Política

¿Cuánto nos preocupa la corrupción? Datos desde 1993 hasta anteayer

3 Feb, 2013 - - @kikollan

La corrupción es hoy el centro de la actualidad. Y lo es por razones evidentes. Sin embargo, el más reciente y sonado capítulo del caso Bárcenas viene en realidad a culminar una secuencia que lleva meses ejecutándose: desde Gürtel, a Campeón, a Palma Arena, los ERE en Andalucía, hasta Lloret de Mar, la financiación de Unió, o el (extraño) caso Amy Martin. Una sucesión de escándalos que, al menos en términos de atención, viene coincidiendo con la crisis y la llegada de dificultades.

Esta coincidencia tiene reflejo en los datos del barómetro del CIS: desde el comienzo de la crisis la corrupción ha pasado de ser ignorada a ser considerada un problema grave para los españoles (‘CIS – Problemas principales que existen actualmente en España‘).

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La corrupción es una una preocupación creciente. Durante una década la corrupción no fue considero uno de los problemas principales. Sin embargo, desde 2009 hasta hoy los ciudadanos le han dado una importancia creciente, hasta el punto de que en diciembre era uno de los tres problemas más graves para el 20% de españoles. 

Pero los problemas políticos preocupan incluso más. Al mismo tiempo, ha ido aumentado también la gravedad con que percibimos los ‘problemas políticos’ (la clase política, los partidos, etc.). En diciembre éstos eran aún más importantes que la corrupción, aunque es posible que esto cambie pronto.

La corrupción y los políticos: una problema pendular. Este fenómeno —la unión de crisis y hartazgo frente a la política y frente a la corrupción—, no es nuevo. Ocurrió igual hace ya quince años, durante la recesión que golpeo a España a mitad de los noventa.

A la vista de los datos es evidente que la corrupción y el funcionar de nuestras instituciones políticas nos preocupan. Y nos preocupan de forma creciente. Pero, ¿qué otros problemas consideramos igual o más importantes? El siguiente gráfico muestra los cuatro problemas principales de España para sus ciudadanos.

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Una no-sorpresa: paro y economía. Desde que comenzó la crisis la preocupación se concentra brutalmente en dos problemas: el paro y la economía. A este duo le siguen los problemas políticos y la corrupción, aunque a una distancia considerable.

La preocupación por los problemas políticos crece lentamente. La preocupación por el paro y la economía se disparó de forma instantánea al iniciarse la crisis. Pero, curiosamente, la importancia dada a los problemas políticos creció más tarde y de forma paulatina. Quizás necesitamos vivir la crisis para que cristalice el hartazgo, la desafección, la sospecha —o el cabreo— hacía la clase política y los partidos.

¿La corrupción nos preocupa solo en recesión? Asumo que la corrupción es más o menos constante desde hace años. Pero, si es así, ¿por qué lo consideramos un problema solo cuando llega la crisis? Entiendo que hay un factor psicológico —la desafección con los políticos nos vuelve vigilantes— y un factor económico —en bonanza somos más permisivos—, pero ambas explicaciones me parece cortas. ¿Durante la crisis se destapan más casos de corrupción? ¿o salen los mismo pero solo ahora reciben atención? Mi pregunta, en el fondo, es si la crisis sencillamente nos hace más sensibles a la corrupción o si realmente la crisis contribuye a que los casos de corrupción salgan a la luz pública.

Los próximos meses. Sabiendo que los últimos datos son de diciembre, anteriores a los más recientes acontecimientos, me atrevo a decir —con riesgo de equivocarme—, que la corrupción será percibida pronto como el tercer problema en gravedad. Creo que superará a los problemas políticos, que aunque están entrelazados, son una diana peor.

Como en otras ocasiones, me resulta curioso observar lo volátiles que somos los ciudadanos en nuestras opiniones, lo sensible que es el ‘sentir público’ frente al contexto. Lo comprendo, pero sigue pareciéndome curioso. En pocos meses nuestra percepción de los problemas del país da un vuelco: la corrupción, el fraude y las deficiencias de la llamada clase política pasan del olvido a ser considerados problemas graves. 

Repito, puedo comprenderlo, pero no por ello hay que olvidar que los problemas que podamos tener —que tenemos— ya existían en la época de bonanza, durante la burbuja, cuando nos decíamos preocupados por la inmigración o la vivienda. Ser consciente de esto importa, pienso, porque es clave para afrontar los problemas ahora, para afrontar los problemas mañana, y sobre todo, para no repetir errores en el futuro.


8 comentarios

  1. Jorge Galindo dice:

    Se puede ir incluso más allá: una parte no desdeñable del tipo particular de corrupción que ha sido más abundante en España iba de la mano con la burbuja inmobiliaria. Es igualmente argumentable que una parte de la estructura institucional de España (leyes, sistemas de financiación) favoreció que los políticos hincharan la burbuja. Los beneficios de esa burbuja, en época de expansión, han sido ampliamente compartidos por la sociedad. Por qué preocuparte de algo que pueda ser estructuralmente disfuncional en el largo plazo si en el corto/medio te estás beneficiando. De hecho, mientras estás en la burbuja lo que te preocupan son los efectos inmediatos de la misma que tú mismo citas: atraes inmigración, el precio de la vivienda se dispara. Las disfuncionalidades solo te preocupará cuando explote. Entonces comenzarás a buscar causas (y siempre es mejor encontrarlas afuera y «arriba», por cierto).

    • Kiko Llaneras dice:

      Cierto. Además eso encaja con la idea de «por qué no se castiga en urnas (cierta) corrupción: porque mucha gente se beneficia de la misma».

      Aunque me parece que quizás es un razonar demasiado sofisticado para que sea consciente. Me tienta más pensar en términos de cabreo.

      • carlos dice:

        Pero yo no entiendo que te «beneficie» la corrupción en tiempos de burbuja. Un pelotazo urbanístico de tropecientas nuevas viviendas se puede construir con o sin la necesidad de pagarle la comisión al político de turno. Los beneficios para todos en forma de viviendas, actividad etc. los tenemos igualmente independientemente de que se pague dicha comisión o no.

        En mi opinión es que en tiempos de bonanza siempre parece que todo irá a mejor con el tiempo. Se puede pensar que los temas de corrupción y tal se solucionarán ellos solos, o que no hay prisa porque por ahora hay dinero de sobra. Meternos a reformar leyes y demás es muy complicado, así que mientras sólo sea un 3% podemos permitírnoslo y ya le daremos vueltas otro día.

        Ahora en medio de la crisis, aprieta el dinero y ya no opinamos lo mismo.

      • Joshua dice:

        Ya, pero… las respuestas a esas encuestas no son el resultado de un razonamiento 100 % consciente sino que participa, y mucho, el fluir de los higadillos y de todo lo que fluye por el subconsciente (o como quiera que se llame eso ahora).
        Tampoco hay que desdeñar el hecho de que los medios de comunicación dirigen sus focos en determinadas direcciones y no en otras, por lo que los resultados de las encuestas podrían ser las sombras chinescas de la gente mirando hacia donde se dirige el haz de luz. No quiero que se me interprete en sentido chomskiano de que hay una mano que mece el foco o la cuna, pero está claro que en determinados momentos hay cosas que son noticia de primera plana y en otros ese mismo hecho está en breves o no está.

  2. heathcliff dice:

    Me temo que la conclusión más obvia es que nuestra ética depende directamente de nuestra miseria. Cuando nos empobrecemos nos volvemos más estrictos que cuando somos ricos.

    Un curioso efecto colateral de la envidia o del cainismo…

  3. Manu Oquendo dice:

    La gente se preocupa de aquello que le resulta más molesto (desempleo) y de lo que intuye como sus causas (problemas económicos, políticos y corrupción). Si esta secuencia se va distribuyendo desde los medios creadores de opinión pues inevitablemente las encuestas terminan reflejando la percepción.

    Digo esto porque un correcto análisis de situación muestra bien a las claras que el principal problema (el desempleo) está creciendo desde los años 70. Abunda la literatura económica al respecto.
    Que desde entonces hemos perdido industria de modo brutal y los políticos han intentado compensarlo con empleo público y servicios derivados de la creación de burbujas de gasto y crediticias. Se legisla minuciosamente la «Ingeniería de Burbujas». En muchísimos países. USA, UK, España, etc.

    Esto en una nación como España con 17 nacioncitas replicando modelo y «creando empleo público» y «burbujas constructivas» (desde el 85 con Boyer) tiene necesiariamente que crear «Gigaoportunidades» de Corrupción.

    En resumen, el problema es viejo y sus motores también y la pregunta es ¿Por qué, justo ahora, nos lo ponen delante de las narices?

    ¿Por qué?

    Buenos días

  4. claudio dice:

    Una posible relación (percepción de) corrupción y crisis: una vez llega ésta, se puede tirar de la manta para perjudicar al contrario ya que, de todos modos, la pasta ha dejado de llegar.

  5. Pablo Ortega dice:

    Curiosamente, aquí en Venezuela nos pasó igual durante la crisis de la deuda latinoamericana de los 80s y 90s: que la corrupción que antes en tiempos de vacas gordas era tolerada (y es vista ahora con el nuevo boom petrolero, que espero no olvidéis que mi país es un petro-Estado), ahora era condenada unánimenente y tratada sin piedad por nuestra sociedad (al punto que un sindicalista acusado de corrupción sufrió un atentado contra su vida).

    Creo que la razón es más sencilla de lo que todos creen: mientras hubo «café para todos», que más daba si Fulano o Perencejo robaban, mientras que ahora que escasea el dinero y España debe afrontar los requerimientos de déficit de la Unión Europea, cada euro vale su peso en oro (nunca mejor dicha la frase), y por eso se ve tan mal la corrupción.

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