Internacional

Políticos minusvalorando votantes

11 Mar, 2013 - - @egocrata

El año pasado un grupo de polítologos americanos hizo una encuesta un poco especial. En vez de preguntar a los votantes qué piensa sobre sus políticos, el sondeo preguntaba a representantes y senadores estatales sobre qué creían que pensaba el electorado. Es decir, en vez de intentar averiguar el apoyo social a la sanidad pública, matrimonio homosexual o control de armas hacemos que los políticos estimen el apoyo social de estas medidas.

David Broockman y Christopher Skovron resumen los resultados del estudio en este artículo (vía), y los resultados son francamente curiosos. Los políticos americanos, tanto demócratas como republicanos, creen que los votantes son mucho más conservadores de lo que son en realidad. La diferencia es especialmente acentuada en los legisladores del GOP – casi la mitad de los republicanos creen que el electorado de su distrito es más conservador que el distrito más conservador de todo el país.

¿Por qué sucede esto? Los autores realmente no tienen una buena explicación; los distritos más conservadores tienden a tener políticos más escorados a la derecha, pero la distancia entre representados y la percepción de los legisladores es considerable. Es curioso que los líderes de ambos partidos crean que el electorado es más conservador de lo que es realmente; uno se esperaría que los liberales se convencerían a sí mismos que es más progresista, pero eso no sucede. El hecho que los republicanos crean que Estados Unidos está llena de chiflados a la derecha del Opus Dei, sin embargo, es realmente inusual; la distancia es enorme. Siempre se dice que el GOP tiene un «ecosistema» de medios de comunicación conservadores que tiende a distorsionar las percepciones de los activistas, pero nunca hubiera dicho que se los tomaban tan en serio.

Aunque este estudio es para políticos americanos, sospecho que un sondeo parecido en España daría resultados similares. Los medios de comunicación españoles, tanto a izquierda como derecha, tienen tendencia a magnificar la oposición a cualquier reforma. Esto es parte por la misma naturaleza de la oposición a cualquier cambio político (los insiders perdedores en una reforma siempre están mejor organizados que los outsiders, al fin y al cabo), en parte porque los periodistas no tienen a nadie que les explique por qué necesitamos cambios. Los grupos de presión organizados, además, son casi siempre aquellos que viven del status quo, y siempre acaban teniendo mejor acceso a los políticos que aquellos que verían su situación mejorar con las reformas. El futuro, mal que nos pese, no tiene lobistas; los partidos reciben mucha menos información de los ganadores que de los perdedores, haciéndoles más reacios a legislar.

Los efectos de esta extraña disparidad en Estados Unidos son bien conocidos. El partido demócrata acostumbra a ser increíblemente cauto en sus pronunciamientos políticos. Kevin Drum mencionaba el otro día la regla informal que uno no debe esperar legislación hasta que las encuestas no reflejan una mayoría de dos tercios a favor de cualquier cambio; los liberales nunca se creen que los votantes les están dando la razón, y los conservadores tienen esta cargante tendencia a creer que incluso cuando pierden elecciones siguen en posesión de la verdad revelada. Es por este motivo que acabamos leyendo artículos como este, con legisladores del GOP increíblemente sorprendidos al descubrir lo que Obama dice tras cenar con él.

En España, si mi intuición es correcta, esto explicaría parte de la persistente incompetencia de los dos grandes partidos, y su irritante tendencia al inmovilismo. Los políticos españoles creen que los votantes se los comerían vivos si apostaran por las reformas ya que probablemente ven al electorado como mucho más conservador, cobarde y anclado en el status quo de lo que está realmente. No creo que este sea el único factor que explique la estulticia del gobierno Rajoy, por supuesto, pero creo que los líderes del PP están minusvalorando (como los socialistas antes que ellos) la capacidad de los españoles a aceptar grandes cambios.

Desde el punto de vista de la Ciencia Política los resultados de la encuesta son un reflejo curioso de una de las teorías clásicas del funcionamiento de los partidos políticos, la ley disparidad curvilineal (odio la expresión). El modelo original, de John May, dice que los partidos tienen posiciones ideológicas en forma de «S» – los votantes están relativamente cerca del centro, los activistas están escorados a un extremo, y los líderes son de nuevo más moderados. En el partido republicano es posible que los legisladores sólo escuchen las voces de las muy bien organizadas bases conservadoras del partido, y crean que los votantes están más a la derecha de lo que están realmente. Los demócratas… bueno, no sé realmente como explicarlo. Quizás el nivel de ruído de las bases del GOP es mucho más alto que el de las bases demócratas (en general, peor organizadas y bastante más tímidas), y tienden a confundir la algarabía de los tea partiers como algo real.

Un estudio curioso, ciertamente. A ver si a alguien se le ocurre mirar estas cifras en Europa.


18 comentarios

  1. Alatriste dice:

    Creo que «los perdedores siempre están mejor organizados que los outsiders, al fin y al cabo» debe incluir una errata… tal vez deba decir «insiders» en lugar de perdedores.

  2. jasev dice:

    Yo llevo diciendo mucho tiempo que el motivo de la existencia de medios de comunicación que dejan a Atila el Huno a la altura de un progre-hippy comeflores es desplazar el debate político a la derecha. Gracias a esa irritante costumbre de escuchar a unos, a otros y sacar el término medio de lo que dicen, la radicalización de uno de los sectores ha logrado desplazar el punto medio. Los políticos han llegado a creer que los votantes están en ese punto medio.

    • heathcliff dice:

      Cierto, pero eso no pasa sólo hacia la derecha.

      cada vez escucho a más marxistas repitiendo que lo suyo no caducó, que si la revolución esto, que si la nacionalización lo otro…

      Si no fuera como te digo, ¿quién le hubiera dedicado 5 minutos a un chimpancé como Chávez?

  3. Eli Gallardo dice:

    Muy interesante. Personalmente también detesto «Ley de la disparidad curvilínea», y suelo utilizar simplemente «Ley de May», aunque también me rechina llamarla «Ley».

    Como bien dices, podría ocurrírsele a alguien estudiarlo en Europa. En España puede intuirse a través de la calidad de los mensajes, ‘lines of the day’ y marketing político. Y eso mosquea.

  4. Oskar dice:

    No soy ni politólogo ni sociólogo, así que si digo una barbaridad, espero que sepais perdonármela.
    Una explicación para este fenómeno que explicas en el post se me ocurre que puede estar relacionada con el entorno social de los políticos. Tengo la sensación de que nuestra percepción de las posiciones políticas mayoritarias la formamos principalmente en base a lo que vemos como mayoritario en nuestro entorno mas cercano: familia, amigos y compañeros de trabajo. Una muestra muy sesgada, vamos. Si asumimos que entre los políticos profesionales esto también es así, creo que la extracción social de estos ( estoy pensando en USA, aunque creo que también puede ser válido en España) podría explicar los resultados de la encuesta: prácticamente todos los políticos USA forman parte, viven, se casan, etc. dentro de una élite muy reducida, muy alejada en rentas y patrones culturales, y lógicamente mucho mas conservadora (es quien mas tiene que perder con los cambios) que el ciudadano estadounidense medio.

  5. Ser conservador no quiere decir no querer reformas, sino quererlas en determinado sentido; como ser progresista no significa estar de acuerdo porque sí con cualquier cambio.

    Alguien puede ser tremendamente conservador y tener una agenda de reformas aún más grande que su ideología.

    • Realice dice:

      De acuerdo, he pensado lo mismo. Oponerse a la reforma sanitaria de Obama, en USA, es ‘ser conservador’ (según la comprensión intuitiva del término). Pero oponerse a la reforma laboral de Rajoy es ser ¿…?

      Curioso, en cualquier caso, el resultado de Broockman y Skovron. Contradice frontalmente en apariencia, por lo que hace a los demócratas, el sesgo de falso consenso: http://en.wikipedia.org/wiki/False-consensus_effect

  6. Juan de Juan dice:

    A mí me encanta que lo digas así, pero lo cierto es que hay una cierta distorsión en considerar «conservador» a aquél que es renuente a una reforma. Actualmente, podemos pensar en la reforma del sistema sanitario… ¿le gustaría a los que quieren que siga como está que les llamases «conservadores»?

    Creo, de todas formas, que en un estudio así habría que mirar el sesgo propio del los encuestados. O sea, yo no sé muy bien si los politicos, «viendo» a sus votantes como resistentes al cambio, se están dejando llevar por el miedo, o están viendo las cosas como las quieren ver. Lo más cómodo para alguien asentado es no cambiar nada; tiende a consolidar el asiento. Y los políticos encuestados, entiendo, son políticos ejercientes. No hay trazas en tu artículo de que también le hayan preguntado a los perdedores castigados por las urnas.

  7. Carlos Hidalgo dice:

    Creo que también tiene mucho que ver con la incertidumbre que rodea todo lo relacionado con la política. Los políticos intentan buscar fórmulas seguras para ser reelegidos y apostar por un electorado más reticente a los cambios de lo que lo son ellos mismos, les parece una apuesta más razonable que (¡oh, cielos!) innovar o decir lo que realmente piensan de un asunto.

  8. MuGaR dice:

    A mi esto me recuerda a un capítulo de The west wing, en el que Josh discute con Joey Lucas el significado de las cifras de una encuesta. Para Josh la cifra invita a la moderación, para Joey («soy una profesional de esto y te digo que no entiendo las cifras» – o nadie entiende las cifras, cito de memoria), sin embargo, la cuestión era que no había calado lo suficiente el mensaje, por lo que proponía endurecerlo.

    Traduciendo: a ver si la culpa va a ser el medio por el que se informan sobre las opiniones de la gente (faltaba un comentario azotando a los politólogos).

  9. David S dice:

    Lo que más me ha llamado la atención es el párrafo en que se aplica esta teoría a España. Yo puedo tener mi punto de vista escorado pero dudo mucho de que los partidos en España no hagan reformas por miedo a sus electores sino porque ellos viven del status quo. La sociedad española actual, al menos una gran parte, está gritando que quiere reformas.Pero reformas a fondo. Y la prueba es el batacazo del PSOE en las últimas generales y la espectacular caída de la intención de voto al PP en tan solo un año de gobierno.

  10. Be Cor dice:

    Quizá puede tener que ver que los políticos están más enzarzados en la discusión política que el votante medio? Lo digo fundamentalmente por la polarización grupal (la respuesta medio de los miembros tiende a ser mas extrema que la respuesta media antes de las discusiones) que puede llevarte más a el extremo sumada a la tendencia de sentirse legitimado por una supuesta mayoría que te apoya (o que tu piensas que te apoyas y sobreestimas) …. Crees que tu apoyo es más radical del que es!

    Muy interesante, hay datos similares para España?

    Saludos

  11. GDDL dice:

    Centrémonos. Los políticos dicen que piensan que sus votantes son más conservadores de lo que realmente son. Pero lo que realmente piensan, no lo sabemos.

    Por norma general, presumimos que el ciudadano medio no va a mentir como un bellaco al encuestador. ¿Se puede decir lo mismo de un político?

    Es más, me dicen las tripas que si esto mismo se hiciera en España, los políticos dirían justo lo contrario. Quizás me equivoque, pero aquí hasta hemos creado un eufemismo para hablar de los conservadores. Ser de centro, mirusté.

    EMHO, lo que revela esa encuesta es que los políticos USA perciben que el grupo que más conviene tener contento es el que se autoidentifica como «conservador». Me creo más que su respuesta proceda de ese automatismo, a que estén mal informados sobre sus votantes.

    PD: Pregúntale a un zahorí por su vara.

  12. heathcliff dice:

    Me temo que la verdadera disyuntiva es tragar o no tragar.

    Los políticos saben que hay dos clases de electores: los que tragan con todo lo que su partido les ponga delante, y los que no tragan, y cambian su voto.

    Los políticos, por tanto, plantean reformas hasta donde se encuentre el límite en que pueden hacerles daño, o sea, el límite que imponen los que NO tragan.

    En España, creo que en ambos lados del espectro político se traga de una manera tremenda, por lo que ambos partidos mayoritarios pueden permitirse cierto número de reformas sin perder demasiado apoyo. Quizás, el mejor ejemplo histórico sea el gigantesco trágala que Felipe González planteó a los suyos con la OTAN, consiguiendo, además, ser reelegido.

    Aznar tuvo alguno similar, aunque quizás no tan rutilante.

    A mi juicio, si las cosas van bien en España se acepta todo. Con el paro actual, no se va a aceptar nada en absoluto. Gobierne quien gobierne.

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  14. parvulesco dice:

    Más que un resultado curioso, es lo más esperable, no?

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