Cuando uno está en medio de un bosque muy frondoso los árboles tapan las estrellas. En medio de esta crisis que parece que no acaba, el espacio, las estrellas, es la última de las prioridades. Ya bastante tenemos con lo que hay aquí abajo, dicen. Hay otras cosas más urgentes, dicen.
A comienzos de la década de los sesenta, a solo quince años del final de la Guerra Mundial, con Vietnam, con la Guerra Fría, con la lucha por los derechos civiles y con toda una arboleda de problemas y convulsiones, JFK subío al estrado y dijo: “we choose to go to the moon in this decade and do the other things, not because they are easy, but because they are hard”.
El resultado fue el Programa Apollo. Miles de personas implicadas. Cálculos, pruebas, ensayos. Incontables horas-hombre, billones de dólares y una nación volcada en un objetivo. Si no hubiera sido él, hubiera sido otro. Si no hubiera sido esa frase, habría sido otra.
Pero fue él, y fue esa frase. Y cuando estemos en las estrellas (porque lo estaremos), sabremos que ese fue el primer paso. Y que Neil Armstrong fue ese primer hombre.
Una buena elegía para el «comandante de hielo».
Y el discurso de Kennedy, impresionante. Los tiempos actuales piden la osadía y el valor de ese programa Apollo.
Saludos
Mr. Armstrong (al igual todos su colegas que se jugaron el pellejo para llegar tan lejos) fué la personificación de los sueños de millones de personas. El ejemplo vivo de hasta donde podemos llegar si damos lo mejor de nosotros mismos.
R.I.P. Señor Armstrong.
No se crea usted las conspiranoias sobre que nunca se ha llegado a la luna. Llévese usted el recuerdo de haber dado un gran paso para la humanidad
«Y cuando estemos en las estrellas (porque lo estaremos), sabremos que ese fue el primer paso. Y que Neil Armstrong fue ese primer hombre»
Sin querer desmerecer, pero el primer paso para llegar a las estrellas lo dio Gagarin al que, como dices sobre Armstrong, también se le podría aplicar lo de «si no hubiera sido él hubiera sido otro».
Y, ya puestos a ser quejicosos, también habría que acordarse de aquellos que si bien no pudieron dar ese paso ayudaron con los gateos, es decir, aquellos locos que se dedicaron a pensar cómo construir los cohetes con los que lanzar «piedros» (satélites) al espacio: Von BRaun, Korolev u compañía
Por eso digo que que pudo haber sido otro. El «sólo» dio el primer paso, en el sentido más literal (de caminar sobre un cuerpo celeste, vaya). Antes hubo muchos más pasos, metafóricos, que habían dado otros.
¿Quien fué aquél astronauta que le atizó un puñetazo a un conspiranoico que le acusaba de impostor? A veces, cuando la estupidez y el oscurantismo rampante me deprimen, recuerdo aquel directo a la mandíbula, propio de una peli de mejor Hollywood y se me alegra el día. No sé por qué, pero de entre todas las formas posibles de conspiranonia la que más me irrita (junto con el creacionismo, otra aquerosa moda internetera) es la de aquellos que chillan que nunca fueron a la luna (y no mienten: nunca fueron).
Ese fue Aldrin. http://www.huffingtonpost.com/2009/07/20/buzz-aldrin-punches-moon_n_241664.html