La edad de jubilación y el sistema de pensiones han sido dos cuestiones latentes en la agenda del Gobierno Popular. ¿Qué ha dicho hasta ahora sobre el tema? Primero dijo que se iba a mantener un aumento de la edad de retiro obligatorio (aquí) que recoge la ley 27/2011, que se iría incrementando progresivamente desde los sesenta y cinco actuales hasta que en 2027 se situara en los sesenta y siete años (aquí). Donde dije digo, digo diego, gran parte de la normativa que acompaña a esa decisión, o bien se ha derogado, o bien se ha aplazado su aplicación sin incluso haber entrado en vigor. Es más, hace unos días se ha aprobado una reforma de aquella reforma en lo que concierne a la jubilación parcial y anticipada (aquí), pero que en su fondo rezuma un cambio en la edad real de jubilación.
La importancia de esta reforma es clave, como se ha apuntado en varios estudios (aquí, aquí). Cabe plantearse pues dos preguntas. ¿Es descabellado que se lleve a la agenda política un inmediato retraso de la edad de jubilación? No. Y, ¿sería oportuno en el contexto general en el que nos encontramos? En parte. Para justificar estas respuestas, resulta ilustrativo hacer un breve repaso de los rasgos demográficos y laborales que presenta la sociedad española.
En el plano demográfico hay tres aspectos a considerar. En primer lugar, la esperanza de vida a la edad de jubilación es de casi 20 años (INE, 2012), lo que básicamente significa que hay bastantes años desde que nos jubilamos laboralmente hasta que lo hacemos vitalmente. Segundo, se ha puesto de manifiesto que la salud y la calidad de vida ha mejorado notablemente en las edades avanzadas, dándose tanto un retraso de la senescencia (aquí, aquí)como una mejora de la salud autopercibida de las personas mayores de 65 años (en España, aquí; en el mundo, aquí). Y tercero, en fin, es manifiesto que la población española ha envejecido progresivamente en las últimas décadas. El 17% de los ciudadanos tiene hoy sesenta y cinco años o más, cifra que prácticamente dobla la que había hace cuarenta años (INE, 2012). Es decir, casi una de cada cinco personas se encuentra técnicamente jubilada. Para dar cuenta de la magnitud de los números, desde 1999 el número de personas de más de sesenta y cinco años es mayor que el de menores de dieciséis, consecuencia conjunta de un aumento de la esperanza de vida y de una disminución en el número de nacimientos. Además, es necesario poner en relación la población teóricamente jubilada con la población teóricamente activa, de tal manera que por cada cuatro personas que se encuentran en edad de trabajar (lo que no quiere decir que lo esté haciendo) hay una persona en edad de jubilación (ídem), dato cuanto menos provocador y preocupante.
Desde el prisma laboral, la situación es harto conocida y difundida. Una de cada cuatro personas que quiere trabajar en España no consigue empleo, lo que en números contantes y redondos supone más de cinco millones de parados, un máximo casi histórico según la EPA. El número de afiliados a la Seguridad Social (régimen general) se encuentra en sus niveles más bajos desde 2002 (aquí). Y la cifra clave para la viabilidad del sistema aparece anatemizada: por cada dos cotizantes (más de dieciséis millones) hay un pensionista (unos ocho millones). En términos llanos, que las aportaciones de dieciséis millones tienen que soportar las prestaciones de otros trece. Aumenta pues el gasto tanto en desempleados, que no paran de crecer, como en jubilados, que aumentan en número y en gasto, ya que sus pensiones son cada vez son más elevadas, derivadas de largas carreras de cotización y de altas bases de cotización. En esta situación y desde el punto de vista económico, se ha constatado que las previsiones del Gobierno han sido nefastas. En materia de pensiones la situación es igualmente crítica, hasta el punto de que el gobierno haya usado ya el Fondo de Reserva (o hucha de las pensiones) para poder garantizar el (cada vez más próximo) futuro pago de las mismas echando mano de capitales excepcionales (aquí).
¿Dónde encontrar un resquicio que permita soñar que las cuentas cuadren en un contexto de crisis y envejecimiento? En la edad de jubilación. Desde que en 1919 se promulgara la Ley de Retiro Obrero Obligatorio, esta edad se ha mantenido en sesenta y cinco años, un dato demasiado rígido para una sociedad que se ha transformado absolutamente en términos sociales, laborales, económicos y demográficos. De hecho, hace un siglo apenas se esperaba vivir unos diez años a partir de la edad de jubilación, y los trabajadores acogidos al derecho no lo hacían más de cuatro.
Por lo tanto, en las últimas décadas se ha dado una etapa de democratización de la longevidad, es decir, una gran mayoría de la población llega a las edades avanzadas, lo que constituye uno de los logros más revolucionarios de las sociedades modernas. El retraso inminente de la edad de jubilación no solo no es una idea disparatada, sino que además se hace necesariamente oportuna, de modo que se ofrezca así una garantía para que el sistema y las extremadamente maltrechas arcas públicas sobrevivan, por ahora, en el corto y medio plazo. En todo caso, investigadores como Peter Diamond y Nicholas Barr (aquí, aquí; revisión aquí) , o amigos más cercanos como Vicenç Navarro (aquí) afirman que las pensiones no están en peligro. Hagan apuestas.
Se ha visto previamente que la combinación de las tendencias demográficas de los últimos treinta años y la coyuntura laboral actual plantea como factible un aumento de la edad real de jubilación (simplificándolo a dos variables; por supuesto el asunto es más complejo que lo expuesto). Se pretende ahora dar un paso más allá insertando la cuestión en el plano de la salud y la calidad de vida de las personas mayores, y los efectos redistributivos que una retirada laboral más tardía tendrían en los estilos de vida y el bienestar de los adultos, los jóvenes y los niños.
Así, además de la revolución de la longevidad que se ha dado en España durante el siglo XX, actualmente se está consiguiendo otro fastuoso éxito colectivo: la democratización de la buena salud en ese añadido vital. Las proyecciones demográficas prevén que se vivirá hasta los noventa años y que hasta los ochenta y cinco se vivirá con buena salud y plena funcionalidad (aquí, aquí).
Dadas esas cifras, el tiempo que se dedica ahora a las principales tareas de la vida -trabajo, familia, ocio- podría ser redistribuido a lo largo de todo el ciclo vital de un modo completamente diferente al que se hace en la actualidad. En esencia, las horas de trabajo a las que hoy en día se dedica la mayor parte del tiempo en la etapa de la vida en la que el ser humano se encuentra pleno de facultades, se podrían trasladar en parte a las edades avanzadas, cuando las personas no tengan ya tanta capacidad física, pero sí una experiencia acumulada y, previsiblemente, una buena salud. El tiempo de trabajo se dilataría a lo largo del ciclo vital, permitiendo que en las edades adultas se dispusiera de más tiempo para la realización de actividades familiares y de ocio, trasladando horas de trabajo a edades más avanzadas y tomando de estas el tiempo que, de otro modo, se tendría sin ocupar tras la jubilación. Es más, ese nuevo concepto del tiempo podría tener beneficios en la salud futura de personas que trabajarán menos horas y, previsiblemente, disminuyan las tasa de algunas enfermedades sociales.
En suma, una redistribución del tiempo más lógica con la que, por un lado, se pueda ofrecer horas de trabajo al amplio colectivo de desempleados y, por otro, traslade carga laboral a esas edades avanzadas.
Para ello, en primer lugar, se hace absolutamente necesario retrasar la edad mínima de jubilación que se adelante a la agenda programada por los últimos ejecutivos. Segundo, la retirada del mercado laboral debe ser tanto una opción como un derecho. Y tercero, la edad de jubilación debe considerar y conciliar las muy diferentes ocupaciones que coexisten en el heterogéneo mercado de trabajo. Y todo ello tiene que enmarcarse dentro de la teoría de redistribución del tiempo a lo largo de todo el ciclo vital que se ha expuesto.
En definitiva, el retraso inminente de la edad de jubilación no solo no es una idea disparatada, sino que además se hace necesariamente oportuna para que se dé un potencial aumento del bienestar de todas los grupos poblacionales.
Un post excelente.
A menudo parece que es sencillo olvidar que la supuesta crisis del estado de bienestar viene precisamente de que hemos tenido un éxito sin precedentes mejorando las condiciones de vida de la tercera edad.
no parece igual de convincente la idea de que alargar la duración de las carreras vaya a reducir el tiempo que se trabaja a lo largo de la vida activa. Hay alguna evidencia de que esto haya ocurrido al aumentar la edad de jubilación?
Totalmente de acuerdo con el autor del artículo. La perspectiva que tenemos por delante es tan clara que hay que ir pensando en alternativas. Pero el artículo no dice que lo que empieza a verse como insostenible es el actual nivel de gasto público; en definitiva, el actual Estado de Bienestar. Aunque los ingresos tengan todavía un margen de crecimiento, y también los ahorros por racionalización del gasto. Pese a todo, aquí y en el resto de Europa, la competencia con los países emergentes nos lo va a poner crudo. Desde este punto de vista, es imperativo un cambio de mentalidad: no se puede seguir hablando permanentemente de derechos para todo y hay que empezar a hablar de responsabilidades ciudadanas. Hay que empezar a pensar menos en un Estado que nos lo resuelve todo, y crear más Sociedad civil, más redes de solidaridad, más compromiso social: en definitiva, más responsabilidad ciudadana.
Recomiendo este artículo sobre el tema: http://www.otraspoliticas.com/politica/%c2%bfderechos-o-responsabilidades
[…] ¿Se debe retrasar ya la edad de jubilación? Un sí por una nueva concepción del tiempo […]
Me parece una idea estupenda la planteada casi al final del artículo. Sin embargo, ¿por qué empezar primero con el retraso de la edad de jubilación? ¿Por qué no empezar con la otra medida, la reducción y racionalización de los horarios laborales? Eso tendría muchos efectos beneficiosos para la población, empezando por una mayor conciliación laboral y familiar, lo que podría estimular la natalidad, ayudando también a paliar el problema a medio y largo plazo. También podría incentivar la contratación de más personas para cubrir las horas que deja de cubrir cada trabajador.
Por otra parte, esto genera problemas también, ya que horarios mas reducidos son salarios mas reducidos, lo que reduce la cotización. ¿Sigue teniendo a pesar de ello esta idea un efecto neto positivo sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones?
Acepto «jubilarse vitalmente» como eufemismo para «morir».
Dicho esto, muy buen artículo sobre un tema que cada vez está más claro. Pero el problema de toda sociedad democrática para afrontar este asunto es gordo. Qué partido va a retrasar la edad de jubilación? Qué partido se arriesgaria a perder tantos votos, en lugar de contentar a todo el mundo y pasar la pelota caliente al siguiente gobierno?
Es difícil no estar de acuerdo, pero el problema principal no son los ochos millones de jubliados, es el Paro. Ése es el toro que hay que coger por los cuernos.
Muy buen artículo.
Parece claro que el aumento de la esperanza de vida debería traducirse en un retraso de la edad de jubilación. O más bien, de la edad de jubilación obligatoria. Si ahora mismo la mayoría de la gente llega a los 65 años en unas condiciones similares a las que antes tenían a los 55, no parece lógico obligarles a jubilarse. Mejor es que sigan cotizando 5 o 10 años más a cambio de una pensión algo más alta.
Es la mejor manera de equilibrar el presupuesto de la Seguridad Social, porque a la vez aumenta las cotizaciones y disminuye las prestaciones (sobre todo esto último). Luego ya es cuestión de hacer cuentas.
Y claro, también es lógico que esto se haga a la vez que se reducen y racionalizan los horarios laborales. Porque el aumento de productividad hace que sobren trabajadores, aunque algunos no quieran verlo. Sobre todo si se quiere «moderación salarial». No habrá demanda para tanta oferta. Ya no la hay.
El problema es que en un mundo globalizado e hipercompetitivo no es posible reducir ni racionalizar nada. Para conservar un trabajo hay que matarse a trabajar, y ni así se puede tener una vida laboral medianamente estable. Luego, nadie quiere a trabajadores «lentos pero seguros» de más de 50 años, es más rentable exprimir a los jóvenes. Así que cuando se retrase la edad de la jubilación lo único que se conseguirá es que, además de paro juvenil, haya un enorme paro «senil».
«Porque el aumento de productividad hace que sobren trabajadores, aunque algunos no quieran verlo»
¿Que sobren trabajadores dónde? ¿En tecnología, energía, turismo, transporte? ¿Dónde sobran trabajadores, exactamente, en España?
¿Y qué tipo de trabajadores? ¿Sobran ingenieros que sepan hablar alemán, investigadores que sepan manejarse en un entorno informático avanzado, personal sanitario y asistencial cualificado, técnicos superiores en administración civil?
Y una vez que sepamos qué trabajadores sobran, en qué cantidad y dónde, comenzaremos a hablar de «moderación salarial», oferta, demanda y mercado laboral.
Nos podemos inspirar en los Estados Unidos:
http://www.washingtonpost.com/blogs/wonkblog/wp/2012/08/31/low-wage-jobs-are-dominating-the-u-s-recovery/
Sobran, por definición, en todos aquellos sectores donde la oferta de trabajo es inferior a su demanda.
¿O es que se ha acabado con el paro y no me he enterado?
No se ha acabado con el paro, evidentemente, en relación a la mano de obra de baja cualificación (la que menos aporta al incremento de la productividad, por cierto, ya que no genera valor añadido y por lo tanto debería de ver sus salarios reducidos a la mínima expresión)
Pero eso no quiere decir que no exista, que no vaya a existir, demanda de profesionales cualificados en sectores concretos para sostener ese aumento de la productividad que tanto parece preocupar al señor Epicureo.
¿O es que los sistemas de producción y distribución, la maquinaria, el soporte informático, las relaciones comerciales o la atención personal no requieren del factor trabajo?
Y es que soltar dogmas de fe, sin reflexionar sobre los argumentos en que estos se sostienen, y además, sobre la multiplicidad y variabilidad de los factores que inciden en el conjunto de una economía desarrollada, es muy cómodo, pero suele llevar a conclusiones erróneas por muy populistas y demagógicas que suenen.
Saulo, lee el artículo que enlaza José Jarauta más arriba. Y mira alguna encuesta sobre el mercado laboral. También hay muchos ingenieros en paro, no sólo albañiles.
Los grandes yacimientos de empleo de la sociedad posindustrial no están en los laboratorios, sino en los mostradores del McDonalds y en las cajas de Carrefour… hasta que haya robots baratos que hagan ese trabajo. Ya hay muchas empresas que la «atención personal» la hacen mediante robots telefonistas.
Los puestos de alta especialización que dices son muy pocos y desde luego no compensan los empleos que se destruyen por otro lado.
Tengo una formación media-alta y un sueldo medio del país(aunque la perspectiva es que terminará bajando). Si me quedara en paro dudo que pudiera cubrir todos los gastos básicos. Algo hacemos mal en el planeta, no digo que sea justo o injusto porque es un concepto demasiado abstracto, pero creo que somos demasiados los que estaríamos de acuerdo en cambiar el sistema por otro con menos desequilibrios (aunque fuera injusto). Estoy dejando de creer en que esto se pueda conseguir de forma progresiva a través del sistema actual (Democracia , Capitalismo) en el que siempre hemos tenido fe(o nos han hecho creer). Por supuesto hay mil millones de sistemas peores en los que podríamos terminar. ¿Cuánta gente tiene que caer antes de que decidamos arriesgarnos?
Nos estamos olvidando de que para la mayor parte de las ocupaciones y empresas con 40 años ya eres «viejo» y es difícil que te contraten
¿Qué pasa con esos 25 años que hay desde los 40 hasta la jubilación?
Pero ese es otro tema. Que no contraten a gente de mas de 40 es un problema de exceso de oferta de mano de obra.
Una cosa no quita la otra, las enormes proporciones de parados es una cosa que hay que solucionar si queremos que siga habiendo a futuro estado de bienestar, siquiera.
Respuesta : vender pañuelos en los semaforos, envasar publicidad, emplear tus ahorros en hacerte autonomo de algo hasta que te timen y te hagan un impago, montar un bar…..
Hagan la prueba en cualquier web de empleo. Montense un curriculum – no, mejor varios, que sino lleva mucho tiempo sacar resultados- ficticio, bueno, sin pasarse, con experiencia profesional, ponganse una edad intermedia , entre 46 y 52 años, y dediquense a responder a ofertas.
Luego me cuentan.
Yo le monto uno: jefe de ventas con quince años de experiencia, licenciado en administración y dirección de empresas, estudios de postgrado en universidades anglosajonas, inglés nivel alto, alemán nivel alto y nociones de francés, dominio de lenguajes de programación y herramientas ofimáticas. Actualmente trabajando en multinacional norteamericana del sector de la tecnología con un incremento de ventas del 300% en los dos últimos ejercicios. Busco mejora profesional.
¿O es que piensa que vamos a seguir contratando a peones de albañil a dos mil euros netos el mes?
¿Es ese tu currículum, Saulo?
A los superdotados que no existen les va bien en todas partes. Pero el 99 % de la gente es normal. Hay que estar muy engañado para pensar sólo en el 1 % (al que sin duda no perteneces) y los demás que se j…
Usted ha pedido un currículum ficticio y yo se lo he proporcionado, pero, quitando el puesto concreto y el sector específico, sí se parece bastante a lo que querría poder acreditar cuando alcance los 45-50 años.
Además, déjeme que le diga que si una licenciatura, un par de idiomas y posgrados se considera ser un superdotado en España, no es sorprendente que tengamos seis millones de desempleados. Lo sorprendente es que no haya el doble.
En serio: como no cambiemos de actitud, veo el futuro muy negro.
¡Claro! En el extranjero todo el mundo tiene eso, hasta los barrenderos.
Si usted lo consigue, porque ha tenido los medios económicos y el talento que hacen falta, felicidades. Pero hay 1000 veces más gente que no tiene la menor posibilidad de conseguirlo. Piense también en ellos.
Con esa actitud de «que se j… los pobres, yo voy a ser rico» sí que el futuro va a ser negro.
«Montense un curriculum – no, mejor varios, que sino lleva mucho tiempo sacar resultados- ficticio, bueno, sin pasarse, ….»
Tantos estudios, tanta doctrina y que poca comprensión lectoras…eso si, cualquier excusa es buena para largar
Cierto. No todo el mundo tiene la agudeza intelectual suficiente como para alcanzar a comprender qué quiere decir alguien cuando redacta «montense un curriculum (…) ficticio».
Tal nivel de comprensión lectora, tan avanzado, sólo está al alcance de pescaderos y Epicuros, tan sabios y cualificados ellos.
Algunos son tan brillantes e inteligentes que no son capaces ni de comprender lo que ellos mismos han escrito y se contradicen en el siguiente comentario. Eso es porque su sabiduría ha trascendido y ya no se encuentra al nivel de los demás, pobres mortales ignorantes, que todavía creen que el factor trabajo hay que retribuirlo en función de su aportación al conjunto de la economía y no en función de si se hace «de pie» o «sentado».
A mi me sigue sin convencer. Por un lado es cierto lo del aumento de la esperanza de vida y de la salud durante esta, pero no todos los perfiles lo han hecho de igual manera: no es lo mismo picar piedra bajo el sol que un maestro (que creo que es el tercer punto que mentas en tu penúltimo párrafo).
Por tanto, no se puede dejar de atajar el problema, pero no creo que la mejor idea sea retrasar la edad mínima. Yo pienso que hay que mantenerla e incentivar la jubilación voluntaria más allá de esa (creo que ese es el segundo punto, lo de «tanto opción como derecho»). Eso quizás implica aumentar las pensiones algo más, pero quizás a la larga saldría rentable, puesto que tienes que pagar menos tiempo de vida. Lo curioso es que la idea se me ocurrió leyendo a Navarro, paradógicamente.
Ya me gustaría ver a mí cuantos picapedreros aguantaban un par de semanas dando clases en un instituto de secundaria, ya.
Lo suscribo. Prefiero cien años vendimiando que un sólo curso en un instituto de la ESO/guetto/campo de concentración.
También estoy de acuerdo con que lo que se debe aumentar es la edad obligatoria, dejando un amplio margen de voluntariedad. Pero esto conlleva bajar las pensiones a los que se jubilen pronto. No hay margen para subirlas.
Y no creo que nadie deba dedicarse a picar piedra (o a dar clase a bestias) toda su vida laboral. Un sistema bien organizado debería contemplar el cambio de puesto con la edad. Desgraciadamente no vivimos en un sistema bien organizado.
El sistema lo permite, son los trabajadores gandules, acomodados y demasiado bien pagados los que prefieren quedarse en su puesto de trabajo toda la vida. ¿O es que un picapedrero no puede estudiar una formación profesional en sus ratos libres?
Lo que no puede es encontrar un puesto de trabajo adecuado a los 40 años, con esa FP.
Pero usted siga viviendo en su mundo de fantasía. Ya se tropezará con la realidad cuando sea mayor.
Tiene usted razón: no conozco a ningún titulado en FP que esté trabajando. Hay un paro descomunal entre ese colectivo. Sobran a patadas en España.
Lo mejor es quedarse de peón de albañil toda la vida, como estamos viendo.
Igual estoy diciendo una barbaridad, pero aquí hay algo que no me cuadra y quiero comentarlo.
Tenemos – entre muchísimos otros – dos problemas que parecen estar reconocidísimos por todo el mundo.
1. Un paro juvenil galopante.
2. Dificultad de acceso a los parados en edad de madurez/avanzada (de 50 para arriba).
Así lo que yo me digo es: ¿le va a hacer algún bien al empleo juvenil retrasar la edad de jubilación, es una buena idea que a los jóvenes, que ya lo tenemos bastante jodido, nos metan aún más competidores en el mercado?
¿Realmente tiene sentido ampliar el mercado laboral a gente de entre 65 y 67, cuando muchas empresas – la mayoría de hecho – por regla general evitan contratar a alguien de apenas 50?
¿Soy el único al que se le ha ocurrido que, puestos a ampliar el mercado laboral en 2 años, no sería más interesante hacerlo hacia abajo – es decir, reduciendo la edad laboral a los 14 años y permitiendo entrar al mercado a los jóvenes en la franja 14-16 que actualmente están tocándose las pelotas en la ESO -?
No sé, a lo mejor soy el único enfermo al que esto le parece una buena idea.
Saludos.
Recuerda que también estamos hablando de reducir la jornada laboral. Eso debería abrir bastantes puestos de trabajo, aunque se retrase la jubilación.
¿Y ampliar el mercado laboral hacia abajo? Creo que hay suficientes albañiles analfabetos ya, gracias…
De todas maneras cualquier reforma que racionalice la vida laboral de la gente es un sueño imposible. Vivimos en una economía (y una política) de libre mercado, y es el mercado el que libremente decide cuántos tenemos trabajo, cuánto tenemos que trabajar, por cuánto y en qué condiciones. O sea, mal.
Me parece interesante lo de las horas de trabajo, pero lo de los «albañiles analfabetos» creo que es un mito que ya deberíamos ir desterrando porque es uno de nuestros graves lastres.
No sé por qué hay que asociar «empleo no cualificado» a «construcción». Existe el sector servicios, el turístico, sectores que se podrían potenciar con jóvenes no cualificados o con programas de cualificación dentro del mercado laboral – una formación profesional pero de verdad -.
Además no sé a qué eso de divinizar tanto el sistema educativo. A ver si crees que por hacer dos años más de ESO salen convertidos en pequeños Ortegas. No, no aprenden una mierda en la ESO, porque los tengas entre los 14 y los 16 ahí, lo único que se consigue es que malgasten dos años de su vida laboral o académica.
Prefiero «albañiles analfabetos» que «parados analfabetos», que es lo que tenemos ahora por encima de los 16 años de edad.
Y sí, el mercado laboral es malvado y etc. pero se pueden hacer regulaciones que repartan un poco más de justicia, como por ejemplo esta reforma que propongo.
Adelantar la edad de jubilación para facilitar la inserción laboral de jóvenes me parece una solución poco meditada. Si lo que queremos es acabar con el paro a golpe de decreto entonces podemos aplicar esa solución pero llevándola más a fondo. ¿Por qué en lugar de adelantar la jubilación a los 60 no la adelantamos a los 30? Así sólo las personas entre 16 y 30 años podrían estar en el paro. Fíjate si lo íbamos a poder bajar. Otra cosa sería cómo pagamos las pensiones de los que tengan más de 30.
Por supuesto el ejemplo que he puesto es muy extremo, pero creo que es bastante ilustrativo. Reducir parados a base de jubilarlos NO es la solución porque digo yo que esos jubilados tendrán derecho a cobrar una pensión todos los meses. Si la economía no genera puestos de trabajo para ellos, ¿cómo va a generar dinero para alimentar esas pensiones?
Es un hecho indiscutido en la investigación sobre desigualdades sociales en salud que la esperanza de vida aumenta con el nivel socioeconómico, ya sea entre países o intra países (he visto algún estudio con diferencias de 8 años entre distintos distritos de Barcelona). Por tanto, no entiendo cómo no se plantea un aumento de la edad de jubilación (ya sea inmediato o diferido) DIFERENCIAL según el nivel socioeconómico
debate político basado en la evidencia desagregada
¡Buena idea!
Los trabajos mejor pagados suele coincidir que son trabajos que se hacen sentado y físicamente (al menos) cansan poco. Encima, como la pensión depende del sueño, se ahorraría una barbaridad.
sin ánimo de resultar hostil, afirmar a partir de los datos que da la nota del INE que “se ha puesto de manifiesto […] una mejora de la salud autopercibida de las personas mayores de 65 años (en España…” resulta absolutamente inaceptable, como lo es en consecuencia realizar una interpretación optimista de la evolución futura de la salud y calidad de vida de nuestros mayores. Dice la nota:
“La autonomía funcional de la población fue descendiendo desde 1993 a 2006, tanto en hombres como en mujeres, y presenta ahora una ligera mejora. En 1993 el 62,9% de la población de 65 y más años (70,1% de los hombres y 58,0% de las mujeres) era capaz de realizar sin ayuda las actividades de la vida diaria. En 2012 este porcentaje es del 53,5% (61,3% de los hombres y 47,7% de las mujeres), algo mayor que en 2006 (51,4%).”
¿esa mejora del 2% entre 2006 y 2012 es a la que se refiere el autor? No se si percibe la gravedad del hecho de que la mitad de las mujeres mayores de 65 años tienen dificultades para realizar sin ayuda las actividades de la vida diaria.
Por otra parte, en la población adulta aumenta la obesidad, la hipertensión, el colesterol y la diabetes. Los ancianos del futuro, si su corazón resiste (eso sí, disminuye el consumo de tabaco). Y como dije antes, todos los indicadores de salud se relacionan con el nivel socioeconómico. Y los efectos de la crisis…
Hola Maese:
Te refieres a datos de «autonomía funcional», mientras que yo me refiero a «estado de salud autopercibido», dos elementos relacionados pero diferentes. El segundo se calcula preguntando directamente al encuestado, mientras que el primero es un indicador que se calcula con una metodología propia a través del agregado y ponderación de varias preguntas. Así, la metodología utilizada para calcular el grado de autonomía funcional determina (en parte) esos porcentajes. El simple hecho de cambiar una pregunta, por ejemplo, es vital.
Dicho esto, si atenemos a esos datos de autonomía funcional, son agregados para los mayores de 65 años, con personas de 65 y de 83 años. De 1993 a 2013 la esperanza de vida a los 65 años y el envejecimiento de la población han aumentado de manera más o menos considerable. Habría que estandarizar pues los datos tanto por esperanza de vida como por estructura para comprobar si esos porcentajes han disminuido tal y como pone de manifiesto el INE. No lo creo. Dicho en otras palabras: hay más viejos y esos viejos viven más años. La mayor discapacidad que se ve en los datos del INE es de todos esos mayores que han llegado a edades más avanzadas, pero no de las personas que son mayores jóvenes.
Por cierto, otra cosa que me gustaría señalar, y es que veo que está muy extendida la idea de que los trabajos «de estar sentado» permiten una esperanza mayor de vida que los de «moverse» (construcción, industria, etc.) y por tanto esa gente se debería jubilar más tarde.
Debo ser el único que ha leído mil noticias en la red con estudios que señalan los perjuicios de una vida para la salud.
Un hombre del campo a lo mejor la gente se lo imagina como un esclavo que recibe latigazos de su malvado amo trabajando de sol a sol, pero lo cierto es que es gente normal que tiene su tiempo de ocio, se ducha, come y tiene acceso a los servicios sanitarios como los demás.
Pero un agricultor, un pescador o un albañil son gente que desarrolla una actividad laboral dinámica con mucho movimiento y ejercicio físico, lo cual es de vital importancia para la salud de su corazón y su cuerpo en general. Un tipo que se pasa 65 años sentado delante de un ordenador 8 horas al día o es un máquina en los deportes o cuando se jubile habría que echarle un vistazo a sus arterias.
Ojalá todo el mundo hubiera tenido la experiencia de vendimiar con un hombre de 80 años y ver lo que es llegar con salud a la vejez.
Es decir, creo que un factor a tener en cuenta no es trabajos «cómodos» o «incómodos» que es como lo solemos ver sino sedentario/no sedentario.
Propongo aumentar la edad de jubilación hasta la muerte. Siempre y cuando estés en condiciones de ejercer tu trabajo. Tendrás derecho a jubilarte 3 años cada 10 y si no los coges los acumulas.
Para eso habría que definir primero «condiciones de ejecutar tu trabajo»…
Efectivamente, pero es un comienzo…
Hola, soy experto. Si no tengo para pensiones rebajo su cuantía y aumento la edad de jubilación. Y ahora a comer langostinos que para eso hemos montado el congreso.
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