Política

Políticos, señal y ruido

15 Jul, 2013 - - @egocrata

Una nota rápida sobre las manifestaciones semi-espontáneas de estos días sobre el caso Bárcenas: no sirven para nada. Es más, estoy bastante seguro que son casi contraproducentes; cuando intentas cambiar la opinión a alguien, aullarle obscenidades en la oreja acostumbra a ser una táctica contraproducente. Las manifestaciones, en general, son instrumentos de relaciones públicas, no necesariamente de persuasión política; sirven para generar cobertura en los medios de comunicación, definir la agenda y dar apoyo moral a políticos ya convencidos. Como herramienta para persuadir gobiernos y legisladores en solitario, sin embargo, no acostumbra llegar demasiado lejos.

Si queréis realmente preocupar a los dirigentes del PP sobre el caso Bárcenas, hay un método más efectivo: hablar con ellos. Sin manifestaciones, sin alaridos, sin demasiados aspavientos; haced una llamada telefónica o escribir un correo electrónico educado a algún dirigente del PP de vuestra ciudad o provincia. Llamad a la sede provincial del PP, y decid, muy educadamente, que os gustaría hablar con la secretaría de organización o con alguien de la ejecutiva. Llamad al congreso en Madrid o a la oficina parlamentaria provincial (casi todas las provincias tienen una), y pedid hablar con el diputado de la provincia. Si conocéis a un concejal del partido, saludadle por la calle y hablad con él educadamente un ratito. Algunas sedes del PP celebran actos abiertos al público o incluso cafés con afiliados; llamad para asistir. Por supuesto, todos los diputados tienen correo electrónico; escribid.

¿Qué decir? Muy sencillo: de forma educada, sin grandes aspavientos y sin confrontaciones, explicadles que la actitud del PP y de Rajoy ante los casos de corrupción os preocupa mucho y que creéis que está haciendo daño tanto al partido como al país.El liderazgo del partido no está a la altura, y veis necesario un cambio de rumbo, sea con Rajoy o con otros líderes.

Nada complicado, sin indignación; estáis perdiendo la confianza en el PP, y estáis pidiendo cambios. No hace falta ser militantes (aunque ayuda), y no hace falta que os conozcan de antemano (aunque eso ayuda aún más). Si sois votantes de otro partido no lo mencionéis, pero si sois educados no hará falta. Si tenéis una PYME, por cierto, eso tiene que ser lo primero que soltéis en todas las conversaciones; los propietarios de pequeñas empresas son como el Santo Grial a la hora de hablar con políticos. No mintáis, ni os inventéis cosas; no vale la pena. Los políticos no acostumbran a perder el tiempo en esos detalles, y ser honesto ayuda a sonar convincente. Es así de simple.

Suena absurdo, ya lo sé, pero los políticos sufren de una extraña clase de enfermedad: les gusta que les traten como seres humanos. No sólo eso: los políticos tienden a valorar las opiniones de la gente que los trata como seres humanos de forma favorable. Esta curiosa costumbre viene de un sesgo muy habitual que nos lleva a dar más importancia a las anécdotas que a los datos. Sea por la inmediatez, sea por una cruda inferencia estadística mal entendida, escuchar tres o cuatro historias de primera mano es a menudo interpretado como una señal muy fuerte y fiable sobre la realidad, por encima de cualquier encuesta. En situaciones en que un legislador o político tiene dudas sobre un tema específico o está buscando una excusa para cambiar de opinión, unas cuantas conversaciones educadas con varios votantes de su distrito u organizaciones sociales preocupadas pueden tener mucho peso. Las manifestaciones son a menudo ruido de fondo; las conversaciones son señal.

Queda el último tema, bastante obvio: esto lo digo desde Estados Unidos, un país donde los legisladores son independientes y no hay disciplina de partido; España no es comparable. Si, eso es cierto, pero esto no quiere decir que el PP sea un partido de autómatas inasequibles al desaliento incapaces de cambiar de opinión. Más concretamente, la disciplina de partido en un partido europeo es en cierto sentido una ilusión creada por sus líderes. Mariano Rajoy nunca pedirá a su partido nada al que se vayan a oponer; la libertad de maniobra del lided del PP es muy amplia, pero tiene límites. Cambiar la opinión de los notables del partido o generarles dudas no es una pérdida de tiempo; al contrario, es clave para mover una agenda. Si los cuadros del PP creen que el malestar de los votantes es lo suficiente real como para que le llamen preocupados, la idea de retirar el apoyo a Rajoy será menos escandalosa.

Cierto, la probabilidad de éxito de esta clase de maniobra es limitada. Rajoy es increíblemente tozudo, y el PP vive bajo el recuerdo de la UCD y los terrores de la división de la derecha. Los partidos españoles, sin embargo, es tan poco acostumbrados a ser tratados como adultos que no me extrañaría una reacción de pánico ante unas cuantas decenas de llamadas educadas. En Estados Unidos en teoría están acostumbrados, y siempre me sorprende el absurdo poder de convicción de una simple anécdota en muchos temas.

Recordad: en política una minoría organizada, motivada, convencida y dispuesta a dar la tabarra a los políticos de forma incesante es siempre más efectiva que millones de votantes dando un apoyo tácito pero medio pasando del tema. Si creéis que Rajoy no puede o debe continuar, no estaría de más probar con un par de llamadas. Nada que perder en ello.

También podéis hacerlo en el PSOE, por cierto, si queréis un cambio de rumbo y tal. Ser un grupo de presión es divertido. De verdad.


15 comentarios

  1. Ignacio Paredero dice:

    Está bien planteado, pero las manifestaciones masivas hacen más que poner el tema en agenda y blablabla: lanzan la sombra de la duda sobre la revuelta civil.

    Respecto a lo de convencer a la gente del PP, me gusta el planteamiento, pero hay un problema: el PP es un partido profundamente jerárquico, en grado sumo. Ya demostraron con la guerra de Irak que lo que se decidía desde arriba, se respetaba abajo y punto: famosa es la anécdota (si) de Rato con las señoras del Barrio de Salamanca gritándole que por qué nos metían en la guerra, que fue, según Rato, el momento donde se dio cuenta que iban al desastre final.

    Lo dicho: la disciplina de voto en el PP es férrea. El que la rompa no repetirá, gane o pierda su partido: ha demostrado que no es el tipo de gente que quiere el PP, gente responsable y fiable que diga a todo que sí. Y los que están allí a base de haber dicho a todo que sí, son los que mejor lo saben.

    Quizá me equivoco, pero no veo un «slot», un momento, un espacio de cambio institucional donde hay que chequear la agregación de voluntades en un proceso habilitado por las normas comunes asumidas por todos.

  2. heathcliff dice:

    Totalmente de acuerdo con Roger.

    Siempre he creído que los escraches, por ejemplo, son actos reaccionarios y desmovilizadores. Los grupos de agitación y propaganda prefieren esa clase de acciones para autoafirmarse ellos mismos y ganar adeptos, no para resolver problema alguno.

    Es más: mi experiencia en el asunto me indica que los que vociferan no tienen en realidad interés alguno en resolver nada, pues como he escuchado en demasiadas asambleas, el objetivo real es hacer crecer la presión social y alimentar el descontento para, más tarde, lograr otros objetivos completamente distintos.

    Recuerdo, por ejemplo, un documento sobre la pederastia en las filas de la Iglesia: «hay que hacer hincapié en los curas, no en los niños», decía textualmente.

    En este tema, el asunto va por el mismo camino, y por eso estoy aún más de acuerdo con Roger: Mientras se trate de hacer daño al PP, no se conseguirá, obviamente, la colaboración del PP. Cuando aparezca gente con interés en arreglar el problema de la corrupción, entonces, y sólo entonces, se podré lograr un giro en la actitud de las bases y los mandos intermedios del PP.

    Lo que no sé es si hay tanta gente interesada realmente en el problema…

  3. Capitalismo y Globalización. dice:

    En realidad los escraches son maravillosos y lo más maravilloso es desnudar a los hipócritas: A los mismos a los que se la suda que niños se queden sin techo bajo el que vivir y obreros se tiren por las ventanas por el implacable hostigamiento de los bancos pero que se mesan los cabellos cuando un pobre hijito de un demócrata tiene que escuchar cuatro verdades sobre quién es su padre.

    Por otro lado creo que «convencer» a los cuadros del Partido Popular de que echen a un patán que no parece tener tratos demasiado limpios con un pájaro como Bárcenas es probablemente hacerles un favor.

    No hay nada más terrible para la clase trabajadora que ocurra algo como en EEUU donde la clase política efectivamente parece servir a los intereses de los ciudadanos. Al menos en España hay muchos (y aunque soy pesimista pienso que cada vez más) que ven a todos esos del parlamento como enemigos de la clase humilde a sueldo de los ricos. O sea, como lo que son.

    • Epicureo dice:

      Muy bien dicho lo de «parece servir». En el gobierno de Estados Unidos, los intereses de los pobres importan menos que nada. En cambio, los de los ricos se tienen muy en cuenta. Está científicamente comprobado (http://www.princeton.edu/~bartels/economic.pdf).

      Lo terrible de EEUU es que han conseguido convencer a la gran mayoría de la gente de que es así como debe ser.

      • Capitán Obvio dice:

        Por 25 pesetas, qué clase de votantes es más probable que tengan lobistas profesionales o sean amigotes de políticos.

        • Epicureo dice:

          Eso es obvio, mi capitán. Lo extraordinario es que allí esto no parece molestar a casi nadie, y la palabra «socialista» es un insulto gordo.

  4. Jose Meto dice:

    Yo más que llamar a la sede del PP (me gustaría saber qué pasaría en alguna sede, me apuesto a que cuelgan directamente) lo que haría si quisiera cambiar las cosas es hablar con mis amigos, indignados como yo, y ponerme de acuerdo para meternos en masa en un partido ya formado.

    ¿Os imagináis lo que podría ser que en una capital de provincia media española se afiliaran de repente 500 o 1.000 personas al PP (o al PSOE, CiU o UPyD), y empezaran a asistir a los congreso, a participar de manera activa en las reuniones de partido, y cambiar la manera de funcionar las cosas dentro de ese partido?

    • J.E dice:

      Esa es la teoría que siempre saco cuando me hablan de regeneración política en España.

      Por supuesto, sigo siendo el único militante de mis amigos/familia. Pos vale.

  5. dpcereza dice:

    No sé yo… cuando lo del Prestige, a los tres o cuatro días del hundimiento empezaron a entrar manchas de chapapote en la ría del Pas, en Cantabria. Un grupo de vecinos fueron a alertar al alcalde de Miengo, para que las autoridades actuaran. Este, en vez de desplazarse 1km para verlo con sus propios ojos, sacó el fax con el argumentario del PP, que decía que el chapapote nunca llegaría más allá de Galicia. Todo lo demás eran mentiras interesadas. Hizo falta cargar un carro y remolcarlo con el tractor a la plaza del ayuntamiento para que la palabra de los vecinos estuviera por encima de las verdades del partido.

  6. carlos dice:

    Esto no es más que wishful thinking, efectivamente hablar desde EEUU te ciega.

    Los políticos españoles deben su puesto exclusivamente al partido y es al partido al que escuchan. Da igual que mandes 20.000 cartas a un diputado provincial del PP. Si abre la boca lo único que va a conseguir es perder el puesto en la lista en las siguientes elecciones.

  7. alter_ego dice:

    Este post me parece de una ingenuidad enternecedora. Te verdad, Roger, te has ganado mi corazón. Solo falta que firmes como Hugh Grant.

  8. Marc dice:

    Cuando te das con el dedo pequeño del pie con el canto de un mueble no piensas racionalmente y gritas.
    Cuando, presuntamente, el presidente del gobierno de un pais con 25% de paro ha estado cobrando dinero ilegalmente y su única defensa es decir que Barcenas miente, no puedes reaccionar de forma racional y razonable.

    Entiendo lo que dices Roger y como entiendo tus argumentos pero no me convencen. Tradicionalmente se ejecutaba la gente en público en los sitios donde pudiese presenciarlo más gente. Nos gusta el escarnio y nos libera, durante unos instantes, de las penurias de cada dia. Gritar, vociferar e insultar en público a personajes que, presuntamente, se nos mean en la cara y nos dice que es agua, lo encuentro de lo más normal en una situación como la que vive España. De hecho otra cosa seria preocupante.

    Quizas no rompa un gobierno pero seguro que ayudará a que haya más gente que se preocupe por el tema. El ruido no tiene porque ir dirigido a los gobernantes, también puede ir dirigido contra quien solo mira las cosas desde la tele.

  9. Drissang dice:

    Tenemos un precedente de algo como lo que dice Roger.

    Cuando lo de la Ley Sinde, los internautas hicieron una campaña para enviar correos a los diputados. Se enviaron miles (yo mismo participé).

    ¿Sabéis que hicieron sus señorías? Llamar al servicio técnico para que les borraran todos esos correos y les pusieran un filtro anti-spam porque al parecer eran una molestia.

    Me temo que mucho tienen que cambiar aún las cosas…

  10. Mnur dice:

    Está bien planteado, pero en plena crisis sistémica, esa fase hace tiempo que quedó superada. Tiene bastante más sentido en los países de verdadera tradición democrática. En pleno desempoderamiento de las «clases medias», creo que todos recordamos como se produjo el empoderamiento de la burguesía. ¿Qué harías si fueras uno de los millones de «desechados» de este sistema? Es decir, la mayoría de la población mundial. Ningún sistema social es eterno, hasta Fukuyama anda escandalizado con el desempoderamiento de la clase media y las revueltas sociales utilizando, por cierto, como buen ejemplo del desastre a la juventud española.

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