Economía

Historias de la gerontocracia

23 Jul, 2013 - - @egocrata

En Politikon hablamos a menudo de conflicto generacional. Hemos mencionado, por ejemplo, la idea que las preferencias sobre redistribución de renta y configuración del estado de bienestar probablemente cambian según la edad de los votantes, sobre cómo la pirámide de población el peso demográfico de cada cohorte en un momento determinado puede afectar el gasto público o por qué es un problema que los niños de dos años no puedan votar (más o menos).

En España estos conflictos y discusiones políticas son relevantes y visibles en debates como las pensiones o en la reforma laboral, ciertamente, pero hay países donde este fenómeno es mucho más obvio y evidente. El ejemplo más claro es el país desarrollado con una población más envejecida y con camino de perder habitantes en un futuro cercano, Japón. Alexandra Harney tiene un artículo fascinante en Foreign Affairs al respecto, señalando como el estado de bienestar japonés ha creado toda una clase de jubilados con un nivel de ingresos mayor que muchos trabajadores que entraron en el mercado de trabajo a principios de los noventa, cuando estalló la burbuja.

De todo lo descrito en el artículo, habrá uno que os sonará familiar:

If Japan wants to encourage young people to get married and start families, it should start by tackling the country’s overly rigid labor market, where promotions and raises are dependent on age, where it is very difficult to fire even unproductive employees, and where young people are increasingly offered lower-wage «contract» jobs — even as older staff, mostly men, hold onto their jobs for life. The marriage rate for young men with «contract» jobs is half that of men with staff jobs. In a country where only two percent of children are born out of wedlock, reform of the employment system is an important family-friendly policy.

Un mercado laboral dual, con trabajadores indefinidos veteranos protegidos y jóvenes precarios que aplazan formar una familia y tener hijos, reduciendo la natalidad y complicando aún más la sostenibilidad del sistema de pensiones a largo plazo. No sé dónde habré escuchado esto antes, la verdad. La tasa de paro japonesa, por supuesto, es bastante distinta a la española (4,1% – y le llaman crisis a pasar de 5%. Cómo Japón logra mantener esas cifras es otro tema completamente distinto, y tiene mucho que ver con la caída de salarios reales), pero el espectro de generaciones con insiders bloqueando cambios y tirándose piedras sobre su propio tejado debería ser familiar.

Hay otro país asiático, por cierto, con una pirámide de población casi igual de espantosa a medio plazo que Japón, y una élite gobernante casi igual de amiga de aprobar reformas. Adivinad cuál.


10 comentarios

  1. Meigul dice:

    GerOntocracia.

  2. J.E dice:

    » La tasa de paro japonesa, por supuesto, es bastante distinta a la española (4,1% – y le llaman crisis a pasar de 5%.»

    El Programa Battle Royale empezó por alcanzar el 15%. Yo no digo ná.

  3. Alatriste dice:

    Respecto a la explicación del bajo índice de paro japonés hace años (y bastantes, tanto que puede que fuera antes del colapso de la burbuja en Japón) que leí, creo que en ‘The Economist’ que otro factor que lo explicaba en parte era el subempleo.

    El periodista comentaba que desde «office ladies» a empujadores del metro y minúsculas tiendecitas llevadas por abuelitas, pasando por ascensoristas, recepcionistas y empleados de aparcamiento que te indicaban donde había sitios libres, en Japón existían – y la sociedad japonesa esperaba que existieran – una multitud de empleos que serían muy poco productivos, y estarían mal pagados, pero proporcionaban medios de vida mínimos a millones y millones de japoneses.

  4. Jorge dice:

    El argumento de que China dejara de crecer porque se le acaba la mano de obra barata y abundante cae bajo el peso de los 600 millones de campesinos que estan exentos de la politica del hijo unico.

    El argumento de que los dirigentes chinos no son amigos de aprobar reformas cae bajo el peso de la mayor transformacion economica ocurrida en la Historia, en apenas 35 años. O bajo los 586.000 millones de USD del paquete de estimulo de 2009.

    Es facil predecir que China caera. Lo dificil es acertar con las causas.

    Disculpen la falta de tildes, teclado gringo.

  5. Aloe dice:

    Los calificativos «calamitosa», «espantosa», «catastrófica» son prácticamente obligados en cualquier comentario sobre la demografía de países con baja natalidad y esperanza de vida alta o creciente.
    Lo que nunca se aclara es cuales serían las características de una demografía no-calamitosa, no-catastrófica y no-espantosa:
    ¿La alta mortalidad con baja esperanza de vida? ¿La alta natalidad con crecimiento desbocado de la población?

    O en otras palabras ¿la demografía deseable está en algún punto entre la de Pakistán/India y la de Haití/Burkina Faso?
    Yo creo que no. Y no creo que mucha gente defienda eso, pero no sé qué defiende en su lugar, cuando una demografía que sigue una evolución esperable y racional le produce tanto calificativo horrorizado y jeremíaco.

    A largo plazo y una vez más o menos completada la transición demográfica en todas las poblaciones, la situación resultante necesariamente será (o deseablemente será, sin pandemias, hambrunas o guerras de exterminio) una pirámide demográfica global aproximadamente cilíndrica, con una pirámide de pendiente marcada solo en las cohortes de más de sesenta y cinco o setenta. ¿Qué otra cosa si no deberíamos esperar?
    (Esto con las variaciones locales que sean, desde luego, a veces con ligera pendiente positiva, a veces con ligera pendiente negativa)

    Son las instituciones económicas, laborales, seguridad social y pensiones, etc., las que deberán adaptarse a eso y no al revés.

    Y los países que de verdad (no de boquilla) quieran una natalidad más alta, no quieran un 1,3 sino un 1,9 o un 2, (lo que llegado un cierto punto de declive demográfico tiene su lógica) tendrán que hacerse a la idea de reorganizar las prioridades para que la sociedad, el empleo, el gasto público y las políticas en general generen facilidades e incentivos para tener y criar hijos en lugar de exactamente lo contrario como ahora (con excepción de unos pocos países)

    Esa es otra «transición demográfica» pendiente: lo mismo que interiorizar que (casi) todos tus hijos van a vivir y que tener seis hijos pasa a ser menos beneficioso de tener dos, lleva de dos a seis generaciones, interiorizar que ahora ya no tienes automáticamente a casi todas las mujeres fértiles en su casa criando gratis para el Estado un pelotón de hijos porque ni ellas ni sus familias tienen alternativas (ni económica, ni social, ni ideológica, ni laboralmente) también está llevando varias generaciones.

    • Epicureo dice:

      Efectivamente, la única demografía que no es catastrófica es la que es estable: nace más o menos la misma gente que muere, o sea, unos 2 hijos por pareja.

      Pero no veo aquí artículos que hablen de cómo mejorar la situación de las parejas jóvenes para que lo consigan. Sólo hablan de empeorar la situación de los abuelos (que, curiosamente, son los que permiten con su ayuda que la mayoría de las parejas puedan mantener a su hijo único).

      • Aloe dice:

        Efectivamente.
        En los países europeos que hicieron su transición demográfica hace tiempo, y que tienen ahora una natalidad, si no desbordante, sí más generosa que la nuestra, próxima a la tasa de reemplazo, lo consiguen a base de dar incentivos reales a las mujeres y a las familias… que implica gastarse dinero.

        Otras consideraciones que también podrían hacerse: una demografía tradicional se basa también en una gran número de dependientes, es decir, en un cociente activos/población total también bastante bajo. ¿Por qué? Pues porque en esa demografía tradicional aproximadamente la mitad de los nacidos morian antes de ser adultos, y la productividad del trabajo doméstico era bajísima (para no hablar de la prematura vejez generalizada por las malas condiciones de vida y la inexistencia de medicina eficaz). Ambas cosas juntas significaban que había que criar el doble de hijos de los que iban a sobrevivir a sus padres, que la mayoria de las mujeres no podían dedicar mucho tiempo de sus vidas a producir para el mercado (que es lo que venimos considerando «actividad») y que la mortalidad y morbilidad elevada a todas las edades disminuía también la proporción de activos (no solo se quitaban de encima a los viejecitos que ahora preocupan tanto a los jeremías, también a gente de las demás edades, y mucha gente sufría prematuramente incapacidad para trabajar).

        La proporción activos/poblacion total es también baja en las sociedades tradicionales, y lo sería mucho más aún, si no fuera porque la extrema pobreza de muchas de ellas obliga a ser activos (subempleados y buscavidas en la economía informal por lo general, eso sí) a niños, adolescentes, viejos, cuidadoras de niños y lo que caiga. A expensas del bienestar, de la salud, de la educacion y de cualquier probabilidad de mejora, claro.

        En una sociedad de alta productividad, baja natalidad y baja mortalidad, si no fuera por el desempleo podríamos tener tasas activos/población total bastante buenas.
        Y si aun con pleno empleo y una tasa de activos/población total de un poco más del 50% no nos salen las cuentas… serán las cuentas lo que haya que rehacer, porque la solución no puede ser ni una población indefinidamente creciente ni cargarnos a los ancianos «sobrantes» (dicho sea con todo el sarcasmo)

        • Saulo dice:

          Como reseñas en tu comentario anterior, no sólo es una cuestión de aumentar el gasto público, sino de crear condiciones laborales, salariales y sociales propicias.

          Es bastante poco probable que, por ejemplo, un joven ingeniero que sale de la Universidad con 25 ó 26 años, se decida a formar una familia con su pareja, si es que la tiene, merced a empleos precarios con salarios de poco más de mil euros en ciudades como Madrid o Barcelona.

          Y a medida que transcurre el tiempo, y la sociedad va interiorizando este modus vivendi, la decisión más racional, que consiste en no tener hijos, se va generalizando.

  6. Pensaba que al final el autor se refería a Corea del Sur, el país de extremo oriente que más se parece a España desde un punto de vista socioeconómico y demográfico.

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