Política

En la Transparencia confiamos

28 May, 2013 - - @kanciller

Donde hay mucha luz, la sombra tiende a ser profunda

Johann Wolfgang von Goethe

De un tiempo a esta parte hemos visto como en todas las democracias occidentales ha habido una caída en la confianza en nuestras instituciones políticas. En España, con la crisis económica desatada y la incapacidad de nuestros representantes para responder, la dolencia se ha vuelto todavía más aguda. Ante esta situación han aparecido una serie de remedios comunes para paliar dichos males, para volver a enganchar (si alguna vez lo estuvo) a la ciudadanía con la política. Una de las medidas más populares es la “transparencia” puesta en genérico. Una demanda que no solo es popular entre consultores y ciudadanos de a pie, es que incluso el Gobierno ha comprado como parte de su paquete de “regeneración democrática” en la Ley de Transparencia.

Los defensores de la transparencia argumentan que es urgente que las instituciones se muestren a la sociedad a corazón abierto, eliminando la opacidad su funcionamiento y, especialmente, la de su presupuesto. De hecho, argumentan que la transparencia debería extenderse a tantos ámbitos como sea posible. Al ser esto así, se permitiría al menos dos efectos positivos. El primero es permitir más control interno y externo, más rendición de cuentas en la tarea de los gobernantes y actores políticos. El segundo es que permitiría el restablecimiento de la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. Una suerte de nuevo contrato social, como argumentan aquí. Dado que hoy tenemos la tecnología necesaria para hacer fácilmente accesible la información, luego no hay excusas para no dar pasos en ese sentido.

Sin embargo, creo que es más que discutible la posibilidad de reestablecer la confianza de los ciudadanos en sus instituciones por esta vía. Es más, lo que yo argumentaría es que a determinado nivel lo que tenemos es un trade-off, un equilibrio, entre ambas dimensiones. Para respaldar esa idea me apoyaré en el politólogo e intelectual Ivan Krastev, cuyos concienzudos argumentos desarrolla en esta conferencia.

Primero, partamos de una realidad evidente: Acabar con el secreto no implica el nacimiento del ciudadano informado. Es importante que tengamos en cuenta que ofrecer acceso a algo no es lo mismo que requerirlo – basta con ver el éxito limitado de algunas dinámicas de democracia directa. Si España es el país a la cola de información política de toda Europa, incluso alejada de nuestros tradicionales vecinos como Portugal o Grecia, eso ya apunta alguna cosa que no puede dejarse de lado sin más. Pero lo interesante es explorar la dimensión de la transparencia en sus propios términos por lo que toca al proceso democrático.

Los partidos políticos y administraciones, cada vez más, están tendiendo a hacer públicas las cuentas y colgarlas en sus páginas web. Esto es algo que tiene visos de generalizarse, algo que vende bien. Ahora, ello no deja de lado una dinámica por la que a medida la información que se va haciendo pública tiende a una mayor banalización e irrelevancia. La mayoría de las veces no nos dice gran cosa sobre el emisor. Una partida de gasto en personal no nos dice gran cosa de las prioridades políticas de un partido. La gran filtración de nuestro tiempo, Wikileaks, no tardó mucho en quedar reducida a una sucesión de chismorreos sobre lo que pensaba EEUU de nuestros políticos. No nos dijo nada sobre la política exterior de ese país (y de muchos otros) que no supiéramos ya.

Basta con mirar otro caso práctico como es colgar las nóminas de nuestros políticos en Internet. Esta práctica es interesante por su curioso doble efecto: Si bien conocemos lo que cobran y en concepto de qué nuestros políticos, siempre terminan en la denuncia de lo abultado de sus salarios (además del morbo del cotilleo). Ante la perdida de confianza querer conocer nóminas es el síntoma, no la cura. Además, no por evidente es menos importante subrayar que la información nunca es un elemento vacuo. La información se vuelve un buen espacio para la manipulación en la medida en que su interpretación siempre es construida desde la política o los medios de comunicación. El uso de la misma siempre va a depender del rol de estos mediadores, donde ni recursos ni tiempo para emplearla son una distribución simétrica de poder. Que nadie espere a las masas empoderadas, solo controles más descentralizados, pero no menos jerárquicos o parciales.

El famoso escándalo de las dietas de los parlamentarios británicos en Reino Unido en 2009 sirve bien para ilustrar la paradoja. Gracias a la Information Act – medida de transparencia pionera – se pudo filtar a The Daily Telegraph las pequeñas corruptelas de infinidad de diputados (tengo evidencia no contrastada de que los que menos la usan son particulares). El escándalo fue tremendamente efectivo para la rendición de cuentas pero dejó totalmente tocada a la confianza en la clase política. Muchos confían en la transparencia como un mecanismo contra la corrupción política. Sin embargo, controles horizontales, preventivos de la corrupción (checks and balances, interventores, etc), son mucho menos ruidosos cara a la opinión pública pero mucho más efectivos. Sobre todo, porque permite abortarla sin manchar. La transparencia, por el contrario, puede tener efectos mucho más devastadores.

Incluso decir que el camino de la transparencia total es un escenario en el que solo hay mejora en la representación también es aventurado. Si los actores públicos representan unos intereses y deben hacer concesiones en una negociación, es fundamental la existencia de espacios de opacidad. Confianza es poder hablar sin tapujos, una lealtad recíproca. Y a mi juicio, es preferible que estos espacios estén institucionalizados. Quizá el ejemplo de las comisiones parlamentarias sea sintomático: Desde que se han instalado cámaras en ellas ya no se negocia, solo se escenifica la postura de máximos.

Creo que esta dinámica de total transparencia no vuelve el discurso más racional sino más bien al contrario, refuerza el inmovilismo. Los argumentos ya están construido antes de sentarnos en la mesa, la deliberación y la negociación es un proceso que solo puede hacerse desde un intercambio libre de pareceres. La transparencia aborta todo ello y el acuerdo deja de ser posible. Pensemos en un ejemplo claro de un partido que está totalmente por la luz y taquígrafos. Si de verdad hubiera habido en algún momento ánimo de negociar, Beppe Grillo no hubiera pedido reproducir en streaming su reunión con Bersani parala formación de gobierno en Italia.

La transparencia tiene una importante gradiente, eso sin duda. No es lo mismo pedir conocer las cuentas de los partidos – o sus tasas de afiliación – que poner cámaras de video en los consejos de ministros. Obviamente, el trade off es más fuerte cuanto más intensa sea la dimensión.

Creo que es lícito querer mejorar el control de los partidos y las instituciones, que queramos registrar y hacer transparente la actividad de los lobbies. Eso es bueno y España sin duda lo necesita. Lo que dudo un poco más es que la transparencia sea exactamente lo que buscamos cuando queremos controlar la política. Aunque dada la opacidad de nuestras instituciones hacerlo puede ser positivo, no creo que nos vaya a salir gratis. Lejos de restaurar la confianza en las instituciones es probable que la deteriore (sí, hay margen para empeorar). Cuando se habla de transparencia esta petición es el síntoma de una confianza que ya se ha perdido; la transparencia es solo la búsqueda de cómo gestionarla.

Una metáfora y una paradoja. Cuando uno tiene una pareja y deja de confiar en ella pedir transparencia total es equivalente a pedir verle los mensajes del móvil. Está bien para controlar lo que hace pero el clima no se torna agradable: Casi mejor cambiar de pareja. La paradoja curiosa. Las instituciones en las que más confía la ciudadanía (CIS abril 2013) son la Guardia Civil (5.71) y la Policía (5.65). Las que menos los partidos políticos (1.83), el Gobierno (2.42) y el Parlamento (2.53). Imaginaos cual de los dos bloques de instituciones es más transparente.


16 comentarios

  1. Pedro dice:

    Hola,

    El artículo me parece que está bastante bien pero creo que es importante remarcar (aunque no hayas dicho lo contrario) que si bien la transparencia no es la panacea y no arregla nada de por si, tampoco es algo que haya que dejar en el cajón por no ser tan efectivo como debería. A veces me da miedo que cuando se quiere desidealizar algo se acabe generando una opinión absolutamente contraria a ese «algo».

    Por otro lado considero discutible esta idea de que no tenemos transparencia porque tampoco la demandamos. Estos son los típicos debates del huevo y la gallina y creo que valen para poco. Demandémosla o no, la transparencia es necesaria, es posible y es buena (con las limitaciones lógicas que has comentado), así que legislemos a su favor y esperemos que así tanto los ciudadanos como los periodistas independientes que generan opinión pública puedan hacer buen uso de ella. Quien sabe, igual potenciamos incluso el interés por la cosa pública, lo que sería positivo.

    Y una puntualización sobre el símil del cambio de pareja, aunque quizá me estoy saliendo del tema central. Este país ha cambiado muchas veces de pareja y alguna vez precisamente por asuntos colindantes con la transparencia (Marzo 1996, 14-M de 2004), el problema de este país es que vamos volviendo con nuestra exnovia de forma cíclica y al final estamos atrapados entre las dos novias de toda la vida que no nos aportan nada sustancialmente diferente.
    Quizá si no estamos conformes con ninguna de nuestras novias es que el marco en que se desarrollan nuestras relaciones no es el adecuado. Posiblemente debemos empezar a marcar nuevas reglas de convivencia y así poder tener una relaciones más felices.

    Saludos,

  2. rrazo dice:

    Reconozco que he leido el artículo demasiado rápido y en diagonal como para estar seguro de que este comentario no está incluido en él pero yo he de decir algo muy sencillo.

    No se pueden tomar decisiones ni criticar lo que no se conoce.

    La transparencia por si sola no arregla nada igual que un teléfono por si solo no te pone en comunicación con un familiar en australia, pero sin transparencia no sabes donde está el fallo y sin teléfono ya te puedes hartar de gritar que no te van a oir.

    La transparencia es fundamental, es básica. Educar a la gente también. Ninguno de los dos factores depende del otro y los dos son necesarios.

  3. David Cabo dice:

    Hola,

    Desde tuderechoasaber.es siempre hemos defendido que, frente a la tendencia del Gobierno a equiparar transparencia con conocer los sueldos de los alcaldes y poco más (algo positivo pero de alcance muy limitado), la transparencia es una herramienta transversal útil y necesaria para multitud de actores en la sociedad civil, que debe incluir información sobre cómo se toman las decisiones, como paso previo a una participación más activa.

    Precisamente estos días estamos escribiendo sobre una serie de casos reales escoceses que muestran cómo ciudadanos particularmente interesados y afectados por ciertos temas pueden detener el cierre de escuelas rurales o destapar una mala externalización de hospitales. (Más historias en los próximos días.)

    Por otro lado, frente a la hipótesis de que aumentar la transparencia puede generar una mayor desafección al mostrar conductas indeseables, existe al menos un experimento que parece indicar lo contrario: «Does transparency generate legitimacy?
    An experimental study of procedure acceptance of open- and closed-door decision-making»
    . Eso sí, el paper también parece indicar que a menudo puede ser suficiente una «transparencia en las conclusiones» (es decir, explicar los motivos de forma coherente), frente a la más costosa «transparencia en el proceso».

    un saludo

  4. Ignatius dice:

    David Stasavage tiene un par de papers sobre esto: a mayor transparencia, más señalización a tu constituency y menor probabilidad de alcanzar acuerdos.

  5. HPerezTapia dice:

    Pablo,

    Una crítica evidente a tu artículo en lo de que los «checks and balances» permiten arreglar el problema sin manchar la opinión pública es que todos los días nos podemos desayunar con un «hoy por tí y mañana por mí» en política.

    Consejos de las cajas de ahorros, comisiones en parlamento de Cataluña, comisión tripartita, repartos de puestos en las cámaras, nombramiento de ex-políticos profesionales como embajadores,… ¿sigo?

    Sin embargo, creo como tú que la trasparencia no sirve de nada si la información no llega al ciudadano pero para ello no necesitamos úna mayor implicación individual, sino un mejor trabajo investigador y de difusión por parte de los medios de comunicación (tampoco erspero mucho por esta vía, la verdad, en un país dónde 2 de los 5 periódicos más comprados son deportivos y el diario económico de mayor difusión nacional está al nivel del «Heraldo de Aragón»).

    Héctor

  6. Lord John Marbury dice:

    La transparencia SÍ es un mecanismo efectivo contra la corrupción política.

    Transparencia es que se publiquen los nombres de los donantes de los partidos, para que luego no reciban adjudicaciones de obras públicas en un quid pro quo.

    Transparencia es que se publiquen los contratos y facturas de las campañas electorales, para que luego no aparezca un Francisco Correa.

    Reproducir negociaciones en streaming no es lo que yo entiendo por transparencia.

  7. Elrohir dice:

    Pues yo creo que esa distinción entre «negociar en las reuniones privadas» y «escenificar tu postura en reuniones con cámaras» no tiene por qué ser un echo inevitable.
    Es cierto que si lo fuera, la necesidad de cierta opacidad sería imprescindible en todo proceso de negociación.
    Pero, repito, no veo por qué tiene que ser así. Si mis prioridades en la negociación son las mismas que he declarado públicamente en el programa electoral, y las ofertas y renuncias hechas durante la reunión se siguen de un proceso racional, ¿por qué habría de molestarme que se sepa?. Si la negociación se extiende en el tiempo, sucediéndose las ofertas y contraofertas, llegando varias veces a callejones sin salida y teniendo que cambiar de opinión en algunos aspectos, podría argumentarse que se generaría una imagen de debilidad, pero ¿no me beneficiaría, a la larga, que se sepa que todos los casos han sido puestos sobre la mesa y que fué la otra parte la que los rechazó hasta que se llegó a un acuerdo?
    Sinceramente, no entiendo cual es la motivación por la cual la negociación tenga que ser secreta para ser exitosa. Es cierto que la experiencia de las comisiones muestra esa tendencia, pero no deja de ser una muestra parcial; a saber, una serie de políticos que estaban adaptados a trabajar a puerta cerrada, y que posiblemente han sido seleccionados por su rendimiento precisamente en ese contexto, demuestran no rendir igualmente a puerta abierta. A mí eso sólo me dice que están poniendo a perros viejos a jugar con reglas nuevas, pero no tiene por qué probar nada sobre las reglas en sí mismas.

    • Alatriste dice:

      Dos citas

      «Siempre que he visto a un bando en una negociación poner su postura por escrito, estaba preparándose para romper las conversaciones»

      «Cada vez que firmo un nombramiento nacen cien resentidos y un ingrato»

      Por un lado está el problema de la rigidez. Si tu postura es detallada y pública, alterarla se vuelve muy difícil… ¿Cuantas veces aparecerían en la prensa y en Internet las palabras «engaño» o «incumplimiento»? Y eso se vería agravado por el segundo problema: si cedes en un punto para ganar en otro y eso se sabe los beneficiados por lo que has ganado no te lo agradecerán, los perjudicados no te lo perdonarán.

  8. pau dice:

    Los países con más salud democrática y con mejor nivel son los que practican más transparencia. Y eso no parte de una evidencia no contrastada.

    La concejal de nuestro partido, en el único pueblo donde hemos podido llegar al gobierno, ha conseguido emitir, a través de la emisora de la población, los plenos municipales. A eso se le llama transparencia.
    Posiblemente muy poca gente buscará la frecuencia, los españoles son así, pero estoy seguro que poco a poco irá entrando, sobre todo cuando lo que se discuta tenga algo que ver con ella. Y cuando descubra que puede opinar y participar del gobierno, al principio le costará, dirá que para eso paga al concejal, pero también poco a poco irá participando, sobre todo cuando se dé cuenta que su representante solo es el que administra su voluntad.
    Todos hemos de aprender lo que significa democracia y gobernarse, «aquí» bastante más de lo que cabría esperar; pero supongo que el adormecimiento al que hemos estado sometidos ha hecho estragos, cosa que favorece al que pretende no ser fiscalizado, por temor a que se descubra su estupidez.

  9. Aloe dice:

    Así que si nos enteramos de lo que hacen y gastan nuestros políticos, todavía disminuiría nuestra confiaanza en ellos. Y el corolario de eso no es que para recuperarla tuviesen que gastar menos, gastar mejor y dar más cuentas de lo que hacen, sino que mejor que no nos enteremos de nada.

    Una propuesta adicional para completar el argumento sería que el ideal político deseable es que todos seamos menores de edad y los políticos ejerzan nuestra tutela y nos administren el sueldo, nos den la paga el domingo y no nos expliquen nada. Total, ya lo hacen con la mitad de la renta nacional…

  10. Pyrrho dice:

    La confianza ya la perdieron siendo opacos, lo que toca es que aprendan a ser transparentes aunque no les interese y les incomode. Que aprendan a hacer otra política, porque aunque lo parezca, ya no estamos en el siglo XVIII.

    Es mucho mejor poder estar informado que no tener posibilidad alguna de estarlo; poder banalizar la información verdadera a magnificar la falsa; o que traten de manipularte con información cierta a hacerlo con pura fantasía. Quien sea ignorante que lo sea por elección y no por imposición.

    Quien quiere negociar en la sombra siempre tendrá su oportunidad, pero es imperativo crear las condiciones para que eso no suceda, y en caso de inmovilización buena es la dimisión.

  11. Marc dice:

    Un gobierno que saca a su presidente en rueda de prensa via pantalla de plasma no puede, ni hacer ni ejecutar como es debido una ley de transparencia.

    Para ser transparente no solo hay que hacerlo sobre el papel sino tener una mentalidad de apertura al ciudadano. Te refieres al canal parlamentario, CSPAN lleva años funcionando en el congreso y ni aumenta ni reduce las payasadas de los congresistas (al menos eso creo).

    Me idea es que los políticos deben entender que son merons empleados de una empresa. Esta empresa, está gobernada por los ciudadanos y como cualquier empresa, es importante que los que la dirigen tengan herramientas de control sobre quienes trabajan para ellos (y no al reves).

  12. Pescador dice:

    «Muchos confían en la transparencia como un mecanismo contra la corrupción política. Sin embargo, controles horizontales, preventivos de la corrupción (checks and balances, interventores, etc), son mucho menos ruidosos cara a la opinión pública pero mucho más efectivos. Sobre todo, porque permite abortarla sin manchar. La transparencia, por el contrario, puede tener efectos mucho más devastadores.»

    Aquí expresas uno de los quids de la cuestión, aunque creo que la interpretación que haces se puede corregir.
    Voy a comenzar con una aclaración : yo vengo del campo de la mecánica, de la ingeniería. Eso indica que o tienes ó vienes de otra forma de razonar
    Aplicado a este tema, la transparencia sería conocer cada una de las piezas de tu instalación y saber en cada momento si su estado es el correcto. Como esto es caro e ineficiente, tenemos nuestro check&balance y actuamos sobre señales. Aquí es donde entran tus auditores y donde empieza mi desacuerdo. Nosotros necesitamos información, obtenida por cualquier medio – desde el vigilante que guarda la instalación hasta el comprador- para ir revisando, afinando y validando ( retroalimentación, feedback, lo que gustes) nuestro método de comprobación. Eso tambien nos causa problemas, pero van en el sueldo. Tu prefieres apartar a los curiosos – dificultando la transparencia- porque eso causa problemas de desapego hacia la pólitica y mantenerlo confinado en una selección de hombres justos – los auditores, tocados de la gracia..- cuyo funcionamiento no vamos a poder testar ni nos queda forma de ver si atinan ó no con los errores.

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