Internacional

Romney mete la pata. Otra vez.

13 Sep, 2012 - - @egocrata

Si hay una regla absolutamente sagrada en Estados Unidos es que «la política se acaba al llegar a la costa» (politics end at the shore). Los candidatos y legisladores americanos pueden enviarse a parir con todo el entusiasmo que quieran mientras estén dentro de las fronteras del país, pero en el momento en que salen fuera de la Unión no hay lugar para críticas. Un político americano no critica a su Presidente cuando está fuera del país. Nunca. Tampoco en situaciones de crisis en la que la vida de ciudadanos americanos está en peligro, ningún legislador o candidato utilizará la situación para su propio provecho político. Como reza el dicho local, «we have one President at a time«, tenemos los presidentes de uno en uno. Se pueden criticar las decisiones del Comandante en Jefe, pero nunca se puede criticar su autoridad.

Yo creía que esta costumbre bicentenaria era bien conocida, pero me parece que estaba equivocado. Desde luego, nadie parece haberle explicado todo este asunto a Mitt Romney. El martes a las 10 de la noche (hora americana) la campaña del candidato republicano enviaba una nota de prensa criticando la reacción de la administración Obama y diciendo que estaban mostrando debilidad ante el mundo árabe pidiendo perdón por tener libertad de expresión. Obama, decía, siente más simpatía por los asaltantes que por los diplomáticos americanos amenazados.  En un principio el comunicado estaba bajo embargo hasta pasada la medianoche, ya que Romney había prometido no criticar al presidente durante el 11 de septiembre como señal de respeto a las víctimas. Minutos más tarde, sin embargo, alguien de la campaña decidió que eso era de débiles mentales o algo parecido, y levantaron el embargo.

Lo realmente increíble del asunto es que el comunicado, que hace referencia a una nota de la embajada del Cairo totalmente inofensivo publicado seis horas antes que empezaran los disturbios, fue publicado mientras el consulado en Libia estaba siendo atacado. En medio de una crisis internacional, con vidas americanas en peligro y una terrible incertidumbre sobre qué estaba sucediendo, un candidato estaba criticando al Presidente insinuando que prefiere a la masa enfurecida antes que sus propios diplomáticos.

Ayer la primera reacción de los medios fue básicamente de incredulidad. Un comentario torpe, se decían; una maniobra estúpida de algún becario pasándose de listo. No puede ser que sea así de cafre. A media mañana, sin embargo, se despejaban las dudas: Mitt Romney daba personalmente una rueda de prensa para hablar de la crisis Libia, y repetía exactamente lo que decía su nota de prensa. Resulta que la crítica había sido idea suya, hasta el punto de haber revisado personalmente el comunicado el día anterior. Romney y su equipo creyeron ver en una pequeña nota de dos párrafos de un funcionario de la embajada en el Cairo comprensiblemente acojonado la confirmación a su retórica que «Obama pide perdón por América», una tontería surgida de círculos conservadores que dice que Obama odia su país y lo primero que hizo al llegar al poder fue pedir perdón por todo lo que había hecho.  Así que se lanzaron al ruedo.

Pequeño problema: era una idea espantosa. A Romney hoy le han caído guantazos de todos los lados, con muchísimos políticos republicanos reaccionando horrorizados al oportunismo político de su candidato a presidente. Comentaristas de todo el espectro político (incluso equidistaníes compulsivos como Mark Halperin) le han atizado hasta en el carnet de identidad. No es nada habitual que un candidato presidencial lance un ataque y su partido le deje más sólo que la una, ciertamente.

Aunque ha habido políticos republicanos que han apoyado a Romney tímidamente (DeMint, Norm Coleman, Reince Priebus) la reacción de los medios ha sido debatir si lo de Romney es una pifia grave, la demostración que es un cabrón insensible o un ejemplo de lo desesperados que están en vista que están perdiendo peso en las encuestas. En contra de lo que comentaba Jordi Pérez Colomé, la crítica realmente no es legítima, y no ha sido visto así por casi nadie: en Estados Unidos uno no insinúa que el Presidente está del lado de los enemigos del país en medio de una crisis. Romney ha cruzado una línea roja impensable para gran parte del establishment de Washington. Uno puede decir que la Casa Blanca se equivoca, pero no acusarles de odiar América el día que muere un embajador. Diga lo que diga Bill Kristol (el genio, no lo olvidemos, detrás la nominación de Sarah Palin), es un error político imperdonable.

¿Moverá esto las encuestas demasiado? No, no lo creo. La política exterior es un tema relativamente menor a la hora de decidir el voto en todas partes, y Estados Unidos no es una excepción. Lo que sí va a afectar, sin embargo, es la percepción que muchos periodistas, todólogos y comentaristas americanos tienen sobre Mitt Romney. Obama ayer no tardó en meter el dedo en la llaga diciendo que Romney «dispara antes de apuntar«; la idea que el candidato republicano está loco por conseguir un buen titular y  prefiere dejar de lado la realidad (la nota de prensa de Mitt tenía, como de costumbre, un par de mentiras absurdas), la decencia y el respeto para apuntarse un tanto o sonar como un tipo duro lleva semanas en el ambiente, y esto no hace más que consolidarla. Como recuerda James Joyner, Mitt Romney no tiene un programa claro en política exterior, del mismo modo que no tiene un plan fiscal explícito, una reforma de la sanidad clara o nada que sea remotamente concreto. Cuando tu estrategia electoral es trollear como un poseso y no decir nada sobre lo que quieres hacer cuando mandes, los periodistas acaban por cansarse.

De todos modos (insisto) la economía sigue sin despegar, la tasa de paro está en un estratosférico 8,1%, el nivel de ingresos medio sigue cayendo  y aunque la tasa de pobreza ha disminuido un poco, las desigualdades sociales siguen aumentando. La economía no va lo suficiente mal como para que Obama no sea favorito, pero Romney no tiene las elecciones perdidas. El problema, claro está, es que su campaña sigue cometiendo errores absurdos dos veces por semana, y así no hay quien gane.


11 comentarios

  1. Navarta dice:

    Me encantó lo de «equidistaníes», me lo quedo.

  2. Nombre dice:

    Gracias por el seguimiento que hacéis de la política nacional e internacional y vuestra excelente labor crítica. Espero impaciente un artículo de lo de china y japon 🙂

  3. Solo una aclaración: mi argumento es que es legítimo criticar al presidente cuando la crisis ha terminado. No en la misma noche o a primera hora de la mañana. Ese fue su error y lo dices tú aquí y yo en mi post.

  4. PaulJBis dice:

    ¿Que a ningún político se le ocurriría sacar ventaja de una situación así? Y lo de Reagan negociando en secreto con Jomeini para que no liberara a los rehenes americanos hasta después de las elecciones, ¿qué fue?

    • Carles Sirera dice:

      Como más grave tienes a Kissinger que, por invitación de Nixon, boicoteó las conversaciones de paz entre la administración demócrata y el Vietnam del Norte para evitar que Nixon compitiese por la presidencia con unos demócratas que habían logrado la paz. Se frustaron los acuerdos, la guerra se alargó 5 años más y terminó en peores términos para los USA que en 1968. Eso sí, Nixon ganó las elecciones y el bueno de Henry abandonó a los demócratas para hacer una carrera espectacular con los republicanos.

    • Dion. dice:

      Pero todo eso, si ocurrió, fue de puertas para adentro. De cara a la campaña electoral de 1980, Reagan no utilizó el tema de los rehenes como arma política. De hecho no le criticó ni por el fiasco de la operación de rescate «Eagle Claw». Llegó a decir que él en su lugar habría hecho lo mismo y que, en todo caso, lo hubiera hecho antes. Si ves el debate, no tocan el tema de los rehenes más allá de hacer una declaración de unidad.

      Como bien dice el articulo, la reacción de Romney carece de precedentes a nivel mediático.

  5. Epicureo dice:

    Romney podría haber sacado ventaja del desastre quedándose callado; es un duro golpe para Obama. Ahora le ha salido el tiro por la culata, por bocazas. Se ve que está nervioso.

    • Carles Sirera dice:

      ¿Y si en vez de precipitación ha sido un problema de coordinación? Este asunto es turbio y la película parece preparada ex professo para crear una crisis post 11/9. Supongo que si se descubre conexiones entre la comunidad copta americana (que horroroso favor le han hecho a sus hermanos de fe) y miembros del partido republicano, la prensa no le dará mucha importancia para evitar dañar a las instituciones. Pero el asunto huele mal…

  6. Lluís dice:

    Bueno, quizá hay otra opción, aunque más radical: romper la baraja en política exterior. Si se percibe que haciéndolo se logran mayores posibilidades de ganar las elecciones, y no tienen muchos escrúpulos, podrían continuar con ello, pero para hacerlo, se debe llegar hasta el fondo, si ahora Romney se desdice, o lo deja pasar, habrá quedado mal sin lograr nada a cambio, si juega la carta, puede ser que le ayude (o que le salga mal del todo, espero).

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