Economía & Política

El modo de producción asiático y el fin del capitalismo

3 Jul, 2012 - - @jorgesmiguel

Por otra parte, el modo de producción asiático no parece estar definido por la subordinación de los esclavos, los siervos o los trabajadores asalariados a una clase que detenta la propiedad de los instrumentos de producción, sino por la subordinación de todos los trabajadores al Estado. Si esta interpretación del modo de producción asiático es verdadera, la estructura social no se caracterizaría en Asia por la lucha de clases en el sentido occidental del término, sino por la explotación de la sociedad entera por el Estado o por la clase burocrática.

Es fácil ver el uso que se puede dar a la noción de modo de producción asiático. En efecto, es concebible que, de producirse la socialización de los medios de producción, el fin del capitalismo no sea el fin de toda explotación, sino la difusión del modo de producción asiático en la humanidad entera. Los sociólogos poco afectos a la sociedad soviética han comentado extensamente estos conceptos apenas esbozados sobre el modo de producción asiático. Incluso han descubierto algunos pasajes de Lenin donde este expresaba el temor de que una revolución socialista condujera, no a la desaparición de la explotación del hombre por el hombre, sino al modo de producción asiático, extrayendo de ello conclusiones de orden político fáciles de imaginar.

Raymond Aron, El marxismo de Marx


9 comentarios

  1. Cannon dice:

    EL modo de producción asiático, es un concepto que Marx trabajo bastante poco y con datos bastante sesgados (Compañías de las Indias Orientales). La aparente pasividad de la historia en oriente puede ser, creo yo, mas bien un espejismo ante los ojos de la historiografía occidental. Historiadores marxistas modernos como Perry Anderson hablan directamente de que el concepto «modo de producción asiático» es simplista e ignora muchísimas de las diferentes formaciones socio-económicas que se dieron en la India, China y Japón (con su particular feudalismo) las reduce a un mero despotismo hidráulico (como Egipto y Mesopotomia) pero a una escala temporal milenaria, que ignora los numerosos avances tecnológicos y la monetarización de los intercambios que existió en China y Japón durante el siglo XVI si no me equivoco.

    Marx comete, a mi juicio, errores en la calificación de por ejemplo el absolutismo, en el que explica que es un Estado que se equilibra entre la clase burguesa y la nobleza, una especie de bonapartismo longevo. Cuando en mi opinión sigue siendo un Estado que representa fielmente los intereses de la nobleza, aunque en la versión occidental sea mas «burguesa» que la oriental (entiéndase Europa del este).

    Con los regímenes de producción asiáticos otro tanto de lo mismo, especialmente en China. Desde luego es todo un misterio, pero la afirmación de que suprimió la lucha de clases en el sentido occidental me parece un tanto arriesgada. Es posible que las luchas entre clases se dieran en el seno del Estado, pues la aristocracia y la alta burocracia existían claramente como castas o estamentos, ese diferencia de riqueza tiene que generar algún tipo de lucha de poder.

    Un libro interesante que rebate toda la historiografía occidental «europeísta» es «Re-Orientar» de Andre Gunder Frank.

  2. Cannon, muy de acuerdo contigo. Creo que Marx no hizo un análisis exhaustivo de lo que él llamaba las formaciones económicas precapitalistas. Obviamente, centró su su foco de estudio en la economía política de su propia época, aunque en ocasiones hace algunas pinceladas por aquí y por allá y aventura una visión de los sistemas económicos del pasado desde «la concepción materialista de la historia». El prólogo de Hobsbawm a los escritos de Marx sobre este tema es fundamental. Pero a veces se nota la brocha gorda. Quizá estoy siendo injusto por llamar «pinceladas» a las páginas de los Grundrisse sobre el tema, pero creo que se entiende. Algunas de sus ideas sobre, por ejemplo, el sistema esclavista del mundo clásico son débiles (en la recopilación «El marxismo y los estudios clásicos» muchos autores -marxistas- ponen algún que otro reparo a las tesis de Marx o a las del marxismo oficial o vulgar). Por otro lado, es cierto que Marx tenía un sesgo «eurocéntrico» (sea lo que sea eso), como Hegel, y llegó a decir en cierta ocasión que de Oriente sólo venía la peste y la religión.

    Según tengo entendido, por cierto, en el estalinismo todo eso del modo asiático de producción se relegó o bien al olvido, o bien a los extrarradios del marxismo ortodoxo. No es de extrañar porque, como bien señala Aron en ese texto y también lo denunció Wittfogel, la Unión Soviética y el comunismo realmente existente tenían muchas y peligrosas similitudes con él.

  3. Joshua dice:

    «y llegó a decir en cierta ocasión (Marx) que de Oriente sólo venía la peste y la religión».
    Pues no será politikamente correcto, pero de esa lista solo echo en falta las especias… y la pólvora.
    Otra cosa es desear que hubiesen venido otras cosas, que de buen seguro se os ocurrirán, pero venir, lo que se dice venir, no vinieron.
    Y sí, parece que los australianos están también preocupados del cariz que está tomando las cosas en su gigante vecino:
    http://www.debtdeflation.com/blogs/2012/06/28/the-looting-of-china-by-the-kleptokapitalist-bourgeoisie-roaders/

    • Epicureo dice:

      Si por Oriente entiendes lo que está más allá del Bósforo (como parece que entendía Marx), además de la peste, la religión, las especias y la pólvora han venido: la agricultura, la ganadería, la escritura, el alfabeto, el sistema de numeración, los libros, el papel, el dinero, las oposiciones… y un buen número de otros inventos. Ahora mismo, hay un 100 % de posibilidades de que tu televisor y tu móvil hayan venido de Oriente.

      Se tiene una idea muy equivocada de la historia de China. No se ha caracterizado por su sumisión: han tenido más revoluciones que ningún país europeo, y desde mucho antes. Tampoco es una novedad que sean grandes exportadores: entre los siglos XIII y XIX ya fueron la fábrica del mundo, por su monopolio de la porcelana, la seda y el te. Se decía entonces que la plata nacía en Perú, pasaba brevemente por Europa e iba a morir a China.

      Ahora mismo, el problema es que China ya no es una dictadura comunista, sino una dictadura capitalista, que es la manera más eficaz de «crear riqueza», porque los trabajadores están sometidos y no hace falta repartirla. Aunque yo no creo que esto dure eternamente. Cuando llegue la primera gran crisis china, que llegará, por muy bien que lo estén haciendo sus gobiernos, habrá una revolución popular y las cosas cambiarán mucho. Lo malo es que pueden llevarsenos a todos por delante.

      • Joshua dice:

        Ya, pero alguna de las cosas que citas no es que vinieran del Este, es que nos las trajimos nosotros puestas al venir. Por esa regla de tres, todas las cosas vienen del Nordeste de Africa. Efectivamente, faltaban las oposiciones junto con la pólvora.
        Totalmente de acuerdo con lo de China. Recientemente, Fukuyama ha vuelto a hacer predicciones positivas, esta vez sobre China. Con el grado de acierto que tiene ese individuo, es para echarse a temblar.

  4. weberiano dice:

    Obviamente, esto solo es posible si la estructura económica determina todos los demás mundos de la vida social lo cual es bastante dudoso desde que Weber se preguntó por qué el capitalismo se inicio en países con una determinada mentalidad.

    El capitalismo ha venido para quedarse y los chinos lo han asumido con pasión. Habrá una nueva estructura económica quizás. Pero será algo que todavía no conocemos y que apenas podemos intuir. Por ejemplo. la concepción del trabajo no tiene nada que ver con la que conoció Marx o Lenin.

    • Las tesis de Weber sobre la moral protestante y el capitalismo son cada día más cuestionadas, ya que esos aspectos culturales «superestructurales» pueden ser ampliamente adaptables a lo que «el negocio» necesite. No son bloques monolíticos. En este párrafo de NeG se explica bastante bien:

      «Mi visión es que toda religión/sistema de ética es suficientemente flexible para adaptarse a las necesidades del momento (excepto la religión de la economía austriaca, que como vive en un mundo de fantasia con hobbits y elfos no requiere de estas adaptaciones). Y en Europa el crecimiento económico moderno comenzó en el norte de Italia y en Flandes mucho antes de la reforma. Y los calvinistas que se fueron al Caribe les dió por argumentar que la esclavitud era la fundamentación de la reforma porque les permitía a ellos dedicarse al estudio de la Biblia en vez de trabajar. O un ejemplo más: a comienzos del siglo XX se decía que Confucio era incompatible con el crecimiento económico y ahora que a los Chinos les va bien, resulta que es lo mejor del mundo mundial para ello.»

      De aquí: http://www.fedeablogs.net/economia/?p=17413

  5. Manu dice:

    Es interesante la cita de Aron que trae Jorge San Miguel.
    Por la misma época dos profesores marxistas USA escribieron “Monopoly Capital” (Paul Baran y Paul Sweezy, 1966). Unos años antes Wilhelm Röpke (1956) se les adelantó al pronosticar la situación actual por mera evolución sistémica.

    Es decir, de todos los pronósticos que sin cesar hacemos hay una parte que se cumple y en este caso al menos ninguno de ellos era adivino sino que eran bien capaces de argumentarlo.

    Hoy nos encontramos ya en aquel momento anunciado. Una situación compleja, complicada y, para nosotros, mala sin paliativos. Es más está a punto de reventar de muy mala manera y nos coge poco preparados incluso intelectualmente para comprender las reales dimensiones y las implicaciones del fenómeno.

    En casi ningún lugar del mundo de la gente estadísticamente normal se habla de cosas que son los motores de aquello que luego sucede. Por ejemplo el World Trade Organization (WTO). Hablo de las causas profundas por las cuales los sistemas políticos europeos se han embarcado en distanciarse cada vez más de procesos democráticos y siguen acumulando poder a niveles estratosféricos mientras la ciudadanía está cada vez más arrinconada en su papel de Sujeto Pasivo.
    La verdad es que el nombre está muy bien puesto: Sujeto Pasivo.

    Saludos

  6. Eva dice:

    ¡Usted! Le echo de menos.

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