Tengo la sensación de que entre la gente de mi entorno (leáse mi tuitline y mis cobloggers) cargar contra la idea de César Molinas de que en España existe un problema con la clase política se ha convertido en un deporte singularmente popular.
He de decir que simpatizo sustancialmente con las motivaciones que animan este tipo de planteamientos. La antipolítica, el antielitismo y la desafección con las instituciones democráticas son todos peligros reales. Para bien o para mal, los cauces de participación de la democracia burguesa y sus instituciones –partidos políticos y otros cuerpos intermedios incluidos- son probablemente las menos malas que conocemos para agregar preferencias. Son en cualquier caso mejores que sus alternativas, incluyendo entre estas el asamblearismo o el bonapartismo en cualquiera de sus variedades plebiscitarias (como el chavismo). En la medida en que su estabilidad reposa sobre la confianza que la opinión pública tiene en ellas, es razonable desconfiar o combatir de los discursos que tienen por efecto aumentar la desafección en el sistema.
Lo anterior no impide, sin embargo, que el tipo de problemas a los que apunta Molinas sean bastante reales, a saber, en España, las instituciones políticas y económicas interactúan y se retroalimentan en un equilibrio perverso. En los párrafos que siguen voy a ofrecer un relato de por qué esta historia me parece relativamente verosímil. Dado, por un lado, que lo que voy a intentar dibujar es un cuadro relativamente completo y como muchos mecanismos interactúan y se refuerzan entre sí, y por otro, que mi espacio, mi tiempo y mis competencias son limitadas; ni todas las partes de la historia son igual de sólidas, ni voy ofrecer evidencia “dura” para todas ellas. Mi intención es, al contrario intentar mover el debate de si la clase política es o no odiosa a admitir que es mejorable e intentar explicar por qué. Las líneas que siguen deben por tanto ser leídas con el grado adecuado de prudencia y más como una lluvia de ideas que como una narrativa con pretensión de validez.
Instituciones económicas de rentistas
Dado que la tesis básica es que las instituciones políticas (aquí hablaré de “estatales”) y económicas se retroalimentan, es indiferente empezar por unas o por otras, pero empezaré por las primeras. Empezaré por una observación simple: las instituciones económicas de nuestro país generan rentas en el sentido de “rent” y no de “income”, es decir, flujos de renta derivados de falta de competencia en los mercados. Esto es así debido a que nuestros mercados, tanto de trabajo como de productos tienen muchísimas barreras de entrada, fundamentalmente de origen estatal.
Una forma de medir esto para el mercado de productos es por las medidas del “Doing business” del banco mundial. También hay otros indicios de que esto es así si uno analiza nuestro tejido empresarial dual. Por un lado, hay grandes empresas (como las que cotizan en el IBEX) que son muy mayoritariamente antiguas empresas estatales que viven en entornos muy regulados. Por otro, PYMES que viven igualmente en entornos relativamente regulados aislados de la presión competitiva.
En el caso del mercado de trabajo, la dualidad de la que nos hemos hartado de hablar en este blog funciona de tal forma que existe una estructura de insiders y outsiders dónde los primeros acumulan las “rentas”: no soportan más que una pequeña parte del ajuste del empleo, tienen salarios más altos y están típicamente sobrerrepresentados en los sindicatos.
El efecto de tener una economía muy regulada dónde las “rentas” son abundantes es que las actividades relacionadas con la “extracción de rentas” son especialmente provechosas, mientras que las actividades productivas lo son muy poco. Actividades de «extracción de rentas» son todas las que de una forma u otra están relacionadas directamente con tratar con el entramado político y regulatorio que obstaculiza la competencia en los mercados: desde gestorías que funcionen con papele, hasta actividades de presión o corrupción política. En otras palabras, en la medida en que una economía tiene muchas barreras de entrada de origen estatal, los agentes son muy dependientes de estas y todo el mundo tiene incentivos para intentar formar parte del grupo que se aprovecha de las rentas y en menor medida intentar competir libremente. Todo el mundo intenta capturar una parte más grande del pastel en lugar de hacerlo más grande. NO me detendré mucho más sobre este tema dado que creo que está bastante claro y es difícil de cuestionar.
Las instituciones políticas extractivas
El punto básico es que una economía con estas características tiene un impacto sobre las instituciones políticas ya que crea una coalición mayoritaria de personas que se aprovechan del equilibrio perverso. No se trata únicamente de agentes que se dediquen al lobby o a la corrupción en el sentido más estricto. El papel de los sindicatos en un mercado dualizado implica que estos van a estar típicamente capturados por los insiders y van a defender el statu quo. Las liberalizaciones generan típicamente perdedores concentrados y con mucha visibilidad (trabajadores y empresas) y ganadores dispersos y difíciles de apreciar (el conjunto de los consumidores).
Un efecto de tener un mercado laboral dónde la brecha entre estar empleado y desempleado es tan grande y no supone solo una pérdida económica, sino un deterioro permanente de status, es hacer la entrada en política excepcionalmente arriesgada ya que supone exponerse a un descapitalización considerable y la posibilidad cierta de no encontrar trabajo en el sector privado. En la práctica, entrarán dos tipos de personas en políticas. Por un lado, personas a las que los partidos puedan ofrecer un “seguro”, una relación de dependencia a largo plazo. Por otro lado, personas que tengan un seguro de desempleo a prueba de fuego, esto es, funcionarios. El efecto es hacer de los partidos políticos mecanismos relativamente herméticos que imponen barreras de entrada considerables. Asimismo ambos tipos de perfiles tienen en común el hecho de ser personas muy dependientes del Estado y de la economía “rentista” que describíamos antes –el tipo de personas de las que difícilmente podemos esperar que rompan el equilibrio perverso.
Otro aspecto que sostiene el equilibrio tiene en mi opinión que ver con la estructura de nuestro modelo de estado. Un efecto esperable de tener un Estado de tipo autonómico es que los partidos políticos adquieren una estructura de federaciones que refleja el poder de los distintos barones locales. Esta fuerza de las federaciones regionales se ve además acentuada por el sistema electoral que prima la concentración local del voto. Sin embargo, como exponía mi colega Pablo en un post que ahora soy incapaz de encontrar, las elecciones a nivel local tienden a ser relativamente menos democráticas, o menos “contestables”. El efecto de esto es que los intereses de los notables locales tienen un peso considerable dentro de la estructura de los partidos.
Algo similar ocurre con el poder de veto que adquieren los partidos nacionalistas en un sistema bipartidista imperfecto dónde están en condiciones de condicionar la estabilidad del gobierno. En total, lo que he intentado mostrar es que en nuestro sistema político, los intereses de las élites locales tienden a estar sobre-representados.
¿En qué medida constituye esto un problema? Como planteaba Pablo en el segundo punto de este post la existencia de una élite política local puede plantear problemas de falta de accountability o de clientelismo. En el caso de España, además, debido a la falta de corresponsabilidad fiscal de nuestro sistema de financiación, los políticos locales operan bajo “soft budget constraints”. El hecho de no tener que recaudar impuestos antes de gastarlo hace, no solamente que el control de la estabilidad financiera del Estado sea singularmente complicada, sino también que la responsabilidad democrática de los gobernantes locales disminuya y la gestión sea peor: siempre es más fácil intentar captar rentas del fondo común que gestionar correctamente el presupuesto y siempre es más fácil culpar al gobierno central de la falta de financiación que asumir la responsabilidad.
Que los notables locales concentren mucho poder plantea el problema adicional de que estos son más fáciles de capturar por los intereses especiales. En general, hay razones para pensar que estos son más vulnerables a la presión de las personas que dependen directamente de las “rentas” de origen regulatorio, de modo que intentarán bloquear cualquier intento de reformar éste.
[…] "CRITEO-300×250", 300, 250); 1 meneos Por qué España tiene (probablemente) un problema con sus élites extractivas politikon.es/2012/10/30/por-que-espana-tiene-probablement… por ChristianSC hace […]
Resumen: gastar en los míos, y el que venga después, que arree.
¿o no?
No se puede ser más idiota
Claro que se puede, no hay hoyo tan profundo que no se pueda escavar un poco mas. En cualquier caso ¿Quien es el que no puede? ¿El estado? ¿Los ciudadanos? ¿Cives?…
No se puede ser menos constructivo. Independientemente de quien o quienes sean los idiotas a los que te refieres, es difícil aportar menos al tema.
Comparto la preocupación de Cives por el descrédito que sufre la política pero me parece que simpatizo mucho más que él con los motivos que nos han llevado a este punto. Vamos, que después de la última legislatura de Zapatero nos hemos encontrado con que en la Presidencia del Gobierno le ha sucedido Rajoy y al mando del partido han puesto a Rubalcaba. Al que tenga poca memoria política le puede parecer que hasta una teocracia centrada en la figura de Cthulhu sería mejor que esta democracia. Y sin embargo, no es tan fácil mejorar el sistema.
Creo que un sistema plebiscitario con posibilidad de referendums revocatorios a mitad de mandato, y que las medidas con impacto constitucional sean consultadas al pueblo es mejor que esta farsa democrática donde puedes elegir a los que sabes de antemanos que te van a engañar y no va a cumplir el programa con el cual te han pedido el voto.
Y si ya nos ponemos con la representatividad de la ese antro de generación de altas pensiones a políticos fracasados como la UE es para echarse a llorar que estos den lecciones de democracia a alguien.
Trayendo aquí el debate que ha habido en Twitter estos últimos días: tú sabes que el secreto bancario suizo fue aprobado por los ciudadanos suizos en referéndum, ¿verdad?
Igual a la mayoría de los ciudadanos suizos le convenía, si el mundo considera que no está de acuerdo que bloqueen a Suiza igual que USA bloquea a otros países y que tengan otros elementos para sopesar el voto.
«referendums revocatorios»
¿Que le ha pasado a las mociones de censura?
¿Estamos suponiendo que votamos a los representantes y la mayoría que gana es capaz de ser homogeneamente hijoputa y pasar de la mayoría social?
Ni de coña.
Mira Valencia, los representantes sostienen gobiernos ineptos porque saben que les volverán a votar.
Los referendums revocatorios no valen de nada, el problema no es que no haya modos de echar políticos.
Cives, tan afilado como siempre.
Pero por ser critico, al post le falta una conclusión o algún tipo de cierre.
Desde luego Cesar Molinas no iba desencaminado pero las elites extractivas no estan solo en politica y las medidas que proponia no son precisamente una buena solución.
Sigo pensando que nos falta un mensaje que aune todas las propuestas «politikonas» y que sea la idea-fuerza que vender en la sociedad.
Es cierto que hay algunos grupos de trabajadores y pequeños empresarios que están «atrincherados» por regulaciones anticompetitivas. Aunque me parece algo exagerado calificarlos de «élites». Las élites extractivas son otra cosa (crony capitalism, too big to fail, hoy por tí mañana por mí, etc.) y la eliminación de esos pequeños privilegios puede llegar incluso a reforzarlas.
Pienso en Estados Unidos, donde las élites extractivas son tremebundas (lobbying, overpaid CEOs, 1 %, etc.) y sin embargo en los niveles bajos los mercados laboral y comercial están sumamente liberalizados.
Estoy de acuerdo con el problema que supone para la selección de élites el dejar un puesto de trabajo para dedicar un tiempo a la política, con la consiguiente pérdida de capital humano. Pero esto ocurre en todas partes, no sólo y no especialmente en España. ¿Mejoraría la situación eliminar los pequeños privilegios de funcionarios y demás? Lo dudo, ya que como bien sabes las mejoras que esto supondría para el resto son individualmente poco apreciables. El resultado sería que ni siquiera los funcionarios podrían hacer política y sólo quedarían los rentistas y los paniaguados; o sea, las élites extractivas propiamente dichas y su clientela.
Sí, esto es lo que discutía con Kanciller; que igual solo hay que hablar de instituciones y no de élites. Pero si el problema que tenemos es de lenguaje y estamos de acuerdo en el fondo, entonces es un problema menor.
Oh, no, por supuesto que hay élites extractivas y hay instituciones extractivas, y hay que hablar de las dos. Pero distinguiéndolas. Los problemas que causan son distintos. Las instituciones como licencias, mercado laboral dual y demás generan ineficiencias grandes o pequeñas. Las élites extractivas generan desequilibrios crecientes y crisis sistémicas. Esto último me parece más importante.
Reivindico de forma entusiasta la potencia y claridad del 2º párrafo de este post.
Personalmente también echo en falta una conclusión o propuesta.
De entre muchas ideas acertadas, encuentro poco certera la existencia de un mercado demasiado protegido en PYMES. No creo que deba interpretarse como equivalentes la facilidad para hacer negocios con la falta de regulación.
Son necesarias las normas en la misma medida q es necesario un titulo de medicina para ser medico. Eso no debe servir para identificar la carrera de medicina con una barrera selectiva, o criba sin mas.
Existen diferentes grados de cualificacion, por supuesto, pero cuanto mejor sea la definición del marco que lo regula, mejor debería ser la calidad del resultado final. De la misma forma que el Código Tecnico de La Edificación intenta velar por la calidad de la vivienda que adquieren los consumidores.
En definitiva regular no tiene porque entenderse únicamente como barrera, su verdadera misión es mas alta. Como por ejemplo definir la responsabilidad de un cargo publico, o el conocimiento y preparación de un emprendedor en determinados sectores.
[…] distribución de fuerzas del sistema político. Es complicado intentar debilitar el poder de las élites extractivas en España si estas mismas élites tienen un peso descomunal en los partidos políticos, patronal y […]