amo al líder

Miénteme, tonto: partidos y primarias

2 Jul, 2013 - - @egocrata

Ayer hablando con unos amigos sobre las primarias chilenas alguien se exclamaba que Bachelet hubiera ganado con un discurso marcadamente izquierdista. La candidata de Nueva Mayoría, que gobernó en sus tiempos como una moderada de izquierdas con un encomiable aprecio por la disciplina fiscal y no gastar lo que no se tiene (algo que por aquí apreciamos bastante, ya sabéis) se ha pasado la campaña prometiendo gasto, librarse de corsés impuestos por los mercados y cosas parecidas. La disciplina presupuestaria fue una imposición neoliberal, o algo así. Algo trágico.

El primer comentario en la conversación fue algo parecido a «cielo santo, las primarias están controladas por votantes a la izquierda/derecha del electorado, y acaban escogiendo candidatos excesivamente radicales«. Los miembros de Nueva Mayoría quieren políticas progresistas de veras, y por lo tanto van a escoger al candidato más orgullosamente vociferante. Mi reacción, sin embargo, ha sido un poco distinta: Michelle Bachelet está mintiendo, o al menos soltando toneladas de medias verdades, y su discurso cambiará en las generales casi de inmediato.

¿Por qué? Básicamente, eso es el comportamiento estratégico más viable y efectivo en unas primarias. La tradición en Estados Unidos reza que los candidatos tiran al extremo en Iowa y New Hampshire y giran al centro cuando toca ganar generales; un político realmente efectivo debe ser capaz de parecer ser de izquierdas/derechas en primarias sin decir ninguna burrada que pueda ser utilizada en su contra en generales. Depende de lo competidas que sean elecciones y la chifladura de las bases del partido, esto puede ser más o menos sencillo. Obama consiguió aprovecharse de su imagen de político nuevo para pretender ser de izquierdas sin decir nada fuera de la moderación; Romney soltó esa épica tontería sobre los inmigrantes ilegales «auto-deportándose» en las primarias, y así acabó. Bachelet ha gobernado ya una vez, y lo ha hecho como una política de centro-izquierda, moderada, cabal y realista. Hablar es gratis, sin embargo, así que se ha permitido el lujo de soltar carnaza y animar a sus bases con lenguaje de izquierdas, probablemente para volver al centro una vez deje de depender de ellas.

En cierto sentido las primarias son parecidas a la explicación de Cives sobre el sistema electoral francés a dos vueltas: los políticos tienen todos los incentivos del mundo para mentir desaforadamente  como mínimo a uno de los dos electorados a los que se enfrentan. Los candidatos serán populistas en primarias y responsables en las generales, especialmente si las bases de su partido son especialmente montañesas; el sistema en sí crea unos incentivos descomunales para llenar el sistema de cínicos. De forma paradójica, como más ideologizados, activos y seguros de sus ideales sean los militantes en primarias, peores son los incentivos para generar esta duplicidad, y mayores los cambios de opinión si quieren  un candidato viable en las generales.

Las primarias tienen sus virtudes, ciertamente; es probable que sean un sistema mejor que el galimatías actual. No obstante, muy a menudo tienen como principal efecto forzar a los políticos a crear montones de falsas expectativas / cultivar su cinismo / mentir descaradamente para ganar elecciones, no aumentar el control del partido o los ciudadanos sobre sus líderes. En el fondo son una máquina de generar decepciones como cualquier otra, como toda institución democrática presuntamente mágica.


14 comentarios

  1. Alatriste dice:

    «alguien se exclamaba que »

    «Depende lo competidas de las elecciones»

    Mr. Senserrich, como agente residente de la Grammar Gestapo es mi deber advertirle que solo se libra del arresto porque reside en el extranjero.

    Y luego, nada que añadir. De las primarias se esperan efectos regeneradores que serían magia pura y dura, salidos directamente de un libro de Harry Potter, igual que de las listas abiertas, la independencia o la república.

  2. carlos dice:

    ¿Esto tiene tanta importancia en sistemas proporcionales? En sistemas bipartidistas completamente, vale, cada candidato tiene que ser escogido primero por «su 50%» del electorado y luego tiene que cambiar de discurso para sacar más de ese 50%.

    Pero en sistemas proporcionales cada partido puede aspirar a ocupar una parte del espectro y luego gobernar en coalición con otros. En España no es el caso (por ahora), pero en otros países europeos parece más habitual.

    A lo que voy es que en sistemas proporcionales las primarias no darían una perversión tan tremenda porque las bases puede que se parezcan más a los votantes potenciales, que no serían nunca más del 20 o 30% (no el 50% y más que se busca en una segunda vuelta en Chile o Francia, o las presidenciales americanas).

    Claro está, luego el sistema proporcional también lleva a la dececpción cuando el partido que has votado tiene que pactar con otros, pero creo que es incluso más transparente ver que pacta porque tiene que hacerlo por pura matemática, que ver un candidato con un discurso en primarias y otro en generales.

    • carlos dice:

      Aclaro, sistemas proporcionales donde efectivamente existan 4 o 5 partidos habituales, claro (de ahí el límite de 20 o 30% para cada uno).

      • Leo dice:

        En este caso se elige al presidente del gobierno de forma directa, y aparte a los diputados y senadores. Un presidente electo de esta forma necesita un apoyo popular mayoritario, si no sería ilógico que gobierne, otro asunto es la configuración del parlamento. Pero es cierto, si se toma la elección como triunfo o colofón de una candidatura por encima de los méritos durante el ejercicio, entonces es sensato pensar que se adaptará el discurso al electorado de turno. Sin embargo no creo que este sistema altere nada, o se diferencie de alguna forma con el sistema español, en el sentido de que el discurso de los candidatos en las generales estará igual de adaptado al electorado, la diferencia está en que nos hemos perdido adaptaciones previas que no han existido, únicamente porque no ha habido la necesidad de que existan. Dicho esto en mi humilde opinión.

  3. Fénix dice:

    La decepción de Arrow.

  4. Lord John Marbury dice:

    Con sus inconvenientes, las primarias me parecen mucho mejor sistema que el actual método empleado en España: designación digital por parte del anterior líder (PP), o designación digital por parte de los barones territoriales (PSOE).

    Una gran ventaja que veo en las primarias americanas es que al exponer a los candidatos a la luz pública durante un tiempo, sirven para purgar a inútiles integrales (véase Rick Perry) o descubrir farsantes ( John Edwards).

    Con las primarias suele acabar ganando el candidato más competente o el menos malo de todos, algo que no sucede con los métodos hispánicos de nominación digital.

    • Alatriste dice:

      La verdad es que cuesta creer que un candidato pudiera ganar unas primarias después de un «respecto a la segunda ya tal»…

  5. EduardoE dice:

    Bueno, como chileno y participante de esas primarias, comparto la idea que Bachelet va a dar a una decepción muy grande a la izquierda por varias razones, especialmente por la votación de Andrés Velasco, su exministro de Hacienda, y quien salió segundo por en el pacto Nueva Mayoría siendo independiente de centro-liberal.

    Que saliera segundo implica que votaron al menos tres grupos de personas:

    – Los que son votantes de la Concertación (dentro de la Nueva Mayoría) pero no soportaron el discurso izquierdista de Bachelet pro-PS/PC.
    – Los que son votantes más cercanos al centro y que hubieran votado por Claudio Orrego (el tercero, de la DC) pero que con Velasco tuvieron a alguien con quien compartir los temas valóricos (despenalización del consumo de marihuana, matrimonios del mismo sexo, aborto, reformas en educación) y económicos.
    – Los votantes de centro-derecha que no soportaron tener a un candidato super-conservador (Pablo Longueira, de la UDI) y otro bastante conservador (Andrés Allamand, de RN) que ofrecían hasta cierto punto un retroceso del actual gobierno (de otro RN pero más moderado que los anteriores).

    Aunque el camino quedo despejado para Bachelet por la izquierda y Longueira por la derecha, ahora vienen nuevos desafíos para la primera vuelta:

    – En primer lugar que hay además de ellos tres independientes que van a forzar la segunda vuelta, Franco Parisi (de centro derecha), Marco Enriquez-Ominami (de centro izquierda) y Marcel Claude (de izquierda).
    – Por el lado de la derecha, que Longueira va a tener que convencer tanto a RN y a la gente cercana de centro derecha que un candidato más conservador puede actuar como el Presidente Piñera.
    – Por el lado de Michelle Bachelet, que va a tener que demostrar que puede ser de centro (para quedarse en segunda vuelta con los votos de Enriquez-Ominami y Parisi) y de izquierda a la vez (para tener los de Claude).

    El tema de la segunda vuelta es más complejo dado que vendrá de dos factores:

    – El desempeño del gobierno hasta ese momento, que todavía no está claro en algunos temas.
    – El riesgo que uno de los dos candidatos repita lo que le ocurrió a Eduardo Frei en la elección anterior: Que no pudiera atraer muchos votantes de centro, por perder un buen sector en la izquierda, y por la movilización de los votantes de derecha, la Concertación perdiera la presidencial anterior.

    Pero si, se vendrá un proceso de decepción inevitable por ambos lados en el proceso de ambas candidaturas de mostrarse como la más centrista de aquí a la segunda vuelta presidencial 😛

  6. Benito dice:

    Es mi deber advertir al agente residente de la Grammar Gestapo del comentario 1 de que resulta un poco estrafalario corregir errores en largos textos ajenos y cometer un atroz queísmo en apenas tres líneas de comentario.

  7. Luís Pérez dice:

    El problema no es solo que los candidatos se sientan forzados a mentir para salir elegidos. Lo más grave es que cada vez tienen menos margen para hacer políticas basadas en el gasto público. Y esto es especialmente doloroso para los políticos que vienen del campo de la izquierda.

    ¿Es posible, en un contexto de enormes deudas públicas (no es precisamente el caso de Chile, pero sí de los europeos), y teniendo que hacer auténticas filigranas para no recortar salvajemente el Estado de Bienestar, proponer algo atractivo al electorado desde el campo de la izquierda?

    Este artículo merece la pena: http://www.otraspoliticas.com/sin-categoria/%c2%bfle-queda-algo-que-aportar-a-la-izquierda

  8. […] Politikon tenemos una larga historia de escepticismo bien poco disimulado con las elecciones primarias para escoger el liderazgo de un partido político […]

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