La crisis económica alteró la percepción que los ciudadanos tenían sobre los problemas del país. Se disparó la preocupación por el desempleo y la economía pasó a ser considerada un problema de gravedad. El cambio fue profundo y súbito. A la vez, la preocupación ante los problemas políticos comenzó una escalada paulatina e hizo aparición un problema por entonces olvidado, la corrupción.
Estos datos tienen además un reverso también informativo: si en la bonanza anterior a la crisis no éramos conscientes de estos problemas, ¿cuáles eran entonces nuestras preocupaciones y qué ha sido de ellas? Como veremos, algunos problemas han sido felizmente resueltos y otros, por desgracia, solo han sido eclipsados.
Seguro que algunos estáis pensando que los gráficos son incompletos —porque la pregunta del CIS obliga a elegir, y cuando un país vive momentos difíciles, citar solo tres problemas se queda corto—, pero creo que en esa brevedad impuesta reside parte del valor del estudio. Porque gracias a esa brevedad se consigue una imagen sintética de la inquietud de la sociedad española durante dos décadas.
No es difícil mirar los datos y leer en ellos nuestra historia reciente. Ver la historia del auge del terrorismo, y de su final. La historia de un desempleo endémico, siempre presente, con brotes virulentos e impropios de un país avanzado. La historia de una enorme burbuja inmobiliaria que preocupó —y ocupó— a medio país durante un oasis de bonanza económica. La historia de una burbuja que terminó bruscamente con una recesión económica sin precedentes en muchas décadas. Una crisis económica duradera, que concentró nuestros temores y que nos ha llevado mirar con recelo a nuestras instituciones y gobernantes.
Es interesante este estudio. Y también bastante lógico. El caso de la burbuja es paradigmático. Te preocupa mucho contagiarte una enfermedad cuando estás sano. Una vez contagiado, deja de preocuparte porque lo peor que podía pasar al respecto ya ha pasado.
Dos erratas (creo). Hablas del influjo migratorio y creo que quieres decir flujo (influjo significa influencia como bien sabrás y no flujo hacia dentro). Luego dices que dudas que la inseguridad haya aumentado. Del contexto parece deducirse que quieres decir dudas que la inseguridad haya disminuido o la seguridad haya aumentado, sólo que la inseguridad ha sido superada por otras preocupaciones más acuciantes.
Escribí influjo influido por el inglés ‘influx’. Sí parece que del latín al español esa acepción de flujo de entrada se ha perdido o ha caído en desuso. Lo dejo porque me parece un significado útil y que vendría bien extender –es coherente con el latín, no entra en conflicto con «influir» y además coincide con el inglés—.
Corrijo lo de la inseguridad.
Gracias por avisar de las erratas.
Lo cierto es que en estos cinco o seis año de crisis la inseguridad ciudadana sí que ha bajado. Aparte de una percepción mía, hay algunos datos (aquí http://bit.ly/u9rUoz, aquí http://bit.ly/JqhjQC y aquí http://bit.ly/IdkkbA por si a alguien le interesa…).
En mi opinión buena parte de la delincuencia que teníamos (por ejemplo asaltos a chalets) iba asociada a la burbuja crediticia y los «nuevos ricos». Familias que antes tenían siete teles de plasma, tres coches de alta gama y un chalet de tres pisos con piscina ahora están embargadas y viven con los abuelos en la casa del pueblo. Esto ha hecho que muchas bandas criminales se piren – probablemente, mudándose a países en expansión que no tienen mafias locales instaladas, se lo van a pasar pipa en Chile en los próximos años) -.
Además aunque decirlo suene nazi comeniños y esté feo para la mayoría, también hemos perdido mucha inmigración y eso ha reducido bastante la delincuencia callejera, las reyertas y los enfrentamientos raciales, molestias a mujeres etc.
Borre un «demasiado» que debía dejar. No creo que la inseguridad se redujese *demasiado*, o al menos no tanto como para desaparecer totalmente como problema.