Política

Disciplina de partido y la (invisible) libertad de voto

26 Abr, 2013 - - @egocrata

Un tema recurrente en la agenda de la izquierda estos días es la disciplina de partido en el parlamento. El argumento básico es que  el legislativo sería mucho más justo y democrático si cada diputado tuviera libertad de voto, en vez de seguir las preferencias de sus líderes. Esta propuesta normalmente viene acompañada de una petición de listas abiertas (algo que, como comentamos a menudo, no es una solución mágica) y ocasionalmente de distritos uninominales (mejor idea de lo que parece), siguiendo la vieja costumbre de algunos de ver la ley electoral como el Santo Grial.

Os voy a contar un pequeño secreto: la disciplina de voto no existe, ni en España ni en ningún sitio. Simplemente, la libertad de voto está bien escondida bajo las decisiones racionales de los líderes de cada partido.

Tomemos un ejemplo claro de país donde la disciplina de voto en teoría no debería existir, Estados Unidos. Los representantes y senadores son escogidos o bien en distritos uninominales o por mayoría simple a nivel estatal. Los candidatos recaudan dinero por separado, hacen campaña sin apenas coordinarse y no están sujetos a un relación jerárquica con sus líderes o el Presidente. Cada legislador es una isla, independiente y autónoma, con total libertad de voto. Sin embargo los partidos votan cada vez más como bloques homogéneos, con una disciplina de voto digna de un sistema parlamentario con listas cerradas en la Cámara de Representantes.

¿Por qué sucede eso? Muy sencillo: los líderes de los partidos saben contar. Un Speaker of the House (el líder de la mayoría en la cámara baja) quiere, ante todo, preservar el poder e imagen de su partido, y para ello necesita aprobar legislación. El hombre sabe también que los votantes prefieren un Congreso competente a uno que se pase el día a trompazos: nada peor entonces a tener un partido cargándose leyes propuestas por el mismo speaker. Para evitar hacer el ridículo de forma habitual, por tanto, los líderes del partido trabajaran para minimizar la probabilidad de salir derrotados asegurándose tener el apoyo del partido de antemano. El resultado, en el caso americano, es que veremos un partido muy disciplinado en el hemiciclo, con el speaker aprovechando el control sobre la agenda para sólo llevar al pleno votaciones que tiene ganadas.

A efectos prácticos esto quiere decir que en democracia raramente vemos partidos políticos votando sin acogerse a disciplina de partido. A lo sumo podemos encontrarnos situaciones donde legisladores en distritos marginales (republicanos en estados progresistas, por ejemplo) son «autorizados» a salirse de ella de vez en cuando cuando el líder tiene votos suficientes para sacar una ley adelante. En sistemas parlamentarios las revoluciones abiertas y explícitas son increíblemente inusuales, ya que ningún líder político medio sensato es lo suficiente estúpido como para llevar a un pleno votaciones que puede perder. Dicho en otras palabras, el PP no vota nunca contra el gobierno Rajoy porque el gobierno Rajoy nunca va a pedirles nada que le vayan a negar.

La verdad, la disciplina de partido en el sentido clásico de votaciones parlamentarias es algo secundario. En un partido político bien dirigido, no veremos nunca fisuras, y los líderes no perderán votaciones tontamente. Si queremos que los líderes estén atados en corto respecto a la opinión de sus bases debemos concentrarnos en el proceso de selección de diputados dentro del partido por encima de todo. La ley electoral es realmente algo secundario: tener listas abiertas no importa si el Secretario General escoge quién está en las listas, o si los cargos intermedios del partido son todos una pila de ceporros sin imaginación. La inmensa mayoría de votantes no presta atención a esas cosas, y apenas limitarían la capacidad de maniobra de los líderes sin son un poco espabilados. Si los militantes tienen un poder considerable en escoger quién va a listas, sin embargo, la cosa cambia; como señalaba Guillermo Cordero el otro día, los partidos con legisladores escogidos por la militancia son capaces de atar a sus líderes en corto más fácilmente.

Insisto: las leyes electorales son importantes, pero al hablar de selección de élites, el funcionamiento interno de los partidos políticos lo es mucho más. Si queréis protestar y hacer ruido, pero una nueva ley electoral es una causa tan bonita como cualquier otra. Si queréis cambiar las cosas de veras, meteos en un partido y exigid mejor representación de la militancia en el Congreso. Fijaos que no hablamos de primarias, otro sistema bonito pero no demasiado útil: escoger al jefe suena como algo bonito y poderoso, pero no sirve de gran cosa si después puede escoger candidatos como le da la gana.

El único problema (nada es perfecto) es que los partidos con notables / diputados con más capacidad de presión tienden a tener problemas internos más a menudo que las dictaduras electivas con cargos nombrados a dedo, y a los votantes no les gustan los partidos con problemas internos. Pero ese es otro tema.


7 comentarios

  1. Luís Pérez dice:

    Ciertamente este es un tema medular de nuestra vida política. Y no es nada fácil dar con la solución apropiada.

    Porque por una parte queremos que los partidos tengan un mínimo de cohesión y coherencia; por otra, que sean representativos del sentir (con sus vaivenes) de la ciudadanía; y por otra, y esto es clave, queremos que cuando lleguen al Gobierno sepan gestionar el país y tengan ideas claras. ¡La cuadratura del círculo!

    Yo me inclinaría por una fórmula que le de cierto poder de control a la cúpula del partido, pero con un sistema muy participativo de la ciudadanía en la confección de las listas. Quizás dejando cierta capacidad de veto en manos del Secretario General.

    Sin embargo, para mí lo clave es cómo confeccionan sus programas de Gobierno; cómo se preparan para gobernar; qué visión estratégica (a 10 ó 15 años) elaboran para el país. Cómo hacen todo eso y, al mismo tiempo, dando una amplia participación a la ciudadanía.

    En fin es un tema que hay que debatirlo mucho. Añado aquí un artículo sobre esto:
    http://www.otraspoliticas.com/politica/los-partidos-y-el-pecado-de-la-fidelidad

  2. Marc dice:

    Entonces asocias que haya votos el PSC a favor de la independencia al hecho de que Navarro sea inepto?

    Hay casos en los que los diputados llevan más tiempo siendolo que el lider de partido liderando. En ese caso, pueden llevar a tener un peso considerable, Joaquim Nadal por decir alguno.

  3. No se les ha ocurrido sacar a los partidos politicos del Estado y se elija a los representantes por su nombre y apellido y asi de paso saber a quien le pide responsabilidad el distrito que lo elija?

  4. Enrique dice:

    Roger, suelo estar de acuerdo contigo, pero me temo que en este caso no coincido, y de hecho creo que te contradices un poco a ti mismo al decir primero que no existe la disciplina de voto porque los líderes proponen a votación sólo lo que saben que van a ganar, y luego que los partidos donde los legisladores son escogidos por la militancia pueden atar en conto más fácilmente a los líderes (lo que implica que donde los legisladores son elegidos por la cúpula, estos tienden a seguir más los dictados de la misma en las votaciones).

    Has dado un buen razonamiento para argumentar que los partidos acaben votando en bloque, aunque no haya disciplina de partido. Sin embargo, de ello no se puede deducir que eso sea lo que sucede aquí. Tengo la impresión de que estás confundiendo tener la misma consecuencia (votar en bloque) con tener la misma causa (selección de la agenda en contraposición a la disciplina de voto).

    Puede ser en efecto que el PP vote en bloque porque Rajoy sabe muy bien qué puede presentar o qué no. Pero también puede ser que una elevada parte de los diputados al votar piense que si vota en contra del partido no sólo le puede caer una sanción económica (en lo que para mí es una violación del espíritu del articulo 67.2 de la Constitución), sino que encima es más que probable que el año siguiente no aparezcan en las listas electorales, lo que para un político profesional es una catástrofe laboral.

    Sin embargo, estoy de acuerdo en que la elección de los candidatos por los militantes de los partidos resulta una propuesta más atractiva que el lío que supondrían las listas abiertas.

    • xab dice:

      Gracias. Me acabas de ahorrar escribir un comentario, y además lo has hecho mejor de lo que yo lo haría. Sólo subrayaría lo del 67.2 de la CE, que es algo que vengo pensando desde que la estudié, aunque siempre supuse que algo tan flagrante posiblemente tuviera una explicación que a mí se me escapaba.

  5. Guerau dice:

    Roger, la disciplina de partido de hecho existe en España. Un ejemplo evidente, y además esperpéntico, tuvo lugar el año pasado, cuando se votó la tramitación de la proposición de ley presentada por las Cortes Valencianas que pretendía prohibir las pitadas a los símbolos oficiales en actos deportivos. Dicha proposición de ley había sido aprobada en el parlamento valenciano con el respaldo del Partido Popular para ser presentada ante el Congreso. Sin embargo, en el Congreso todo el grupo parlamentario del Partido Popular, incluyendo a sus diputados valencianos, votó en contra.

    Por otro lado, si bien es comprensible que el líder de un grupo parlamentario no presentará nunca una iniciativa en la que no cuente con el respaldo de los suyos, también hay que tener en cuenta que sus diputados tendrán que pronunciarse sobre aquello que presenten los otros grupos de la cámara. Ésta es una situación en la que se pone a prueba la lealtad al líder. Un caso reciente es la votación que tuvo lugar en el Congreso sobre sendas resoluciones presentadas por Convergència i Unió y por Izquierda Plural, esta última a instancias de Iniciativa per Catalunya, en las que se propugnaba el derecho a decidir de los catalanes. Los diputados catalanes del grupo socialista votaron a favor de ambas mientras que el resto del grupo votó en contra. Un hecho histórico, pues nunca antes los diputados socialistas catalanes habían emitido un voto distinto al de sus compañeros de grupo en el Congreso.

  6. DocGaliana dice:

    Yo sólo planteo una serie de dudas que tengo a este respecto;

    Si hay listas cerradas y los diputados a los que voto van a votar según les diga las dirección de su partido (muchos de cuyos miembros no he votado), ¿para qué pagamos y elegimos a los diputados? ¿por qué no elegimos sólo a las directivas de los partidos y echamos a los diputados a la calle?

    Me llamareis extremista, loco, o incluso miembro de la «verdadera izquierda», pero a mi la disciplina de voto me parece un asalto al poder legislativo de las direcciones de los partidos políticos.

    Saludos.

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