Economía

Correlaciones y pistas sobre desigualdad

18 Sep, 2013 - - @egocrata

Hace unos días hablaba  del debate  sobre el aumento de la desigualdad económica de las últimas décadas.  Aunque no hay falta de hipótesis  sobre el por qué esto está sucediendo, los datos no parecen arrojar una explicación del todo clara. Las causas pueden ser políticas (los republicanos ganando elecciones), tecnológicas, demográficas o una combinación entre todas ellas, sin que tengamos una idea definida. De momento lo único que parece claro es que  en Estados Unidos la desigualdad ha seguido creciendo estos últimos años, con los ingresos concentrándose no en las clases altas si no en el pico más alto de ultramillonarios en el 0,1% de la distribución. Sobre los motivos aún queda mucho por discutir.

En este contexto, un estudio reciente de Bonica, McCarthy, Poole y Rosenthal (vía) aporta algunas cifras curiosas. En la gráfica tenemos por un lado porcentaje del total de ingresos recibidos por el 1% con rentas más altas, y por otro la polarización en la Cámara de Representantes desde 1913:

political_polarization_and_inquality

 

La polarización combina DW-NOMINATE (una medida estándar para puntuar la ideología de los legisladores en el Congreso – definición aquí) y la distancia entre los legisladores medianos de ambos partidos; es un cálculo bastante corriente. La desigualdad viene (como no) de Piketty y Saez.  La correlación entre ambos indicadores es sorprendentemente fuerte sobre todo en el periodo de postguerra; un 0,91 es bastante delirante.

El problema obvio: correlación no implica causalidad. Sin un mecanismo causal detrás explicando por qué estos dos números parecen estar relacionados, no vamos a ningún sitio. Sin un análisis estadístico cuidadoso controlando si otras variables están detrás de esta correlación no podemos decir nada. Para un economista serio (a los politólogos esto nos importa menos. Así nos va) sin un modelo formal analizando efectos de segundo orden la explicación se queda en nada. La gráfica de arriba, y la correlación, señalan que en Estados Unidos durante los últimos 100 años la desigualdad ha aumentado en tiempos de mayor polarización política. No nos dice nada más.

¿Quiere decir esto que el estudio es completamente irrelevante? No, en absoluto. Los autores señalan que aunque esta correlación no implica causalidad, su existencia da pistas sobre la importancia del factor político en el aumento de las desigualdades. O bien la desigualdad dificulta el proceso de toma de decisiones, o bien la polarización política tiende a producir políticas perjudiciales para pobres y clases medias. Sabemos que los países con más cohesión social (Suecia, Dinamarca, etcétera) tienden a ser más igualitarios. Estados Unidos en los años cincuenta y sesenta era un país tremendamente igualitario, y su sistema político mucho menos polarizado. En un sistema con tantos actores con capacidad de veto como Estados Unidos, la polarización conlleva a menudo inacción política; quizás esa la correa de transmisión, y por eso el efecto es aquí tan pronunciado.

Como explican los mismos autores:

The feedback from politics can also arise as a result of laws that were frozen in place, or that were never enacted. Top marginal tax rates in the United States declined sharply from the 1960s through the 1980s, but since then have fluctuated only mildly. US spending programs are increasingly focused on the elderly rather than on broader assistance to those of working age or those with low incomes. Overall, the kinds of government policies that could have ameliorated the sharp rise in inequality have been immobilized by a combination of greater polarization, lack of voter participation, feedback from high-income campaign contributors, and political institutions that must overcome a series of key pivots before making significant changes. 

Sea causa, consecuencia o casualidad, parece obvio que desigualdad y política están relacionados de algún modo; el efecto parece ser lo bastante importante como para merecer un buen vistazo. No es una respuesta tajante, ciertamente. Me temo que la economía política no acostumbra a tenerlas.


20 comentarios

  1. L dice:

    y entonces lo de la inflación dónde entra en todo esto?

  2. Lole dice:

    «Estados Unidos en los años cincuenta y sesenta era un país tremendamente igualitario»

    Negros aparte, ¿no?

  3. Fénix dice:

    No solo eso: el mundo occidental rico era tremendamente igualitario, Tercer Mundo aparte. Las tasas de desempleo eran muy bajas, participación femenina aparte, etc.

    Y esta correlación si que implica causalidad.

  4. Rooselvelt dice:

    ¿Inacción política? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cuando Reagon desmanteló el Walfare? ¿Cuando Clinton suprimió la ley Glass-Steagall? ¿Cuando Wall Street financia infinitamente a los candidatos al Congreso? ¿Cuando los lobbies financieros campan a sus anchas? ¿Cuando Obama recorta 40 mil millones (40.000.000.000) de dólares del programa de cupones de alimentos? ¿Cuando la educación pública se declaró paupérrima e insalvable? ¿Cuando se creyó que el New Deal era caduco e inservible? ¿Cuando Bush hijo dinamitó la tributación de las rentas del capital? ¿Cuando Reagan aumentó la deuda en favor del complejo militar-industrial porque desgravó al capital mientras trituraba a los que vivían de las rentas del trabajo? ¿Cuando los mass media, financiados, controlados y manejados por el gran capital, han sostenido, mantenido y propagado el discurso único del dogma neoliberal mientras a la población se la sumía en la mayor de las leguras económicas con obsoletos programas de estudio?
    La inacción la han tenido los que alquilan su trabajo porque los ricos, la Corporate Class que llaman allí y sus lacayos (léase burócratas, periodistas a sueldo de CNN, ABC, etc., etc., políticos amantes del dinero para campaña, ….), no han estado quietos imponiendo su cosmovisión a la inmensa mayoría que ve sus condiciones de vida pauperizadas.

    • Uno que pasa dice:

      Uffff, esto huele a marxismo setentero que apesta.

      • Rooselvelt dice:

        Podrías explicar en qué es eso marxista. O setentero. Y de serlo, ¿qué habría de malo en ello? ¿Es algo falso? ¿No se derogó la ley? ¿El propio Reagan no presumía de lo que hizo? ¿No se recortó el programa de cupones de alimentos? ¿No dio Bush hijo grandísimas exenciones fiscales a las grandes fortunas? ¿Los propietarios de las grandes cabeceras informativas no son grandes empresas o fortunas? ¿No generó Reagan un abultadísimo déficit para financiar a la industria militar? ¿No se considera al sistema público de educación de los EE. UU. en estado calamitoso? ¿Se forma a la población en economía? ¿No sentenció la CSJ de los EE. UU. que las empresas son sujetos políticos y pueden financiar infinitamente a los comités de acción política? Ahora aclara donde se habla de dictadura del proletariado o dónde hay un análisis materialista de la historia. Si es que lanzar clichés es sencillo.

  5. Guillem dice:

    ¿El «mundo occidental rico» de posguerra era tremendamente igualitario, en el caso de Europa?

  6. Balkan dice:

    Esto se está convirtiendo en el blog de Roger Senserrich.

  7. Joshua dice:

    Si la serie de porcentaje de ingresos del 1% es ANTES de impuestos, una parte de los argumentos de causalidad se te vienen abajo. En ese caso, la creciente desigualdad es en ORIGEN (rentas del trabajo frente a capital y aumento del abanico salarial) y ciertamente podemos pensar que determinadas políticas pueden influir (se me ocurre, por ejemplo la eliminación de los sindicatos (a efectos prácticos) en el país cuyos datos se recogen).
    Si la serie es sobre ingresos después de impuestos, entonces están incluidas las correcciones a esa desigualdad mediante la redistribución y ya podemos meter también todos esos argumentos redistributivos. En ese caso, la subida en vertical de finales de los 80 en el porcentaje de renta de los ricos es también consecuencia de impuestos menos progresivos (o exenciones directamente regresivas) y el golpe a las transferencias tras el mito del «welfare queen».

    @uno que pasa: algunos tienen unas glándulas olfativas muy sensibles para los aromas de los 70, pero toleráis perfectamente el hedor neoliberal de los felices 80. A estas alturas, huele tanto o más fuerte, aunque hay bastante gente que parece haberse acostumbrado bastante bien (quizá porque no sale de la granja).

    • Joshua dice:

      Bueno, me falta la pregunta: la serie ¿es antes o después de impuestos?

      • pvn dice:

        Cito literalmente del Excel enlazado en el artículo:

        «Income is defined as annual gross income reported on individual tax returns and excluding all government transfers (such as Social Security, Unemployment Benefits, Welfare Payments, etc.) and before individual income taxes and employees’ payroll taxes.»

  8. Teresa Cabarrush dice:

    Por cierto, me olvidaba interesante artículo.

    https://www.youtube.com/watch?v=ykNDxXib5iw

    Saludos.

  9. Epicureo dice:

    Una cosa curiosa del estudio es que encuentra una clara correlación entre el tipo de representación electoral (mayoritaria o proporcional) y la desigualdad. En los países con sistema mayoritario tiende a haber más desigualdad. Aunque claro, correlación no implica desigualdad y todo eso.

  10. Manu Oquendo dice:

    La respuesta clásica a la pregunta de Roger desde la izquierda es culpar a la derecha.

    Cuando tras escuchar esa acusación miramos los datos vemos que ni Reagan ni Thatcher redujeron el gasto público o los programas de welfare (de hecho Reagan, tras Carter fue uno de los impulsores de lo que luego serían las hipotecas basura).

    Entonces se les acusa de no gravar suficientemente a los «ricos» reduciendo el marginal income tax rate que llegó a superar el 70% y hasta el 90% en los años 30 y primeros 50.

    Hoy, en España, un pobre mileurista (lo es en neto) con un sueldo bruto de 25,000 euros paga al estado entre pitos y flautas más del 60% de sus ingresos. Luego la progresividad tampoco puede ser porque ya están en torno al 80% o más de su ingreso si sumamos todos los veinte o treinta impuestos que tenemos. No hay tanto rico como para quitándoles la pasta dejemos de ser pobres por eso han terminando quitándole a un pobre para comprar el voto de «su pobre».

    ¿Qué hacemos? Porque el problema que plantea Roger es Real.

    USA en 2005 (antes de la burbuja, cuando la «cosa» iba) tiene un Gini como el de China y cada vez hay más pobreza entre el 99% de occidente. El sueño americano ya es pesadilla para la mayor parte. ¿Qué hacemos, pues?

    Sugiero la lectura de un librito de 1951 «The ethics of redistribution» publicado por vez primera en UK por Betrand de Jouvenel donde viene a decir que una vez que entras a «redistribuir» la cosa no tiene fin y terminas por hundir a todos para poder seguir comprando votos. Hay versión española del 2009.

    Lo hace con datos reales del Income Tax de UK de aquellos años y es difícil rebatir sus observaciones.

    Redistribuir es «paliar» los efectos un problema. No resolverlo. Y si no lo resuelves lo agravas y crece. Los políticos se lo pasan al siguiente pero a nosotros nos toca siempre.

    Sumémosle que el que redistribuye vive estupendamente y acumula poder sobre poder y lo que tenemos es el problema de hoy día:
    Fin de camino y hay que comenzar a cortar gasto.

    Pero seguimos sin resolver el problema.

    Saludos

    • Joshua dice:

      Manu,
      Es muy difícil rebatir las observaciones de «The ethics of redistribution» y aún lo es más las que hace Hardin en «The tragedy of the commons». Son dos libros que acaban demostrando las mismas hipótesis con las que empiezan. Te lo puedes creer o no, pero no los puedes rebatir.
      Estoy de acuerdo contigo en que «paliar» los efectos de una creciente desigualdad en origen mediante redistribución es (crecientemente) difícil, y se puede llegar a callejones sin salida como el actual. Para eso está la predistribución, para que nos preguntemos si las desigualdades en origen son fruto de la asignación de mercado de los méritos y de los esfuerzos o el resultado de un pillaje disimulado bajo el paraguas de un mercado. Ambos sabemos que, al igual que con el colesterol, hay desigualdades en origen que son buenas, pero en las últimas décadas hemos acumulado toneladas de «colesterol malo».
      Una nota: considerar las hipotecas basura como una parte del welfare ya era cínico a principios de siglo. Ahora, visto lo visto, me parece humor negro. Welfare hubiera sido si se les hubiese subvencionado intereses y/o principal, en cuyo caso habría sido una transferencia en vena a los sectores financiero e inmobiliario de no haber marcado unos límites al precio final. No sigo porque estoy redescubriendo la rueda.

      • Joshua dice:

        Me he dado cuenta que me he inventado el término desigualdades en origen y que se puede malinterpretar: quiero decir desigualdades antes de la redistribución (antes de impuestos y transferencias)

    • Epicureo dice:

      Se puede rebatir con hechos: en 1951 estaba apenas empezando la época de la redistribución. Los 30 años que van de 1945 a 1975, los de los tipos impositivos del 90 %, fueron los de mayor crecimiento económico de la historia de Occidente, así como los de mayor innovación técnica y cultural, todo con pleno empleo estable y seguro.

      Cuando se renunció a redistribuir, en los años 80, se fastidió todo. Ahora tenemos paro crónico, precariedad, pobreza y una dictadura financiera.

      Sin embargo, no deja de ser cierto que la redistribución por medio de impuestos y subvenciones estatales tiene sus problemas y sus límites. Sobre todo ahora, cuando gracias a la globalización el capital puede elegir dónde y cuánto paga.

      Entonces lo que hay que imponer es lo que algunos llaman «predistribución», o sea, repartir mejor en origen, limitando las desigualdades salariales y los beneficios empresariales. Es lo que antiguamente hacían los sindicatos, y más tarde los Estados al imponer salarios mínimos y convenios. ¡Pero es que esto también se está eliminando!

      Por una parte, la globalización permite al capital contratar donde no existen trabas a la explotación del trabajador (que no tiene por qué ser el mismo sitio donde pagan impuestos, ni el mismo sitio donde viven los directivos). Por otra, los Estados se ven obligados a «liberalizar» porque están gobernados por las instituciones financieras internacionales.

      Así que ya me dirán cómo resolvemos el problema.

  11. Maese Alcofribas dice:

    correlación no implica causalidad, pero una correlación de 0.91 en ciencias sociales clama a gritos por una explicación y más investigación.

    Tras lo cual, me tiro a la piscina desde mi ignorancia respecto a la investigación sobre desigualdad y lanzo una (otra) puya al mainstream académico: me juego la honra a que variables que han mostrado relaciones significativas pero ni la mitad de intensas con la desigualdad han sido estudiadas mucho más extensamente, porque relacionarla con factores políticos era cosa de perroflautas ignorantes

    ideology helps me, helps you…

    no es una crítica a Roger, de hecho le agradezco el difundir estudios como este

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