Política

De catástrofes, huracanes y elecciones

31 Oct, 2012 - - @egocrata

Iñigo Saenz de Ugarte especulaba ayer sobre los posibles efectos del huracán Sandy* en la campaña electoral en Estados Unidos, concluyendo que en agregado probablemente favorecerá a Obama. La idea central es simple: las catástrofes naturales permiten a los políticos aparecer como decididos y resueltos ante la adversidad, y el Presidente podrá recordar a los americanos que sigue siendo el jefe.

Es una idea bastante aceptada, y ciertamente hay casos recientes que se ajustan a esta narrativa; las elecciones alemanas del 2002, por ejemplo, siguieron ese patrón. Esta historia, sin embargo, es bastante menos común de lo que parece, hasta el punto de haber algunos estudios que señalan en dirección completamente opuesta.

Os presento a uno de mis artículos favoritos de Ciencia Política, Bartels y Achen hablando sobre voto y desastres naturales. La pregunta básica que se hacen estos dos autores es analizar si los votantes son capaces de separar qué temas están bajo el control de los políticos de tragedias fruto del azar. Para ello los autores toman tres eventos esencialmente aleatorios y miden su efecto electoral.

La sección más famosa del artículo es, de lejos, la que demuestra la relación entre ataques de tiburones en Nueva Jersey y voto presidencial en 1916. Los condados donde bañistas fueron devorados penalizaron, de forma un tanto inexplicable, al Presidente Wilson en su reelección. Los otros dos capítulos son un poco menos conocidos, pero más relevantes: los votantes parecen penalizar a los políticos que están en el poder cuando hay sequías, y también son más propensos a votar en contra de sus líderes cuando hay una mala epidemia de gripe. El efecto no es demasiado grande en ninguno de los casos (de tres a cinco puntos) pero puede ser suficiente para acabar decidiendo una campaña ajustada. Por un motivo u otro, hay un porcentaje pequeño pero potencialmente decisivo de votantes que parecen incapaces de entender que el Presidente de los Estados Unidos no tiene nada que ver con la lluvia, tiburones o la gripe.

¿Quiere decir esto que Sandy va a ser el motivo principal de la derrota electoral de Obama? No, en absoluto. Que el artículo de Bartels y Achen sea famoso no quiere decir que no esté plagado de problemas. Para empezar, como señalan los mismos autores en un artículo posterior, la capacidad del votante medio para racionalizar un voto que ya tiene decidido es casi inagotable. La inmensa mayoría de votantes deciden su voto por pura ideología, no por elaboradas construcciones teóricas o argumentos lógicos. Uno puede votar en contra de Obama por que no le gustó la respuesta del Presidente al temporal, pero su opinión probablemente viene derivada de la opinión que tenía antes de la crisis, no de los hechos objetivos. La mayoría de votantes está a favor o en contra de una determinada política pública no porque crea sinceramente que es buena, sino porque el partido o candidato con el que se identifica y en el que confia la defiende.

Otros estudios posteriores señalan que los votantes no siempre castigan a los políticos que presiden sobre catástrofes naturales. Al contrario, a menudo premian a los candidatos que tras una tragedia se pone a gastar dinero a espuertas para ayudar a las víctimas. Los ejemplos en el artículo de Bartels y Achen, casualmente, son problemas donde el gasto público es imposible (Wilson no iba a enviar la US Navy a cazar tiburones) o relativamente difícil de vender (el seguro federal contra sequías no «parece» público, al ser muy autónomo, y no hay sanidad pública vacunando a nadie), así que los incumbent  se comieron el marrón, pero es algo relativamente inusual.  Es una lástima que el electorado no premie a los dirigentes que toman medidas preventivas para evitar tragedias, como señala ese mismo estudio, pero bueno. La respuesta de los políticos a crisis es importante, así como la visibilidad y efectividad de las instituciones del estado cuando ofrecen ayuda.

Dicho en otras palabras: es muy probable que Sandy no tenga efectos significativos sobre las elecciones presidenciales. Los republicanos van a creer, casi invariablemente, que Obama lo está haciendo mal. Los afectados van a recibir ayuda del gobierno federal con rapidez (FEMA funciona muy bien estos días – los demócratas realmente se toman gobernar más en serio, como se ve en sus nombramientos), pero la mayoría están en tres estados (Nueva Jersey, Nueva York y Connecticut) que Obama tenía ya ganados.

Lo único bueno de este temporal, si tiene algo bueno, es que por primera vez en lo que llevamos de campaña se va a hablar de cambio climático, aunque sea diez minutos. De lejos y muy de pasada, eso sí, pero por fin alguien lo ha mencionado en algún sitio.

*Nota: el temporal en Connecticut ha sido un desastre tremendo, pero hemos tenido suerte – en mi barrio en New Haven ni siquiera se fue la luz. Hoy por la tarde me he ido a dar una vuelta, y es un pequeño milagro que eso fuera así. Hay arboles caídos por todas partes, pero todos lo suficiente lejos de mi casa para que no cortaran la electricidad en mi calle.

 


3 comentarios

  1. Rocio dice:

    Roger, me alegro que de que estés bien.

  2. Quevedin dice:

    Alegre de que estéis bien.
    Creo que podría ayudar a inclinar algo la balanza aún más en Virginia, que está disputada, y también afectó en Ohio, por lo visto, con unas olas en los grandes lagos de aúpa. No sé si influirá en algún sentido, pero son dos Battle States.

  3. Utopía Binaria dice:

    Una relación bastante más causal que los tiburones es la del terremoto de Nicaragua del 72 y el triunfo de los Sandinistas.

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