Economía

Salarios, trabajadores y empresas

8 May, 2013 - - @egocrata

Una de las confusiones recurrentes al hablar de economía en los medios españoles es las discusiones sobre cómo se fijan los salarios en sentido amplio. Con esto me refiero a la compensación total de los trabajadores incluyendo cosas que van más allá del sueldo: cosas como días de vacaciones, bajas por maternidad, seguridad laboral o seguros médicos.Palabras como explotación salen a la luz a menudo, igual que voces pidiendo subidas del salario mínimo o exigiendo que los gobiernos impongan por ley uno u otro derecho.

Dado que es un tema central en la economía de cualquier país, y que a menudo parece generar debates tontos entre gente que debería estar de acuerdo, vale la pena dar un pequeño repaso a algunas ideas básicas para responder una pregunta muy simple: ¿por qué cobramos lo que cobramos?

1. La productividad y los salarios máximos

Un salario no es más que un precio. Más en concreto, es el precio que paga un empresario por una cantidad determinada de trabajo; la compra por parte del patrón de un servicio que proporciona el obrero. El empresario pagará por ese servicio una cantidad determinada,, pero nunca por encima de un determinado máximo: el precio por el que puede vender lo que el obrero produce. Si un trabajador produce un patito de goma cada hora y el empresario puede vender un patito de goma por un dólar, el empresario nunca, nunca, nunca podrá pagar más de un dólar la hora.

Si la fábrica de patitos de goma tiene además otros costes (alquiler, maquinaria, intereses de deuda, etcétera) el sueldo máximo que podrá cobrar un trabajador será algo menor. El capitalista, además, va a querer tener un poco de beneficio para compensar el riesgo / coste de oportunidad que está corriendo al abrir un negocio (ha metido dinero en una fábrica en vez de bonos del tesoro, al fin y al cabo), así que el tope salarial incluirá también este detalle. A efectos prácticos, un currela medio nunca va a poder cobrar más de lo que produce. La productividad de cada trabajador será, por tanto, un detalle crucial cuando pensemos en salarios.

2. Tecnología, capital y demás

Si queremos aumentar la producción de nuestra fábrica de patitos de goma siempre tenemos dos opciones. Por un lado podemos contratar más obreros; si añadimos un tipo adicional, podemos duplicar la producción si tenemos suficiente espacio en la fábrica. Por otro lado podemos dar a nuestro currela mejores herramientas, y en vez de tenerle tallando patitos de goma con una hacha de sílex, podemos comprar maquinaria para que pueda producir más rápido. Supongamos que ahora nuestro trabajador está fabricando 100 patitos la hora, generándonos unos ingresos de 100 dólares. El «tope» salarial aumentará en consecuencia, aunque siempre teniendo en cuenta que los costes para el empresario (financiación de la maquinaria, energía, etcétera) también son mayores. Un aumento de la productividad permite subir los sueldos, aunque el aumento no será lineal; dependiendo del volumen de capital que necesitemos tendremos más o menos costes.

3. Más allá del salario: seguridad en la empresa

Supongamos que, después de un pavoroso accidente producido por patitos de goma explosivos el gobierno del país decide imponer una normativa de seguridad a nuestra fábrica. A partir de ahora nuestro negocio deberá emplear un bombero con extintor por cada diez obreros que tengamos, asegurando que no tenemos una peligrosa detonación palmípeda.

Esto, no hace falta decirlo, es un coste – a efectos prácticos, es otro coste de hacer negocios parecido a una subida del alquiler, o mantener una máquina ruidosa. La regulación hará que el empresario tenga que dedicar un poco más recursos para cubrir costes aparte de los sueldos, reduciendo un poco el salario máximo que puede ofrecer. Nada es gratis, ciertamente.

4. Productividad del resto de la economía

Si la demanda de patitos de goma aumenta, el empresario tiene que decidir qué va a hacer para aumentar la producción. Supongamos que somos una fábrica sin tecnología, así que pagamos muy poco, pero que estamos en un país donde hay muchos agricultores viviendo en la miseria. Es relativamente fácil atraer más obreros por el mero hecho que nuestro sueldo es menos patético que el de un trabajador del campo. Si estamos en un país con fábricas decentes y agricultores bien pagados, la cosa cambia; cuando ponemos un anuncio ofreciendo un dólar la hora no vendrá nadie. La única manera de atraer trabajadores es pagando un poco más, algo que sólo podemos hacer invirtiendo para aumentar la productividad.

Esto quiere decir que los salarios de una empresa determinada no sólo dependen de lo que haga un capitalista determinado; también dependen de la productividad del resto de la economía. Si todo el mundo está pagando salarios decentes, una empresa deberá pagar cantidades parecidas; para hacerlo, tendrá que invertir.

¿Qué quieren decir estos factores?

Simplemente que en un país como Bangladesh, donde hay muchos trabajadores pero poca tecnología, es muy difícil poder pagar grandes salarios. Cada trabajador produce relativamente poco, ya que la maquinaría empleada es muy básica. Si quieren producir más, es más barato contratar más gente que invertir en maquinaria más moderna; la alternativa, cultivar arroz, paga mucho peor. Es por eso que un país como Bangladesh tiene fábricas con salarios misérrimos; la productividad es baja, la inversión en capital pequeña, y no se puede pagar más.

Si el gobierno, en un ataque de buena voluntad, aprueba medidas que aumentan los costes salariales, lo que veremos a menudo es sueldos más bajos. Si las medidas hacen que los costes suban lo suficiente como para los salarios estén por debajo de los trabajadores agrícolas, las fábricas se vaciarán. En un país desarrollado es posible que los empresarios reaccionen invirtiendo para aumentar la productividad. En un lugar como Bangladesh, con un sistema financiero poco desarrollado y muy poca tecnología propia, esto sin embargo es caro: uno tiene que importar maquinaria, pagar tipos de interés altos (¿quién presta dinero a Bangladesh?) y pelearse con la falta de infraestructura, piezas de repuesto, mecánicos y demás. Es muy posible que un aumento fuerte de costes salariales indirectos sencillamente hiciera de las fábricas algo inviable.

Los salarios en Bangladesh son escasos porque, ahora  mismo, no producen demasiado. Afortunadamente, las cosas están empezando a cambiar.

¿Cuándo cambian las cosas?

Lo que vemos en estos países es, casi siempre, una mezcla de varios factores. Para empezar, las exportaciones facilitan el acceso a capital. Tarde o temprano, además, el país empieza a quedarse sin mano de obra suficiente en alguna parte; el campo se vacía demasiado en algún sitio, presionando los salarios al alza ahí, o las fábricas empiezan a encontrar cuellos de botella. En ocasiones el gobierno del país interviene forzando un aumento de la tasa de ahorro reprimiendo el consumo y subvencionando la inversión (caso de China, con férreos controles en precios agrícolas y salarios, y bancos públicos dando crédito barato). A menudo es la inversión exterior, con multinacionales poniendo dinero para crear fábricas decentes, aprovechando que la productividad media del país es aún muy baja y pueden ofrecer salarios bajos.

Lo importante, en todo caso, es que la productividad empieza a aumentar en la economía, generando más riqueza. Eso permite que los salarios vaya subiendo, y la pobreza reduciéndose. Poco a poco tenemos un país que pasa del tercer mundo al primero. Lo que no podemos olvidar, sin embargo, es que el hecho que un país se enriquezca o que vemos menos pobreza no quiere decir que vayamos a ver más igualdad y salarios más altos para todos.

¿Por qué hay países más desiguales que otros?

La productividad de los trabajadores es una guía sobre cuánto pueden llegar a cobrar, pero eso no quiere decir que los resultados de ese trabajo se dividan entre patrón y obrero en la misma proporción en todas partes. El porcentaje de PIB dedicado a salarios es muy distinto de un país a otro; en lugares como Dinamarca o Suecia ronda el 75%, mientras que en España o Italia anda entre el 55 y el 57%. Este porcentaje depende en parte de la estructura económica del país (como mayor el retorno del capital, menor el porcentaje en salarios), tecnología (es posible que países con industrias más automatizadas dediquen más PIB a maquinaria y menos a mano de obra), la tasa de paro (menos paro, más poder de negociación para los asalariados) y, obviamente, de la política.

El sistema político tiene mucho que decir sobre el peso de los salarios en una economía. El poder de negociación de los trabajadores, depende de la negociación colectiva, existencia o no de un salario mínimo, calidad de la mano de obra, restricciones a la competencia en el mercado (los oligopolistas pagan peor), o incluso la dualidad del mercado laboral (si un país concentra un montón de costes extrasalariales por ley en un grupo de trabajadores, los salarios del resto van a ser un castaña). En muchos países en desarrollo, las autoridades tratan de limitar forzosamente los salarios para liberar capital para reinvertirlo (caso de China en los últimos años, sin ir más lejos) o para hacer felices a los caciques de la industria amigos del gobierno (una dictadura bananera media).

Vale la pena recordar, sin embargo, que el peso de los salarios en la economía sólo explica parte del nivel de desigualdades de un país. Estados Unidos dedica mucho más dinero a salarios como porcentaje del PIB  (64%) que España, Holanda (60%) o Noruega (50%), a pesar de ser mucho más desigual. Lloyd Blankfein no deja de ser un humilde asalariado, al fin y al cabo; medir desigualdad según el peso de los salarios puede ser engañoso. El peso de los salarios en la economía americana ha variado relativamente poco en los últimos diez años comparado con el descomunal aumento de la desigualdad.

Sobre comercio, exportaciones, sus efectos distributivos y los orígenes de la desigualdad hablamos mañana. Vaya por delante: no todo el aumento de las desigualdades en los países de la OCDE es político, el comercio exterior tiene efectos bastante limitados, y es posible que parte de los cambios recientes sean por evolución tecnológica.  Y si eso es así, por cierto, puede que tengamos que rediseñar el estado de bienestar.


29 comentarios

  1. […] Salarios, trabajadores y empresas […]

  2. Alatriste dice:

    «La única manera de atraer trabajadores es pagando un poco más, algo que sólo podemos hacer invirtiendo en para aumentar la productividad.»

    Entre «en» y «para» falta algo, o sobra el «en»… No lo digo solo porque sea un insufrible y fastidioso tiquismiquis – que serlo lo soy, como diría José Mota – sino como palanca para un ataque general: Roger, creo que dedicas demasiado poco tiempo a revisar lo que escribes antes de subirlo

    [Por cierto, suponiendo que alguien suba esto a Meneame ¿Qué te apuestas a que el 99% de las críticas vendrán por la frase que dice «no se puede pagar más», despreciando toda la argumentación y todo lo que va antes y después?]

  3. Jose R. dice:

    Te olvidas de una cosa… «la política» incluye factores como la fuerza sindical. En Dinamarca es abismal, un empresario en ningún sector puede hacer algo que a los sindicatos les disguste.

    Parece como si la propia capacidad de los trabajadores para organizarse siempre quede descartada. Pero a lo que vamos.

    Si en Bangladesh se derrumba una fábrica esto no es por la «baja productividad». Tener condiciones laborales de mediados del XIX no tiene que ver con la productividad y al reparto de riqueza me remito. Haces una hipótesis «los de MANGO no pueden producir su ropa en algo que no sea un puñetero chamizo que se derrumba cuando tosen 4 currelas porqué sino las fábricas son inviables», que es falsa.

    Hace 5 años se decía eso mismo de China y los trabajadores chinos lograron mejorar sus condiciones, sí, algunas empresas se trasladaron a Vietnam donde tenían que pagar menos, pero la subida general de salarios y el crecimiento del empleo no agrario en China ha continuado. Y no se consiguió porqué los gozosos empresarios lo quisieran hacer o el glorioso partido comunista chino lo decretara, sino porqué el tímido, fuertemente controlado, pero incipiente movimiento sindical chino y los propios trabajadores realizaron las primeras huelgas con las que presionaron a sus empleadores.

    En Bangladesh las condiciones laborales no mejorarán por arte de biribirloque o por un golpe de generosidad de los empresarios, sino porqué terminen consiguiéndolos los propios trabajadores, organizados, porqué su productividad no es tan baja como para que tener que trabajar en chamizos que se derrumban de un soplido, ya que está al nivel de muchas zonas francas latinoamericanas donde al menos se preocupan que la chavola donde curran no se las lleve un estornudo.

    Es curioso como en tus dos artículos intentes obviar algo tan evidente. Si en Bangladesh han muerto 400 tíos por trabajar en un chamizo no es por su falta de productividad sino por su falta de poder de negociación y la falta de escrúpulos (sí, actor racional, el «fairness» que es un fenómeno que se da en empleadores que normalmente vienen del mismo cuerpo social es un comportamiento irracional) de sus empleadores y de las empresas matriz que producen allí. De hecho los márgenes de MANGO son lo suficientemente altos como para permitirse esa menudencia.

    Lo de Bangladesh era más que evitable, además de compatible con la actividad económica.

    • Javier dice:

      Creo que el artículo no va por ahí, creo.
      Para mí Roger habla sobre las condiciones laborales de sitios como Bangladesh y similares en general, y no del edificio concreto que se derrumbó.
      La culpa del derrumbe es de la chapuza e irresponsabilidad del sector de la construcción allí. Se puede explotar igual a los trabajadores en edificios que sí tienen muros de carga o en naves industriales de una sola planta.

    • Roger Senserrich dice:

      ¿Qué parte de la frase «negociación colectiva» no implica esto que está diciendo? Es un artículo de 1500 palabras. Y de nuevo, la existencia de los sindicatos no elimina mágicamente la restricción presupuestaria.

  4. El salario máximo depende sólo de la productividad total de la economía y la tasa de beneficio. Las desigualdades no pueden explicarse ni por la productividad individual, ni por los precios en cada sector, pues ambos dependen de la fijación previa del salario (con lo que éste no es un precio más); la desigualdad salarial y entre rentas laborales y de la propiedad son una convención social. Críticas del capital y tal:

    http://www.opendemocracy.net/openeconomy/tim-bending/fairness-and-post-keynesian-foundations

  5. Jose R. dice:

    Puedo seguir con ejemplos, como las zonas francas de Nicaragua, Perú, Camboya, etc.. donde la tarea sindical mejora las condiciones laborales, pero lo que es más sangrante Roger, es que ni te has molestado en mirar que se decía de Bangladesh antes:

    http://www.ituc-csi.org/IMG/pdf/bangladesh-final.pdf

    Que se acose sexualmente a las trabajadoras y eso esté denunciado no tiene que ver con la productividad, que los sindicatos a la práctica estén prohibidos en muchas empresas eso no tiene que ver con la productividad, que la práctica de la huelga pueda terminar con prisión eso no tiene que ver con la productividad.

    A veces te olvidas tan siquiera de ver el problema real, que no es de productividad (sí, su salario es una mierda y es en gran parte por la productividad, que el trozo de pastel que producen que se quedan es más pequeño no y eso incluye lo que se dedica a evitar que se les caiga el chamizo en la cabeza)

  6. Jose R. dice:

    Por cierto, y perdona el trolleo, pero que se asesinen a sindicalistas en Bangladesh tiene mucho más que ver con las condiciones en las que trabajan en las zonas francas que la productividad:

    http://www.ituc-csi.org/IMG/pdf/letter_to_pm_on_aminul_islam_9_april_2013.pdf

  7. Carlos dice:

    Hombre, ahora lo entiendo todo mucho mejor.

    Gracias, maestro.

    Ahora voy a seguir con mis deberes, con mis patitos, sin levantar la vista del pupitre.

  8. José Jarauta dice:

    La pesada tarea del hombre blanco es hoy rescatar a los pobres de su pobreza. Esto se hace mediante el desarme arancelario que se les ofrece para que puedan aprovechar sus ventajas comparativas, que son , por ejemplo:

    Bangladesh Garment Wages the Lowest in the World–Comparative Garment Worker Wages.

    http://www.globallabourrights.org/alerts?id=0297

    Y sí, competimos en costes con países que combinan ausencia de estado del bienestar (ni se le espera en los próximos 20-30 años al menos) con salarios de risa.Si añadimos la larga marcha de la caravana deslocalizadora en busca de la siguiente etapa de bajo coste la desaparición del «estado del bienestar» es una apuesta segura (quedan varios cientos de millones de trabajadores esperando su oportunidad).

    ¿Quién sabe? , quizás se recupere dentro de un siglo. Esto no preocupa al decil más alto de la renta (y al 1%).

    Les debemos estar agradecidos por aprovechar el ancho mundo para sacar a los pobres de la miseria hundiendo a nuestra clase media y baja. Estadísticamente el mundo sale ganando y eso es lo que importa. No votamos a nuestros políticos para que mejoren nuestras condiciones de vida.

    Votamos filántropos cosmopolitas a los que preocupa el bienestar «global». Que los beneficiados en nuestro pequeño rincón del mundo sean una minoría y nos escandalizemos sólo demuestra nuestro egoísmo, cortedad de miras y miseria moral.

    Somos así.

    • MuGaR dice:

      Hay que poner un botón de me gusta o mecanismo análogo! Estoy contigo Jarauta, la idea de humanidad ya está dando demasiado por saco.

    • Javier dice:

      Cuando se habla de que se está hundiendo a la clase media europea a veces se generaliza basándonos en lo que vemos en España. Otros países (Alemania) si han sabido adaptarse a la deslocalización aumentando su productividad con la colaboración de los sindicatos. Que nosotros en concreto nos hayamos caído de la nube en la que vivíamos, no quiere decir que el hundimiento de la clase media europea sea inevitable.
      Igualmente me ha gustado tu respuesta

      • José Jarauta dice:

        Estimado Javier.

        La desigualdad ha estado aumentando en Alemania, y espero importantes novedades en el futuro.

        «According to this categorization, in 2000, the middle income class in Germany included roughly 64% of the total population—the substantial majority of adults and their children. Since then, the group has been shrinking and in 2009 comprised only around 59% of the population, an absolute decline of more than 4.5 million individuals. Correspondingly, the ends of the income distribution increased in importance. The group of
        individuals with an income of less than 70% of the median grew: their population share increased by more than four percentage points from 2000 to 2009, reaching 22% in the context of rising unemployment and increased welfare dependency. At the upper end of the income distribution, the only growth was seen in the highest-income group (individuals with
        200% of the median), who made up around 8% of the total population in 2009.»

        http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2131220

  9. Manuel dice:

    Vaya por Dios… así que una empresa como Inditex puede irse a Bangladesh a contratar trabajo por una miseria, pero no puede invertir en montar allí un centro de producción avanzado ¿verdad?

    Podemos contratar trabajo precario y poco productivo, pero no invertir en un centro seguro, dotado de mejores herramientas y más productivo.

    Claro, seguro que el gobierno local está deseando poner trabas a hacer de su país un lugar mejor y más avanzado, tiene toda la lógica del mundo.

    Tu razonamiento se cae del todo en cuanto se mira hacia China, donde muchísimas empresas extranjeras han montado grandes centros de producción, invirtiendo dinero en llevar maquinaria, hacer fábricas, formar a los trabajadores e incluso en llevarse mecánicos para enseñar a quien hará el mantenimiento allí.

    La realidad es que si no pagan más es porque no quieren, y porque para la avaricia es mucho más lucrativo contratar a cientros de trabajadores desesperados por 4 perras, que montar un centro de producción en condiciones.
    Y si no fuese así, esos señores que van allí a contratar la mano de obra para hacer los trapitos que luego venden con márgenes de beneficio de escándalo, estarían montando esos centros de producción en España, donde estoy seguro que en la situación actual encontrarían todas las facilidades del mundo para montar sus centros dotados de la tecnología necesaria y con mano de obra cualificada.

    Claro, que así no consigues los grandes márgenes de beneficio que consiguen hoy… y esa es la realidad.

    En el tercer mundo no se paga más POR AVARICIA, no porque no se pueda.

    • Roger Senserrich dice:

      No sé si has leído el artículo, pero menciono eso: la inversión internacional puede crear fábricas más productivas.

      • Manuel dice:

        Por supuesto que lo he leído, y claro que mencinas eso, pero luego achacas a que cosas como las de Bangladesh ocurren poco menos que por culpa del país y los trabajadores.

        Intencionadamente o no, exculpas a los empresarios, que según tu artículo son poco menos que una ONG atrapada por las circunstancias, a los que no les queda más remedio que pagar salarios miserables, a trabajadores que realizan su labor de forma precaria en espacios inseguros e insalubres.

        Y si el Gobierno del país intenta obligar a que las condiciones sean mejores, entonces justificas que se pague aún menos por los costes asociados.

        Pero con todo eso lo único que haces es justificar la AVARICIA, que es lo que subyace detrás de cada una de estas decisiones.
        Es lo que lleva a estas empresas a aprovecharse de países del tercer mundo de la forma en que lo hacen, bajo la premisa de ‘o el Gobierno traga con esto, o me voy fuera y no os doy trabajo’.

        En fin, la literatura y excusas habituales para justificar los salarios bajos y el no reparto de la riqueza generada.

  10. Branson dice:

    En el fordismo no había internet… Chicos, creo que los conceptos de productividad, beneficios o valor-trabajo están cambiando un poco en la economía cognitiva

    http://www.sindominio.net/contrapoder/article.php3?id_article=13

    Toyota, Facebook y David Bowie ya san enterao que fabricar coches, pagar estudios de mercado o vender discos ya no significa lo mismo. Un patito salió virtual

    http://www.estrelladigital.es/blogs/juan_varela/trabajamos-Facebook_7_1171152878.html

    http://www.lavanguardia.com/economia/20120309/54266089040/david-bowie-activo-financiero.html

    Y el tercer mundo? A ver que le pasa a las maquilas cuando se generalicen las impresoras 3D

    Y bien barata saldría la seguridad en Bangladesh. El 3% de la inversión

    http://www.bloomberg.com/news/2013-05-02/wal-mart-to-j-c-penney-join-bangladesh-safety-talks.html

    Y un saludo al honrado proletariado chino. Eso es un escrache. Sí se puede! XD

    http://www.libertaddigital.com/economia/trabajadores-chinos-matan-a-un-directivo-de-su-empresa-tras-anunciarles-un-ere-1276366084/

  11. dpcereza dice:

    Quizá haya que revalorizar el moralismo.
    El capitalismo moderno no nació vinculado a la libertad. El tráfico de esclavos fue uno de los primeros grandes negocios trasnacionales y generó cuantiosos capitales que fueron reinvertidos en otras cosas. El trabajo esclavo estaba en la base del cultivo del algodón, y la mecanización del textil del algodón de origen esclavo fue un sector clave de la revolución industrial. Productos que simbolizaron los orígenes del consumo de masas entre los siglos XVIII y XIX, como el azúcar y el chocolate, también procedían de trabajo esclavo.
    Moralismo y movilización fueron parte de los ingredientes para cambiar eso.

  12. PacoV dice:

    Leyendo la entrada de hoy me vino a la cabeza lo ocurrido tras la guerra civil española: en el campo se produjo una auténtica «involución», la incipiente industrialización de los años de la República se frenó en seco por la abundante, baratísima y sin derechos laborales mano de obra. Los salarios cayeron a la par que la productividad, pero no fue por causas únicamente económicas, sino inducidas por decisiones políticas. Los grandes terratenientes (y su forma de ver el mundo) dominaban por activa y por pasiva en los primeros consejos de ministros franquistas y la migración interior (del campo a la ciudad) fue prácticamente prohibida. En aquellos años la guardia civil hacía de aduanera en las estaciones de tren y obligaba a regresar a los que no tenían «permiso» para viajar (mi padre, por ejemplo, pudo salir de la estación de Francia de Barcelona de la mano de un primo suyo, al que acompañaba, y que tenía visita médica con el doctor Barraquer…). El interés de aquellos terratenientes por invertir en maquinaria era nulo, porque tenían cautiva toda la manera de obra que necesitaban y más a un precio irrisorio. El problema vino cuando todo el capital ganado y acumulado empezó a criar telarañas en los bancos… Pero a lo que iba: una decisión política condicionó en gran medida la pobreza generalizada de muchos españoles (que yo recuerde, la renta anterior a la guerra civil solo se recuperó 20 años después…) Y decisiones políticas de otro tipo podrían haber cambiado las cosas. Para concluir: mi padre, y como él muchos inmigrantes, recordaba la Barcelona ennegrecida por el humo de las fábricas, de jornadas interminables y salarios que daban apenas para sobrevivir, como un «paraíso». De alguna forma, sentía que el destino ponía en sus manos mejores cartas. Algo parecido a lo que pueden sentir hoy muchos afganos, aunque a nosotros nos parezca increíble.

  13. Cannon dice:

    Lo de que los salarios dependen de la productividad siempre me ha hecho gracia. Si una empresa aumenta su productividad si que podrá pagar mejores salarios, suponiendo que:

    1- Les convenga, no se por que inevitablemente un mayor margen de beneficio va invitar a los empresarios a repartirlo entre sus trabajadores sino es por presión sindical, dado que el salario, como un precio mas depende de la oferta y demanda de mano de obra.

    2- Que el precio del bien producido se mantenga CONSTANTE, que parece un detalle que se os escape, si se aumenta la productividad, pero a la larga la competencia puede adquirir esa tecnología o método de organización y por tanto forzar a la baja los precios, lo que se traduciría en un mayor excedente de consumidor, pero esto no explica el aumento de los salarios. El margen de beneficio desaparece y con el la posibilidad de aumentar los salarios.

  14. Pescador dice:

    Yo es que ya no se si soy marxista, criptomarxista ó grouchomarxista, pero por mucho Richilieu, sus sogas y sus seis lineas que me pongan por el medio, eso de que los salarios son escasos porque no producen mucho me chirría como un freno sin zapatas.
    Los salarios son bajos cuando tienes mucha gente dispuesta a trabajar, en una puja a la baja además, y las «barreras de salida» son reducidas ó directamente inexistentes.
    Si puedes reponer o cambiar de personal con costes tendiendo a cero- vamos, porque en formación y perdidas de material por defecto no se gastan mucho, los aprendices trabajan sin sueldo y las prendas defectuosas se le descuentan de la paga..-, no hay incentivo a subir el sueldo.

    Por lo demás, no se si es que he leido en diagonal o ya no entiendo nada, pero he creidoque el fondo del discurso es que el empresario paga en función del coste del producto y su precio de venta (modo resumido ON).
    Evidentemente estoy en desacuerdo- otra vez grouchomarxista, me temo-, el empresario parte de los salarios a la hora de calcular costes y conseguir un precio para el producto, son una materia prima más. Si hay competencia por los empleados, les subirá el salario. Si el coste de enfrentarse con ellos le repercute en los costes – y, por tanto, en los beneficios-, les subira el salario. Si no se dan ni a) ni b) y la competencia le obliga a bajar precio, lo intentará repercutir en el salario, ya sea directamente, bajando sueldo, ó indirectamente, haciendo trabajr más horas de gratis ( España, 2011 en adelante). Si el centro de producción ya esta amortizado financiera ó tecnológicamente, cerrará el chiringuito a la menor oportunidad. Pero, por el amor de dioxxx, no volvais a insinuar siquiera que el empresario paga poco porque los patitos solo se pueden vender baratisimos. Es al contrario: los patitos son baratisimos porque los cobran con centimos pero pagan a sus empleados con cacahuetes .

  15. Epicureo dice:

    Roger, Roger, Roger…

    Tu elogio de la explotación laboral se basa en una premisa falsa: que el valor de lo que produce un obrero (con sus conocimientos y su maquinaria) es un valor fijo y conocido.

    No sé si lo sabes, pero en las empresas modernas existe la división del trabajo. Una enorme y complejísima división de trabajo. Cuando en una tienda europea se vende por 20 € una camiseta fabricada en Bangla Desh, esos 20 € se reparten entre un montón de gente, desde la dependienta que pasa el código de barras por el lector hasta el obrero que cose esa camisa en Bangla Desh, además del agricultor que cultiva el algodón, el marino que lo transporta, el mecánico que hace las máquinas de coser… y un buen porcentaje, claro, se lo queda Amancio Ortega. Qué parte se lleva cada uno no depende más que del poder negociador que tiene cada uno.

    Imagina, para entenderlo mejor, que una costurera gallega cose una camisa por, digamos, un euro, y una bangladesí lo hace por cinco céntimos. ¿Es posible que la misma cosa valga dos cantidades tan dispares? No creo. ¿Vale realmente cinco céntimos, y la gallega nos estaba timando miserablemente? ¿O bien vale realmente un euro, y están timando miserablemente a la bangladesí?

    Si lo entiendes, no es difícil entender que no es la baja productividad la que hace que los salarios sean bajos. Es al revés: cuando los salarios son bajos, la productividad es baja, porque el producto se vende muy barato, y porque no vale la pena invertir en maquinaria sofisticada.

    No hay ninguna garantía de que ocurra eso que das por sentado: que con el tiempo los salarios en Bangla Desh seguirán subiendo. Con el modelo de desarrollo que han elegido es posible que los salarios suban si en algún momento hay exceso de demanda. Pero si suben mucho, los clientes y las fábricas se irán a otra parte, y los bangladesíes se quedarán compuestos y sin trabajo.

    Muy distinto es el caso de China, que tiene una política industrial y, si bien mantiene los salarios bajos para atraer capital, impone estrictos requisitos de asociación, transferencia de tecnologías y otros, con el claro objetivo de que en el futuro (de hecho ya en el presente) los chinos fabriquen solos lo que antes hacían con los extranjeros.

  16. José Jarauta dice:

    Amancio Ortega y Stefan Persson, lamento decirlo, no pueden pagar más, no sería ni eficiente para sus compañías ni justo para con sus accionistas y por tanto, no sería bueno para el mercado, que asigna eficientemente los recursos en función de las reglas de juego y de las capacidades en liza.

    Son, no se nos debe olvidar, modelos de éxito y talento.

    http://www.forbes.com/sites/tatianaserafin/2013/03/07/full-list-european-billionaires-of-2013/

    • Epicureo dice:

      Me has convencido. Si las costureras bangladesíes ganaran el doble y pudieran comer algo más que arroz, Amancio Ortega quizá tendría que conformarse con 600 millones de dividendo al año, en vez de 800. Y claro, 600 millones es una miseria, por esa cantidad no vale la pena trabajar ni esforzarse. Ningún niño se molestaría en estudiar, si todo lo que pueden ganar es eso.

  17. Corolario. dice:

    Los salarios máximos dependen de la productividad, pero lo verdaderamente relevante es la distribución beneficios vs salarios. En bangladesh no pagan salarios muy bajos porque los trabajadores produzcan poco, sino porque de cada dolar que producen seguramente ochenta céntimos sean beneficios.

    Y eso (que los beneficios sean cada vez mayores y los salarios tiendan hacia el límite de la subsistencia) es algo que está tendiendo a extenderse por todo el mundo. De ahí el aumento de desigualdad de la OCDE.

    El estado del bienestar está condenado a muerte desde la caída del muro. Cuestión de tiempo.

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