Política

La política real necesita ensayos reales

14 Nov, 2013 - - @kikollan

La semana pasada escribí en Jot Down sobre uno de los temas a los que siempre regreso: la necesidad de una política basada en evidencia (I, II o III). En el artículo hablo del uso de ensayos controlados en educación, empleo, economía del desarrollo o cualquier otra política pública.

La mayor revolución de la medicina en la segunda mitad del siglo XX fue la generalización de los ensayos clínicos […] Hoy las Pruebas Controladas Aleatorias son la norma para evaluar fármacos y tratamientos, medir su eficacia y observar sus efectos.

Mientras tanto los ensayos reales, sobre el terreno y no un laboratorio, son algo infrecuente en el ámbito de las políticas públicas. Los programas sociales se implantan sin probar y cambiamos el funcionar de las escuelas sin pruebas piloto. ¿Por qué no ensayar estas acciones a pequeña escala antes de hacerlas universales? ¿no es razonable evaluar empíricamente dos alternativas en lugar de discutir sus (supuestas) virtudes?

Como siempre, podéis leer el artículo completo en Jot Down.


9 comentarios

  1. Fénix dice:

    No hay experimentos controlados en Ciencias Sociales, como no los hay en climatologia, genética de poblaciones o ecologia.

  2. Kiko Llaneras dice:

    Eso aplica solo a algunos problemas en Ciencias Sociales, pero ni mucho menos a todos.

    Véase los ejemplos que cito. Se pueden ensayar intervenciones en educación —desde tamaño de aula, más autonomía en escuelas con autonomía, directores no docentes—, también programas de vuelta al empleo, programas sociales de todo tipo, o procedimiento burocráticos como el tipo de notificaciones que recibe un moroso o los procedimientos que sigue una institución, para evaluar campañas de concienciación, etc.

    Por supuesto en otros ámbitos no es posible, pero eso pasa incluso en medicina (ej. nadie se plantea obligar a mil personas a comer seis huevos por semana a ver si es sano). Pero pensar que no tienen cabida ninguna en Ciencias Sociales me parece un error grave.

  3. Fénix dice:

    No es una enmienda a la totalidad: es mejor evaluar con diseños controlados que con nada.

    Pero en ciencias sociales hay montones de efectos retardados y de variables omitidas. Fijate que en psiquiatria tienen diseños controlados, y aun así las polémicas no se resuelven definitivamente.

    • Kiko Llaneras dice:

      Ok.

      Sobre los efectos retardados, son un problema grande. Pienso en la Universidad —por ser un ejemplo cercano—, no sería difícil evaluar métodos docentes en una asignatura con varios grupos, pero en cambio sí hacer una «universidad piloto» porque sus resultados tardan quizás 5+X años en observarse.

      • heathcliff dice:

        Yo creo que sí es posible. Por ejemplo, la segregación por sexos hasta cierta edad, que ha sido ensayada muchas veces con distintas opiniones acerca de su eficiencia.

        El problema, como siempre, es el sesgo a la hora de evaluar los resultados.

  4. Miembro baneado dice:

    Política basada en la evidencia, por supuesto nuestras evidencias.

    • Kiko Llaneras dice:

      Es justo al revés.

      Lo bueno de las evidencias es precisamente lo contrario: es más difícil que tengan bando. En cambio, son las intuiciones, las ideas preconcebidas, las opiniones, etc. las que siempre tienen propietario, y son suyas o nuestras, o como quieras decirlo.

  5. José Luis dice:

    Un tema apasionante. Habría que mencionar que los experimentos se tendrían que hacer sin que los sujetos lo supiesen, porque ese conocimiento viciaría de base el experimento.

  6. Maese Alcofribas dice:

    los ensayos controlados aleatorizados no son el oráculo de Delfos y tienen una gran cantidad de limitaciones, además de que como todo en la vida pueden diseñarse más o menos chapuceramente. Más allá de esto, y de que en cada caso concreto habría que discutir largo y tendido tanto sobre el diseño como sobre la interpretación de resultados (y seguramante en muchos casos no habría propuestas consideradas unánimemente como ideales), se trata del diseño científico más potente del que dispone el ser humano para establecer relaciones causales entre fenómenos de la realidad. Poner en duda su necesidad es una auténtica necedad (otra cosa es que se consideren palabra de Dios)

    por mucho que le chinche a Jesús Fernández Villaverde (adivina quien viene a aleatorizar esta noche) 🙂

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