En el repaso matutino de prensa ha caído en mis este artículo de opinión “Cautivos del bipartidismo”, de Jorge Urdánoz Ganuza. En el artículo se empieza poniendo el ejemplo del ministro de defensa alemán que dimitió por plagiar su tesis como contraste al tratamiento que se le da en España a la corrupción. Aunque despeja rápido el balón de la explicación cultural – lo que considero muy acertado – la explicación que da a continuación no me convence tanto. Su argumento es que el bipartidismo tiene todo que ver con la corrupción. Copio literal:
Pero en España [Frente a Alemania] no tenemos libre competencia entre partidos. Lo que tenemos es bipartidismo. Por rara que nos suene, la pregunta clave para abordar la corrupción en España es la siguiente: ¿Hay algo más desamparado desde el punto de vista electoral que los ciudadanos de centro-derecha y derecha de este país? Ocurra lo que ocurra, solo tienen una opción: votar al PP. Y algo muy parecido ocurre con los ciudadanos de izquierda: solo pueden votar PSOE… o dejar que gane el PP.
Es decir, el argumento es que los votantes no controlarían la corrupción electoralmente porque, a diferencia de Alemania, no existe una proporcionalidad perfecta en la representación que permita optar por elegir a otras opciones políticas cercanas. El sistema electoral – que no podía faltar – media como variable fundamental. Pese a que el argumento suena relativamente plausible, lo cierto es que va en contra de casi todos los estudios comparados que tenemos sobre el tema. Si uno repasa los estudios de Peerson y amigos, Kunicová y Rose-Ackerman o Charron la evidencia va justo en sentido contrario, cuanto menor es el número de partidos, menor es la corrupción. No me voy a ir a ejemplos históricos (siempre hablando de Italia, que pesado soy), sino que os invito a que pensemos en el modelo agente-principal.
¿Por qué el bipartidismo? Tres argumentos
Según el modelo agente-principal el votante, que es el principal, quiere elegir a unos políticos con un mínimo de honradez y competencia mientras que el agente, el político, quiere permanecer en el poder. Vamos a asumir por un momento que el votante no obtiene pagos por la corrupción, o lo que es lo mismo, que no existe caciquismo (cosa que sabemos que es muy arriesgada en España visto lo que nos muestran aquí Pablo Fernández-Vázquez y amigos). Supongamos que nuestros votantes son gente virtuosa. Y supongamos que nuestros políticos quieren ganar elecciones y, solo si no son detectados, meter la mano en la caja de caudales públicos. Aunque a veces la literatura tiene algunos problemas para localizar el mecanismo (porque mayoritario uninominal- bipartidismo suelen ir juntos) parece claro que la clave está en el sistema de partidos. ¿Por qué?
El primer argumento es que el control electoral de la corrupción (un control vertical) se realiza siempre ex post. Es decir, el político roba y entonces el votante cabreado elige a otro partido. Cuando hay solo dos partidos, el principal grupo de la oposición tiene buenas razones para esforzarse en controlar al partido en el poder. Si la oposición llama la atención al electorado sobre la corrupción del gobierno, de entrada, tendrá unos claros réditos electorales en régimen de monopolio. O le votan a él o, al menos, desmoviliza a los votantes del adversario. Sin embargo, en un sistema multipartito no está claro quién se beneficiará electoralmente de la corrupción del partido en el gobierno. Es más, puede ser que un partido denuncie la corrupción y no necesariamente reciba más votos, sino que simplemente se distribuyan entre todos los partidos por igual o incluso vayan a un tercero.
Además, los votantes pueden tener problemas para coordinarse y penalizar al gobernante corrupto ¿A qué partido votar para sancionarlo? Frente a la clara alternativa del bipartidismo puede darse la paradoja de que los partidos de la oposición suban electoralmente pero, dados los componentes mayoritarios del sistema, no se traduzca en suficiente representación para poder desalojar al corrupto partido del gobierno.
El segundo argumento habla de un problema de acción colectiva. Es razonable pensar que la existencia de múltiples partidos puede ayudar a controlar la corrupción del gobierno ya que hay más ojos vigilantes. Sin embargo, también hay razones para pensar que en un contexto multipartidista los políticos preferirán abstenerse de gastar su capital en la denuncia de malas prácticas.
Imaginemos tres partidos viables en un país. Si un partido investiga al gobierno, descubre una corruptela y lo denuncia, de entrada ignora si recibirá el beneficio electoral del demérito del contrario, como he argumentado antes. Pero además, dado que la estrategia del partido en el poder será el clásico “y tú más” para tratar de ocultar su responsabilidad, los dos partidos se enzarzarán en una escalada a ver quien es más corrupto. Ante estas acusaciones cruzadas, el tercer partido que ha permanecido fuera de la controversia saldría beneficiado electoralmente sin necesidad de hacer nada, una posición claramente ventajosa. Por lo tanto, en el sistema multipartito no habría tantos incentivos para denunciar públicamente la corrupción visto este problema de acción colectiva.
La última idea se refiere al hecho de que los sistemas multipartidistas conllevan la existencia de gobiernos de coalición, lo que impediría a partidos y votantes penalizar la corrupción de manera eficaz. La idea clave es que se daría una dispersión horizontal de la responsabilidad al aumentarse el número de actores implicados. Por el lado de los partidos, como hay muchos competidores, es más fácil que la agenda se desvíe del comportamiento irregular del gobierno mientras que potenciales socios se abstendrían de denunciar si piensan que pueden tocar poder. Pero además, los votantes tendrían más dificultades para detectar al corrupto ya que en los gobiernos de coalición la responsabilidad entre sus miembros se difumina y la sanción electoral es más complicada. ¿Quién es el culpable de la corrupción en un tripartito?
Por favor, busquemos la pistola humeante
Todos estamos bastante molestos con la corrupción política y a todos nos parece que es fundamental erradicarla. Quizá la lección “ideológica” del artículo, que habla sobre cómo los partidos mayoritarios han ido “colonizándolo todo” esté más cerca de la verdad. El control electoral de la corrupción en España es bajo, y las hipótesis que se manejan (sintetizadas aquí) ponen el foco más en los votantes que en la oferta. De hecho, vamos a ver como asumir que no hay oferta electoral fuera del bipartidismo es falso. Los ciudadanos van a ejercer, si seguimos las encuestas, una fabulosa rendición de cuentas en 2015. Aún diré más, se puede argumentar que el problema no es el bipartidismo sino la ausencia de él, es decir, que en determinados territorios la oposición sea complemente incapaz de generar una alternativa que suponga una amenaza real para el gobernante corrupto.
Sin embargo, lo que no tenemos es que dedicarnos a mezclarlo todo en un reduccionismo simple que confunda causas y consecuencias. Lo que tenemos que hacer es buscar dónde está la verdadera pistola humeante que explica el muerto en la sala.
No me creo que la corrupción sea culpa del sistema electoral ni del bipartidismo, por más que se alinee con simpatías por otros partidos. A no ser que alguien me ofrezca una aproximación comparada y me diga; “Eh, que en Chorizolandia tienen un sistema de partidos y electoral parecido al nuestro y están igual” no compro. Simplemente va en contra de todo lo que sabemos. Sin embargo, sí que tenemos mucha más evidencia sobre otros elementos (resumidos aquí) que explican la corrupción y que básicamente es la ausencia de controles horizontales. Es decir, la falta de checks and balances y mecanismos de alerta temprana que permitan detectar la corrupción. Sistemas que hagan que los votantes no se tengan que encargar de sancionar a los corruptos porque sus prácticas sean abortadas antes de que se produzcan, ya haya dos o doscientos partidos.
En esta entrada quería hacer una llamada de atención; no podemos decir que el sistema electoral y el bipartidismo explican todos nuestros males. Al menos, no si no eres un político y quieres dar una respuesta a todo antes de siquiera tener un pregunta. El bipartidismo no es la causa por mas que los dos grandes partidos sí sean los responsables políticos de lo que nos pasa. No mezclemos. Si es que en el fondo es tan fácil como bajar al nivel autonómico para rematar de cabeza, donde nuestros sistemas electorales son relativamente proporcionales. Mirad algunas comunidades donde ha habido gobiernos de coalición recientemente y decidme que no hay (ha habido) casos de corrupción. Parece claro que la causalidad no es directa.
Por lo tanto, quizá sea razonable que no nos precipitemos a la hora de decir que estamos cautivos del bipartidismo cuando hablamos de corrupción. No al menos si lo que queremos es detectar sus verdaderas causas para aplicar recetas efectivas. Si lo que queremos es dar un relato coherente a nuestras intuiciones previas, eso ya es harina de otro costal.
Hola Pablo,
He entendido mejor tus argumentaciones aquí que por twitter. Realmente muchos de tus argumentos son razonables y razonados, aunque creo que haces críticas viscerales a ciertos escritos que son acertados mayoritariamente en mi opinión y que por alguna razón criticas vehementemente.
No has querido entrar en el debate cultural y en parte lo entiendo, pero en parte no. Los españoles no somos genéticamente más corruptos que nadie, eso es evidente, pero si somos parte de una situación más corrupta a nivel social donde socialmente la corrupción es más tolerada que en otros países y eso evidentemente afecta. No creo que debamos centrarnos en ese punto pero sí creo que no debemos obviar esto para caer en contra-tesis simplistas, como decir que si en el Reino Unido son menos corruptos que aquí es porque su sistema político es diferente y nada tiene que ver con los condicionantes sociales y culturales. No, en el Reino Unido habría menos corrupción aunque el sistema fuese multipartidista gracias a otras muchas cosas como la cultura social, el papel de los medios de comunicación, etc, etc.
¿En España el bipartidismo cataliza la corrupción? Mi conclusión es que sí, por varias razones.
El texto que criticas explica que los votantes españoles están «atrapados» por uno de los dos partidos mayoritarios, sobre todo en la derecha. Si un partido de derechas es corrupto el votante se encuentra entre tolerar esa corrupción y seguir votándolo o votar al PSOE. Nuestro país, víctima de odios y tribalismos históricos, heredero de esas dos Españas aunque de forma difusa, tiende a aceptar la corrupción propia antes de cambiar de tribu.
Por lo tanto en nuestra situación, en nuestros condicionantes sociales, culturales y democráticos, creo que sí es importante que podamos contar con más de una opción en cada campo político y posiblemente una opción centrista. Creo que un sistema de 5 partidos como el alemán sería ideal. A mi no me vale que usemos referencias de países anglosajones porque esa no es nuestra realidad, creo que hay que ser originales y «autóctonos» en las soluciones.
Pero por otro lado es absolutamente cierto otras cosas que comentas: En España ni hay crítica a la corrupción por parte del votante (hasta quizá estos momentos de grave crisis) ni hay mecanismos de control de la corrupción adecuados dentro de los propios partidos e instituciones.
En este punto volvemos a lo que llevamos hablando hace tiempo: Hay que democratizar los partidos, hay que conseguir que la voluntad de los afiliados y quizá también de los «simpatizantes» pueda expresarse en el partido y no sea secuestrada por las agrupaciones (en el caso del PSOE) o por la voluntad soviética de los líderes (en el caso del PP).
Por último quiero hacer constar que la corrupción que vivimos ahora mismo creo que está intrínsecamente relacionada con un modelo productivo y un forma de gestión de los servicios públicos. La burbuja inmobiliaria, que bebió de recalificaciones y actuaciones urbanísticas, fue un claro catalizador de la corrupción en tanto en cuanto aumentaban el número de corruptores. Lo mismo se puede decir con la constante privatización de servicios públicos (que han aumentado las «relaciones» entre empresas y partidos o administraciones) y el aumento exponencial de las contratas de las administraciones en los últimos años, también causa de la subcontratación de servicios que antes eran públicos.
Todo eso ha llevado a que la corrupción y el «robo» tradicional (me apropio directamente de dinero público) haya mutado a un tipo de corrupción mas indirecta pero igual de lesiva para las arcas públicas, que es una corrupción que relaciona a corruptor privado con servidor público y que luego lleva a que el servidor público use los recursos públicos en beneficio de esas empresas privadas con claro coste para las arcas públicas.
Saludos,
En el artículo de Jorge Urdánoz Ganuza me encanta especialmente la frase de
«¿Hay algo más desamparado desde el punto de vista electoral que los ciudadanos de centro-derecha y derecha de este país? Ocurra lo que ocurra, solo tienen una opción: votar al PP. Y algo muy parecido ocurre con los ciudadanos de izquierda: solo pueden votar PSOE… o dejar que gane el PP.»
Ahora resulta que IU o UPyD no existen…
Teniendo en cuenta la cantidad de votos de esos partidos que se fueron a la basura, efectivamente.
P.ej. en Castilla y León ha sido indiferente que un 6% de gente votara UPyD y un 5.6% votara IU. Todo eso se fue a la basura.
Efectivamente en circunscripciones con 3 escaños y en las elecciones nacionales el umbral de representación es más alto, pero lo es para todo el mundo. Pero no es eso lo que dice el artículo en El País. Generaliza a toda España, en todos los casos y todas las posibles elecciones, y eso es absolutamente falso. Precisamente la corrupción más abundante o más visible ocurre a nivel local y autonómica, y ahí la barrera de entrada efectiva en los respectivos parlamentos o en los ayuntamientos es mucho más baja. Y es ahí dónde IU o UPyD tienen que competir para conseguir base de votantes suficientes que se mantenga en el tiempo y puedan crecer.
Lo que plantea el artículo del El Pais puede ser cierto en unos pocos casos como el mencionado de circunscripciones pequeñas en elecciones nacionales, pero como afirmación general que pretende explicar las causas de la corrupción así en general, me temo que es bastante errónea.
Pues a mi me gusta el artículo criticado, la crítica que hace el post de Pablo y, especialmente, el comentario de Pedro ¿será que he perdido criterio o qué?. Simplemente quería aportar una evidencia (creo) a favor de que el bipartidismo no es el único problema: en aquellas comunidades donde hay partidos bisagra que, por su propia definición, aglutinan a toda esa gente que no es de izquierdas ni de derechas (ese fue un eslógan de campaña de uno de esos partidos) la llamada «corrupción indirecta» (Pedro dixit, dos cementarios más arriba) campa por sus respetos porque, por definición, la bisagra siempre está ahí aunque cambiemos la puerta.
Yo la verdad es que estoy un poco harto de que todo, absolutamente todo, se le busque un significado político. ¿Nadie ha pensado que la independencia judicial – o ausencia de ella – y nula rendición de cuentas de los jueces a lo mejor tiene algo que ver con la corrupción galopante y (sobre todo) con la impunidad?
Es que según lo que dice este tipo el país más corrupto del Universo debería ser Estados Unidos. Y no es que sean un dechado de virtudes, pero creo que en cuestión de limpieza institucional y eficacia y poder de los jueces nos sacan un poco de ventaja.
Oportuno post, Pablo
Pero no despejaría tan rápido el balón cultural
Tenemos evidencia de que las normas sociales de cada país influyen sobre el cumplimiento de las reglas
Existe un trabajo muy curioso de Fisman y Miguel (2007) en el que analizan las multas de tráfico de los diplomáticos ante Naciones Unidas en Nueva York. La inmunidad diplomática evitaba que tuviesen que pagarlas, por lo que el número de infracciones es buen indicador del respeto por las normas. Aparco bien, porque tengo que aparcar bien, no porque me vayan a poner una multa
Entre los 149 países que consideran, ordenados de más incumplidor a menos, España ocupa el puesto 53. Los diplomáticos españoles respetaban menos las normas que los de Zaire o Uganda
Si sirve de consuelo, Italia está algo peor, en el puesto 47
Fisman, R., Miguel, E., 2007. Corruption, Norms and Legal Enforcement: Evidence from Diplomatic Parking Tickets. J. Polit. Econ. 115 (6), 1020–1048. http://elsa.berkeley.edu/~emiguel/pdfs/miguel_parking.pdf
Starting in November 2002, New York City began stripping the official diplomatic license plates from vehicles that accumulated more than three unpaid parking violations. This credible increase in enforcement —the city government made examples of 30 countries by having their vehicles’ plates stripped in October 2002—led to immediate and massive declines of approximately 98 percent in parking violations (see fig. 1 below).
Penny: genial el artículo, pero fijarse que en cuanto el ayuntamiento de Nueva York empezó a preseguir a los infractores reincidentes… éstos pasaron a cumplir la ley en aprox. un 98% de los casos..
Por lo tanto, la conclusioón también podría leerse como que vale que la cultura es importante, pero con unos cuantos fiscales y policías se puede erradicar rápidamente ciertos comportamientos.
Y es que la impunidad no es cultura, pero sí hay países en los que existe una cultura (y una práctica) de la impunidad.
[…] ¿Menos bipartidismo es menos corrupción? […]
Cuando se polariza el electorado 50-50 y se vota útil, como en los casos: Zapatero vs. Rajoy; Prodi vs. Berlusconi; Calderón vs. Lopez Obrador; Bush vs. Gore; Bush vs. Kerry; Merkel vs. Schröder y mas ejemplos, se desalojan partidos minoritarios y la corrupción florece como la eutrofizacion asfixiando todo lo demás.
Esto, no es teoría, esto son realidades. Nada mas canalla que el voto que no es en conciencia, el voto útil es ya corrupción.
Hoy vamos a aprender cómo argumentar sin leer, sin observar la realidad y encima afirmando lo contrario.
«Bush Vs. Gore, Bush Vs. Kerry».
Bush, año 2000: Elegido en elecciones primarias entre 6 candidatos.
Gore, año 2000: Elegido en elecciones primarias entre 2 candidatos.
Kerry, año 2004: Elegido en elecciones primarias entre 8 candidatos.
Lo siento, pero mezclar entre sistema estadounidense, alemán, español, italiano y mexicano fingiendo que todo es lo mismo, intentando equiparar la competividad electoral española con la estadounidense… mira, no es hablar en serio.
Hola amigos de Politikon, soy Jorge Urdánoz. He leído la crítica de Pablo a mi artículo de hoy, y dejadme deciros que es una gozada de crítica, y una gozada responder a la misma. Hay cosas que comparto y otras que no… allá voy.
Lo primero, en mi artículo yo mismo veía tres hilos sueltos que sabía que iban a generar comentarios:
1.- Algunos piensan que Alemania no tiene circunscripción única
2.- El tema de la cultura política del país
3.- La relación entre bipartidismo y corrupción
Obviamente, en esta web de especialistas el punto 1 ni lo habéis mentado, porque conocéis a la perfección el sistema alemán… probablemente el peor entendido del mundo. La cosa se centra por tanto en los puntos 2 y, sobre todo, 3.
En el artículo hay excesos literarios obvios. Por ejemplo, cuando digo “¿qué tiene que ver el bipartidismo con la corrupción? Todo”. Eso es un exceso, y no refleja lo que pienso ni lo que diría si tuviera que escribir no en EL PAÍS sino aquí o, por supuesto, en una revista académica. Pero espero que se entienda que el estilo, en artículos así, a veces tiene que marcar un poco la pauta, porque si no sale un ladrillo politológico que no hay quién lo lea, claro.
No comulgo con ningún monocausalismo en este tema, ni pienso que la corrupción solo se combate solo con proporcionalidad, o que el bipartidismo es la única causa de la corrupción. El artículo se centra en un factor yo creo que muy relevante, pero no – o al menos yo no lo pretendía – ha de leerse en clave monocausal. Aquí habéis escrito muchas cosas sobre corrupción, todas muy pertinentes: despartidizar los niveles superiores de la administración, alarmas y no patrullas, etc. Yañez, en EL PAÍS, lleva escribiendo desde los 90 sobre otro de los puntos clave: democratizar la vida interna de los partidos. Hay un montón de factores, el mío es solo uno.
Pero, y aquí discrepo con Pablo, yo sí pienso que tenemos un problema de falta de opción. Discrepo con las bases teóricas y empíricas de la cuestión.
Las teóricas. Los tres argumentos de Pablo me parecen algo inconsistentes. Los resumo muy brevemente:
1.- Con muchos partidos, puede ser que un partido que descubre la corrupción en otro partido la denuncie y no reciba réditos.
2.- Con muchos partidos, se desemboca en el “y tu más” y no hay manera de aclararse.
3.- No hay manera de responsabilizar a un partido concreto en un gobierno multipartito.
Yo creo que los tres son endebles per se, es decir, en cuanto a su consistencia lógica:
1.- Si un partido descubre un caso de corrupción de un rival, va a denunciarlo siempre ( a no ser que le afecte, claro). Yo creo que no hay que hacer malabarismos politológicos ni acudir a hipótesis más o menos rebuscadas…¡que más quiere un partido rival, sea cual sea el sistema electoral o político!
2.- El “y tu más” es algo que en el bipartidismo está mucho más presente que en el multi… ¿qué otra opción de debate existe?
3.- ¿Por qué no? Hay infinidad de casos en los que unos partidos del gobierno suben y otros bajan.
(He sintetizado de manera probablemente inasumible los tres puntos de Pablo y mis tres respuestas, pero ando un poco mal de tiempo, ¡perdón!)
Pero, más allá de la consistencia teórica, creo que ninguna de las tres cuestiones roza mi tesis. Mi tesis se basa en lo que hará cada partido en su interior. En la dinámica intrapartidista que se abre. Lo que yo defiendo es que la proporcionalidad ayuda a que dentro de cada partido surjan regeneracionistas. Las tesis de Pablo se basan en lo que harán los otros partidos… pero yo creo que mis tiros no van por ahí.
Las empíricas. Antes de nada, algo obvio: mi bipartidismo, el español, no es el bipartidismo de los sistemas anglosajones (me niego a llamarlos “mayoritarios”: no lo son), y es este último el que Pablo tiene en la cabeza. Por supuesto, tenía que haber matizado, y es uno de los tres hilos sueltos del artículo. Pero en una colaboración como la de EL PAÍS no me puedo meter a distinguir entre bipartidismos… no con 1400 palabras límite… pido perdón.
Dicho eso, es difícil acudir a comprobaciones empíricas basadas en el concepto de “bipartidismo” cuando ese mismo concepto es ambiguo en este debate: ¿Bipartidismo español o anglosajón?
Pero, más allá de eso, lo más curioso de todo esto es que yo había leído el post anterior de Pablo sobre el tema, del que corta-pega muchas cosas de hoy, (bipartidismo y corrupción, 19 enero 2012)…¡Y es de lo que más me influyó! Porque en ese post, Pablo viene a decir que hay dos tesis: a) Los sistemas proporcionales tipo Alemania combaten mejor la corrupción, y B) la combaten mejor los bipartidistas (anglosajones, claro). Y, cita artículos académicos a favor de a) y de b). Cierto que al final Pablo concluía: “la idea de que el bipartidismo evita la corrupción continúa recibiendo hasta la fecha más respaldo empírico”. Pero eso no invalida la otra tesis, y yo lo que he hecho es tirar del hilo de la tesis a) y aplicarlo a España.
Otra cosa diferente, el comentario de Rubén, diciendo que existen IU y UPyD y que por tanto no hay bipartidismo, algo que enlaza con la profecía de Pablo: “De hecho, vamos a ver como asumir que no hay oferta electoral fuera del bipartidismo es falso. Los ciudadanos van a ejercer, si seguimos las encuestas, una fabulosa rendición de cuentas en 2015”. Estas cosas ya me sorprenden más en este foro. En España unas 37 circunscripciones eligen menos de diez escaños. Redondeando, ahí si no tienes un 10%, no existes. Por tanto, ahí solo existen PP y PSOE (y nacionalistas en su caso). Las encuestas NO ESTÁN NUNCA FILTRADAS POR EL SISTEMA ELECTORAL. La intención de voto es en bruto, del total nacional. Cuando llegue 2015, mi profecía es la que sigue: en esas 37 circunscripciones se les planteará a todos los ciudadanos la alternativa diabólica que yo describo en el artículo: o PP, o PSOE… o tirar mi voto. La hipótesis del sorpaso por parte de UPYD o IU es – de momento- ciencia ficción. Por tanto, en esas 37, por mucho que se hundan y por mucha abstención, van a ganar los dos grandes, me temo. Y yo a eso no lo llamo “fabulosa rendición de cuentas”. Lo llamo “cautividad”. Y ojalá me equivoque yo y sea Pablo el que acierte…
En fin, mil cosas más que decir claro (en el tema de la “cultura política”, también tendría que matizar mucho…), pero no tengo tiempo, perdón a todos. Mil gracias de nuevo a Pablo por su estupenda crítica, y por sus aportaciones aquí, buenísimas, y felicitaciones a toda la gente de “Politikon”… es un sitio fantástico, que sigo cuando puedo.
Un saludo muy cordial,
JORGE URDÁNOZ
Creo que tu comentario está cogido con pinzas. Quizás son las prisas que dices, pero yo no solo no veo la incosistencia lógica de las tres premisas que has escogido, sino que encima, tus tres respuestas, o no tienen nada que ver con lo que dice Pablo o directamente le estás dando la razón.
Por ejemplo:
En 1) y 2), en el caso bipartidista, claro que el partido de la oposición va a denunciar al del gobierno, y exponerse al «y tu más», porque no tiene a nadie que le pueda hacer sombra en caso de que le salga un poco el tiro por la culata. En el caso multipartidista ( y repito, hablamos de casos en que haya más partidos que puedan ser efectivamente partidos de gobierno), un partido concreto de la oposición no va a arriesgarse al «y tu más» porque esa pequeña pérdida de votos puede hacer que un tercer partido pase por encima del corrupto y de él. Por lo que esa corrupción silenciada da incentivos al corrupto a seguir siéndolo… que es lo que decía Pablo.
En el punto 3, por favor, me gustaría ver pruebas, estadísticas, estudios, etc que demuestren que en un gobierno multipartito, los ciudadanos pudieron encontrar el foco de corrupción exacto y obrar en consecuencia. Como hay «infinidad de casos», con 4 o 5 bastará.
Por lo que respecta a que sólo hablabas del caso español, creo que en 1400 palabras se puede dar una frase escueta que lo explique. A la gente de a pié que no está acostumbrada a leer «ladrillos politológicos», puede que les confunda la ambigüedad.
Por cierto, sin acritud.
Josei,
Como me parece que la réplica de Jorge está muy bien fundamentada y es coherente con lo que yo percibo me gustaría intentar responder a lo que planteas dentro en lo que me llega la memoria y intentando buscar casos dentro de la propia españa, por aquello de la idiosincrasia.
1) y 2). Aquí me gustaría destacar el caso de mi comunidad, la valenciana. Actualmente hay 4 partidos en Les Corts, dos grandes (PP y PSPV) y dos menores (EU y Compromís). La situación particular aquí es que ni hablamos de partidos bisagra en los dos pequeños ni esta diferenciación entre grandes y pequeños es, hoy, excesivamente marcada. Hay indicios bastante sólidos (fundamentalmente demoscópicos) de que Compromís está relativamente cercano al PSPV.
¿Qué han hecho aquí, los grupos de la oposición, respecto a la corrupción? Pues la critican los tres. De hecho se crea una competición a ver quien la critica más.
Por razones obvias el PSPV es el que más puede recibir aquello del «tú más», pero no por eso se calla. Compromís y EU también pueden recibirlo en menor medida (porque siempre hay algún caso municipal de corrupción), pero muy poco, y no por eso se ven diferencias en la crítica.
Otro caso sería el de un partido bisagra, como podría ser UPyD en Madrid. Esto crea estrategias electorales algo distintas pero no me parece a mi que UPyD se calle ante la corrupción dejando que sea el PSM y el PP quienes se peleen. Y con UPyD en Madrid hablariamos de un caso muy parecido al de Compromís en Valencia. UPyD tiene grandísimas espectativas de voto en Madrid.
Viendo estos casos no veo que el multipartidismo sea un problema para combatir la corrupción, creo de hecho que es positivo y resta apoyo a los corruptos.
3) Este punto es más difícil de responder pero creo que hay cierto equívoco en el planteamiento.
Es bastante difícil descernir en un gobierno de coalición el partido corrupto del que no lo es, por la sencilla razón de que si se pretende hacer como si no pasase nada (algo habitual en España) tendriamos dos responsables: El partido del corrupto, por apoyarle, y el partido que gobierna con el partido del corrupto por permitir que lo haga.
En un gobierno multipartito es lógico pensar que quienes gobiernan con corruptos les van a exigir responsabilidades y no les van a permitir mirar a otro lado. Si lo hacen, serán igualmente castigados por connivencia con la corrupción. Por lo tanto lo normal, lo lógico y lo más decente es que la coalición gobernante sirva para obligar al partido con corruptos a tomar cartas en el asunto. No creo que haga falta decir cual es la práctica habitual en España con gobiernos mayoritarios cuando hay corrupción: «Tú más».
La cuestión quizá es ¿se verá afectado el partido mayoritario de la coalición si es contundente contra la corrupción? ¿Y si no lo es? Pero creo que eso es algo que va más allá del sistema electoral. Antich expulsó a UM de su gobierno por corruptos y luego perdió votos en 2011, aunque también es verdad que dentro de la tendencia general del PSOE. En cambio el Bloc, que también estaba en ese gobierno, subió algo. Creo que hay demasiados condicionantes para sacar conclusiones y que este debate puede ser muy difícil.
De todas formas seamos intuitivos. Con más partidos en tu campo ideológico es más fácil que pierdas votos si lo haces mal. Con más de un partido en el gobierno es más fácil que se tomen cartas en el asunto ante la corrupción al no existir este coorporativismo tan cerrado que hay en gobiernos monopartido, y si se combina con el hecho anterior mucho más.
Saludos,
No sé si los partidos que optan a la Generalitat Valenciana son un buen ejemplo para hablar de multipartidismo serio. Lo digo porque no es que no haya partido bisagra, es que ni siquiera hay oposición desde hace casi 20 años:
http://www.historiaelectoral.com/avalencia.html
Por lo que al PSPV el «y tu más» apenas le afecta, EU está en coma profundo desde el principio, y Compromís apenas es un recién llegado. Si me dices que Compromís está llegándole a la nuca al PSPV, es que aún le queda un tramo muy enorme para ser una alternativa seria.
La Comunidad Valenciana no es bipartidista, es unipartidista.
Está claro que la corrupción (como todo en esta vida) no tiene una causa única. Pero, en mi humilde opinión, le bipartidismo es claramente una de ellas. El argumento es claro: ley de la oferta y la demanda. El votante busca un producto de calidad, y la corrupción es putrefacción.
En política no se puede competir por precio así que si aumenta la oferta, los contendientes tendrán que competir en calidad y empezar a ofrecer trigo limpio (o lo que el mercado demande).
El sexto párrafo se apellida Elecciones al Parlamento de Andalucía 2011.
[…] ¿Menos bipartidismo es menos corrupción? | Politikon. […]
[…] ¿Menos bipartidismo es menos corrupción? | Politikon Desgraciadamente, cuando los chicos de Politikon se ponen a hacer comentarios de política cuantitativa se pierde toda la incisividad y todo son dudas, considerandos y peros. Como debe ser. […]
El mejor argumento contra la entrada es el de «¿Qué bipartidismo?»
Porque en un sistema como el español se juntan el hambre con las ganas de comer.
El bipartidismo anglosajón tiene la salvaguarda de la competición dentro del mismo partido, y de que ganar un escaño es algo que se pelea un candidato con su propio nombre, su propia reputación y su propia campaña.
Realmente, más que un bipartidismo como aquí se entiende, cada partido es una coalición compleja de intereses y de ideologías diversas, y cada mayoría en una cámara es una coalición relativamente precaria de electos con su propia agenda.
En España, tanto nos daría que el Parlamento lo compusieran diez o doce personas: cada una jugando con el número de cartas que le corresponden por sus escaños, a la hora de votar, y un ujier o dos dando empaque detrás del Presidente.
Por lo tanto, no son comparables, ni valen las mismas conclusiones.
La corrupción no tiene una sola causa, ni una varita mágica que la evite por completo, ni se puede eliminar completamente. Pero lo que la agrava más es la falta de controles, la ausencia de cualquier rendición de cuentas, directa o indirecta, la opacidad completa.
En España bipartidismo significa, en la práctica, y en buena parte por el sistema electoral, que la cantidad de control que pueden ejercer los votantes es menos que mínima, y lo que pueden «castigar» a sus electos o a su gobierno es también mínimo. No pueden impulsar mediante el voto la regeneración o el cambio de políticos dentro de «su» partido, o del que más afín se sientan.
No votan a personas con programa y reputación propia, votan listas anónimas (casi anónimas) donde los electos responden en un 0% ante sus electores y en un 100% ante su jefe en el partido, que es quien les ha dado el cargo en realidad. Porque sus nombres son intercambiables, desde el punto e vista del elector. Este vota a una lista impersonal (salvo una persona, la cabeza visible del partido y candidato a jefe de gobierno o a lo que sea)
Dadas así las cosas, la pluralidad de partidos (que haya varias opciones afines y más de dos listas impersonales, y así se pueda castigar a alguna de ellas) es lo único que queda que amortiguaría esa falta total de responsabilidad y de asunción de consecuencias.
Independientemente de los otros fallos que pueda tener el pluripartidismo, nunca puede ser peor que un bipartidismo donde no hay responsables de nada, ni nadie se gana el escaño en las elecciones (sino antes, en la comisión de listas, y después, en la obediencia), ni ningún político electo tiene el menor margen de maniobra frente a los jefes de su partido, porque sus votantes no son suyos ni siquiera en pequeña medida.
[…] Recomendaciones: Otro modelo de partido es posible. Antonio Gutiérrez-Rubí Cal esperar que ens condemnin? Laia Bonet. No nos representan. Blog Metroscopia. Chulerías. Iñaki Gabilondo. ¿Menos bipartidismo es menos corrupción? Pablo Simón. […]
Creo que una vez más, a la hora de relacionar Corrupción y Sistema Electoral (bipartidista-mayoritario vs. pluripartidista-proporcional) se está incurriendo en el error de asumir una CAUSALIDAD entre ambas variables, como si la variable dependiente fuera la Corrupción y la variable independiente fuera el Sistema Electoral. Yo creo que como mucho, lo que podemos hacer es encontrar o analizar el grado en que están CORRELACIONADAS, y luego ver si hay otras variables que causan dicha correlación.
[…] El bipartidismo, en contra de lo que se dice, tampoco fomenta la corrupción. […]