Supongamos, por un momento, que sois un senador del ala izquierda del partido demócrata en el Congreso de los Estados Unidos. El Congreso acaba de tomar en consideración una reforma del sistema inmigración, notoriamente lento, arbitrario e injusto, y se está planteando regularizar la situación de once millones de residentes extranjeros indocumentados que viven en el país.

La reforma es una de las grandes promesas electorales del partido y una de las prioridades legislativas del presidente. Todos los estudios serios indican que mejorará la situación de los inmigrantes y aumentará el crecimiento económico sin perjudicar a los trabajadores nativos de forma apreciable. Desde el punto de vista político la medida probablemente va a favorecer las expectativas electorales de los demócratas, reforzando su posición preeminente en el voto de las minorías.

El texto propuesto, sin embargo, incluye una injusticia: no tiene en cuenta los derechos familiares de los matrimonios homosexuales. Un hombre puede pedir el permiso de residencia para su cónyuge si está casado con una mujer, pero no puede hacerlo si está casado con un hombre. El gobierno federal no reconoce los matrimonios homosexuales, y por lo tanto no concede derechos migratorios a estas parejas.

La semana pasada un colega tuyo en el Senado, Patrick Leahy (Senador por Gotham City Vermont) presentó una enmienda pidiendo la inclusión de parejas homosexuales en la reforma migratoria, potencialmente solventando esta injusticia. El problema, sin embargo, es que varios legisladores republicanos han declarado que no votarán a favor de la reforma migratoria en ningún caso si el texto incluye ese cambio. Con la Cámara de Representantes en manos republicanas, esto la condenaría al fracaso, y la nueva legislación nunca sería aprobada.

Ahora imaginad que la enmienda ha sido presentada, y siendo como sois el Senador  más joven, sois los últimos en votar. La cuenta refleja un empate; tenéis el voto decisivo. ¿Qué decidiríais? ¿Dejaríais la enmienda Leahy morir en comité, permitiendo que la reforma migratoria siga avanzando en el Congreso, o pondríais vuestros principios por delante, apoyándola y condenando la reforma al fracaso?  ¿Cuál sería vuestra decisión?

Contestad en los comentarios, si queréis, antes de seguir leyendo.

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Bueno, aunque es un dilema interesante digno de un episodio (flojo) de «El Ala Oeste» a la práctica es muy poco probable que Chris Murphy o uno de los senadores demócratas de nueva hornada tengan que tomar una decisión parecida. Y por muy buenos motivos.

Primero, Patrick Leahy es de izquierdas, pero en Nueva Inglaterra valoran el sentido común; el senador ya ha dicho que si la enmienda pone en peligro la reforma, va a retirarla. Segundo, los líderes demócratas en el Senado harán filetes a cualquier iluminado que se le ocurra poner la enmienda en circulación de nuevo si Leahy la retira, condenándoles a servir en los comités más mugrientos del Congreso hasta el fin de los días si es preciso. Tercero, si por algún motivo extraño la enmienda llegará a salir (pongamos un senador republicano con sentido del humor/ mala leche decide introducirla) esos mismos líderes la colocarían en algún punto del debate donde los republicanos pudieran bloquearla (filibusterismo; tienen votos suficientes), permitiendo que todo el mundo vote como quiera sin que la enmienda llegue al texto final. Cuarto, los demócratas siempre pueden prometer que cuando la legislación se resuelva en conferencia (la reforma salida de la Cámara de Representantes será muy distinta) los republicanos tendrán la oportunidad de eliminar ese cambio.

Y quinto, pero no menos importante, el Tribunal Supremo va a pronunciarse de aquí un mes o dos sobre la constitucionalidad de la Defense of Marriage Act (DOMA) la ley que prohibe el reconocimiento de los matrimonios homosexuales por parte del gobierno federal. El derecho matrimonial es, en teoría, competencia de los estados, y es posible que el Supremo la invalide. Si esto sucediera, la enmienda pasaría a ser irrelevante, y el gobierno federal (pero no los estados) reconocería los derechos que pide Leahy.

¿Qué quiero decir con este pequeño ejemplo? Tres cosas. Primero, los unicornios no existen, y hay veces que un político debe escoger entre una buena ley con algunas injusticias y defender sus principios. Segundo, parte del trabajo de los líderes de un partido político consiste en evitar que sus legisladores se enfrenten a esta clase de dilemas. Es mucho más fácil ganar elecciones cuando el partido no está escogiendo qué segmento de sus bases van a apuñalar por la espalda, por un lado, y mantener la paz interna es mucho más sencillo si no andas pidiendo imposibles. Tercero, aprobar legislación en Estados Unidos es increíblemente complicado, y por mucho que la reforma migratoria siga por buen camino, queda mucho por hacer.

La política, en el mundo real, es cualquier cosa menos elegante. Nada que no supiéramos.

Y estoy contento que no me dedico a temas migratorios, porque madre del amor hermoso lo que van a sudar este año. Pero ese es otro tema.


25 comentarios

  1. Alatriste dice:

    Defender los principios está muy bien, pero cuando no se trata de luchar a muerte contra el Mal – con mayúsculas – sino de un conflicto interior entre dos principios morales válidos y uno de ellos debe ceder, entonces «El bienestar de la mayoría supera al de la minoría» (Mr. Spock).

    Así que sí, en el caso propuesto me importaría mucho más el éxito de una ley que mejorará la vida de decenas de millones de personas. Lamentaría que incluya un artículo que excluye de sus beneficios a una minoría, pero eso no me detendría.

    Nótese que digo «excluye de sus beneficios». Podría cambiar de opinión muy fácilmente si lo que hiciera ese artículo fuera _perjudicar_ a unos para beneficiar a otros.

    P.S. Otra idea. Si se implantara algo parecido al mandato imperativo, o un sistema para castigar legalmente a quien no cumpliera su programa electoral ¿No acabaríamos en un mar de contradicciones como la propuesta en este artículo, solo que insolubles?

    Si en el programa estuviera incluido

    a) Aprobar una reforma migratoria
    b) Defender los derechos de los homosexuales

    Y los incumplimientos fueran delito, la pregunta se volvería ¿Por cuál de los dos incumplimientos prefieres ser condenado?

    P.P.S. En «esos mismos líderes la colocarían en algún punto del debate donde donde los republicanos pudieran» sobra un donde.

  2. Alnair dice:

    «… aprobar legislación en Estados Unidos es increíblemente complicado …»

    Deberíamos copiar su sistema legislativo. En España tenemos un exceso de legislación tremebundo.

  3. Drissang dice:

    Yo me cargaría la enmienda. Más vale una ley decente hoy que una ley perfecta nunca.

    En todo caso siempre puedes tratar de corregir el problema más adelante. No siempre se pueden ganar todas las batallas.

  4. Josei dice:

    Bueno, en verdad los inmigrantes homosexuales ya no pueden traer ahora, antes de la reforma, sus respectivos cónyuges, por lo que se quedarán igual que antes. Fuera la enmienda.

  5. dennis dice:

    Dejaría caer la enmienda

  6. Teresa Cabarrush dice:

    ¡ Madre mía Señor Senserrich, en qué dilema tan complicado nos mete Usted!, El tema de la migración es siempre uno de los más dificiles de tocar, entretenido el artículo.

  7. Frost dice:

    Aunque lo más práctico sería dejar caer la enmienda, yo creo que la aprobaría. Si la ley se aprueba, nadie sacará nunca adelante el tema hasta sabe Dios cuándo. Sin embargo, aprobando la enmiendo y condenando la ley, aún hay margen de negociación. Los republicanos que dejen de votar la ley enmendada quedarán como extremistas homófobos y yo quedaré bien con las minorías. Mi carrera se verá refrendada, y podré usar la fracasada ley como arma política. Es un poco maquiavélico, pero todo el mundo sale más beneficiado a largo plazo.

  8. Anonadado dice:

    Supongo que la gran mayoría elegimos prescindir de la enmienda: desde el punto de vista general parece la opción más razonable, o «el mal menor», como decían los teólogos. Pero ¿y si fuéramos homosexuales militantes? (quiero decir con militantes el que, por los motivos que sean, nos sentimos muy discriminados y perjudicados por nuestra condición de homosexuales, y pensamos que el problema de la discriminación de los homosexuales es como mínimo tan grave como el de los emigrantes, e incluso más porque nos pasa a nosotros). Seguramente estaríamos contra la retirada de la enmienda, y acusaríamos de homofobia o traición a cualquiera que lo propusiese.

  9. Ferrim dice:

    Yo dejaría caer la enmienda, y creo que tal y como lo expones, casi todos lo haríamos. Está la idea ya comentada de que mejor una ley buena hoy que una perfecta mañana, pero además hay otros matices. Primero, y pensando como lo haría un político: la reforma me favorece electoralmente, así que en el futuro debería tener más y mejores oportunidades de aprobar una ley más de mi gusto. Segundo, ¿cuántos inmigrantes de países en los que está aprobado el matrimonio homosexual se beneficiarían de la enmienda? Porque me imagino que la grandísima mayoría de inmigrantes ilegales en EEUU son de otros países de América, y creo que el único país del continente que reconoce el matrimonio homosexual es Argentina. Dejar morir la enmienda no perjudicaría a ningún mexicano, por ejemplo, y si hay 11 millones de irregulares supongo que mexicanos son varios millones.

    • dalek_fan dice:

      De hecho ya no es solo Argentina. Latinoamérica ha dado un salto importante en derechos LGTB.
      Por ejemplo en México no es legal en todo el país, pero en México D.F. sí. En Brasil también es legal en unos cuantos estados, cada vez en mas.
      En Uruguay es legal en todo el país

      http://es.wikipedia.org/wiki/Matrimonio_entre_personas_del_mismo_sexo

      Sobre la ley, lógicamente trinfaría el utilitarismo. Y de paso los republicanos se seguirían suicidando una vez mas, insistiendo en la oposición a un tema en el que hay una clara mayoría de estadounidenses a favor, como es el tema del matrimonio.

  10. Carlos Jerez dice:

    Lo lamento por los gays pero me importaría mucho más la reforma de la inmigración.

  11. polkillas dice:

    A mí me parecería muy interesante conocer la opinión de alguien que sea homosexual. Aunque si ya siendo hetero es una disyuntiva dura…

    • Nico dice:

      Yo soy gay y vivo en EEUU. Tengo un visado temporal y me gustaria tener un tipo de permiso mas permanente, asi que seria un «perjudicado directo» por la caida de la enmienda.
      Sin embargo, el dilema sigue estando claro para mi: Dejaria caer la enmienda. Los motivos:
      1 – La nueva ley no empeora la legislacion migratoria para parejas homosexuales; solo la mejora para parejas heterosexuales (y para muchos otros inmigrantes). Asi que el resultado neto es sin duda positivo.
      2 – Hay una impresion generalizada de que el Tribunal Supremo va a derogar la ley DOMA en un mes, lo cual eliminaria la discriminacion contra matrimonios homosexuales a nivel federal. Esto tendria el mismo efecto que la enmienda, por lo que no merece la pena gastar energia en una batalla que seguramente se tiene ganada.

    • Ignacio Paredero dice:

      Yo no soy solo gay, sino que también soy activista LGTB y, durante unos años, tuve responsabilidades en la ejecutiva de la FELGTB (la federación estatal de lesbianas, gays transexuales y bisexuales).

      En mi caso, la respuesta es algo más complicada. Para resumirla mucho, depende de si es una reivindicación estratégica del colectivo LGTB y depende de si yo, como legislador, soy también activista.

      Como en tantas otras cosas, nada sucede en el vacío. Si, digamos, hay una campaña específica sobre la igualdad de los inmigrantes LGTB, o es una reivindicación que se ha pedido desde hace tiempo, éticamente legitimo pedirlo y, no lo olvidemos, los derechos humanos y los movimientos sociales que reclaman derechos humanos no piden derechos a medias: o la igualdad total o nada. ESta falta de «compromise» que dirían los Yankis, es necesaria para lograr los objetivos, estableciendolos con firmeza como irrenunciables desde una posición de justicia ética. Y esto es así porque los movimientos por los derechos civiles basan gran parte de su fuerza en legitimidad moral de sus reivindicaciones. Si un movimiento social hace concesiones, se deja gente en el camino, pierde muchísimo mas de lo que gana.

      Asi que si, por ejemplo, yo fuese un representante político (y recuerdo que yo soy militante LGTB) y no fuese el derecho a la inmigración de parejas LGTB lo que estuviese en juego sino que por una carambola legal, estuviese en juego el matrimonio (que es una reivindicación simbólica y estratégica potentísima) yo no haría concesiones, le pese a quien le pese. De hacerlo, acabaría con mi credibilidad como militante y representante y con la «legitimidad» ética de la reivindicación.

      Pero siendo el derecho a la emigración de las parejas LGTB, si no hay una campaña especifica y fuerte del colectivo LGTB, y si yo no fuese activista sino siemplemente político, me abstendría o dejaria caer la enmienda.

      Complicada la pregunta, la verdad 🙂 Espero que el senador o senadora que decida esto con su voto no sea gay o lesbiana, claro, y mucho menos activista LGTB. Que puede pasar.

      • MIguel dice:

        Está claro que ser un activista cambia las cosas. Yo soy un gay » de a pie», y creo que cualquiera entiende que no es lo mismo una ley que concede derechos, aunque te deje a tí fuera, que una ley que restrinja tus derechos. La primera es un paso en la buena dirección… pero bueno, lo que ha planteado Roger es una trampa saducea, sí.

  12. pau dice:

    La pregunta tiene trampa, porque se vote lo que se vote, será el Supremo quien decida lo que realmente pasará y, a buen seguro y con su Constitución en la mano, terminará siendo el gobierno federal quien marque la regla.
    Pero, qué hacer en un caso como el que hablas. Pues apoyaría la reforma sin ninguna duda, porque en un Estado es más importante la justicia, el derecho y la democracia real, que el beneficio mayoritario. De no ser así, con esta excusa terminaríamos cargándonos la misma democracia (que más o menos es lo que hacen día sí y día también)
    Si un día llegara el caso, recordad que no son esos quienes hunden la ley o votan contra ella, sino los que lo hacen con la excusa de una pijada de obseso descerebrado.

  13. Quevedin dice:

    Robert, el otro día en una entrevista (creo que de la NPR) tenían a un sindicalista blue collar afroamericano que defendía que la legalización podría tener un efecto de bajada de sueldos de trabajadores manuales «nativos», y de que se quedaran igual o subieran levemente para los inmigrantes. En estados como Texas y California, donde hay millones de gente que ya trabaja de esa manera, eso explicaría en parte la divergencia de sueldos entre los «white» y los «latin» y «african american». Por lo que me pareció entender, podía haber cierto riesgo de que estos blue-collar (y low-income en general) acabaran internalizando una visión de «los emigrantes se llevan los servicios sociales y bajan los sueldos», aunque no es mayoritaria por el momento
    http://civilrightsdocs.info/pdf/docs/general/LeadershipConferencePollingMemo_AfricanAmericansandImmigrationReform.pdf

  14. dalek_fan dice:

    Al hilo de esto, Minnesota se convierte en el estado número 12 en aprobar el matrimonio igualitario:

    http://abcnews.go.com/blogs/politics/2013/05/minnesota-senate-votes-to-allow-same-sex-marriage/

  15. dalek_fan dice:

    Y si antes digo lo de las zonas de Brasil, antes la realidad me sobrepasa. No se si ya será definitivo o no, pero Brasil ha legalizado el matrimonio en todo su territorio por la vía judicial:

    http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/05/14/actualidad/1368546045_328434.html

    Esto parece bastante imparable, al menos en nuestra parte occidental del mundo. Por ello, muchas de las asociaciones evangélicas y demás de USA, se dedican ahora a exportar homofobia a lugares como África

  16. Javier dice:

    Por supuesto, apoyaría la reforma

  17. Molari dice:

    Es difícil… creo que votaría en contra de la enmienda.

  18. […] al margen: ¿os acordáis de la enmienda sobre matrimonios homosexuales en la ley de inmigración? Ha acabado exactamente […]

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