Ciencia recreativa & Política

Lo que el independentismo debe a la globalización

6 Nov, 2012 -

Andaba leyendo este artículo de Ana Palacio -¿sabéis que esta señora fue ministra del PP?¿a que parece increíble?- en PS y me he quedado con este párrafo en la cabeza:

Resulta, en efecto, perversamente irónico que los más astutos partidos secesionistas revistan sus programas en ropaje europeo y prometan que los nuevos estados que propugnan entrarían automáticamente a formar parte de la UE. Así, tanto el Partido Nacionalista Escocés (SNP) cuanto Convergencia i Unió (CiU) en Cataluña, explotan con oportunismo el concepto de cosmopolitismo europeo para reavivar romos fines nacionalistas y, en última instancia, el rompimiento de los países de los que son parte integrante.

El párrafo me ha recordado una hipótesis que alguna gente había planteado en la academia en los años: la globalización, tanto en su vertiente «económica» como «cultural», hace más viables los Estados pequeños.

A primera vista esta idea podría parecer paradójica. Uno podría esperar que, conforme aumenta la interdependencia entre países, conforme los efectos «frontera» van importando menos, a lo que se debería tender es hacia polis cada vez más amplias, más cosmopolitas. Hay varias razones para pensar que esto no es así.

Alesina pasó un buen rato en los años 90 escribiendo sobre este tema (aquí  o el libro que terminó publicando aquí  y Colomer ha reseñado bastante un libro suyo muy accesible) pensando que la integración económica y la desintegración política son dos fenómenos que van de la mano. La idea es muy simple. Para una región, poder participar en el comercio es sinónimo de prosperidad, por una cuestión estricta de división del trabajo. Si uno vive en un entorno en el que todos los Estados viven en autarquía, formar un Estado pequeño es mucho menos viable: la forma de participar de los beneficios de la división del trabajo es integrarse dentro de las fronteras una polis más grande. Sin embargo, cuando el régimen comercial es de librecambio, cuando los países están muy integrados entre sí, la viabilidad como Estado independiente de un territorio aumenta. Esto es así porque, al reducirse el efecto «frontera», la diferencia entre comerciar dentro del país y hacerlo fuera es menor y por tanto la ventaja (el coste) de pertenecer (no pertenecer) a una polis más amplia cae.

Otro aspecto en el que la globalización afecta a la viabilidad de los Estados pequeños tiene que ver con la provisión de bienes públicos -bienes de los que se beneficia todo el mundo- y en particular con la guerra o la defensa nacional. Tal vez hace 200 años para un Estado pequeño podía tener sentido fusionarse (o negociar su entrada) con uno más grande para poner en común sus recursos en la provisión de bienes públicos -pensad en la defensa. Hoy, en el contexto de la UE y en general de la «pax americana», los Estados en occidente no necesitan preservar su integridad territorial: en principio está asegurada. Es por tanto viable mantenerse dentro de unas fronteras mucho más pequeñas.

Una intuición -no testada- que siempre he tenido en relación con los Estados pequeños es que estos son, en media, más gobernables que los grandes. Para un determinado nivel de diversidad (heterogeneidad), si la acción política tiene economías de escala, es razonable pensar que los estados pequeños tendrán menos «veto players»-es más complicado formar minorías críticas que bloqueen una reforma. Además, las comunidades pequeñas suelen tener menos «distancia social». Los grupos son más pequeños, así que por fuerza tienden a ser menos herméticos de modo que la exposición de una persona a la realidad de cualquier otra es, en media, mayor, haciendo más fácil forjar consensos. Esta mayor empatía interna de los grupos pequeños es especialmente importante cuando existe además una identidad compartida.

Pero vamos a pensar en otro aspecto, como el de la cultura que es al que hace referencia Ana Palacio. Una hipótesis que me gusta bastante para pensar en la identidad es que ésta es un mecanismo para gestionar la cooperación -y el conflicto. Las identidades -culturales- tienen muchas dimensiones, pero el hecho de compartir cosas con alguien facilita las interacciones. En este sentido, si pensáis en ello es fácil darse cuenta de que la globalización tiene un efecto doble, como decía Kantor: el mundo se vuelve más homogéneo entre lugar pero más diverso en cada lugar. Por un lado, todos empezamos a participar en una cultura global, mucho más amplia: leemos el Código Da Vinci, aprendemos Inglés, compramos en Amazon y vemos Gangnam Style por Youtube.

Pero por otro, también nos sentimos más apegados a cosas muy locales. Hay dos razones para este último efecto. La primera, y más obvia, tiene que ver con las tecnologías de comunicación y la cultura. Es posible que, hace 50 años, para producir cultura en tu lengua tuvieras que tener un Estado detrás (licencias de radio y televisión, subvenciones a la cultura, etc). Hoy naturalmente ya no es así. No solo hay más libertad económica para hacer estas cosas, además está internet (youtube, los blogs) que lo hacen accesible a cualquier persona con una webcam, un micrófono y un teclado. El segundo es un problema de «crisis del marco de referencia» como dicen los sociólogos. El efecto de la globalización -de participación en una esfera cultural más amplia- es exponernos a una realidad más diversa dónde las cosas que damos por sentadas en nuestro microcosmos se relativizan sustancialmente y esto crea cierta «ansiedad» al perder la identificación con ningún grupo concreto. Es por tanto natural buscar referencias relativamente sólidas en un entorno más o menos reducidos dónde hay un grado suficientemente elevado de homogeneidad.

Cuando Berta apuntaba en el post que publicamos el otro día sobre el papel de las expectativas de los beneficios de la independencia, las narrativas que se han logrado articular, es importante recordar cuál es el marco político económico en el que la formación de estas narrativas es viable.


34 comentarios

  1. Jorge dice:

    Esto ya lo dije hace mucho Octavio Paz sin tanto «paper», que el siglo XXI sería el de la dinámica entre lo global y lo local 😀

    El penúltimo párrafo me sugiere paralelos con algunas de las cosas que hemos discutido últimamente respecto a los medios de comunicación.

  2. El Burgués dice:

    ¿Tenéis algún estudio sobre la influencia de distintos sistemas jurídicos en las dinámicas de intercambio comercial e integración económica?

    Mola pensar que estamos entre lo local y lo global, pero si Escocia y Cataluña se quedan en lo local (y fuera de la UE), ¿qué clase de armonización jurídico-económica puede darse?

    Si hasta en RU se piensan ya la introducción de patrones continentales en su derecho privado, ¿qué clase de ventajas se obtienen cuando tu sistema legal queda fuera del circuito de producción jurídica comunitario?

    Todo esto queda en agua de borrajas si nos creemos los más guays del local y, por cojones, Escocia y Cataluña se independizan y por arte de magia forman parte de la Unión Europea, del euro y del último salón del Parlamento Europeo.

    • Cives dice:

      Si, esa era mi conclusión pero me ha dado para otro post que sacaré mañana o pasado

    • carlos dice:

      Es que Escocia va a seguir formando parte de la UE si se independiza. Es una separación de común acuerdo (y con negociaciones de reparto de activos y pasivos) y si el propio Reino Unido está de acuerdo, poco sentido tendría que lo impidieran los demás. Además, hay quien dice que la separación de Escocia lo que supone es la «disolución» del Reino Unido para crear 2 nuevas entidades. ¿Supondría que el Reino Unido de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte también debería solicitar la entrada en la UE como nuevo miembro? No lo creo.

      El problema está con las secesiones unilaterales, como la que se plantea ahora mismo en Cataluña sin reforma previa de la Constitución. Ahí la independencia es sin «derechos ni deberes». Así que si quieren irse sin llevarse el 20% de deuda pública que les toca, lo normal es que no facilitemos su entrada en la UE para que sigan tan contentos.

      • Quevedin dice:

        No, te olvidas del Acta de Unión de 1800, que es la base de «y de Irlanda del Norte». El Reino Unido sería de Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte Isla de Man, Guernsey, Jersey..
        De ahí las 3 cruces: la blanca sobre campo azul (San Andrés, Escocia), la de San Jorge (Inglaterra) y la Cruz de San Patricio (Cruz roja sobre campo blanco, como la de San Andrés). Quedaría por tanto, una bandera con dos cruces giradas 45 grados.

      • Juan de Juan dice:

        Todo depende de cuál sea tu balanza comercial bilateral con Escocia. Si le compras más que le vendes, te compensa votar no, y quitarte de enmedio a un competidor. Suponiendo que tengas mercados alternativos al escocés, que yo creo que es el caso (incluso para el whisky).

  3. heathcliff dice:

    La viabilidad es más fácil, pero creo que la competitividad es más difícil.

    A medida que se ajustan los márgenes es más oneroso renunciar a ciertas sinergias.

    Creo yo, vaya.

    • Enric dice:

      Pero esto va en las dos direcciones. A medida que los márgenes disminuyen, es más oneroso mantener sistemas de redistribución «fuera de mercado». Así, estamos inmersos en el momento de mayor reducción de la desigualdad mundial (gracias a la globalización) mientras los sistemas nacionales de redistrubución y bienestar colapsan, incrementando las desigualdades a nivel nacional (por culpa de la globalización).

      Tal vez este calculo también lo hagan los catalanes.

      Por otro lado, en un contexto de libre comercio, los estados pueden ofrecer competitividad a sus empresas con algunas pocas cosas: regulación, educación, I+D, diplomacia económica, etc, por desgracia España es bastante flojita en cada una de ellas (y tampoco podemos esperar que Cataluña se convierta en un mezcla de Singapur y Suecia, dado el nivel de los políticos y empresarios locales).

  4. Anónimo dice:

    ¡Cómo me apasionan estos posts sobre pensamientos colectivos abstractos!

    También me hacen recordar cuánto echo de menos a Kantor…

    La única aportación o crítica que podría aportar es que a mí me parece muy traída por los pelos la afirmación de que nos sentimos más locales. Es decir, yo trato de imaginar cómo ahora puede surgir, por ejemplo, una tradición local y no lo concibo. Mientras que en el pasado, las costumbres de un pueblo a otro de al lado podían ser diferentes.

    De igual forma, si ahora en muchos estados actuales el sentido de pertenencia se resquebraja, tampoco es que haya habido muchas otras ocasiones en el pasado. ¿Cuándo ha podido sentirse Cataluña no española? ¿Cuando Franco? ¿La descolonización está relacionada de alguna manera a la globalización?

    No lo sé, me parece como buscarle una explicación especulativa subconsciente… ¡lo que por otra parte me encanta!

  5. Jorge dice:

    Me permito sugerirte el título del próximo post: «Lo que las grandes corporaciones deben al independentismo» o «el ocaso de la democracia», porque eso es lo que nos espera en un mundo global con macro-multinacionales de poderes económicos gigantescos; y micro-estados de vecindario con presupuestos de chiste.

  6. Xanflins dice:

    Muy buen post! Casi de acuerdo con todo. Precisamente creo que el argumento sobre defenda del estado es uno de los mas importantes. A nadie se le ocudiria decir que una Cat independiente estaria indefensa contra Francia, Espana o Italia. Y esto solo hace 50 anos seria un gran argumento sobre la mesa.

    Aun asi, creo que mas alla del efecto generico de la globalizacion, creo que en Europa hay un segundo efecto mucho mas importante. Si pensamos en un estado federal (de verdad, no como metafora de candidatos socialistas), que funciones dariamos al estado central? Exteriores, Defensa, Mercado laboral, … Precisamente las mismas que queremos dar a la UE en un futuro. Asi que hay una duplicidad de funciones UE/estado central/estado regional. Asi que o aceptamos tener un estado central bastante diluido, o recentralizamos o nos separamos y cada uno tiene su propio estado. Mi huimilde opinion es que los estados plurinacionales dentro de la UE van a tener cada dia menos sentido cada vez que demos mas contenido a la UE.

  7. ortega dice:

    La propuesta de CiU que ve a la Cataluña independiente como un nuevo Estado de Europa, es una buena muestra del espíritu que reposa en mucho independentista: me quiero separar pero que no me cueste nada, quiero ser otro pero quedándome como estoy. Lo que se espera obtener tiene tanto de cuento rosa que le haría salir los colores hasta al perroflauta más convencido.
    Nada que, por otra perte, resulte muy extraño en una parte del mundo en la que lo primero que buscan los revolucionarios es una subvención.

    • José l. dice:

      Eso es lo que decía Salmond en una entrevista, creo que en El País. Queremos seguir con las mismas relaciones comerciales con el resto de los británicos, en la UE, todos vamos a seguir siendo amigos… por cierto, lo único es que el petróleo es nuestro.

  8. antunez dice:

    Como el otro día escribía Tyler Cowen ¿tanta es la ganancia como para conseguir la independencia a través de la estrategía leninista del cuanto peor mejor?

  9. Lluís dice:

    Una cuestión que me parece que muy pocos han planteado hasta el momento: todo el debate acerca de una hipotética independencia de Cataluña se basa en si queda dentro de la UE sale a cuenta y si queda fuera no. Y yo pregunto, ¿No puede Cataluña estar fuera de la UE porque siempre hay algun estado que la veta, y al mismo tiempo tener acuerdos de libre comercio con ella que no destruyan su economía -y de paso, le libren a España de tener una frontera incómoda a sus propias importaciones y exportaciones-? Y lo mismo aplicable a cuestiones como Schengen (del euro ya doy por hecho que se puede mantener sin estar en la UE, como hace Montenegro).

    • Javier dice:

      Interesante pregunta. Los tratados de libre comercio los negocia la comisión a instancias del consejo. Y los aprueban el parlamento y el consejo. Con Niza (y las reglas de Niza se pueden invocar selectivamente hasta 2017) era voto por unanimidad. Con Lisboa es mayoría cualificada, con lo que un veto requeriría el apoyo de otros 3 países mas. Eso si el tratado no toca temas como política social o seguridad, que siguen requiriendo unanimidad y hasta aprobación por los legislativos de los estados miembros. Esto último ha sido el caso en varios tratados comerciales. En realidad, una confrontación tan grande en el consejo es improbable. Se mueve mucho por http://www.powerlineblog.com/archives/2012/11/clintons-paradox.php consenso. En su propio interés

    • titus dice:

      En respuesta a Lluís, de ir adelante el proceso de secesión Cataluña podría formar parte del Espacio Económico Europeo. Para disfrutar del mercado interior europeo no hay que ser miembro de la UE. Varios de los países que componen la EFTA (Noruega, Islandia y Lichtenstein) firmaron con la UE el acuerdo del Espacio Económico Europeo por el cual las cuatro libertades europeas y todo el acervo del derecho comunitario relacionado con el mercado interior les es aplicable. Es decir, respecto del mercado interior europeo no es imprescindible estar en la UE… si se está en la EFTA. De conseguir la adhesión en la EFTA, las desventajas de quedar fuera de la UE quedarían muy paliadas.

      En paralelo, Cataluña podría firmar el Acuerdo de Schengen (para asegurar la movilidad de personas) que no es privativo para los países de la UE. Hay países de la UE que no lo han firmado y otros de fuera (como Noruega) que sí lo han firmado.

      Es una hipótesis que se plantea en el caso escocés.

      • Lluís dice:

        Gracias por la aclaración, aunque esto me trae a nuevas cuestiones…
        -¿Para estar en la EFTA, hay capacidad de veto de actores internos?
        -¿Una vez en la EFTA, hay obstáculos -o sea, posibles vetos- para estar en el Espacio Económico Europeo?
        -Y finalmente ¿Qué requisitos hay para estar dentro de Schengen? Porque me parece que Rumanía y Bulgaria han solicitado estar dentro pero se les deniega.

        • titus dice:

          Desconozco si existe algún informe jurídico que pueda dar luz sobre este tema. Creo que tus preguntas lo requieren. Sólo sé del caso porque he seguido un poco el debate en Escocia y ahí no deben temer las represalias de Reino Unido. En Escocia la opción EFTA se plantea tanto como opción de recambio o provisional (si no pueden adherirse automáticamente a la UE) pero también como primera opción. De todos modos, entiendo que en EFTA sólo habría capacidad de veto de los países que la componen. España sin embargo podría tratar de influir.

          Una vez en la EFTA hay que suscribir al acuerdo EEE. La pertenencia al EEE no sería automática. España podría tratar de vetar la adhesión al mismo de Cataluña, pero entiendo sería más dificil que con la UE pues no es directamente parte firmante del mismo. Es la UE quien acuerda, como conjunto, con cada uno de los países de EFTA. Convendría una nueva firma del Acuerdo y para ello la UE, para formar su posición, entiendo no necesita seguir la regla de unanimidad que sí se necesita para ser miembro de la UE.

          Respecto de Schengen es cierto que los países miembro del Acuerdo pueden vetar la admisión de un nuevo miembro, como ha pasado con Bulgaria y Rumania. sin embargo hay que justificarlo, y no es tan fácil. Creo que la no aplicación de Schengen en Cataluña supondría enormes dificultades prácticas si tenemos en cuenta el art. 11 de la CE por el que los españoles de nacimiento no pueden ser privados de su nacionalidad, y por tanto con capacidad para moverse por el espacio Schengen. ¡En una hipotética Cataluña independiente habría millones de personas con nacionalidad española! Muchos de ellos además habrían votado No en el referendum. Entiendo una represalia contra el nuevo Estado pero me cuesta concebir que la represalia pudiera hacerse extensiva contra ciudadanos de nacionalidad catalana que no hayan rechazado la nacionalidad española (y tengan las dos).

  10. Epicureo dice:

    En realidad los catalanistas no quieren la independencia, lo que quieren es depender directamente de Bruselas. Y es comprensible.

    El Estado moderno, tal y como se ha ido generalizando a partir del siglo XVIII, tiene tres ventajas: el ejército, la moneda y el comercio. Las dos últimas se las hemos cedido totalmente a la UE y la otra en su mayor parte a la OTAN.

    Del Estado nos quedan las funciones de recaudar y distribuir de la Hacienda pública y la definición de políticas, y aún están cedidas en gran parte a las comunidades autónomas. Es normal que algunas se pregunten para qué les sirve el Estado, y especialmente las más ricas que salen perdiendo con el reparto. La respuesta, claro, es que no les sirve para nada. Y encima les impedimos tener sus propios representantes en Bruselas.

    A no ser que la UE se disuelva (que podría ser), de aquí a unos años habrá una oleada de secesiones de regiones prósperas. Posiblemente la primera será Escocia y luego seguirán todas las demás, empezando por Cataluña.

  11. Manu Oquendo dice:

    El artículo de Cives permite abordar ciertos ángulos de la interesantísima cuestión secesionista.

    Básicamente lo que se está promoviendo es que determinadas estructuras de poder –basadas en el Territorio y en la construcción obligada de determinados Rasgos Identitarios– se refuercen y obtengan mayor independencia con respecto a las estructura de poder estatales.

    Es decir, estamos asistiendo a demandas de poder de élites y movimientos con fuertes componentes totalitarios y en no pocos casos con legislación y prácticas fascistas.

    Esto último es indiscutible simplemente viendo el adoctrinamiento en las aulas, las leyes lingüísticas o las de recogidas de basuras de Bildu o las prácticas de vigilancia civil de conciudadanos en lugares donde gobierna. Por no hablar de amenazas directas o de violencia.

    Estas estructuras de poder usan tácticas coercitivas impropias de los modos clásicos de gobierno de los estados liberales y manejan los presupuestos estratégicamente con estos fines, una deslealtad constitucional tolerada.

    No quiero imaginar el grado de control que estas estructuras ejercerían sobre nosotros de mostrarse tal cual son.

    Causas.

    Del mismo modo que sucedió en la Ilustración se está produciendo la muerte del paradigma vigente por falta de operatividad.

    Entonces fue el poder monárquico hereditario y hoy son los estados constitucionales los que están perdiendo «legitimidad otorgada».

    Muchos factores lo avalan: Desde la globalización a la corrupción estructural y, especialmente, la incapacidad de generar rendimientos crecientes.

    En estos momentos de profundo cambio histórico hay grupos profesionales de «Captura del Poder» que ven la gran oportunidad de mejorar su posición en el nuevo paradigma (el que sea).
    Se organizan, crean sus tropas con los medios disponibles y proceden a asaltar el poder.
    Sucedió en la revoluciuón Francesa en la cual las Asambleas regionales estuvieron dominadas por las viejas estructuras de poder monárquicas con un oportuno cambio de chaqueta (letrados locales y pequeña burguesía) y está sucediendo ahora ante nuestros ojos.

    En España esto viene sucediendo desde mucho antes por otros motivos dado que aquí el estado Ilustrado liberal nunca ha llegado a ser sólido o asentado mucho tiempo y la educación, en vez de estar en manos del estado como en Francia, se cedió a estos grupos sectarios.

    Esto se produce en un entorno de poder global bastante avanzado e inoperante para las poblaciones occidentales (un horizonte en declive salvo nichos).

    Cualquier análisis de la cuestión debe considerar, en primer lugar, los intereses de ese poder global en formación porque es quien está atizando, tolerando y promoviendo los cambios que llevan a la destrucción del estado salido de la Ilustración.

    Es decir, ¿qué escenarios ciudadanos se pueden otear tras el cambio de paradigma?

    Ninguno a mejor en lo que a los ciudadanos de base concierne por un motivo, tendremos al comisario político metido en el propio edificio de nuestra vivienda, en el trabajo, en las aulas, en el equipo de futbol y en la parroquia.
    El sistema global para occidente representa pauperización masiva para más del 90% de la población y esto exigirá un control sobre la población que resulta imposible para el viejo y cansado estado liberal.

    Los microestados identitarios nacen para ese papel.

    Demasiado cerca para mi gusto.

    Buenos días.

    • ortega dice:

      Las respuestas españolas a los llamados nacionalismos periféricos (término que, en principio, parece indicar que existe otro central), se dividen a grosso modo en dos grupos:

      – las de los cosmopolitas, que en su versión más habitual en España viene a decir: los nacionalismos son una tontería (más o menos peligrosa, como la religión, para entendernos) porque el mismo concepto de nación y nacionalidad es una reliquia antigua a superar. Yo soy español porque me ha tocado, pero no tiene la menor importancia.
      En este caso, no es de extrañar que los catalanes no nacionalistas no tengan ningún argumento frente a los que sí lo son: si la nacionalidad es una bagatela, ¿por qué preferir una a otra? El argumento usado actualmente de ‘por dinero’ se convierte facilmante en decisivo.

      – el otro grupo sería el que representa a la perfección el señor Oquendo. El nacionalismo, lejos de un capricho, es un totalitarismo. Si no fuera porque esta palabra nos recuerda a cosas verdaderamente serias, a mí modo de ver poco comparables con el idioma en que se escriben los menús, esos señores nos deberían explicar si Inglaterra o Francia, por ejemplo, cunas de las formas más habituales de nacionalismo, son también Estados totalitarios o parafascistas, o por qué extraño milagro España se ha visto libre de tan universal desgracia. Igual, en esa aparentemente feliz carencia, es dónde se debería buscar el origen del fracaso histórico del proyecto de nación (¿o se les ocurre una palabra mejor?) española.

      • Manu Oquendo dice:

        Estimado Sr. Ortega.

        Su post aparece como respuesta a uno que escribí esta mañana antes de ir a trabajar, pero debe de haber sido por error porque lo que expone no guarda relación con lo que aparece en el mío. Puede comprobarlo leyendo despacio.

        De hecho el análisis que trato de exponer no se limita a España sino que contempla el fenómeno secesionista como la respuesta de grupos de profesionales de la captura del poder político a determinadas oportunidades de entorno global. Por ejemplo, la pasividad de gobiernos inoperantes en el ámbito estatal.

        Lo que sí es típicamente nuestro es la introducción de legislación fascista y el adoctrinamiento escolar identitario. Por no hablar del mayor exilio civil en Europa en tiempos de paz o de la deslealtad contumaz como rasgo identitario.

        Supongo que no hace falta que le mencione leyes y reglamentos simétricos de los de Franco que han promulgado tanto el parlamento vasco como el catalán.

        Por otra parte es vano por falaz su intento de comparar cuerpos jurídicos, constitucionales o no, dirigidos a ciudadanos iguales y libres, como el Español, el Inglés o el Francés con engendros incalificables destinados a crear –a la fuerza y con violencia coactiva– «identidades clónicas de lo ignoto imaginado» y hacerlo violando cartas de la ONU y de la UNESCO en lo que a a la educación de la infancia o respeto a la libertad individual se refiere.

        No son moralmente comparables cuerpos jurídicos igualitarios y respetuosos con los derechos humanos con prácticas como las que llevan a cabo gobiernos como el de Vitoria o Barcelona en manos nacionalistas destinadas a crear súbditos acentuando desigualdades.

        Si alguien piensa que esto será gratis en el Siglo XXI creo que más de uno se va a llevar la sorpresa de verse en la galería de los espejos en compañía de sus precursores históricos.

        Saludos

        • Miguel Angel dice:

          Estoy de acuerdo, Señor Oquendo. El asalto al poder por éites locales escindidas no ha sido infrecuente en la historia, pero ahora el pecuilar desmantelamiento de un Estado de los de la UE, y la imposibilidad de utilizar la fuerza clásica como antaño, dan al proceso negras perspectivas.

          El efecto de nacionalismos como el catalán es doblemente perverso: fragmentan a los Estados tradicionales debilitándolos, lo que no está claro que beneficie a la UE. Estados débiles pueden ser más europeístas de sentimiento pero aportan menos potencia al común.
          Por otra parte el otro efecto, este más perverso, es que países, como ejemplo Francia, con temor a perder su identidad, refuercen sus mecanismos estatales, en detrimento de Europa. Sólo podría ayudar a Europa si los grandes países , en lugar de bilndarse frente a inegrse más y perder poder por arriba, recuperaan poder de las regiones…así,apoyarían a los países con secesionismos contra estos, es decir, forzándoles a recuperar competencias

          Todo esto es lógico si pensamos que este asalto al poder no es movido por el amor a la Humanidad, sino por el deseo de ser cabeza de ratón en lugar de cola de león, el instinto tribal fratricida de las clases dirigentes. En la Europa medieval las peleas eran tan omnipresentes que el Papa favoreció una cruzada para drenar la violencia fratricida de la nobleza dirigente. Ahora no se me ocurre cómo se puede parar esta locura.

      • Jorge dice:

        Solo una puntualización sobre el argumento cosmopolita.

        El cosmopolitismo se asienta sobre valores de fraternidad global, de cooperación, solidaridad, diálogo, democracia… por lo que cuadra a la perfección con proyectos de integración como la Unión Europea, de la misma forma que chirría frente a proyectos de desintegración y ruptura.

        Lo sumamente sorprendente aquí, es que el nacionalismo secesionista ahora se nos presente como ferviente defensor de la Unión Europea y sus principios fundacionales. Aquí hay algo que no cuadra.

  12. […] post de politikon sobre como la globalización permite estados menores. Hace un par de años, me comentaba uno de los 4 españoles que va a Davos (sí, sí, el […]

  13. dpcereza dice:

    Gellner explicaba bien que hasta que no se generalizó el Estado como forma política no pasó a ser posible en nacionalismo. Esto sería una aceleración de su argumento: una vez que existen los nacionalismos, la devaluación de los Estados los hace más accesibles.

    • Manu Oquendo dice:

      Un apunte antes de la retirada por esta noche.

      El prólogo de la obra de Gellner sobre el nacionalismo arranca explicando (cito de memoria) que «el requisito fundamental de estas ideologías es una buena dosis de Amnesia»

      Los gestores nacionalistas son personas desleales, incumplidores conscientes de sus propios juramentos (al enemigo se le puede mentir y nosotros somos sus enemigos) y por lo tanto poco fiables.

      Grave error comete quen de ellos se fía en lo poco o en lo mucho porque además tienen tanto que ganar que se dedican en cuerpo y alma a la tarea.

      Estratégicamente son muy buenos, inalcanzables para líderes de partidos sin criterio más allá de lo electoral como PSOE y PP.

      En el asunto de «Uropa» también mienten.

      Su intención real es salir de la UE y del Euro porque salir de un barco que se hunde es la estrategia ganadora .

      Fuera de la UE está Marruecos y económicamente va como un tiro y es mejor tratada por la UE que muchos de sus propios miembros de derecho.

      El problema existe porque el PSOE ha perdido la O de obrero, la E de español y le queda la S que según el hijo de D. Jordi Pujol no es precisamente la inicial de Socialista.

      Bona nit a totes i a tots.

  14. […] terminaba de escribir el post anterior pensaba en una conclusión que iba a alargarse mucho más de la cuenta y que, pensé daba para un […]

  15. Toni B dice:

    Primero de todo, felicitar a Cives por un post tan interesante. Como dice alguien por aquí arriba, a mi también me encantan estos posts sobre pensamientos colectivos y su relación con la estructura política y economica de la sociedad. En segundo luegar, quería dar mi opinión personal sobre algunas opiniones que he leído en los comentarios y que creo que son bastante generalizadas.

    Yo siempre me he considerado catalanista, por afinidad cultural y lingüísitca, aunque nunca me ha gustado demasiado el nacionalismo catalanista político. Por otra parte, soy muy crítico con la corriente dominante del catalanismo actual (y me refiero tanto al nacionalismo político como a las opiniones dominantes entre la mayoria de la sociedad catalana) porque lo veo muy demagógico, simplista, egocéntrico y basado en un menosprecio a Espana (aunque esto nunca se diga claramente, en mi opinión esta presente en muchos discursos catalanistas).

    Habiendo dicho esto, discursos como los de Manu Oquendo y similares que, disfrazados con una argumentación aparentemente racional contra los nacionalismos, acusan al catalanismo de totalitario, fascista, adoctrinante, violento (!!!!), coactivo… me muestran claramente que en (el resto de) Espana existe una opinión (no sé si mayoritaria, pero si sé que muy abundante) de profundo desprecio a la identidad catalana (en cuanto a diferente a la castellana) y a la visión de una Espana como un Estado plural que agrupe diferentes identidades/naciones.

  16. […] unos días se publicaba en Politikon un interesante artículo (Lo que el independentismo debe a la globalización) que arrojaba una idea que quizá hayamos pasado por alto: precisamente vivir en un mundo […]

Comments are closed.