Internacional

Lecciones de cinismo asimétrico

25 Ene, 2013 - - @egocrata

Hace unos días hablaba sobre cómo los demócratas en el Senado iban camino de reformar el filibuster, la extraña norma institucional de la cámara que obliga que prácticamente todas las votaciones requieran una supermayoría de sesenta votos. Hoy Harry Reid, el líder de la mayoría demócrata, anunciaba haber llegado a un acuerdo con los republicanos para reformar esta absurda práctica.

¿Ha vuelto el Senado entonces a la vieja tradición de poder aprobar leyes y nombramientos por mayoría, tal como dice la constitución? No exactamente. En la enésima muestra de patética rendición unilateral demócrata, el acuerdo deja el filibusterismo prácticamente intacto, con solo algunos retoques cosméticos en los márgenes. El requerimiento de 60 votos, una «innovación» política reciente, sigue ahí, sin apenas restricciones. ¿El motivo? Hay varias teorías, desde demócratas temerosos de qué sucedería en la cámara si los republicanos recuperan la mayoría hasta que Reid realmente nunca tuvo los votos para un cambio mayor y estaba echándose un farol. No sé. Lo cierto es que el Partido Demócrata ha tenido que escoger entre gobierno efectivo o respeto por el partido que ha perdido las elecciones y se ha tirado los últimos cuatro años trolleando sin descanso, y han preferido lo segundo.

De forma paralela a esta alegre rendición, los republicanos en el estado de Virginia tienen ganas de cambiar el sistema electoral, o más concretamente, la asignación de votos en el colegio electoral en elecciones presidenciales. 48 de los 50 estados del país asignan sus votos en las presidenciales bajo winner takes all: el candidato que saque una mayoría simple en el estado se lleva todos los electores (las dos excepciones son Nebraska y Maine). En Virginia eso hizo que Obama, con un 51% de apoyo, se llevara los 13 electores. Los legisladores del estado han decidido que esto debe cambiar, y están intentando cambiar el sistema para que la asignación se haga por distritos al Congreso.

¿Por qué esto es relevante? Recordad quién dibuja los distritos en el Congreso: los legislativos estatales, tras el censo de cada diez años. En Virginia los republicanos sacaron un resultado estupendo en las elecciones del 2010, y redibujaron los distritos con un entusiasmo y amor por el prójimo encomiables. Aunque Obama ganó el estado con cierta holgura, nueve de los once representantes del estado en el Congreso son republicanos. Los distritos están cuidadosamente dibujados para poner a cualquier ciudadano con sospechas de progresismo bien apiladitos en un par de sitios, y difuminar su voto en el resto tan bien como sea posible. Si el plan propuesto hubiera estado en vigor, Obama habría ganado el estado pero sólo obtenido cuatro de los trece votos en el colegio electoral.

Si esto fuera un caso aislado, sería un problema relativo, pero el problema es que el partido republicano está intentando hacer cosas parecidas en todos los estados que ahora mismo controlan, como Michigan, Ohio y Pennsylvania. La idea es dibujar distritos a medida, penalizando a los demócratas, para a continuación cambiar el sistema de votación en las presidenciales a su favor, aprovechando que cada estado decide cómo asigna sus votos al colegio electoral como le place. Basta con recordar el hecho que los demócratas sacar un millón y medio de votos más que los republicanos para escoger representantes al Congreso y tienen 33 escaños menos para darse cuenta de la viabilidad de esta maniobra. Romney podría haber ganado la presidencia en noviembre con casi seis millones de votos menos si todos los estados gobernados por republicanos pero ganados por Obama hubieran aprobado un sistema parecido.

No estoy seguro que los republicanos se atrevan a hacer esta clase de cosas; esto sigue siendo una democracia más o menos seria, no una república bananera. Pero en vista del alegre y desaforado trolleo explotando cualquier agujero legislativo para hacer la vida imposible a los demócratas incluso tras perder cinco de las últimas seis elecciones presidenciales, uno realmente puede decir que en Estados Unidos hay un partido que es mucho más cínico que el otro. Los demócratas algún día se darán cuenta que los toman por tontos día sí día también.

Algún día.


3 comentarios

  1. heathcliff dice:

    Dime si me equivoco:

    A medida que los demócratas se apoyan más y más en los inmigrantes, los republicanos se sienten más y más legitimados a hacer cualquier cosa para que los «verdaderos» americanos se mantengan al mando de la nave.

    Creo que, psicológicamente, las cosas podrían ir por ahí.

  2. Alatriste dice:

    Roger, lo siento pero creo sinceramente que Estados Unidos es bastante más bananero de lo que tú crees, y que ese plan republicano de «gerrymandear» las presidenciales es perfectamente factible ¿Acaso no consiste en repetir lo que han hecho ya con los distritos para el Congreso?

    Es más, opino como Heathcliff solo que doblo su apuesta: diría que lo que están haciendo en el GOP es aceptar que tienen un problema con el electorado urbano en general – inmigrantes, negros, hispanos, gays, liberales, comunistas, ateos, jugadores de videojuegos y toda esa gente, tipos que odian América y a los que Dios odia – que dificilmente volverán a ganar en las ciudades y que por lo tanto lo que procede es hacerlas electoralmente irrelevantes. Más que nada porque ahí vive el 47%, ya sabes, esos que no pagan impuestos y viven del sudor de los auténticos americanos.

  3. Paco V dice:

    La derecha española a partir de Aznar se ha mirado mucho en el Partido Republicano. En ellos han encontrado inspiración ideológica para su «liberalismo», abandonando siglos de estatismo (al menos de boquilla, porque el estado sigue siendo el gran patrón para ellos y una fuente inagotable de negocios…) Y quién sabe si no es también en ellos donde encuentran inspiración para los últimos movimientos, como querer reducir el número de diputados autonómicos en Galicia y Madrid, limitando por tanto la representatividad, o considerar la política un hobby al alcance de los que tienen posibles, como en Castilla-La Mancha.

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