Economía

Hacia una reforma creíble: perspectivas sobre el debate de las pensiones (I)

13 Jun, 2013 - - @jorgesmiguel

Artículo escrito en colaboración con Cives

Desde Politikon seguimos intentando aportar algo de perspectiva en el debate sobre la propuesta de reforma de las pensiones, un asunto que nos parece de la máxima importancia. En este artículo enumeraremos primero algunas de las razones por las que la reforma nos parece necesaria, basándonos tanto en consideraciones demográficas y económicas como políticas; y en una segunda entrega nos centraremos en la sostenibilidad política de la reforma y en los equilibrios generacionales e intertemporales precisos para que resulte creíble su mantenimiento en el futuro.

El peso económico de la demografía

Todos los estados de bienestar occidentales se enfrentan al reto del envejecimiento y el caso español no es una excepción. A pesar de que, como veremos, este reto obliga a repensar muchos aspectos de nuestras políticas sociales,  es necesario destacar que el envejecimiento es una consecuencia de desarrollos considerados positivos, tales como una mayor esperanza de vida y la menor natalidad causada por la incorporación de la mujer al trabajo, así como cambios en los hábitos sociales. Estos desarrollos, que caracterizan a cualquier sociedad moderna, causan inevitablemente que la estructura de la pirámide poblacional impacte sobre la sostenibilidad del estado de bienestar.

A legislación constante, al aumentar el número de jubilados y la edad media de la población, varias partidas de gasto, especialmente las pensiones y la sanidad aumentan; mientras que los ingresos fiscales, que dependen del número de trabajadores activos, no lo hacen al mismo ritmo. Se produce por tanto un desajuste entre los gastos y los ingresos, con un correlato natural en forma de conflicto intergeneracional de intereses entre trabajadores y jubilados. Este desajuste debe encajarse de una forma u otra: bien gastando menos, de forma que sea la generación de jubilados la que lo absorba, bien ingresando más por trabajador, de forma que sea la generación de trabajadores activos la que lo vea repercutido en sus salarios.

La elección de una fórmula para cuadrar esta situación es, inevitablemente, política. Pero, para que esta decisión pueda tomarse de forma óptima, debe hacerse a partir de una información precisa sobre lo que está en juego y de alguna concepción normativa de la equidad intergeneracional. Mientras que este último aspecto puede depender más o menos de la visión de cada uno, el primero está claro: existe una repartición de la carga en la que lo que ganen los trabajadores jóvenes lo perderán los mayores y viceversa. Este hecho, básico, del conflicto político intergeneracional está demasiado a menudo oscurecido en las discusiones que tienen lugar sobre el eje izquierda-derecha, que se ajusta mal a este problema.

Por qué reformar ahora: la reforma de las pensiones como alternativa de ajuste fiscal

El sistema de pensiones, dada una estructura demográfica y una serie de biografías de cotizaciones, puede verse como un conjunto de obligaciones de pago futuras, exactamente igual que la deuda. En la coyuntura actual todos los estados occidentales se enfrentan a una necesidad de consolidación fiscal a medio plazo. Más allá del mal planteado debate sobre la “austeridad frente a crecimiento”, el verdadero dilema no es sobre si consolidar o no, sino sobre la velocidad del ajuste.

El principal argumento a favor de acelerar la consolidación en un contexto de recesión es el problema de la credibilidad, que afecta directamente a los costes de financiación. Conforme un Estado acumula deuda, las obligaciones de pago futuras aumentan y también lo hacen los intereses que debe devolver por la deuda acumulada. El valor nominal de esas promesas de pago se vuelve menos creíble ya que no es descartable que el Estado decida dejar de pagar en algún momento del futuro si la carga se vuelve inaceptable con el efecto de aumentar los costes de financiación. Este efecto se retroalimenta: cae la credibilidad del estado, aumentan los costes de financiación, aumenta el volumen de la deuda y vuelve a caer la credibilidad. Finalmente, el hecho de que la deuda pública sea un activo seguro y muy usado para almacenar riqueza hace que su depreciación ligada a la pérdida de credibilidad del estado tenga efectos sobre el crédito y el consumo a través del acelerador financiero (pdf). En este contexto, sigue el argumento, acelerar la consolidación envía una señal creíble de la capacidad del Estado para poner su casa en orden reduciendo el volumen de deuda y la carga del pago de intereses.

El argumento a favor de un aterrizaje suave es bastante más simple: en una situación en la que los agentes económicos están financieramente ahogados, una política de reducción del gasto deprime inevitablemente la economía. Desde un punto de vista macro, uno de los canales de estabilización fiscal -que es especialmente relevante en un contexto de restricción crediticia como el actual- es el papel del sector público como intermediario entre individuos sin capacidad para endeudarse y los que no se atreven a gastar, de forma que los primeros puedan mantener sus trayectorias de gasto. El impacto de una recesión suficientemente profunda, además, es el de generar efectos de histéresis, con trabajadores atrapados en trampas de pobreza o de inactividad y depreciando el capital humano de la economía. A esto se añaden las muy obvias razones de equidad para combatir el desempleo y tener una red de apoyo a las personas más vulnerables durante una recesión.

Con estas consideraciones en mente es posible sostener que, al margen de si uno considera de más peso los argumentos a favor de una consolidación más lenta o más acelerada, existen argumentos para privilegiar la reforma de las pensiones frente a otras reformas de la estructura de gasto.

La primera razón es que esta es una gran reforma pendiente. No hay una razón convincente para pensar que el resto de partidas de gasto social vayan a dispararse o necesiten ser estructuralmente reformadas, así que cualquier reforma que se haga por razones de ajuste fiscal debería tener un carácter temporal, mientras que las pensiones deberán soportar el ajuste tarde o temprano debido al envejecimiento. Una reforma del sistema de pensiones hoy simplemente adelanta trabajo.

En segundo lugar, como Peter Diamond sugirió en su conferencia en Madrid de hace varias semanas, mientras que la reducción de otras partidas de gasto afecta al consumo y al bienestar de las familias en el presente sin que estas puedan, debido a la delicada situación financiera, hacer nada inmediato por solucionarlo, una reforma de las pensiones tiene efectos en el futuro. Desde un punto de vista de la solvencia a medio plazo, la consolidación fiscal por otras vías y la de la reforma de las pensiones son parcialmente sustitutivas, pero la segunda da a las familias un margen temporal para adaptarse. En otras palabras, mientras que la reducción de la pensión a diez años vista da la oportunidad a un trabajador de adaptar sus hábitos de consumo o ahorrar para compensar su pérdida de poder adquisitivo, el recorte del seguro de desempleo o un aumento del IVA tiene un efecto inmediato sobre su poder adquisitivo; algo que, consideraciones de equidad aparte, es mucho más contractivo para la economía.

Por tanto, en la medida en que es una medida alternativa de mejora de la solvencia económica del sector público y en que se trata de una tarea pendiente, una reforma del sistema de pensiones es una señal de credibilidad que traza un plan sobre cómo se repartirá inter e intrageneracionalmente el ajuste.


27 comentarios

  1. Pedro dice:

    Hola,

    La verdad es que esperaba alguna propuesta concreta sobre la reforma de las pensiones y no una explicación de por qué es importante una reforma del sistema para ganar crebilidad como país y como deudor.
    Si el problema es ganar credibilidad como deudor entonces la conclusión a la que se va a llegar está clara: Bajar las pensiones. Parece que lo único que se discute es la distribución de esa bajada entre los distintos grupos de pensionistas futuros.

    Yo he hecho una reflexión absolutamente distinta sobre la insostenibilidad del sistema de pensiones:

    http://larepublicaheterodoxa.blogspot.com.es/2013/06/que-hay-que-hacer-con-las-pensiones.html

    Que es relativamente breve y no he querido desarrollar mucho.
    No lo dije en el texto pero yo sí estoy a favor de aumentar los años de trabajo y retrasar la edad de jubilación pero compensándolo con una red fuerte de dependencia, que es uno de los problemas que va a generar el aumento de la esperanza de vida más allá de las pensiones. Esto lo comenté al final de este texto hace dos años: http://larepublicaheterodoxa.blogspot.com.es/2011/02/el-hundimiento-de-la-socialdemocracia_28.html

    Saludos,

  2. Nacho dice:

    Hola,

    ¿Ya ha caducado la reforma de 2011?¿Le ha dado tiempo?¿O nació caduca?

    Las proyecciones demográficas de una y otra no pueden diferir tanto como para que su influencia como factor en la decisión varíe demasiado, y el tema de la credibilidad, en cuanto a las pensiones, con un Fondo de Reserva de 67.000 millones, no debiera pesar tanto como en otros aspectos de la economía. Por lo menos no debería ser lo más urgente.

    Parece claro que tenemos un problema. Esto ya parecía claro en 2011 y se hizo una reforma con el acuerdo de sindicatos y empresarios.

    No parece que tenga sentido volver a empezar en algo que ha hicimos hace 2 años.

    ¿No?

    Saludos

    • Alatriste dice:

      Nacho, la reforma de 2011 no se aplica – o aplicaba – de golpe, sino con largos periodos transitorios. Por ejemplo, el paso de 65 a 67 años se aplicaría en 2027, y el factor de sostenibilidad – está previsto en la reforma crear uno – actuaría por primera vez en el año 2032. No es que haya caducado, es que apenas ha empezado un poquito a existir.

      ¿Por qué las prisas? Creo que por lo que dice el artículo. La reforma de 2011 estaba planeada pensando sobre todo en la sostenibilidad de las pensiones, sin olvidar la credibilidad. El gobierno Rajoy, en cambio, está pensando sobre todo en la credibilidad… que es otra forma de decir que sigue intentando invocar al Hada de la Confianza ( y sí, esto tiene un poco de mala leche reconcentrada por mi parte).

  3. dalek_fan dice:

    ¿Se ha introducido algún mecanismo que evite «infrapensiones» ? Porque la grandilocuencia en torno a la sostenibilidad y demás, está muy bien, pero si lo que consigues al final es un reparto ordenado de miseria, eso es como no conseguir nada.

    Y ya puestos ¿en qué situación quedan quienes sostienen familias gracias a su pensión, se ha contemplado también alguna cosa en ese aspecto?
    Preguntaría también qué ocurrirá con quienes no hemos trabajado en nuestra puñetera vida, y cada vez vemos mas imposible cotizar el mínimo, pero ya casi que me lo ahorro.

    • Cives dice:

      No es el tema del post.

      • dalek_fan dice:

        Pues no se, yo cuando se habla de sostenibilidad pienso en eso, en pensiones sostenibles. Tanto el propio sistema como las personas que dependen de él.

        Entiendo que para eso se hace la reforma (jajajajaja). Pero en fin, imagino que eso irá en la segunda parte.

        • Cives dice:

          Uno de los objetivos (posibles) del sistema de pensiones es redistribuir dentro de cada generación y evitar la pobreza en la tercera edad. Aquí estamos hablando de otra cosa: como cuadrar los ingresos con los gastos del sistema de pensiones y como encaja esto en un contexto de consolidación fiscal. Obviamente, para poder redistribuir, el sistema de pensiones tiene que ser capaz de financiarse, pero no es que la pobreza en la tercera edad no me interese, es que es una cuestión distinta..

  4. Capitalismo y Globalización. dice:

    ¿Pero cives no se había ido?

  5. Penny dice:

    ¿No os llama la atención que escaseen escenarios cuantitativos en el debate sobre las pensiones?

  6. barto dice:

    No entiendo cómo se puede decir en el mismo párrafo que » el recorte del seguro de desempleo o un aumento del IVA tiene un efecto inmediato sobre su poder adquisitivo» pero «la reducción de la pensión a diez años vista da la oportunidad a un trabajador de adaptar sus hábitos de consumo o ahorrar para compensar su pérdida de poder adquisitivo». Si el trabajador ahorra, el resultado es que pierde poder adquisitivo, puesto que tiene que dejar de gastar eso que ahorra. A menos que lo que se espere es que el trabajador no ahorre y simplemente viva en la miseria en el futuro.
    Me parece que el problema de las pensiones se presenta aquí de una forma sesgada. En realidad, lo que tenemos es un estado que toma prestado de los cotizantes actuales para pagar las pensiones actuales y que toma prestado de los mercados internacionales para pagar otros gastos. No sé por qué esos dos tipos de prestamistas se tratan de distinta manera. En los dos casos hay alguien prestando dinero al estado y poco importa en qué se gasta ese dinero. Pero así como se modifica la constitución para garantizar el pago a los prestamistas, a los cotizantes actuales se les anuncia que no se les va a devolver su dinero. Se pinte como se pinte, tiene toda la pinta de una estafa. Podrían definir un factor de sostenibilidad de la deuda pública y explicar a los prestamistas que se les pagará si se puede, como se hace a los cotizantes actuales (y obligarles a prestar el dinero, claro, como se obliga a cotizar a los trabajadores).

    • Cives dice:

      «Si el trabajador ahorra, el resultado es que pierde poder adquisitivo, puesto que tiene que dejar de gastar eso que ahorra.»

      El argumento es simple: cuando las familias no pueden endeudarse para suavizar su consumo, es mejor reducir sus ingresos futuros que sus ingresos presentes. Piensa en ello como un crédito que te da el Estado.

    • Cives dice:

      «Podrían definir un factor de sostenibilidad de la deuda pública y explicar a los prestamistas que se les pagará si se puede, como se hace a los cotizantes actuales (y obligarles a prestar el dinero, claro, como se obliga a cotizar a los trabajadores).»

      Eso es una propuesta que ya existe http://www.iadb.org/res/centralbanks/publications/cbm34_165.pdf y que a mí me parece bastante sensata. El problema es que hasta ahora el sector público no saca bonos indexados….

    • Solus dice:

      «Podrían definir un factor de sostenibilidad de la deuda pública y explicar a los prestamistas que se les pagará si se puede, como se hace a los cotizantes actuales (y obligarles a prestar el dinero, claro, como se obliga a cotizar a los trabajadores).»
      El problema es que a los prestamistas que compran deuda pública no podemos obligarles a que presten el dinero, como sí ocurre con los trabajadores que cotizan. Si nuestros ingresos superasen nuestros gastos podríamos plantarnos y obligar a una quita o algo parecido; como no es así, y vamos a seguir necesitando que nos presten dinero, más vale darles confianza y garantías no vaya a ser que dejen de darnos dinero.
      Vamos, que es como decir que cuando Hacienda te exige dinero por una deuda impagada habría que actuar igual que cuando un amigo te pide prestado dinero. Haz la prueba y ya verás.

  7. […] Hacia una reforma creíble: perspectivas sobre el debate de las pensiones (I) […]

  8. Epicureo dice:

    Creo que no es muy acertado presentar la reforma de las pensiones como una «consolidación fiscal». La caja de las pensiones y la caja del Estado son distintas, y la de las pensiones no tiene deuda.

    Aparte de esto, dado que la reforma no puede recortar las pensiones actuales ni debería quitar muchos derechos de golpe a los actuales contribuyentes, incluso con un recorte considerable (que ya se da por hecho) pasarán bastantes años, quizá décadas, antes de que se note en el presupuesto. Para entonces la consolidación fiscal o ya se ha hecho o será demasiado tarde.

    El único argumento que queda es la llamada al «hada de la confianza», que se supone que premia cualquier reforma recortista independientemente de que sus efectos se noten o no. Pero ya hemos visto en diversas ocasiones que el hada es insaciable y olvidadiza…

    • Cives dice:

      Contablemente son distintas, pero desde un punto de vista economico el presupuesto del estado es unico y los compromisos de gasto como las pensiones son pasivos en el sentido economico del termino. Esto tiene sentido verlo a medio plazo.

    • Cives dice:

      O dicho de otra forma: parte del argumento a favor de consolidar cuanto antes es evitar que la dinámica de la deuda se dispare. Si por ejemplo debes un pib, tu pib no crece, la inflacion es cero, entonces cada año tu deuda sobre el pib crecería a una tasa igual a la suma de los intereses sobre la deuda mas el deficit y esto no convergería a ningún valor finito. es decir el porcentaje de deuda sobre el pib de u periodo depende del porcentaje del periodo anterior y si el crecimiento es bajo y los intereses son altos, puede dispararse porque el stock de deuda crezca solo, aqui no sale mal explicado http://www.economist.com/blogs/dailychart/2011/11/debt-dynamics-0 y aqui un poco mas tecnico https://subversion.american.edu/aisaac/notes/deficits.pdf .

      Si piensas que en un plazo de X años el sistema de pensiones va a empezar a generar deficits, lo que parece razonable es anticipar esos deficit acumulando margen fiscal o no reduciendolo en el presente, de forma que cuando haya que encajar el aumento de los gastos del sistema sin un aumento de los ingresos puedas sacar el dinero de algún sitio sin además tener un mano atada a la espalda por el volumen de deuda. Es decir, es un argumento a favor de acelerar la consolidación. Por ejemplo, Kotlikoff http://www.economist.com/media/globalexecutive/coming_gen_storm_e_02.pdf es alguien muy pesimista sobre el i pacto fiscal de la demografía en el futuro y es por tanto fiscalmente muy conservador. Si no esperas que el sistema de pensiones vaya a generar deficit porque lo has reformado, entonces el argumento a favor de acelerar pierde fuerza.

      • Epicureo dice:

        Que conste que yo entiendo el problema demográfico y que la reforma de las pensiones es necesaria; que una reforma según las líneas del informe (aunque con bastantes matices) es posiblemente inevitable; y que cuanto antes se acometa menos traumática será al final.

        Mi objeción es contra la idea de que la reforma vaya a tener algún efecto real sobre la crisis económica que estamos sufriendo ahora mismo, porque sus efectos se harán notar demasiado tarde, y no creo demasiado en el hada de la confianza. Los profetas del desastre suelen tener más clientela que los profetas del paraíso, y cuando la gente cree en las profecías tienden a autocumplirse.

        Pongamos que nos creemos el apocalipsis de Kotlikoff, que recomienda a la gente, como única solución, ahorrar como locos (literalmente) y acumular oro. ¿Te imaginas cómo iría la economía si todo el mundo le hiciera caso? Profecía autocumplida.

        Incluso en el caso de las previsiones menos pesimistas del informe, lo que veo es que se está enviando un mensaje de impotencia. Se dibujan unas líneas extrapolando las tendencias actuales durante 40 años (!) y se tratan como si estuvieran grabadas en piedra; no se puede hacer nada para cambiarlas y sólo nos queda prepararnos para el triste futuro.

        • Cives dice:

          No, lo del oro creo que no lo dice en ningún sitio.

          Las tendencias que se dibujan son unas más robustas y otra menos. Las demograficas son bastante faciles de calcular: hay gente que previsinle estara jubilada en diez o quince años y gente que estará activa. Las economicas algo menos, pero es un horizonte donde se puede acotar.

          Aún asi, con un factor de sostenibilidad lo que garantizas es que el sistema va a mantener un equilibrio entre ingresos y gastos según cuál sea el escenario y dado que ( me parece) un escenario donde haya una desajuste importante es lo suficiente probable ¿no crees que tiene sentido dejar claro por adelantado lo que se va a hacer en cualquiera de los casos?

          • Epicureo dice:

            Estoy de acuerdo con el factor de sostenibilidad. Pero no con que de aquí a 40 años no se pueda hacer una política para estabilizar la demografía. ¿A nadie se le ha ocurrido hacer algo para fomentar la natalidad? ¿Y cómo pueden prever la inmigración?

            Cita literal del extracto de Kotlikoff:

            «Oh, and one other suggestion. Because the government is doing everything it can to stoke up the fires of inflation, consider the age-old shelter of investing in gold.»

            • Cives dice:

              Vaya, no recordaba ese pasaje.

              Si, las políticas familiares son muy importantes y es parte de las solución en mi humilde opinión porque fomenta la participación de la mujer (y eso reduce la tasa de dependencia), fomentan la natalidad y además generan bastante igualdad. Este libro está muy bien http://www.amazon.es/Incomplete-Revolution-Adapting-Welfare-States/dp/0745643167/ref=sr_1_6?ie=UTF8&qid=1371381828&sr=8-6&keywords=esping+andersen

              Otra parte de la historia es tener política de integración de inmigrantes más amables (aunque puede ser un problema si te importan los salarios de los trabajadores españoles menos cualificados; hay un tradeoff).

              Pero la del fomento de la natalidad es una política con límites marcados, entre otras cosas por el problema del cambio de hábitos sociales y modelo de familia. Hablo (muy) de memoria, pero el número de hijos por mujer deseado creo que estaba en alrededor de dos y algo y el que se tiene actualmente algo menos de uno y medio. Para que el problema demográfico dejara de ser relevante tendríamos que empezar a tener alrededor de cinco (!) y para eso salvo pincharle los condones a la gente no se me ocurren muchas soluciones además de que podría ser problemático con la igualdad de género y yo no estoy por la labor, la verdad. 🙂

  9. Phoenix dice:

    «Creo que no es muy acertado presentar la reforma de las pensiones como una “consolidación fiscal”. La caja de las pensiones y la caja del Estado son distintas, y la de las pensiones no tiene deuda.»

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