Esta semana Francia ha mandado fuerzas áreas y terrestres a Mali, donde han empezado una intervención armada para evitar que las milicias islamistas con control de la mitad norte del país desde principios de 2012 llegasen a la capital. El territorio rebelde incluye Azawad, que los Tuareg declararon nación independiente de Mali en Enero de 2012, después de conseguir armamento en la Guerra de Libia.
¿Por qué una intervención en Mali ahora?
La intervención de Francia en sus antiguas colonias no es anormal y ha ocurrido en tiempos recientes (por ejemplo, en Costa de Marfil). Sin embargo, la de Mali, a pesar de estar respaldada por una resolución de Naciones Unidas, ha sido algo precipitada y hasta desde Estados Unidos se ve con cierto recelo. ¿Por qué? Por un lado, porque los fines de esta operación no son simplemente humanitarios; por el otro, porque los objetivos no son nada fáciles, y Francia se arriesga a meterse en un conflicto de las dimensiones de Afganistán.
En primer lugar, la intervención en Mali no es estrictamente humanitaria sino que se trata de una acción destinada a ‘salvar’ a un Estado fallido. Esto equivaldría a que Estados Unidos hubiera intervenido en Iraq una vez el país ya estaba hecho pedazos. O a que alguien se hubiera metido a pacificar la Republica Centroafricana hace tan solo unos días. No es un tipo de intervención muy común y, de hecho, no es fácilmente justificable desde el punto de vista del Derecho Internacional Humanitario. Por mucho que los islamistas hayan amenazado con destrozar las antiguas ruinas de Tombuctú (Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO), o que estuvieran a punto de hacerse con Bamako, la situación no es comparable a cuando Gadafi estaba amenazando con cometer una masacre en Bengazi o a la catástrofe humanitaria que están provocando las fuerzas de Al-Assad en Siria.
En segundo lugar, el objetivo que tiene el presidente Hollande de restablecer el control del territorio en un Estado fallido es extremadamente complicado. Lo es para cualquier Estado, pero lo es mas para una fuerza de intervención extranjera, por muy ex colonia que sea. Es bien sabido desde Vietnam que sin un buen conocimiento del terreno y sin los aliados locales adecuados cualquier contrainsurgencia está destinada a fracasar. Los rebeldes se mezclan entre los civiles, que les dan apoyo y hacen difícil su localización. Además, sin la presencia de una fuerza armada local con la que los franceses puedan establecer vínculos, la estrategia de contrainsurgencia es todavía mas complicada. Ni siquiera con el apoyo de locales ha conseguido la Alianza internacional acabar con los Talibanes en Afganistán. Y en el lado de Bamako no hay nadie. No está de más recordar que en marzo hubo un golpe militar en la capital, y que esto es lo que de hecho propició el avance de los rebeldes.
Actores implicados y costes y beneficios de la intervención
¿A quién beneficia la intervención francesa en Mali? Antes de dar una respuesta, miremos un poco cuáles son los actores implicados y cuáles son los potenciales beneficios y costes de la intervención.
Francia. Una intervención de este tipo solamente puede generar costes a un Estado como el francés que está al borde de convertirse en un país ‘del sur’ de la UE y a punto de aplicar los mayores recortes en su sector publico desde el inicio de la crisis. No es el mejor momento para adentrarse en una aventura de final incierto, con grandes costes materiales y humanos y con la posibilidad de convertirse en una fuente de déficit a largo plazo (las cuentas de EEUU no engañan: Iraq y Afganistán son dos de las principales causes de los estragos económicos que viven las cuentas públicas del país en la actualidad).
A nivel de beneficios, se podría pensar que la eliminación de Al-Qaeda proporcionaría más seguridad a Francia y a sus ciudadanos (también a los afincados en Bamako), pero la violencia indiscriminada como la que se está llevando a cabo no acostumbra a llevar la paz duradera, sino todo lo contrario. La violencia indiscriminada genera rechazo entre los civiles, y esto permite a los grupos rebeldes conseguir mas apoyos; de este modo consiguen hacerse mas fuertes y resistentes. Además, la violencia indiscriminada acostumbra a conllevar represalias como las que ya han sido realizadas por los grupos rebeldes. Posibles ataques en la ex metrópoli incluidos.
Mali. A pesar de que a corto plazo podemos pensar que la intervención beneficia a Mali, ya que potencialmente ayudaría a derrotar a la guerrilla islamista, esto es algo negativo a medio y largo plazo. Con una intervención, el Estado no generará recursos propios para establecer un monopolio de la violencia en el país. Mali es el claro ejemplo de estado Africano que describe Jeffrey Herbst: su debilidad se debe a la poca densidad de población, pero sobre todo a su distribución asimétrica en el territorio, con unas zonas mucho más pobladas que otras. También se debe a la ausencia de competición con otros países por las fronteras, que es lo que llevó a los Estados Europeos a consolidarse como Estados-nación en su momento (como explica Tilly, las guerras crearon a los Estados). Sin state-building Mali tiene pocas probabilidades de consolidarse y en el largo plazo sólo cabe esperar que Bamako se enfrente a más amenazas, ya sea desde la periferia o desde el centro del país.
Hollande. ¿Beneficia la intervención a Hollande? Quizás Hollande está queriendo imitar las proezas de su predecesor (Sarkozy), como ‘hombre duro’ y protector de las antiguas colonias. Esto puede resultar sorprendente viniendo de un socialista, pero en Francia, a diferencia de otros países como España o Estados Unidos, parece que el eje de seguridad es ortogonal al eje ideológico. Y aunque pueda parecer extraño, el gesto en Mali hasta podría estar conectado al intento de aprobar por primera vez el matrimonio homosexual en el país, que tantas reacciones ha generado. Que, sencillamente, Hollande quiera envolverse en la bandera de Francia y/o la bandera gay para despistar al electorado de la crisis económica y así no ser castigado por las reformas drásticas que va a imponer este ano 2013.
En todo caso, Hollande se está metiendo en un campo de minas. La intervención puede ser el gran error de su carrera, un acto que ponga en jaque su propio futuro político, el futuro económico de Francia, y hasta la seguridad del país.
Así pues, no está claro que la intervención beneficie a nadie, salvo a Hollande en el corto plazo. Salvando las distancias ideológicas, las guerrillas islamistas están demostrando en los últimos años que pueden convertirse en el nuevo formato de guerrilla robusta que representaban durante la Guerra Fría las Marxistas. Sustentada en un formato transnacional, con una doctrina militar clara, una ideología extremista y un carácter organizativo fuerte, Al Qaeda genera (o da apoyo) a unos movimientos mucho más resistentes y destructivos que otros grupos armados. Podemos comparar los distintos grupos que operan en un mismo bando de un conflicto. En Siria, los grupos islamistas se han impuesto en el lado rebelde, ensombreciendo el lado no fundamentalista del Ejercito Libre de Siria. En Mali, las guerrillas islamistas (Ansar Dine y MOJWA) ya han marginalizado a las guerrillas seculares que representaban a los Tuareg (MNLA). Moviéndose oportunamente, con recursos ideológicos, de doctrina, humanos y materiales, los grupos islamistas se convierten en movimientos muy fuertes.
Las bombas lanzadas desde portaviones franceses no van a cambiar esto; ni siquiera lo va a hacer una exitosa invasión de las fuerzas terrestres. Mas bien, la violencia –que va a ser indiscriminada porque los franceses no tienen aliados locales- llegará a reforzar los apoyos a estos grupos y asegurará sus mecanismos de supervivencia. Hay guerras contra insurgencias marxistas que han durado décadas (Colombia, Nepal) y nadie puede confirmar que una guerra contra una insurgencia islamista no pueda llegar a enquistarse y a perpetuarse de forma parecida, conllevando unos costes humanos y materiales horrendos para todas las partes implicadas.
Por otro lado, como nos indican las noticias de hoy, la guerra en Mali puede convertirse en un conflicto regional, que afectaría a Argelia y quizás otros países de Africa Occidental. Y esto podría tener consecuencias nefastas para Europa, Estados Unidos y –sobre todo- para los civiles de todos estos países.
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[…] con chorrocientas pestañas del Firefox abiertas, leí un artículo publicado en Politikon.es: Pour quoi, Hollande? O a quién beneficia la intervención francesa en Mali. Me pareció francamente malo e impropio de un blog que es toda una referencia. Es lo que tienen […]