Política

España contra sus jóvenes (y II)

27 Jun, 2013 - - @kanciller

Continuación de la entrada anterior “España contra sus jóvenes (I)

No es descabellado pensar que los actores políticos se mueven por incentivos. Cuando en la entrada anterior hablaba sobre la marginación política de los jóvenes, resumí algunos argumentos de Pau-Mari Klose en este artículo de la REIS. Sin embargo, he reservado una entrada independiente para hablar de los incentivos electorales que hicieron que el PSOE tuviera pocas razones para volcarse en políticas de juventud (entre 1982 y 1996). Al igual que en el caso anterior, creo que el marco de análisis puede ser fácilmente extrapolable a la situación actual para entender por qué el ajuste de la crisis recae sobre nosotros, los jóvenes.

Mari-Klose comienza su análisis haciendo referencia a un libro clásico de Carles Boix: “Partidos políticos, crecimiento e igualdad”. En éste se señala que a lo largo de los años ochenta el partido socialista español fue girando en sus políticas para, mediante la expansión del gasto social, afianzar una estructura de apoyos y construir una coalición de votantes que le diera respaldo. Teniendo que optar entre diferentes alternativas, hizo uso de transferencias sociales para apuntalar su apoyo entre las personas mayores (+ 6 puntos entre mayores de 65 años, + 4 entre 55 y 65 años al final del periodo) mientras que se desplomaba entre los jóvenes (-27 para votantes entre 18 y 24 años). Quizá pueda decirse que el análisis, tal como se presenta, es demasiado pedestre. No podemos pensar que las políticas públicas de respaldo a los pensionistas fuera el único elemento detrás de su desgaste entre los jóvenes. Además, tampoco permite distinguir entre el efecto cohorte (cuando nace el votante) y el ciclo vital (como cambia con la edad).

Sin embargo, aunque no entra en los procesos, esta evidencia sí es congruente con otras literaturas que hablan de los incentivos políticos para “solidificar” el apoyo de los pensionistas. Aunque sea una simplificación, supongamos que un político interesado en ganar las elecciones tiene que decidir dónde realiza inversión, en programas de juventud o en pensiones. Teniendo que optar entre ambas posibilidades, lo cierto es que está relativamente documentado que las personas mayores tienen una función de utilidad única – la pensión – y que, por lo tanto, se pueden coordinar más fácilmente para favorecer al gobierno que las sube o castigar al que las baja. Por lo tanto, es un colectivo relativamente más inmóvil – en términos de ocupación, por ejemplo – y decisivo en la formación de coaliciones electorales.

La contribución de Mari-Klose viene cuando mira en qué medida la evaluación de las diferentes políticas afectaron a la probabilidad de votar PSOE, refinando así la anterior aproximación. El hallazgo interesante es que los jóvenes tienen una orientación hacia el voto sociotrópica, es decir, que su probabilidad de votar al PSOE se ve afectada por un amplio rango de políticas  (educación, paro, sanidad, pensiones…). Sin embargo, esto no es así entre los mayores. Para estos últimos tan solo su evaluación de las políticas de pensiones y sanidad afectan su probabilidad de votar PSOE.

¿Por qué existe este efecto diferencial? Por un lado, puede ser que los jóvenes, al estar integrados en el núcleo familiar, empaticen más con un amplio rango de políticas a través de la experiencia de sus parientes. Por otro lado, también es cierto que los jóvenes algún día serán mayores (luego también les preocupa su pensión) pero para un anciano su interés en otras políticas (que ya no recibirá) solo puede ser altruista. Sea por lo que sea, el político tiene buenas razones para centrarse en gastar en la Tercera Edad ya que sabe que tienen más efecto “arrastre” sobre el electorado. Gastando en pensiones atraes potencialmente a más gente que haciéndolo en guarderías.

Esto es interesante porque se puede extrapolar a otras políticas. Por ejemplo, cuando hablamos sobre por qué los precarios no se organizan y movilizan para actuar políticamente, puede haber mecanismos similares detrás. O bien en todos los hogares haya un insider con el que empatizas (y aporta ingresos al núcleo familiar) o bien se espera ser fijo también algún día  – mientras que el insider solo puede ser altruista con una situación en la que no espera volver a estar. En todo caso, esta falta de coaliciones electorales de jóvenes/ precarios merecería la pena contrastarla, en especial cuando parece que su ausencia causa la alienación de importantes bolsas del electorado.

Por último, Pau Mari-Klose ofrece dos razones políticas más por las que puede ser que los jóvenes tengan un menor valor político. Por una parte, el hecho de que los jóvenes votan menos. He actualizado el dato que ofrece en su artículo. Mirando la última ola de la Encuesta Social Europea y comparando a los menores de 32 años con el resto de la población, un 54% de los jóvenes españoles declararon haber votado en las últimas elecciones frente al 78% del resto. Esto puede implicar una desventaja para los jóvenes, al menos transitoria, en comparación con otros segmentos de edad. Votan menos, luego (electoralmente) valen menos.

En este brevísimo post de David Liozain se señalaba una hipótesis alternativa: La diferencia en el peso demográfico relativo de los jóvenes podría apuntar razones por las que se producen movilizaciones  en unos momentos y no en otros. En un contraste rápido, mientras que en la España de 1970 o la Francia de mayo de 1968 la población joven era de en torno al 30%, en Grecia o en España hoy está por debajo del 20%. Por supuesto, la comparativa temporal es problemática – la estructura demográfica nada tiene que ver con la de los setenta – pero la idea puede refinarse un poco si pensamos que el peso demográfico de los jóvenes da una idea aproximada de lo que cuentan en votos para los partidos. Cuantos menos sean, menos valiosos son para incorporarlos a sus coaliciones de electores.

El segundo argumento que ofrece Mari-Klose es que entre las décadas de los 80 y principios de los 90 los jóvenes eran muy poco proclives a votar a Alianza Popular/ Partido Popular. Dado que no existía una alternativa política creíble (en especial porque se la situaba muy a la derecha), esto hizo que mecanismos efectivos de sanción electoral fueran poco determinantes ya que los jóvenes no se coordinaban en una plataforma alternativa. Esto no parece muy diferente, salvando las distancias, a lo que tenemos hoy.

De hecho, no solo la identificación de los intereses de los jóvenes es más complicada – se trata de un segmento de ocupación más volátil – sino que, lejos de coordinarse, el colectivo de los jóvenes está mucho más polarizado que el de los adultos. En esta entrada Albert Falcó y yo señalábamos este fenómeno para España. Recordad, cuando se desagregaba por nivel de estudios y tipo de posición ocupacional, los jóvenes estaban cada vez más separados en el eje izquierda-derecha. Por lo tanto, parece que los jóvenes van a estar lejos de agruparse detrás de unas siglas que puedan impulsar políticas más decididas en su favor. Lejos de coordinarse, se están separando cada vez más.

En resumen, mientras que en el post anterior mostraba que había pocos “empresarios políticos” y referentes intelectuales para impulsar las políticas juveniles, en este he señalado que los incentivos electorales también son escasos. Los jóvenes son un colectivo que cada vez está más menguado y que es conceptualizado como transitorio. Sin embargo, como dije al principio de la serie, ello no está exento de implicaciones políticas. Básicamente, es lo que explica estar pagando (de nuevo) los platos rotos de la crisis. Si los jóvenes no son capaces de organizarse de manera que hagan virar las políticas en España, seguirán pagando el precio cada vez más insoportable. Dicho crudamente: O logramos que la política se haga con nosotros o seguirá haciéndose en nuestra contra.


19 comentarios

  1. Alatriste dice:

    En resumidas cuentas, que los jovenes en política cuentan menos que los mayores porque se abstienen con mucha más frecuencia, cuentan aún menos para los partidos moderados porque suelen ser más radicales, para todos cuentan menos que hace 20 o 30 años porque hay sencillamente menos jovenes, y además es más difícil movilizarlos porque sus intereses son mucho más dispersos.

    A mí me suena bastante lógico pero las implicaciones son muy graves…

    Otro factor interesante es que un análisis orientado solamente a los individuos sugiere que los jovenes deberían obviamente movilizarse contra los insiders, pero que este tipo de análisis puede ser muy engañoso… uno orientado a las familias aporta una perspectiva mucho más ambigua: el joven outsider pertenece a un núcleo familiar en el que los recursos los aportan insiders, sus padres, de modo que una política dirigida a favorecerle, aunque esté bien pensada y sea justa, a corto plazo puede perjudicarle seriamente…

    • FE dice:

      La implicación más grave es que estamos es un círculo vicioso: cuanto peor sea la situación de los jóvenes, menor será la natalidad, con lo que habrá menos jóvenes… y así sucesivamente hasta que todo el sistema se hace insostenible.

      No sé si es realista pensar que esta situación tiene solución a estas alturas, cuando la mediana de edad en España ya pasa con holgura de los 40 años.

      En las poblaciones envejecidas no hay revoluciones.

  2. AmalricNem dice:

    La frase final es MUY BUENA

  3. Uno que pasa dice:

    ¿Habéis intentado estructurar este discurso en una clase media de Ciencias Políticas?

    Porque os aseguro que os habrán llamado neoliberales hace media hora.

    Es lamentable el nivel de los jóvenes de este país, o están alienados por el discurso pepero o se creen a pies juntillas todo lo que se vomita en La Sexta. Creedme cuando os digo que no hay solución si la revolución tiene que venir de gente cuya retórica recuerda a la de los socialdemócratas del XIX.

  4. A ver si lo entiendo:

    La tasa española de paro es demencial. Superior al 50%, y en algunas regiones, como Andalucía, superior al 60.

    El Gobierno, independientemente del color de la camiseta del gobernante -plantear a día de hoy, mirando los hechos objetivos, si unos son de izquierdas o de derechas, es una bobada- ha delegado semejante responsabilidad (la de la legislación laboral) en patronal y sindicatos. Y tenemos la tasa de paro que tenemos con sus propuestas.

    Como lo anterior no ha funcionado en términos generales (la tasa de paro ni se plantea), el gobierno reforma las leyes laborales, si bien no se aborda la tasa de paro juvenil (o se hace de forma intrascendente).

    Y la tasa de paro juvenil sigue aumentando.

    El joven, a lo mejor, lo que pide no es que le ayuden, sino que no le estorben cuando quiera encontrar un empleo. Pero como el Estado es como es, y si no cumples con su ley acabas en la cárcel, la única esperanza de los jóvenes es esperar a que los políticos españoles (me da igual el color de la camiseta) les miren un poco. Unos políticos que, como comentas, que no tienen ningún incentivo para tenerles en cuenta.

    Si a día de hoy los jóvenes sólo pueden esperar a que los políticos hagan algo por ellos, lo mejor que pueden hacer es emigrar. O dedicarse al terrorismo anarquista. El resto son unicornios.

  5. Una pequeña corrección. Cuando habla de la tasa de paro española, me refiero a la tasa de paro juvenil. La tasa de paro a secas sólo ronda un mucho más satisfactorio 25%.

  6. Epicureo dice:

    Falta en el análisis el hecho de que los jóvenes son los hijos y nietos de los mayores.

    Puede considerarse altruista el que la gente se preocupe por sus hijos, pero es un altruismo muy «natural» por así decirlo. Y no depende de la cantidad de hijos que se tengan; los hijos únicos, de hecho, suelen ser la niña de los ojos de sus papás y no digamos de sus abuelos.

    También hay el factor egoista de que, en España, si no en otros países, los padres suelen ayudar a los hijos castigados por el paro, por muy creciditos que estén. Y esto es una carga bastante grande, aún con las «generosas» pensiones españolas.

    Así que no es tan inverosímil pensar que las políticas juveniles pueden resultar atractivas para los mayores, incluso en detrimento de las políticas hacia los propios mayores. Lo único que hace falta son argumentos para convencerles de que esas políticas van a ser reales y van a ser efectivas.

  7. Mig31MN dice:

    La tesis de Liozain es inquietante y plantea un futuro aún peor. Sería interesante ver como afecta un creciente porcentaje de los llamados «inmigrantes de segunda generación» sobre el total a la oferta política dirigida a los jóvenes.
    Y una pregunta que se soslayaba en los dos posts: ¿qué es joven? empezando por ¿a qué edad se deja de ser joven? Porque el autor se considera joven… y tiene menos de 30, dos requisitos pero ¿son los únicos?
    Para acabar: la frase final se parece muuuucho a aquella de Antonio Machado: «Haced política, no dejéis de hacerla, porque si no hacéis política, la política se hará sin vosotros, y muy probablemente, contra vosotros.»

  8. juan dice:

    Los jóvenes has sido engañados vía Erasmus, vía vuelos baratos gracias a tanto aeropuerto que admite más capacidad para lineas low-cost, etc de lo guay que es Europa y que bien que cayese el Muro.

    Pues bien, aquel Muro tenía a Merkel detrás a buen recaudo, y marcaba una competencia de sistemas, que hacía que se atenuesen los posibles excesos del «nuestro», el capitalismo. Aunque asumamos que el capitalismo pueda ser mejor sistema, no lo es de cualquier manera, o de cualquier manera deja de serlo para muchos.
    Los autores intelectuales de aquellos, el traidor de Gorbachov, Reagan, la Thatcher y el dictador del Estado Vaticano en aquel momento JPII se encontraron con cómplices bobos tipo Kohl y González.

    A día de hoy los jóvenes españoles que podrían estar en fábricas textiles, de juguetes, de gres están fuera del mercado, porque la UE bajo dominio alemás creen en el «libre comercio» y ha quitado todas las barreras a China….excepto para lo que ellos fabrican en Alemania, por ejemplo paneles solares, trenes de alta velocidad, etc….

    La política que condena a los jóvenes es la sumisión a un ente supranacional no democrático donde además el peso de las decisiones lo tienen aquellos que trataron de dominar Europa con 2 guerras mundiales que perdieron. De chiste.

    Y ellos con la pasividad y complacencia de los jóvenes devotos del interrail los están condenando a la esclavitud…pronto seremos solo camareros o empleados de geriátricos con sueldos mínimos para servir a los hijos de los que perdieron aquellas 2 guerras.

    • Josei dice:

      Creo que llegas unas cuantas décadas tarde. Y aún así, el discursito proletario no hubiera tenido sentido alguno, y menos con una entrada que nada tiene que ver.

      • juan dice:

        Tiene que ver porque la anunlación de competencia entre sistemas es lo que deja a los jóvenes sin salidas.
        Por cierto, ahora proletario no, soy un pequeño empresario pasándolas canutas como muchos, y viendo como “las barreras y las protecciones” sólo se fijan en interés de unos pocos.

        Y tiene que ver porque la juventud de los países humillados, siendo los que sufren las consecuencias principalmente tiene la oportunidad de unirse, formar alternativas claramente anti-establishment y tratar de obtener un buen resultado en las elecciones europeas. Combinado con un buen resultado de UKIP podrían hacer que por fin se tambalease el chiringuito de Rompy, Almunia, Barroso y resto de marionetas de Goldman Sachs.

        • Epicureo dice:

          Lo que había antes de 1989 quizá no fuera exactamente competencia entre sistemas (el sistema soviético poco podía competir) sino más bien un coco que daba miedo a las élites capitalistas, una advertencia de lo que les podía ocurrir si no se moderaban. Sin esa advertencia, la moderación desaparece. En Estados Unidos y Gran Bretaña ya han conseguido volver a los niveles de desigualdad anteriores a 1929. Ahora nos toca a los europeos, empezando por los que no hablamos lenguas germánicas.

          Y aquí sólo se habla de que los jubilados y algún que otro insider más, todos residuos del pasado a extinguir, podrían forzar un poco a su favor la redistribución de lo que quede. Bueno, tal vez.

          Pero volviendo un poco al tema del post, no hace falta una población joven para que haya una revolución. Liozain toma puy pocos puntos. Se olvida de los países del este de Europa, que tenían poblaciones ya bastante envejecidas en 1989. Así que más vale que no se confíen.

          • juan dice:

            De hecho es más probable que la sublevación salga de los mayores, los que saben como los alemanes ayudaron a hurtar la democracia, como masacraron Gernika, como los americanos pasaron de España, no eramos dignos para que nos liberasen parece ser…

            La mentira de la CEE para que no hubiese guerras (pseudoexcusa para lo del premio Nóbel) era eso, una pseudoexcusa. Para asegurarse de que no hubiese más guerras debería haberse dejado cada pueblo y ciudad germana como los ingleses tuvieron a bien dejar Dresde. Aún estarían retirando cascotes en vez de hacer lo que les gusta, hacer sufrir y explotar a los demás.

            Los jóvenes no van a resolver esto, el programa de lavado de cerebros llamado Erasmus complementado por interrailes, low costs, y pensiones baratas para el October First han surtido efecto y las víctimas tienden a ver a sus potenciales verdugos como colegas. Afortunadamente el único recorte positivo va a ser el de las erasmus.

            Ójala los jóvenes se plantaran como en Grecia apoyando mayoritariamente a partidos como Syriza, que si no ganó fue por los chantajes día sí y día no e intromisiones ilegítimas en campaña de poder no democráticamente elegido de la UE.

    • Gus dice:

      Este es el punto al que nos quedaba llegar; al de la añoranza del comunismo, no el idealizado como el de Cuba, ni el eventualmente alcanzable (suponemos que cuando resuelvan lo de la criminalidad) como en Venezuela, sino el Comunismo realmente existente; al que se enfrentaban los trabajadores del astillero de Gdansk, el de los procesos de Moscú, la ley marcial en Polonia y el de los tanques del pacto de Varsovia en Praga. Y tú justificas eso basándote en algo que has leído sabe dios en qué novela sobre la competencia de sistemas.

      En un artículo sobre jóvenes tu crees que lo que hay que lo pertinente es un comentario sobre que sin reunificación alemana vivíamos mejor (habrá que ver qué pensaba la gente que estaba fichada por la stasi) y que todo es culpa de Gorbatchev. Hazte un favor, vete a jugar a Red Alert a hacer competencia de sistemas y deja lo de tener opiniones sobre temas serios a los mayores.

      • juan dice:

        Si quieres comparamos cv’s ya que descalificas y entras en el ad hominen.
        Respecto a la Stasi, pues no está bien, pero ya vemos que al lado de la NSA y la CIA casi que quedan como aficionados.

  9. juan dice:

    Tiene que ver porque la anunlación de competencia entre sistemas es lo que deja a los jóvenes sin salidas.
    Por cierto, ahora proletario no, soy un pequeño empresario pasándolas canutas como muchos, y viendo como «las barreras y las protecciones» sólo se fijan en interés de unos pocos.

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