Política

Cinco ideas sobre el nacionalismo (cogidas prestadas de Michael Hechter)

20 Sep, 2012 - y - @bpberta,

Por Berta Barbet.

“This [el final del comunismo y el ocaso de les ideologías de clase] is not to imply that there has been an end to ideology. While the politics of class has been retreating into the wings, the politics of ethnicity has been moving into the limelight. The increasing salience of ethnicity is evident in domains as distinct as popular culture and world politics. (…) Popular culture has taken its cue from broad political trends. Nationalism and its close cousin, ethnicity, currently are the most potent political forces in the world.” Michael Hechter, Containing nationalism

Buscando y leyendo sobre identidades nacionales me he encontrado con este libro de Michael Hechter sobre el nacionalismo que recomiendo encarecidamente a cualquier persona a quien interese el tema. Sé que es un tema conflictivo, así que quiero dejar muy claro que no soy, ni pretendo ser, ninguna experta. Sólo reproduzco lo que me parece una buena reflexión alrededor del nacionalismo, concretamente, las 5 ideas que a mí me han parecido más interesantes.

1. ¿Por qué aparecen los nacionalismos?

A pesar de que el autor no niega que pueda haber expresiones literarias, musicales o culturales de las identidades nacionales, cree que lo que hace del nacionalismo un movimiento digno de ser estudiado por la ciencia política es que es un movimiento político. Concretamente, es un movimiento político que tiene por objetivo hacer congruentes los límites de la nación (entendida como grupo de solidaridad) y la unidad de gobierno.

Esta congruencia se puede conseguir de dos formas:

  • Con políticas que busquen incorporar miembros con identidades diversas y diferentes a una identidad “central” (ya sea de forma pacífica como a través de la educación o los medios de comunicación, o de forma violenta como con limpiezas étnicas y amenazas).
  • Limitando los ciudadanos que quedan bajo la unidad de gobierno (independencia, procesos de descentralización o reconocimientos de estatus especiales para algunos grupos).

Es especialmente interesante que el que se tiene que hacer congruente con la nación sea la unidad de gobierno y no el estado. Es decir, según el autor, lo que es central es quien provee la mayoría de bienes y servicios públicos, no qué forma jurídica toma. Por esto, el nacionalismo no existió como tal hasta la llegada del estado moderno con capacidad para imponer su ley en todo el territorio. Y por esto mismo, el federalismo podría ser solución y problema a la vez.

2. ¿Por qué la identidad nacional es relevante para algunos y no por otras?

En el mundo moderno los ciudadanos tenemos muchas identidades disponibles: sexo, edad, estudios, valores, hobbies… ¿Por qué algunas identidades son más relevantes que las otras? Y concretamente, ¿por qué a menudo la identidad nacional es más relevante que el resto?

A pesar de que a menudo se ha asumido que lo que hacía de la nacional una identidad más permanente y fuerte era su persistencia en el tiempo o sus rasgos diferenciales (lengua, religión…), el autor cree que esto no puede explicar las dinámicas de estas identidades y los cambios que han sufrido. Las diferencias y su importancia dependen mucho del contexto (las diferencias entre dos ciudadanos, su lengua y su religión, dependen de si se los compara con alguien muy similar o con alguien absolutamente lejano a los dos), así que es muy difícil seguir justificando esta visión.

Según su teoría, lo que hace una identidad relevante es que tenga un impacto en términos de bienestar. Es decir, aquellas diferencias sociales que crean divisiones con respecto al acceso a bienes son las que son relevantes para el individuo.

A pesar de que este bienestar no tiene porque serlo sólo en términos económicos (por ejemplo, la posibilidad de hablar o no una lengua puede ser un motivo de bienestar), una de las claves para entender por qué las identidades nacionales son más importantes en algunos lugares que en otros es la división del trabajo. Concretamente, si hay jerarquía o segmentación entre identidades.

3. ¿Quién son los nacionalistas?

Partiendo pues de la idea anterior, serán nacionalistas aquellos ciudadanos que tengan la creencia que estarían mejor si su unidad de gobierno fuera otra. Así, por ejemplo, lo serán aquellos que se consideren discriminados por el gobierno de turno o las élites de las regiones ricas en países territorialmente muy redistributivos.

De todas formas, no hay que entender esta creencia de mejora únicamente en términos económicos. El convencimiento de la mejora de la situación también se puede explicar por el hecho de que cuanto más homogénea es la población a la que se aplican unas políticas públicas más fácil es que estas se adapten más a las necesidades de los ciudadanos. De forma que se puede asumir que aquellos que tienen ideas y valores mayoritarios dentro del grupo pueden esperar mejorar su situación bajo otra unidad de gobierno.

4. ¿Por qué aparecen las ansias de soberanismo?

Si tenemos en cuenta la última idea del punto anterior, sería más lógico preguntarnos por qué hay regiones que no piden una mayor autodeterminación. Al fin y al cabo, como dice Hechter, la autodeterminación es un deseo global: todos preferimos actuar en base a nuestros deseos que en base a los deseos de los otros.

El problema es que a menudo, debido a economías de escala, los costes de los gobiernos territorialmente pequeños son más altos. Pagar la seguridad nacional es relativamente barato si el precio es reparte entre los más de 40 millones de ciudadanos españoles, pero bastante caro si lo tenemos que repartir entre los 80.000 ciudadanos de Andorra. Es este equilibrio entre costes de escala y costes de gestionar poblaciones heterogéneas, pues, el que explica las dinámicas de los diferentes nacionalismos.

En este sentido son interesantes sus teorías sobre cómo fenómenos como la internacionalización del comercio y la defensa contribuyen al fortalecimiento de los nacionalismos periféricos. O como la evolución de la economía y las desigualdades dentro de la unidad de gobierno influyen en el grado de conflictividad nacional.

5. ¿Puede el federalismo parar el nacionalismo?

Existen tres teorías sobre los efectos del federalismo en el nacionalismo.

  • Los que creen que el federalismo intensifica el conflicto nacionalista porque da a las élites periféricas una arena desde la cual movilizar y crea un marco de referencia desde el cual concebir la nación periférica.
  • Los que creen que lo puede solucionar al volver a implementar un sistema muy similar al de la norma indirecta sin unidad de gobierno clara como en la edad media.
  • Y los que creen que el efecto dependerá del contexto y la evolución de los movimientos.

Partiendo de las dos primeras teorías, Hechter extrae dos condiciones necesarias para que el federalismo ayude a solucionar el conflicto nacional:

  • Que las élites locales/periféricas tengan acceso a carreras políticas relevantes en el gobierno central.
  • Que el gobierno central garantice que la devolución es estable y segura.

 

Berta Barbet

Este artículo fue publicado originalmente en catalán en Cercle Gerrymandering.


31 comentarios

  1. Lluís dice:

    Viendo las dos conclusiones obtenidas, ahora que está sobre el tapete el tema catalán, y teniendo en cuenta que desde la I República no hay un jefe de gobierno catalán en España y las alusiones permanentes por parte de bastantes a la necesidad de aplicar el artículo 155 de la Constitución, parece hecho a medida.

    • carlos dice:

      Pues a ver si es verdad que está hecho a medida y os independizáis de una vez.

      Me resulta curioso que quien no quiere formar parte de España pueda querer ahora que haya un presidente de España catalán y se tome como un agravio el que no haya sucedido desde la I República. O que a quien no quiere formar parte de España le preocupe que los que sí queremos seguir estando pidamos que se aplique la Constitución española …

      En serio, tiene todo una cierta ironía.

      • Lluís dice:

        Carlos, mi intervención quería tener un tono descriptivo, y no uno normativo, y dadas las premisas que el autor proponía, constataba a mi parecer, que un proceso de federalización podía ayudar a resolver tensiones identitarias o a agravarlas, y que en el caso presente, mi sensación es que las agravaba. Y como paradoja, también vale que se pida que un territorio se vaya y al mismo tiempo que se le suspenda la autonomía…

        • carlos dice:

          Pues claro, que se vayan. Y si no se van que se les suspenda la autonomía cuando no cumplan con la Constitución. Así de fácil. Si están dentro que estén dentro para cumplir la Constitución y si no la quieren cumplir, pues declaración de independencia y puerta.

          Pero lo que no puede ser es que esperen quedarse en España con tratamientos privilegiados y completamente al margen de la Constitución que es lo que parece que pedía CiU con el pacto fiscal.

          • hander dice:

            Pues los vascos y los navarros están así, dentro de la constitución, y nadie les chista.

          • carlos dice:

            hander, ese tratamiento lo tienen precisamente porque se lo reconoce la Constitución. Que sea una estupidez que habría que cambiar es otra cosa, pero respetar respeta la legalidad.

    • carlos dice:

      Pero bueno, la ironía y la hipocresía va de la mano del asunto este. Lo del Barcelona queriendo jugar la liga española (sí, sí, la española) aun cuando existiera una Cataluña independiente pues es de risa.

      Por eso algunos estamos hartitos del catalanismo y sus paridas, porque no se lo creen ni ellos. Si quieren independizarse, que lo hagan de una dichosa vez, en serio, pero que no mareen la perdiz más.

      • xanflins dice:

        Tiempo al tiempo.

        • carlos dice:

          ¿Cuánto más tiempo necesitan? En Escocia la primera vez que gobiernan los nacionalistas con mayoría absoluta ya van a convocar un referendum. Y tienen autogobierno desde hace unos 15 años.

          Los nacionalistas catalanes y vascos, con 30 años de gobiernos de todos los colores y absolutas de los nacionalistas varias veces, no han hecho otra cosa que marear la perdiz.

          En serio, ¿cuánto más tiempo? Que lo declaren unilateralmente ya, se supone que en la manifestación del otro día estaban ahí prácticamente todos los catalanes, pues hala.

          • Navarta dice:

            Sigue simplificando los temas y llegarás al nirvana de la ameba, donde todo problema se resuelvde de forma, fácil sea cual sea su grado de complegidad

      • F.E. dice:

        No más parida, ni de lejos, que las múltiples combinaciones de ligas y selecciones nacionales que existen hoy en dia en las Islas Británicas.

        La liga de fútbol es un negocio; desde ese punto de vista, lo mejor para todos los implicados sería evidentemente que el Barcelona continuase jugando en ella.

        • carlos dice:

          ¿Ves? Es lamentable, «quiero ser independiente pero quiero seguir jugando en la liga española». Es de chiste.

          Lo que no se puede es decir que españoles y catalanes estamos fatigados mutuamente, que lo estamos, y luego pensar que alguien en España va a aceptar tener que seguir aguantando las tonterías de la directiva del Barcelona en la liga cuando ya existiera una federación catalana. Que si senyeras parriba y pabajo cuando ganaran la liga, pitar el himno de España y memeces así.

          Y además gracias a dios España está llena de fachas anticatalanes así que no, por mucho dinero que hubiera en juego nadie iba a dejar jugar a equipos extranjeros (en particular catalanes) en la liga.

          Cuando Cataluña (y PV) se independice algunos tenemos la esperanza y la convicción de que se va a hablar de ella en España tanto como de Portugal.

          Lo dice un antiguo seguidor español del Barça. Pero claro que cuando se están riendo de mi país constantemente pues acaba uno cansándose y termina necesariamente mezclando el fútbol con lo que no es fútbol.

          • Aloe dice:

            Quizá deberías de tomarte un par de tilas. Algunos no aguantamos el estilo sevillano de estar en el mundo, la tradición gansteril que parece tener tanto éxito en Valencia, la garrulería manchega o, mucho menos todavía, la cantidad de descerebrados de ultraderecha de cualquier origen español. Pero nos aguantamos, porque nadie es perfecto, y nuestros compatriotas tienen algún derecho a que les aguantemos, como se aguanta a la familia.
            Ser anticatalán es una muy mala manera de ser español, prinicipalmente porque es una manera muy contradictoria de reclamar a los demás que lo sean sin sentirte tú comprometido a serlo con ellos.

          • carlos dice:

            Pero si es que yo no les reclamo que lo sean. ¿Cuántas veces tengo que insistir en que quiero que Cataluña y el PV se independicen?

            Y, en fin, que levante tantas ampollas el decir que el Barça de una Cataluña independiente no va a jugar en la liga española tiene su gracia. También es un poco lamentable, pero tiene su gracia.

          • carlos dice:

            Y, por cierto, tu insulto específico a 3 regiones españolas tiene su gracia (y, por cierto, no acertaste con ninguna de las 3). ¿Entiendes por qué queremos que os piréis? Porque algunos nos aburrimos de que nos insulten día tras día.

          • Aloe dice:

            No soy catalana ni por asomo.
            No vivo en Cataluña, sino en Madrid.
            No me importa el fútbol un pimiento. Por mi, como si hacen una liga para toda Europa, o una para España más Holanda menos Galicia.

            En cuanto a mi «insulto específico» a dos regiones más una provincia, puedes añadir a los taurinos (que encima pretenden que pague su vicio y que su repugnante gusto es una seña de identidad española) en la nómina de compatriotas que sobrellevo con resignación.

          • carlos dice:

            Pues me parece muy bien que tú sobrelleves a los compatriotas que no te gusten con resignación.

            Los catalanes, por lo que dice su presidente, ya están hartos y no quieren sobrellevarnos. Y algunos estamos hartos también de sobrellevar sus maneras (o las maneras de sus gobiernos, he conocido, como no podía ser de otra forma, a algunos catalanistas bellísimas personas).

            Pues que haya entonces un referéndum en Cataluña, si sale el sí todos contentos. Y si sale el no diría incluso que hiciéramos un referéndum en el resto de España, a ver qué opinamos los demás.

            Yo simplemente quería dejar constancia de que, para variar, existe una tercera España. Están los catalanes que quieren irse, los españoles que no quieren dejarles y luego, aunque nadie habla de ellos, estamos los que queremos que se marchen ya si tanto lo desean.

  2. Jorge dice:

    Realmente interesante, gracias por descubrirme a Michael Hechter.
    La pena es que te dejas en el tintero temas muy jugosos para debatir:

    ¿Es el nacionalismo una fuerza política que construye y facilita mayor bienestar y felicidad para la humanidad en su conjunto? ¿Qué opina Michael Hechter? ¿Qué opinas tú?

    Si Europa se decanta por el federalismo europeísta:
    ¿El objetivo a seguir sería dejar a los nacionalistas contentos para que se queden tranquilitos? ¿o debería ser crear una Europa más democrática y sobre todo más integrada para hacerla más eficaz y más eficiente?

    • Berta dice:

      Interesante pregunta. La verdad es que ninguna de las dos preguntas esta explícitamente respuesta en lo que yo he leído de Hechter pero voy a intentar apuntar lo que yo creo que dice.

      Primero y importante, pare Hechter nacionalismo no solo es el periferico (ajustar la unidad de gobierno a la nación), también se puede ser nacionalista des del gobierno central (ajustar nación a la unidad de gobierno). Una vez aclarado esto,
      creo que su trabajo se enfoca básicamente des de la perspectiva de que el nacionalismo es algo con lo que se debe acabar porque puede dar lugar a crisis graves. Lo que pasa es que para acabar con él se pueden tomar muchos caminos: ajustar unidad de gobierno (independencia o federalismo) o ajustar nación (violenta o no), y no creo que él se posicionen para ningún lado a diferencia de otros autores

      En cuanto a Europa yo creo que el tema, según su teoría, sería establecer un modelo que facilite que se pueda ir desarrollando una nación europea (ahora es inexistente al menos bajo mi perspectiva), sin sentido de nación no tendría mucho sentido crear unidades de gobierno con poder.

      De todos modos, habría que preguntarle más concretamente a él porque es posible que yo esté influenciada por mis ideas (ya sabes, interpretar lo que quiero interpretar) 🙂

      • Jorge dice:

        ¡¡Pues exprésate con total libertad porque también me interesan muchísimo tus ideas!!

        Solo quería puntualizar una cosa:

        Para un nacionalista, no tiene sentido tener unidades de gobierno con poder si no existe una percepción o sentimiento de «nación» asociado. Pero ojo, SOLO para un nacionalista.

        Para un cosmopolita, siempre tiene sentido tener unidades de gobierno comunes. De hecho, la utopía consiste en una unidad de gobierno ¡¡GLOBAL!!

        Por eso cosmopolitismo y federalismo están íntimamente ligados.

        Yo personalmente estoy convencido de la necesidad absoluta de una federación europea con una gran integración política, pero a la vez soy completamente contrario a reinventar Europa como una «nación cultural». Europa es diversidad. Es unión en diversidad… de eso trata el federalismo y el cosmopolitismo.

  3. Guillermo dice:

    Puff, habría que leer el libro. Hay muchas teorías descriptivas sobre el nacionalismo. Y es evidente que algunos presupuestos materiales que sirven para explicar los modernos nacionalismos (ya que estamos a vueltas con el caso de Cataluña), no se podrían aplicar al surgimiento de los grandes Estados europeos, que es cuando empezamos a barajar históricamente el término, y viceversa.

  4. Hejo dice:

    Interesante artículo. Debo indicar que desconozco al Sr. Hechter, pero de alguna forma opino que hay un error de base importante en el análisis expuesto en el punto 2:

    Cito:
    «Según su teoría, lo que hace una identidad relevante es que tenga un impacto en términos de bienestar. Es decir, aquellas diferencias sociales que crean divisiones con respecto al acceso a bienes son las que son relevantes para el individuo. […] «Concretamente, si hay jerarquía o segmentación entre identidades.»

    Se olvida completamente del terreno simbólico, los mitos e imaginarios colectivos («la cultura»), así como la necesidad de pertenencia del individuo a colectivos, lo que es parte de la construcción de la propia identidad individual.

    La economía y las clases sociales son importantes, pero por sí solas no explican ni el enrolamiento masivo de voluntarios en la 1ª guerra mundial para pasmo de los socialistas de la época, ni por qué El Sarre votó por unirse a Alemania y no a Francia, ni por qué Chequia y Eslovaquia se separaron.

    Dicho esto, el análisis del punto 3 a mi parecer es sesgado.

    Cito:
    «Partiendo pues de la idea anterior, serán nacionalistas aquellos ciudadanos que tengan la creencia que estarían mejor si su unidad de gobierno fuera otra.»
    Entonces no debería existir ni un nacionalismo español, ni francés ni… Entiendo que es un gazapo. O alternativamente, un error de concepto.
    Sí estoy de acuerdo con la tentación de la homogeneización, que es la parte desagradable y hasta peligrosa de todo nacionalismo.

    De forma parecida, el punto 4 parece olvidarse de que también hay nacionalismos con gobierno: estados perfectamente constituidos con su asiento en la ONU, su himno, su ejército, sus televisiones, sus libros de texto y curriculums escolares, sus selecciones deportivas, etc., etc.

    Mis disculpas si estoy siendo demasiado duro.

    • Joshua dice:

      Totalmente de acuerdo con la crítica de Hejo.
      Cita del texto (es verdad que un poco descontextualizada):
      “Partiendo pues de la idea anterior, serán nacionalistas aquellos ciudadanos que tengan la creencia que estarían mejor si su unidad de gobierno fuera otra.”
      Entonces tenemos dos tipos de gente:
      -Los que creen que su unidad de gobierno es la correcta: estos son los no-nacionalistas, o simplemente gente normal.
      -Los que creen que su unidad de gobierno debería ser otra, y no la correcta, que se ve claro cuál es, porque no hay más que preguntarle a los no nacionalistas o normales: estos son los nacionalistas.
      Creo que esa definición cuadra más con el ya conocido concepto de toca-pelotas.

      • Berta dice:

        El tema es que para Hechter es tan nacionalista quien quiere cambiar la unidad de gobierno para adaptarla a su nación, como quien quiera cambiar la nación (como la gente se siente) para adaptarla a su unidad de gobierno. Por esto existen nacionalismos de estado, en los casos en que no es evidente que haya una sola nación (en el caso de que sí sea claro para el autor no es nacionalismo es patriotismo, algo aunque no tengo muy claro cual es la diferencia es distinto).

        Así que partiendo de esto creo que la mayoría de vuestras criticas que habeis hecho pierden un poco de sentido.

        De todos modos, estoy segura que caben críticas a su teoría, se puede ser crítico con ello.

        • F.E. dice:

          El estado moderno intenta identificar al estado con la nación.

          Cuando ese encaje no es posible sin tensiones, surge el nacionalismo para intentar solucionarlo reduciendo el número de naciones (uniformismo) o aumentando el número de estados (independentismo).

  5. julio dice:

    Al margen de la valoración del libro de Hechter que se inscribe dentro del marco analítico de la elección racional y que creo que es fallido por su olvido de los factores institucionales los cierto es que sobre los efectos del federalismo sobre el nacionalismo yo creo que ya existe un claro consenso al respecto en el sentido de que lo que hace es añadir leña el fuego y no apagarlo y esos por dos razones que expone el propio Hechter, en primer lugar por razones cognitivas, en sus palabras “When nations are given many of the accoutrements of real states, this also encourages people to think and act according to national categories” siguiendo en esto a un autor básico en la aplicación de los nuevos desarrollos de la psicología cognitiva a estos asuntos (Rogers Brubaker) y segundo lugar por las razones materiales que ya señala Berta al dotar a los nacionalistas de recursos de todo tipo para su movilización.
    Sobre este consenso si Berta (o algún otro) está interesada puede consultar el número 19-2 de la revista Regional and Federal Studies o un libro que ya cite en otro post de Philip Roeder “Where Nations-states come from”.
    Y para quien quiera leer más, una autora española, Sonia Alonso, tiene un paper tratando de explicar como los líderes de los partidos nacionales españoles aún sabiendo los efectos del Estado de las Autonomías sobre los nacionalismos apoyaron su implantación.

  6. heathcliff dice:

    Por la mano del líder, la masa se convierte en pueblo, y el pueblo en nación.

    Creo que siempre es un proceso de moldeado…

  7. PacoV dice:

    El nacionalismo no es solo una entelequia teórica; es una realidad política con más de 200 años de historia en el continente europeo; no se puede analizar sin tener en cuento esto, de la misma manera que no se puede abordar el marxismo o el comunismo soslayando hoy su historia; y si lo hacemos con el nacionalismo vemos que ha sido un motor de destrucción y guerra sin igual. Otra pregunta que cabe hacerse es si el nacionalismo, como ideología y práctica política, tiene respuestas para los problemas que nos asolan hoy. ¿Alguien cree que sí?

  8. Astrid dice:

    Estoy completamente de acuerdo con Hejo en que no se puede dejar de lado, a la hora de hablar de nacionalismos, los mitos e imaginarios colectivos, y el sentimiento de pertenencia.

    Efectivamente, vivimos en un mundo donde las identidades son múltiples, y uno pertenece a varios colectivos de manera simultánea, existiendo dentro de este orden una jerarquía que obedece a la persona y no al colectivo.

    Con la aparición del Estado moderno y su propia definicón, «Estado-nación», se supuso que habría como cabe esperar una nación por cada Estado, y era responsabilidad de este último lanzar los mensajes y el simbolismo adecuado, de manera que así fuera. Una nación homogénea, o con minorías no peligrosas, que se sintieran identificadas con el Estado. Es decir, que el proceso que conocemos como «nación» no es más que el sustituto moderno de la religión: un aglutinador de masas.

  9. gold price dice:

    es un concepto político que se refiere a una forma de organización social, económica, política soberana y coercitiva, formada por un conjunto de instituciones involuntarias, que tiene el poder de regular la vida nacional en un territorio determinado. Usualmente, suele adherirse a la definición del Estado, el reconocimiento por parte de la comunidad internacional .

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