Este domingo 21 de octubre hay elecciones autonómicas en Galicia y en el País Vasco. Aprovechando la coyuntura nos ha aparecido interesante poner en marcha un experimento demoscópico disfrazado de porra electoral: en este formulario podéis rellenar en unos segundos vuestra apuesta por cuántos escaños tendrá cada uno de los partidos en ambos comicios. Quien más se acerque al resultado final (sumando todos los diferenciales en términos absolutos y buscando el número más bajo) se llevará un ejemplar del nuevo libro de Ignacio Urquizu: ‘La crisis de la socialdemocracia: ¿qué crisis?‘ (Catarata), firmado por el autor. Aquí se puede leer la introducción del mismo. A efectos de describir el texto, en todo caso, esta cita me parece especialmente significativa:
En definitiva, cuando uno echa la mirada atrás, observa en la historia de la izquierda un continuo debate sobre la recuperación de las esencias y la renovación de las ideas. Hay ocasiones en las que a esta discusión se le llama crisis, pero no deja de ser un debate ideológico. Es decir, si algo define a los principios programáticos de la socialdemocracia es su capacidad de adaptarse a las circunstancias. Para algunos, esta adaptación era una traición, para otros, una modernización. Pero, al margen de opiniones y valoraciones, nos podemos preguntar: ¿por qué la izquierda cambia? O ¿por qué hay diferencias entre los distintos partidos socialdemócratas? Quizá, si entendemos el cambio de las ideas, podamos huir de algunos conceptos como crisis o refundación.
El objetivo de este libro es analizar estas cuestiones. Para ello, se estudiará cómo la izquierda ha cambiado sus propuestas programáticas a lo largo del siglo XX y comienzos del XXI, prestando especial atención a los factores que explican estos cambios. Pero este texto se aleja completamente de dos enfoques muy frecuentes en la literatura: una visión normativa y la perspectiva histórica. En cambio, se abordará la principal cuestión del libro desde la teoría política positiva.
Además, Pablo Simón se ha ofrecido a añadir un ejemplar de ‘Los nuevos inquilinos: Ensayos para un mundo pendiente‘ (Ariel) que incluye un ensayo suyo, En la terraza, en el que habla de los problemas políticos y sociales que enfrenta la juventud española.
Nuestro objetivo es, por otro lado, poner en marcha una pequeña comparación entre lo que nuestros lectores predigan, las encuestas y los resultados finales, a efectos de jugar un poco con las diferencias que pueden aparecer, y dónde, entre una muestra hecha con ciertos criterios científicos y otra sesgada por el perfil de quienes estáis leyendo esto.
El domingo por la noche anunciaremos el ganador (o, en caso de ser varios, los ganadores). Hasta entonces, a jugar.
Y si alguien empata conmigo?.
Tres preguntas
1. ¿Qué tipo de cálculos maquináis?
2. ¿No deberíais haber pedido información sobre las características de los participantes para analizar el origen de los posibles sesgos?
3.¿Cual es la probabilidad de que Ignacio Urquizu escriba algún post en politikon? ¿y de que participe en la tertulia?
PD ¿Por qué utilizáis como función objetivo la suma de los errores absolutos y no la de los errores cuadráticos?
1. Lo que Kiko diga 😉
3. Pues no es nula, no.
PD: Si no me equivoco, no hay diferencia entre ambas a efectos de computar resultados y decidir ganador. Es decir: no se me ocurre ninguna situación en la que un sesgo en los resultados por utilizar absolutos se corrija por cuadráticos. Vamos, «porque se me ocurrió antes».
Bueno, pues apuesta realizada. En la del País Vasco voy a estar más bien cerca del consenso, pero en la de Galicia me he descolgado un tanto.
@Penny,
2. Sí, pero nos dimos cuenta tarde, cuando ya había más de 100 participantes 🙁 Para las catalanas lo tendremos…
Vaya, como La Página Definitiva.
Uf, no sé si habéis escogido el peor momento para esto o todo lo contrario, pero el caso es que normalmente trato de predecir aproximadament los resultados de las elecciones y normalmenter acierto – con algún revolcón espectacular, todo hay que decirlo – pero estas casi ni me atrevo, me parecen las más impredecibles desde las primeras de la democracia.
Si no estáis interesados en ver el efecto del anchoring, creo que no es buena idea poner como va el promedio de los participantes en la encuesta
¿Qué pasó al final con esto?