Política

Italia contra su ley electoral: ¿El fin del porcellum?

6 Dic, 2013 - - @kanciller

La Corte Constitucional Italiana ha declarado oficialmente que su sistema electoral vigente, conocido como porcellum (o Ley Calderoli), va contra de las previsiones de la Carta Magna. Más en particular, tanto el bonus del 50% de escaños como haber abolido el voto preferencial no se ajustan al derecho. Las reacciones no se han hecho esperar. El Movimiento 5 Stelle ya ha declarado que la actual Cámara es ilegítima, el presidente Napolitano que la reforma electoral es inaplazable y el gobierno de Letta se apresta a ello –ha llamado al porcellum “el mal absoluto”. Eso sí, antes tendrá que apuntalar su nueva mayoría tras la escisión de Alfano y cia. en el centro-derecha y la salida de escena, ahora parece que definitiva, de Berlusconi. Las aguas de la política italiana siempre bajan turbulentas y parece que esta sentencia dará el empujón definitivo a la tercera gran reforma electoral desde los años noventa. Intentaré daros algunas claves sobre el tema, aunque siendo Italia, no prometo lograr explicarme con suficiente claridad.

Las reformas electorales en Italia

Entre 1948 y 1992 Italia tuvo en esencia el mismo sistema electoral. El Congreso de los Diputados se escogía mediante un sistema proporcional – aplicando cuota Imperiali – con 31 distritos plurinominales (se escoge más de un diputado) y distribución de cocientes no usados a nivel nacional. El orden de elección de los candidatos dependía de las preferencias marcadas en un sistema de listas abiertas. El Senado se escogía con tres cuartas partes de los escaños en distritos uninominales asignados automáticamente si un candidato obtenía el 65% de los votos. El cuarto de escaños restante era escogido de manera proporcional en cada región si bien dependía de los que cumplieran ese requisito. Dado lo complicado que era, lo normal era una distribución proporcional de casi todos los senadores. El resultado de esta ley electoral fueron cámaras muy fragmentadas y gabinetes de vida muy corta. Son los tiempos de la Primera República, la del pentapartito y el predominio de la Democracia Cristiana.

A principios de los noventa el sistema de partidos italianos empieza a disolverse como un azucarillo. Justo entonces, referéndum derogatorio mediante, los italianos se lanzan a la reforma electoral. Tras los debates internos presidido por el presidente de la cámara – Giorgio Napolitano, ejem – se aprueba un nuevo sistema para 1993. En esencia es una modalidad de sistema mixto. En ambas cámaras ¾ de los diputados se elegirán en distritos uninominales y los restantes en sistema proporcional en función de cual haya sido el resultado a nivel de los distritos. La región era el distrito principal con compensación de escaños para el Senado aunque para el Congreso es el nivel nacional. Además, mientras que para el Congreso se tenía dos votos (como en Alemania, vamos), el Senado tenía exclusivamente uno. La idea de esta reforma era intentar reducir la fragmentación partidista con el sistema mayoritario aunque dejando un premio de consolación a los pequeños partidos.

Hubo algunos intentos posteriores de modificar el sistema electoral tras diversos casos de manipulación de la proporcionalidad. Tanto en 1999 como en 2000 se propuso en referéndum la abolición del scorporo, el cuarto de escaños proporcionales. Sin embargo, no se cumplieron los requisitos de participación. Los italianos habían logrado recomponer su sistema de partidos con el auge de coaliciones a derecha y a izquierda, pero la inestabilidad crónica de la gobernabilidad italiana distaba mucho de haberse remediado. El descontento de los italianos con sus ancianos políticos y sus disputas intestinas era evidente. Eso sí, no todo había quedado atado sobre la ley electoral. Berlusconi aún tenía que decir su última palabra.

El porcellum

La Casa de la Libertad, la coalición de Berlusconi, no había tenido muy buenos resultados en las elecciones regionales de 2005. De hecho, todo apuntaba a que en las elecciones legislativas de 2006 las izquierdas podrían asegurarse la mayoría. Aprovechando su posición de fuerza, el gobierno de Il Cavaliere decidió una reforma electoral para su propia ventaja. Dando un auténtico giro copernicano, introdujo un sistema electoral que no admite comparación en Europa.

El sistema electoral italiano (que está en vigor) se basó en recuperar un sistema proporcional para Congreso y Senado. Se estableció un sistema de listas electorales cerradas y bloqueadas (bienvenidos al club) asignando los escaños con un sistema proporcional a nivel nacional – 36 distritos con sistemas de compensación estatal – y unas barreras electorales variables según si es coalición o partidos. Sin embargo, lo verdaderamente innovador es que el sistema electoral provee bonos de mayoría. En el Congreso, el partido que obtiene la mayoría simple a nivel nacional recibe automáticamente la mayoría absoluta de la cámara, repartiéndose el resto de los escaños proporcionalmente entre los demás partidos. En el Senado, el partido que obtiene la mayoría en la región (18 elegibles) recibe automáticamente la mayoría absoluta de los senadores por la misma. Si uno es jugador, y Berlusconi lo es, esto es lo que se llama jugársela todo a un solo voto. Esa apuesta se llamó porcellum.

Sin embargo, los resultados electorales terminaron siendo decepcionantes para el promotor de la reforma. Aunque con una diferencia de 0.07%, la coalición de Romano Prodi ganó en el Congreso y obtuvo de manera inmediata el bono de mayoría absoluta, los 340 diputados. Sin embargo, en el Senado el resultado fue más ajustado, aunque la izquierda también obtuvo un margen de 2 senadores. No hay duda de que el tiro le salió por la culata al promotor. De todas maneras, tampoco importó demasiado. Las propias divisiones de la izquierda, que llevaron a perder la mayoría de Prodi en el Senado, precipitarían las elecciones de 2008 y el regreso triunfal de Berlusconi. Hasta la entronización de Mario Monti. Hasta el terremoto de 2013. Hasta que ayer se pronunció la Corte Suprema de Justicia.

¿Y ahora qué?

Pues puede pasar de todo. Casi todos los partidos están en contra de la ley electoral pero hay propuestas para todos los gustos, encaminadas a buscar un modelo que reduzca la fragmentación y hagan más estables a sus gobiernos. De momento, las propuestas que son más populares son dos. La primera, ir hacia un sistema de distritos uninominales a dos vueltas, como en Francia. Esta idea ha sido respaldada por diferentes politólogos con la esperanza de generar incentivos para las coaliciones – aunque esto, en todo caso, solo quedaría para la segunda vuelta. La segunda propuesta es recurrir a un sistema proporcional con listas desbloqueadas – similar al que ya tenían – pero con magnitudes de distritos pequeñas, entre los 5 y 10 escaños. Es decir, un modelo que reduzca la proporcionalidad y genere incentivos a menor fragmentación. A mi juicio esta última opción sería la más eficaz.

Pero también cabe la posibilidad de que estos debates no fructifiquen, limitándose a suprimir el porcellum y dejar el sistema electoral tal como está. Eso sí, tendrían que abrir las listas de algún tipo de manera, pero existen fórmulas para que sus efectos sobre la representación sustantiva sea escasa. Más aún, podrían retomar el sistema electoral que estaba en vigor desde 1993, el mixto, o el anterior, el que tenían durante la Primera República. Todo va a depender si lo que quieren es seguir probando o volver a viejos conocidos. Así que todos los escenarios quedan abiertos. Su política siempre ha sido poco proclive a otra cosa.

Un último apunte. No es tan extraño que un Tribunal Constitucional interfiera en el sistema electoral de un país. Ocurrió en Hungría, cuando intentaron modificar el sistema mixto por uno mayoritario. En Alemania es bastante conocida su actuación en el tema de los escaños excedentes. Hasta en Eslovenia han recibido un mandato similar de reforma el cual sus políticos hasta la fecha han ignorado convenientemente. Lo realmente excepcional es el caso de Italia, un país que demuestra que su clase política está más allá del control de cualquier ingeniería institucional. Van a ser semanas interesantes en Italia… vamos, como de costumbre.


16 comentarios

  1. Folks dice:

    ¡CULTURALISMO!¡CULTURALISMO!¡TRAIDOR!¡CULTURALISTA!

    Y así.

  2. Eduardo dice:

    Felicidades por el artículo. Muy buen repaso al sistema político italiano.

  3. Alberto dice:

    Tú artículo me llama la atención. Si mis conclusiones no son erroneas el sistema electoral que tu proponias para asturias también era bastante complejo y daba como resultando la imposibilidad de formar gobiernos estables, es decir la imposibilidad de que un partido lograra la mayoría absoluta. Y en ese caso tu lo considerabas magnifico.

    • Pablo Simón dice:

      Más que llamar tu atención o que hay son ganas de aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid. No sé que tiene que ver Asturias con el porcellum pero bueno, ahora intento argumentarte por qué tus conclusiones son erroneas:

      – La comparativa entre cualquier sistema electoral que haya tenido Italia y el propuesto para Asturias no resiste su análisis. Es decir, no resiste mirarse de qué van. Eso de que era «complejo» no lo termino de ver, porque el resultado final del cálculo era prácticamente equivalente a ver los resultados de la comunidad.Por cierto, casi todos los PR de nuestro entorno tienen un distrito superpuesto que agrega restos.

      – Gobierno estable ≠ gobierno unipartido o de absoluta. Esta es una falacia acostumbrada, pero parece que solo si gobierna un partido podemos estar tranquilos. Insisto en recordar que el único país de la OCDE sin gobiernos de coalición a nivel nacional es España. En Portugal o Alemania los gobiernos son de coalición, solo por citarte dos, y agotan legislaturas normalmente. En Euskadi, Navarra, Aragón, la propia Asturias… En fin, que ha habido coaliciones como norma. Absolutamente todos ellos han tenido más vida que los gabinetes italianos.

      – A lo mejor confundimos gobernabilidad con que un solo partido esté en el gobierno y disponga de fuerza para hacer lo que quiera, con una absoluta. Eso ya, es otra cuestión, allá cada cual. A mi me basta con echar un vistazo al Congreso de los Diputados.

      – El número efectivo de partidos en Asturias (que pondera por el peso electoral) es de 3.98 ¡Con el actual sistema electoral!. Con la reforma electoral, un escaño cambiaba de PSOE a IU, quedando el número efectivo de partidos en 4.01. ¿Ese era el terrible colapso del dsgobierno al que íbamos abocados? Y por supuesto que s epodrían seguir sacacando absolutas, solo que esta vez sería imposible tenerlas con el 40% de los votos. Habría que estar más cerca del 50.

      – Como repetí mil veces, el cambio en la proporcionalidad de la reforma asturiana era pequeño, pero incluía mejoras muy sustanciales en listas, calidad democrática, etc… Insisto, basta con volverse a leer lo que se propuso.

      – Si, sigo pensando que era una buena ley y fue un error no aprobarla. Pero vamos, que comprar la reforma asturiana con la italiana no se sostiene por ninguna parte

      Espero haber despejado tus dudas. Un saludo

  4. Alberto dice:

    Antetodo gracias por la respuesta. Replico muy breve.

    Italia es un buen ejemplo de los problemas de los sistemas muy proporcionales. Por eso los italianos querían cambiar su sistema electoral. El sistema electoral asturiano -como el español- es un sistema proporcional corregido que ya ha dado lugar a númerosos gobiernos de coalición que tanto te gustan. El hacerlo más proporcional, como tu propones, lo único que va a añadir es más inestabilidad. Pensar que el gran problema de Asturias es el sistema electoral es majaderia. O propio de una secta (que es en lo que se ha convertido UPyD).
    Los gobiernos de coalición no son buenos (Cataluña es otro buen ejemplo). Italia es otro que tu has explicado muy bien. Aproximandamente el 75% terminan antes de que se agote la legislatura. Con los gobiernos de coalición los electores pierden el control de sus políticos (justamente lo contrario de lo que se pretende) que son justamente los que originan los cambios en los gobiernos, no los ciudadanos. De nuevo mirá a Asturias (supongo que no te creeras lo que cuenta tu amigo de UPyD)

    En Asturias se han pasado un año para reformar un sistema electoral con el que básicamente (según nos informas) se obtienen los mismos resultados pero lo que hace es asegurar la representación de los partidos pequeños. Supongo que eso requiere una valoración normativa.

    Pero, en fin, si la proporcionalidad es tan buena el sistema electoral de Israel está ahí, a la mano de todos.

    • Pablo Simón dice:

      Bien, termino con esto.

      – Italia no es un sistema electoral proporcional, de hecho, desde 1993 tienen un sistema mixto y ahora tienen el porcellum, con el bono del 50% de escaños. Si eso no es gobernabilidad no sé qué más quieres.

      – Hacerlo más proporcional es algo muy marginal del conjunto de la reforma, como te he indicado arriba. Lo de añadir más inestabilidad por el cambio de un escaño… Bueno, es valorativo. Me resulta llamativo que ignores la dimensión intrapartido de la reforma, es decir, el desbloqueo de las listas

      – Yo no sé cuáles son los grandes problemas de Asturias. Parece que tú sí. Ahora, te recuerdo que sonlos partidos son los que fijan la agenda política. Por cierto, la reforma es una reivindicación histórica de IU, más que de UPyD. Y la reforma no sé, pero la calidad de los políticos electos y el funcionamiento de los partidos es un tema capital. No solo en Asturias.

      – Sobre tu valoración de que los gobiernos de coalición no son buenos, como imaginarás, es algo normativo. Si te gustan los gobiernos monocolor es tu punto de vista, pero lo importante no es que haya un solo partido sino identificabilidad en las coaliciones alternativas. Frente a Catataluña (no sé por qué), Italia o Israel yo te opongo todos los ejemplos anteriores.

      – Que los partidos políticos lleguen a acuerdos para gobernar y que los parlamentos se vuelvan el eje fundamental de la vida política no me parece malo. Concepciones distintas de la democracia. Para mí es transacción, para ti es rendición de cuentas. Pero no ignores una cosa, los sistemas anglosajones, que son los bipartidistas de gobierno monocolor, tienen diputados muy autónomos, no las cúpulas cartelizadas de España.

      – Lo de los partidos pequeños… valoración normativa. Bueno, todo tiene su pro y su contra. Yo solo señalo que el cambio en proporcionalidad es pequeño.

      – Por último, yo no defiendo la proporcionalidad puram solo es un modelo posible. Como he repetido mil veces, todo tiene ventajas e inconvenientes, puedes echarle un vistazo a todo lo que tengo escrito solo aquí. Si quieres Israel, yo te digo Paises Bajos y estamos empate. Pero el cambio que nos ocupa, que sigo sin ver conectado con esto, era limitado y la modificaciónm positiva.

  5. Alberto dice:

    Por cierto, me olvidaba, justamente UPyD en su último programa electoral para las elecciones municipales proponia el porcellum para la elección de Alcaldes.

    Así es la vida Pablo.

  6. Alberto dice:

    Sobre Italia me referia al sistema anterior al 93.

    Solo una cosa. ¿Efecto intrapartido por el desbloqueo de las listas electorales -excepto el cabeza de lista-?. En todo caso lo sería si el desbloqueo fuera interno, es decir, si los afiliados pudieran previamente votar el orden de la lista. Obviamente eso no está en la Agenda.

    Yo creo que la gran reforma en España sería la de los partidos con un único punto: autofinanciación. Eso es lo que creo que realmente cambiaría las cosas por los incentivos que generaría.

    • Pescador dice:

      A ver, Alberto, ¿Cuanta gente de Gijón crees que votaría a Gabino, aun siendo del PP,si tuvieran la opción de echarlo abajo en la lista?¿ O no habría simpatizantes del PsoE de Oviedo que no votarían a Felgueroso?
      En cuanto a la necesidad de «gobiernos fuertes», lo dices por el partido que se encarga de liquidar sus posibilidades de coalición cada vez que gobierna ¿No? Porque el PsoE gobernó en minoría 7 de ocho años posibles…y no fué el balance de diputados el que lo tiró abajo

  7. Alberto dice:

    La verdad es que acabas de dar un buen argumento en contra de las listas abiertas. ¡Que tropa¡

    • Pescador dice:

      ¿Por que? Desde otro punto de vista , el poder apartar de la lista a los más significados , a los que concitan tantos odios como adhesiones, llevaría a una moderación en las posturas y a la aproximación a la media. Localismos, porque todos somos de algún sitio pero no caudillismos.
      A mi me parece todo lo contrario, un argumento muy a favor de las listas abiertas.

  8. juan dice:

    Si el objetivo es la estabilidad a costa de las preferencias reales de los ciudadanos que el 50 que se elija por sorteo el partido vencedor. Al menos de esta forma no habrá votantes que se consideren estafados o bien porque su voto no entra en el parlamento o bien porque optando por el voto útil, se burlen de él en la cara.

  9. Carlos Jerez dice:

    Hola Pablo, gracias por el post. Cuando dices que prefieres la segunda propuesta, con distritos pequeños, el modelo me recuerda ligeramente a España, ¿es muy diferente?.

    Por cierto, interesante la renovación en el Partido Demócrata italiano, ¿es la llegada de Matteo Renzi una buena noticia? Leyendo por ahí o he encontrado vaguedades como en El País, o mi escaso italiano me ha limitado mucho su comprensión, aunque al menos nombra la flexiseguridad y el modelo escandinavo:
    http://elpais.com/elpais/2013/11/29/gente/1385754256_173923.html
    http://www.polisblog.it/post/12171/le-100-idee-per-litalia-di-matteo-renzi

    • Pablo Simón dice:

      Es parecido pero con un tema importante que nos diferencia. La propuesta del sweet spot es ciega a los sesgos de prorateo (relación población/ escaños) y efecto varianza (por la variación entre distritos). En España tenemos un rango de magnitud de distrito entre 1 y 36 escaños, lo que genera desigual valor en el voto y que las zonas rurales estén más representadas que las urbanas.

      Esta propuesta se basaría en fijar distritos de tamaño comprendido entre Zaragoza (7 escaños) y Sevilla (12) en el que el efecto corrector de Hondt sigue primando a los partidos principales y, aunque existe cierta desproporcionalidad, los pequeños pueden obtener representación. Creo que este sistema para Italia sería ideal y permitiría la concentración partidista. Para el caso de nuestro Congreso, podría ser un modelo siempre que se destruyeran las provincias menos pobladas que ZGZ.

      Sobre Renzi no sé qué pensar. Algunos dicen que es una buena noticia, otros que suena a tercera vía. Lo que es seguro es que le hará más complicada la vida a Letta, con el cual ya ha tenido algún intercambio. Lo que sí es novedad es que es un político de primera linea no octogenario.

      En concreto, el sesgo del pro-rateo (el mínimo

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