Sociedad

Geografía y movilidad social: una contribución al debate.

25 Jul, 2013 -

Hace unos días Roger Senserrich destacaba un artículo del NYT que comentaba un estudio muy completo sobre los factores geográficos y la movilidad social en EEUU. Subrayaba una de sus conclusiones: que la mezcla territorial de clases sociales favorece el ascenso de miembros las clases bajas. Si estos datos se confirman, serán una de las primeras pruebas (por lo menos que yo conozca) que ratifican algo que casi calificaría de sentido común o intuición (véase el análisis del concepto por el investigador francés del ENS Thomas Kirszbaum). Pero la pregunta es: ¿qué políticas públicas pueden favorecer esa mezcla tan deseable?

La mezcla social puede surgir de dos modos: o los ricos van donde los pobres o los pobres van donde los ricos (simplificando, claro: el actor principal en este juego es la clase media). La tercera opción es crear un espacio de mezcla ex-nihilo, pero un país como España tiene que dejarse de construir barrios nuevos y concentrarse en mejorar el tejido urbano existente (la “ciudad consolidada”), que suficiente lío hemos montado ya durante la burbuja.

Si los ricos se instalan en barrios pobres hablamos de gentrification, aburguesamiento o, como le leí una vez a un geógrafo español, «señorilización» (ahí queda eso). Este fenómeno se da sobre todo en barrios históricos de los centros urbanos y crea mezcla social, pero a base de expulsar a los pobres por la fuerza tranquila e infalible de la subida de los precios inmobiliarios. Precisamente por ese factor es difícil que la mezcla se mantenga el tiempo necesario para generar efectos positivos y ahí el factor clave es la escuela: los recién llegados de recursos altos no se suelen resignar a mandar a sus hijos a la escuela del barrio pobre en el que viven y buscarán todas las estratagemas imaginables para evitarlo. Si el aburguesamiento del barrio avanza tanto que la escuela alcanza un nivel elevado, entonces, y sólo entonces, podemos tener un cierto grado de mezcla, pero todos aquellos que hayan sido expulsados a barrios más periféricos habrán sido las víctimas de este proceso y posiblemente hayan agravado la situación de otro barrio pobre. Es como cuando la policía echa a un camello de una esquina: el tráfico de drogas no desaparece, sólo se desplaza. Si algún papel corresponde a los poderes públicos en este proceso (que debe ser más bien espontáneo) es ocuparse del destino de esos «desplazados».

La instalación de pobres en barrios ricos es una política atractiva para un político izquierdista, pero constituye un uso de recursos discutible. En París, el alcalde socialista Bertrand Delanoë pretendía convertir esta política en uno de sus buques insignia, pero lo cierto es que construir viviendas públicas en los barrios caros de la ciudad es, bueno, caro, y sólo puede afectar a una población reducida. Además no hay que pensar que todos los potenciales «clientes» de esta política estarán encantados, pues los problemas de adaptación pueden ser reales (¿dónde hacer la compra?) y generar conflictos, por lo menos durante una fase de transición – aqui el caso de parisino. Si se consigue superar esta fase, la escuela debería hacer su trabajo y conseguir un efecto considerable de movilidad social en la pequeña población que puede verse beneficiada por estas políticas.

A fin de cuentas, el mejor modo de crear mezcla social es armarse de paciencia y mejorar las condiciones reales de los barrios pobres. Se trata de medidas puntuales que deben tocar todos los aspectos de la habitabilidad, desde la calidad de la escuela a las conexiones con las zonas céntricas pero también con los barrios vecinos (es frecuente que barrios pobres y ricos sean vecinos pero estén separados por alguna frontera física, como las vías del tren), desde la calidad de los espacios públicos a la existencia de espacios comerciales de encuentro y, por supuesto, la seguridad. Son medidas modestas que tienen que ir acumulándose de manera coherente, dentro de una concepción global diseñada por autoridades públicas que conocen bien el terreno. Sin desdeñar en ningún momento soluciones arquitectónicas audaces que pueden resolver muchos problemas en una sola intervención.

Nada de grandes visiones llegadas desde los ministerios o las consejerías: la única iniciativa estatal que puede realmente ayudar es una política agresiva de inversión en vivienda pública con un marcado acento social, que en la situación española actual consistiría en recuperar viviendas vacías, no en construirlas. Esta política es un elemento esencial de la concepción europea de la intervención pública y lleva ya dos décadas abandonada en nuestro país. No sólo podía haber generado algo de mezcla social, sino que es un formidable mecanismo de intervención en el mercado inmobiliario y habría contribuido a evitar la burbuja inmobiliaria.

Nacho Asenjo, @asenjo_nacho (con agradecimientos a la contribución de mi padre, José Asenjo, @jasen48).


9 comentarios

  1. Epicureo dice:

    Para ser exactos, el trabajo original dice que hay una correlación entre la mezcla territorial de clases sociales (entre otros factores) y el ascenso de miembros las clases bajas. No establece una causalidad. Podría ser (y también tiene sentido) que sea la movilidad social la que permite que haya mezcla. O que las dos cosas tengan una causa común.

    Eso no quita que sea cierto el que dejar un barrio caer en la decadencia favorece la segregación y la pobreza. Todas esas medidas que indicas son necesarias si se quiere que haya cohesión social, aunque no son tan modestas: Espacios públicos, buenas escuelas, servicios, seguridad… cuestan bastante dinero. Un dinero que hay que sacar de los impuestos.

    • Nacho Asenjo dice:

      Epicureo, gracias por tu comentario.

      Nada que añadir. Todo lo que dices es cierto, sobre todo la cuestiónd e la causalidad.

      En cuanto a los impuestos, muchas veces se trata de hacer un trabajo de buen gestor y buscar en los gadtos que ya se tienen cuáles de podían usar mejor o reservar para otros usos. Las intervenciones urbanas de mala calidad son legión y a veces bastaría un estudio preliminar o una licitación con todas las de ley y un jurado profesional. Es verdad que falta dinero, pero el que hay se usa mal.

  2. Carlos Jerez dice:

    Muchas gracias Nacho, buen artículo, me ha picado la curiosidad con lo de la comunicación entre barrios, básicamente porque como valenciano tengo muy de cerca lo de la ampliación de la avenida Blasco Ibañez pasando por el Cabanyal. Siempre he tenido dudas, pero más bien le veo potencial positivo.

    Cuando acaba Blasco Ibañez y llegas al Cabanyal lo que te encuentras es muy parecido a un muro. Aún recuerdo a mi profesor de autoescuela y ex-taxista llamarlo la República Independiente del Cabanyal, algo de exagerado tiene pero no mucho y por eso me parece conecta directamente con lo que decías de barrio «aislado». Entre comillas, porque el barrio da a la playa más importante de Valencia, la Malvarrosa, pero es un barrio que te «saltas» para llegar a la playa.

    • Nacho Asenjo dice:

      Carlos, gracias por tu comentario.

      Las ciudades están llenas de fronteras que crean distancias sociales y psicológicas entre espacios muy cercanos. En algunos casos, se trata de estructuras propias de otro tiempo que han quedado obsoletas (por ejemplo, un cementario en el centro o una prisión que se desplaza o estructuras militares o funciones ferroviarias que se desplazan…) y se puede «recoser» el tejido urbano. en otros casos, sobre todo con rondas o autopistas, es más difícil. Hay casos muy exitosos de soterramientos de autopistas que han regenerado el tejido urbano y creado nuevas interacciones, pero lo cierto es que son operaciones realmente caras. En muchos casos, los ayuntamientos han aprendido a estar siempre al acecho, buscando que se presente la posiblidad de recuperar un terreno y lanzar una operación de ese tipo.

      Lo del Cabanyal es un bastante distinto. La Blasco Ibáñez se corta de forma abrupta y está pidiendo a gritos llegar al mar. Ahí hay un problema básico de concepción del trazado. Pero más allá de eso, serái interesante ver las relaciones del barrio con sus barrios vecinos porque está rodeado de carretera muy anchas.

  3. PNCad dice:

    Yo no creo en que meter a (mucha) gente sin recursos en un barrio (lo sufiente) rico va a ayudar a integrarse.

    En Mdrid ha funcionado en muchas zonas donde solo determinados peque;os edificios eran de proteccion oficial, por lo que la composicion del barrio no ha empeordo y los nuevos se han integrado. Pero luego tienes el caso de Pan Bendito: con un porcentaje muy alto de casas de proteccion oficial y bastante de ellas regaladas a ciertos colectivos, el barrio se ha convertido en el peor barrio no chabolista de Madrid.

    Otro caso, esta vez en EEUU: http://en.wikipedia.org/wiki/Cabrini-Green
    Decidieron crear un complejo de edificios residenciales en mitad de Gold Coast, el barrio de Salamanca de Chicago. Cuando las fabricas «cercanas» cerraron, estos edificios se convirtieron en el paraiso de las bandas debido a su peculiar arquitectura: tirando unas cuantas paredes, las entradas se hacian inexpugnables. Se hicieron conocidos porque en a;o nuevo todo el mundo disparaba al aire y por la violacion de una ni;a de 7 a;os que quedo paralizada y muda.

    • Omar Jayyam dice:

      Los social projects como Caprini Green han sido el cuento de terror de lo s opositores a la vivienda social. Lo que mejor se ajusta a la entrada es el ejemplo de Singapur, que ha conseguido evitar la formación de guettos cuando de partida tenía una situación étnica explosiva.

  4. […] Geografía y movilidad social: una contribución al debate […]

  5. Mr P dice:

    ¿Y sin en vez de intentar que la gente sin recurso entre en un barrio se hace que la gente con recursos quiera salir de él?

    Se me ocurre poner centros de asistencia social o drogodependencia, tan últiles pero tan mal vistos por las clases pudientes (cómo si no fuese con ellos este tipo de problemas)

  6. Vic dice:

    Yo vivo en un bario así. Es un barrio que era humilde de Sevilla (la calle Arroyo) aunque no pobre, donde se han construido bastantes promociones destinadas a clase media y media alta. El haber situado la estación de Santa Justa cerca lo ha hecho más céntrico de lo que era. Sigue siendo un barrio popular (un tanto «cani», lo de Sevilla me entenderán) pero ahora hay más clase media. Y como hay varios colegios concertados (Loreto, San Juan Bosco) de nivel y un buen colegio publico (Al-andalus) con su Instituto enfrente (Antonio Machado) pues la cosa va prendiendo y yo creo que el barrio ha mejorado. Los niños se mezclan mas que sus padres, en mi opinión.

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