negociación ha sido variable. Por un lado, ha dependido del control directo del gobierno autonómico. Esta es la prioridad para ellos, y ambos partidos han participado directa o indirectamente de él en décadas pasadas.

Pero por el otro lado, y esta me interesa más, ha dependido de la correlación de fuerzas en el Congreso. Hasta ahora hemos vivido dos escenarios; mayorías absolutas, en las que su peso negociador es muy bajo, o mayorías relativas “ajustadas”, donde los votos de CiU (o PNV, o ERC) eran fundamentales  para que PP o PSOE sumara 176 escaños. Sin embargo, de cumplirse los pronósticos electorales de 2015 estaríamos ante un escenario inédito: partidos estatales con mayorías “lejanas” de la absoluta. Esto haría que, por primera vez, una gran fragmentación del Congreso arroje que los nacionalistas no sean decisivos para gobernar (quizá porque nadie puede hacerlo). Las mayorías pasarían a depender de posibles combinaciones con muchas otras formaciones políticas, con una IU y UPyD más crecidas pero también con otros partidos regionalistas jugando, o quien sabe hasta si de un apoyo externo de PSOE o PP. Ante esto la posición del nacionalismo catalán como interlocutor privilegiado para gobernar España sería menor que nunca. En 2015 hay muchos más comensales, con lo que los incentivos de PP o PSOE para canalizar sus demandas de manera unilateral, en especial si hablamos de descentralización, nunca habrían sido tan bajos.

Ambas dinámicas generarían esta “desconexión” del sistema catalán y estatal, solidificando las dinámicas actuales. Un sistema de partidos completamente diferente en Cataluña y una escasa relevancia de los nacionalistas catalanes en el Congreso. Por supuesto, esta hipótesis puede verse desmentida ya que depende mucho de la política que se siga este año y lo acertado de los pronósticos electorales. Sin embargo, parece claro que hay un relato potente y diferenciado a ambos lados. Comunidades políticas que se informan a través de medios cada vez más diferentes. Partidos que se dirigen a electorados más territorializados. Percepciones sobre la cuestión cada vez más alejadas. Hoy los imaginarios políticos son tan diferentes que quizá estamos abocados, de manera irreparable, a una España más valona y a una Cataluña más flamenca.


12 comentarios

  1. navarta dice:

    Me ha encantado el análisis, pues es una cuestion la flamenquización de Cataluña, que también yo me he planteado internamente.

    Pero la diferencia que veo en este caso es que el peso relativo del electorado catalán respecto al conjunto de España, es mucho menor al peso específico del electorado flamenco dentro del conjunto del electorado belga.

    Esa diferencia cuantitativa, creo que que en Belgica incentiva la fractura y en España la desincentiva.

    ¿Cómo lo veis?

    • Hejo dice:

      Hummm… disiento.
      Desde mi punto de vista, el tamaño es crucial en cuanto a la capacidad de influencia en el conjunto del Estado. Este elemento es importante pero no es el único: identidad, flujos fiscales, capacidad de elaborar políticas propias / defender los propios intereses, etc. pueden pesar mucho más. Y no dependen del tamaño. Ojo, que todos son temas con fuertes elementos subjetivos, de percepción.

  2. pratxnada dice:

    Navarta: humildemente yo lo veo al revés, ser mayoría en Bèlgica puede ser un incentivo para continuar. Controlan Bélgica. Ser un 16% de la población y no controlar nada puede ser, y de hecho es, un incentivo para la fractura. Seré siempre minoría ergo me monto mi negocio propio.

    Pablo: En todo de acuerdo… salvo en algunas cosas:

    ICV, nopuede pscizarse puesto que su eletorado independensta es mayoritario. Ante la pregunta birespuesta si/no, más del 50% de los votantes de ICV son partidarios del si. No puede descolgarse del bloque soberanista si no quiere que CUP y Teresa Forcades lo atropellen

    http://pratxanda.wordpress.com/2011/02/10/ecosocialistes-amb-independencia/

    ::

    Creo que es tarde para según que reflexiones. A la mayoría de la gente le importa un bledo, hoy, ser relevante en el Congreso. Lo relevante es que lo que se decida en el Congreso no te afecte, gracias a un estado propio: Federado, confederado, independiente o flotante. Dame la pasta, dame la soberanía y legisla lo que quieras en toros, aborto, educación, horarios, pero… no en mi Catalunya-Patio trasero.

    No entiendo que los diputados del nacionalismo subestatal sean menos relevantes por la fragmentación. Me explico: El PSOE en lugar de 165 diputados saca 150 y 15 van a IU. Igualmente «necesitan» otros 10 de los dichos diputados. Y eso en plan simpático… Porque queda la opción troll: «no hay referendum, no hay investidura» (NVA)

    Si el proceso avanza veo más factible una coalición salvapatrias PP-PSOE.

    • Guille Muñoz dice:

      Los nacionalistas pueden ser menos relevantes precisamente por lo que tú afirmas, la posibilidad de un pacto PP-PSOE.

      Creo que analizas la situación exclusivamente en clave catalana: no hace falta que el proceso catalán avance para que se dé ese pacto, la sangría del PSOE y del PP no se debe en exclusiva a la cuestión catalana, es algo generalizado en todas las CC. AA. y por temas fundamentalmente económicos. Y la coalición sería más «aritmética» que salvapatrias…

  3. […] La hipótesis de la Cataluña flamenca […]

  4. Alatriste dice:

    En primer lugar (mi coletilla de rigor) eso de que PP y PSOE se van a quedar muy lejos de la mayoría absoluta lo creeré cuando lo vea. No es que sea imposible, pero la verdad, si la segunda legislatura de Aznar – guerra de Irak y manifestaciones masivas incluídas – no le hizo al PP una mella significativa dudo mucho que la corrupción lo haga. Podrá tener un fuerte impacto local en determinadas comunidades como la valenciana, pero a nivel nacional… a nivel nacional me sorprendería bastante ver al PP perder mucho más de un millón de votos, es decir, quedarse alrededor de 9.500.000. Respecto al PSOE, creo que en 2011 ya perdió todo lo que podía perder y que desde el resto del mundo no paran de hacerle favores (el último la impresionante torpeza de sacar a escena el aborto, que es justo lo que hacía falta para que muchos descubrieran que después de todo el PP y el PSOE de iguales no tienen nada); solo hace falta que se ponga a aprovecharlos de una buena vez… y que se acerquen las elecciones, porque lo que la gente dice que va a votar cuando faltan años para hacerlo no es lo que vota cuando la cosa va en serio.

    Luego está el tema de que importa poco cuantos diputados tengan los partidos minoritarios si luego no quieren o no saben usarlos («el tamaño no importa»). Desde ahora se puede apostar que UPyD se negará a definirse salvo en caso de necesidad evidente y desesperada, y aún así ya se vería; que IU pediría la Luna envuelta en papel de regalo solo para votar la investidura (algo así como exigir de entrada la república y el «rechazo de la deuda ilegítima» sería muy propio de ellos); y que Artur Mas y Oriol Junqueras seguirían siendo los políticos realistas, sensatos y con los pies en la tierra que todos conocemos.

    En otras palabras, que incluso sin mayoría absoluta un gobierno monocolor de PP o PSOE que se apoyara para una cosas en unos y para otras en otros sería perfectamente viable. En España para derribar un gobierno hace falta una moción de censura, y eso de apoyar a un candidato alternativo en lugar de abstenerse son palabras mayores para los partidos minoritarios.

    Y respecto a las encuestas en Cataluña, me limitaré a mencionar que son los mismos encuestadores que hace poco más de un año hasta en ABC y La Razon le daban a CiU como mínimo un 36-37% y 60 escaños (La Vanguardia y el CEO más de un 43% y una horquilla sobre los 70) y luego en la realidad apenas llegó al 30% y a 50 escaños. Se diría que como mínimo en Cataluña – y yo apostaría a que el fenómeno no es solo catalán – la ocultación del voto está muy de moda.

  5. luisa dice:

    Hola
    Siento no hablar del post, pero no sé dónde iría esto que voy a decir.
    Entro a menudo a este blog.
    Copio y pego su contenido, y luego lo convierto en audio, dadas mis mlimitaciones visuales; aunque no siempre me es posible,por otras limitaciones técnicas.
    Me pegunto si no sería posible establecer un sistema por el que pudoeran oirse sus contenidos..
    Gracias!
    Luisa

    • Santiago dice:

      Luisa: ¿Has probado a navegar con un lector de pantalla en vez de con un navegador convencional? Creo que te podría ayudar. No soy un experto, pero en su momento hice pruebas de accesibilidad con uno que se llama Jaws y va bastante bien.

      En este enlace puedes encontrar varias opciones: http://accesibilidadweb.dlsi.ua.es/?menu=lectores

  6. catetocracia dice:

    Para mi todo esta movida del secesionismo catalanista no es más que onanismo politico para tiempos de crisis, un vicio en el que caen con facilidad los politólogos, a veces un intelectual no es mas que una cabeza hueca llena de polvo de biblioteca. Este secesionismo es un asunto que cada día me resulta más obsceno y al que tendré que poner pronto un cortafuegos, como hago con el tema del furgooooooool!! Después de todo tienen cierta relación porque es un futbolización de la política y una politización del furgooooool!!

  7. Julià dice:

    Te dejo la respuesta de Saura, al articulo que enlazas en ‘ingredientes de la pscización de ICV’ de Villarejo que es realmente demagogico.( http://www.eldiario.es/catalunya/opinions/ICV-Carta-Carlos-Jimenez-Villarejo_6_210738937.html )
    Saludos

  8. Bowers dice:

    La expresión «desconexión entra la política catalana y española» da a entender que ha sido un proceso natural que ha ido surgiendo a lo largo del tiempo espontáneamente. El independentismo catalán es un lavado de cerebro en el que se ha venido trabajando durante más de tres décadas. La administración catalana ha hecho no pocos esfuerzos para extender entre la población la idea de que lo normal es odiar a España porque son extranjeros, nos desprecian y nos roban.

    Para mí la desconexión de la política catalana y española ha sido siempre más o menos la misma. Cuando CiU pactaba con Aznar no lo hacía por una cercanía de ideas o de objetivos, sino por un pacto en el que ambas partes (con intereses totalmente distintos) salían beneficiadas. Estos chantajes por los que los partidos catalanes daban su apoyo a PP o PSOE no tienen nada que ver con una conexión de la política catalana y española.

    El problema de fondo ni se aborda en el texto y aunque la reflexión general viene a sumar, deja el tema principal del problema catalán como si no existiera o como si hubiera sido producto de cambios sociales normales. Tan normal es el nacionalismo catalán como la nazificación de Alemania o la posterior desnazificación de Austria. Son procesos forzados que luchan cada día por cambiar la opinión pública hacia sus propios intereses, que están fuera del normal marketing político de una democracia.
    La política catalana y la española no es que estén desconectadas, es que los catalanes piensan que España es el enemigo y que la independencia será su salvación como los davidianos piensan de la Segunda Venida de Cristo. Así es difícil negociar absolutamente nada que no sean chantajes económicos que a su vez acerquen más a Cataluña a la tan ansiada independencia.

    • Pescador dice:

      Tambien se puede pensar que España no ofrece ningún modelo que sea comparativamente mejor, y que si les van a robar sí o sí, que les roben los de casa.
      Esa es lo triste de este asunto: Cataluña ofrecía una imagen – ya no entro en si real, si distorsionada, si maquillada – que era un modelo para el resto de España y se ha convertido en una Españita de cuatro provincias, con unidad de destino y todo, solo que ahora sabemos que son tan manguís como los restoespañoles. Y España solo ha cambiado en que los que cortaban el bacalao visten trajes más caros y conducen coches más caros. Unos no hemos avanzado y otros han ido a peor.

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