La gente de Nada es Gratis lleva unos días en una quijotesca cruzada contra los talibanes de los derechos de autor (buena suerte – aprobar un contrato único está chupado comparado con esa tropa), así que no he podido evitar acordarme de ellos cuando he visto este gráfico: libros comprados en Amazon por año de primera publicación (vía)
Pequeña nota explicativa: todos los libros publicados en Estados Unidos antes de 1922 están en dominio público, y no pagan derechos de autor. Todo lo que hay después, merced de las constantes extensiones sobre copyright, pasan por caja. Viendo este gráfico parece bastante obvio que todos esos pobres autores sin protección no están haciendo gran cosa con sus obras / no los lee ni Dios, mientras que los clásicos de principios de siglo parece gozar de una salud realmente excelente. Los editores no hacen una mierda con los libros en su catálogo publicados hace más de 10-15 años. Extender los derechos de autor hacia el pasado de forma infinita es realmente una estupidez.
Por añadido, mi impresión que los años ochenta son un pozo artístico insoportable se ve plénamente confirmada.
No puedo más que estar de acuerdo contigo en lo que respecta a los años 80. Culturalmente el mundo podría haberse ido a la mierda en 1979 y no nos habríamos perdido nada. absolutamente nada.
Por una vez y por un momento me siento terriblemente afín cuando cantas las verdades de la terrible decada ochentera xD
Después de la murga que diste sobre la necesidad de leyes como la Sinde o la Sopa, ahora, para variar, empiezas a desdecirte.
Sinde sí, SOPA no.
Por otro lado la duración de los derechos de autor tiene poco que ver con Sinde.
Roger, son la misma cosa. Van de la mano. No me opondría a la ley Sinde si los derechos de autor tuviesen una duración razonable (4 años). Pero tal y como están las cosas, que sea ilegal ver una serie de dibujos animados de los años 70 es ridículo. Por tanto, hay que oponerse a la ley que criminaliza la situación
Al revés que tu yo si veo compatible apoyar la «ley sinde» y a la vez pedir que se recorte la duración del copyright, y eso que no apoyo la susodicha ley. Ahora mismo me voy a descargar el último capítulo de Fringe, lo de esperar 4 años no me va, que te sueltan espoilers.
La ley sinde me parece una calamidad, aunque pensaras en un modelo en el que quieres reducir la «piratería» el sistema que la ley recoge me parecería malo. Por cierto Roger, en este caso, te veo muy distinto a otros sobre economía y política, donde te sueles basar mas en el acervo científico, cuando a día de hoy están ganando mucha difusión trabajos que cuestionan los supuestos perjuicios de la piratería. Y encima pensar que una ley así puede funcionar, no se, me temo que yo debe cargar con mis propios prejuicios pero no creo que sea el único.
Saludos
Si no te refieres a la parte músical, podrías tener razón.
Precisamente en la parte musical es donde peor ha ido la cosa desde 1979, y mira que ha ido mal en el cine, por poner un solo ejemplo.
En cambio fue la era dorada de las teleseries… y no nos olvidemos de documentales como Cosmos, solo por eso ya merece la pena.
A mí lo que me llena de pena de este gráfico es lo que corresponde a Raymond Chandler y los grandes del Hard Boiled. Minas de oro hay ahí.
La musica de los 80 es de lo mejor, los años dorados del heavy de pelo cardado
La reflexión habría que completarla diciendo que el Copyright en sí está obsoleto. La libre distribución de contenidos es una inevitabilidad tecnológica. La red muta cual organismo vivo ante cualquier agresión que le impida hacer lo que tiende a hacer por diseño: distribuir información sin controles en magnitudes increíbles. Siempre habrá una tecnología que permita el intercambio de archivos: el email para libros, la nube, el P2P, el P2P encriptado, http://FTP... y en última instancia un pen drive en el que caben decenas de miles de libros, o una tarjeta de memoria de un móvil o lo que sea. No se me ocurre cómo se puede parar algo así técnicamente, y todas las formas que me vienen a la cabeza pasan por discriminar el tráfico «legítimo» de datos personales con el «ilegítimo» de obras protegidas, cosa que inevitablemente entra en conflicto con el derecho a la privacidad y al secreto de las telecomunicaciones. Y sería un pésimo síntoma, ahora que empezamos a regular las posibilidades de las nuevas tecnologías, que diéramos pasos para desarrollar su potencial (acojonante) para el control y no su potencial para la emancipación ciudadana.
Si además vemos que hay formas de monetizar los contenidos que no están basadas en el control de la copia, como el pago por suscripción (Netflix, Spotify), la publicidad (Youtube), las donaciones (Politikon) y que si las sumas todas te sale algo majo, el resultado es que el Copyright, ni puede ya garantizar los incentivos a la creación que le dan sentido porque el grado de control sobre la distribución de las obras que pretende no es operativo como lo era en la era industrial (donde sólo unos pocos tenían acceso a una imprenta), ni es la mejor manera de equilibrar los intereses de autores y público.
Y esto sin entrar en la forma en que leyes como Sinde o la Copyright Term Extension Act han sido aprobadas, ejemplo de cómo el acceso privilegiado al poder de industrias multimilllonarias les permite poco menos que «comprar» legislación, casi siempre a costa del interés público. O los efectos sobre la innovación de un Copyright demasiado restrictivo. O el matonismo judicial de la industria de los contenidos: contra Sony (Betamax), contra Nintendo (Donkey Kong), contra Napster, contra Google, contra particulares (30.000+ demandas de la RIAA a usuarios «piratas»)…
En fin, que poca defensa les veo.
PD: los 90 fueron una década culturalmente muy respetable.
Un gráfico precioso. No hay mejor manera de demostrar que los derechos de autor, tal como están planteados, no favorecen para nada la cultura.
Lo razonable, tal como están las cosas, sería que el copyright durara 10 años, y que la copia privada (o sea sin lucro) quede excluida, porque es imparable. Los que se lucren con suscripciones, publicidad o lo que sea, que paguen una parte razonable a los autores. Y el que se lucre con el mercado de la copia y transmisión de datos privados (hardware, software, redes, portales) que pague un cánon razonable destinado a fomentar la producción cultural.
Esto no ocurrirá porque los talibanes del copyright no van a ceder ni un palmo sobre lo que ya hay, e incluso querrán ampliarlo más. Su intolerancia les hará cada vez más antipáticos y favorecerá las posiciones radicales de los partidarios del «todo gratis». Mafiosos contra piratas.
1) ¿Que el copyright es una estupidez?. Es la estupidez de los editores y los artistas. ¿Nos dan la estupidez de los editores y artistas motivos para el pirateo? No. El acceso a la Cultura y la Ciencia es un derecho. El acceso a la Cultura y la Ciencia no es un derecho fundamental. La estupidez es un ejercicio de libertad personal. La libertad personal es un derecho fundamental, luego la estupidez es un derecho fundamental. Si el acceso a la Cultura y la Ciencia se hace agrediendo libertades personales, el acceso a la Cultura y la Ciencia es un delito. Me da igual que sea entrando en mi biblioteca y robándome los libros, que colgándolos como enlace en páginas de descargas. Todo lo que se diga en contra, son excusas de mal pagador.
2) Que los procesos tecnológicos de desencriptado vayan muy por delante de los de protección, no significa que las descargas hayan dejado de ser un delito. Son, simplemente, delitos más díficiles de perseguir. Pero de ahí a la amnistía «fiscal» hay un largo recorrido. Entre los cánones digitales y la barra libre de las páginas de descarga tiene que haber un término medio
3) Las licencias Creative Commons, son una fórmula idónea para que quien quiera trabajar gratis total, un medio, un tercio, un cuarto o un quinto gratis. Creo que a los talibanes del pirateo ni eso les parecerá suficiente.
La estupidez, entendida como libertad de pensamiento, no la discute nadie. Lo que no puede considerarse un derecho es que los estúpidos hagan las leyes a su gusto.
Por otra parte, el acceso a la cultura es tan fundamental como los derechos de los autores: los dos están en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y en el mismo artículo además. Si hay conflicto entre ambos derechos, no se puede resolver por cuestión de principios.
Copiar un artículo en ningún caso es una agresión a la libertad personal de nadie. Por el contrario, prohibir la copia sí es una restricción a la libertad del que quiera copiar. Y ya no digamos si para perseguir lo que quieres que sea delito hay que limittar de forma generalizada la libertad de comunicación, que es un derecho fundamentalísimo.
Digámoslo claramente: para defender el copyright, hoy en día, hace falta un Estado policial, una dictadura estilo chino. Si no, cualquier ley será papel mojado.
El cánon digital puede ser una solución, yo no me opongo, pero si hay cánon, tiene que haber barra libre de descargas. No se puede prohibir una cosa y al mismo tiempo cobrarte un cánon por si acaso lo haces.
1) No, el acceso a la Cultura no es un derecho fundamental. El derecho de acceso a la Cultura es, simplemente, un principio rector de la política económica y social de un gobierno. Si fuera un derecho fundamental se produciría un absurdo: yo, tú, y un millón más podríamos reclamar en un juzgado el derecho al pirateo.
2) Si no estás de acuerdo con las leyes que hacen los estúpidos -me temo que no nos pondríamos de acuerdo sobre la estupidez y sus distintos grados- hay formas de protesta, pero ninguna debe de ser delictiva. Es decir, un evasor fiscal no puede acogerse a la estupidez de los legisladores o los inspectores de hacienda, ni puede acogerse a su derecho a no estar de acuerdo con el uso que hace el Estado de su dinero, para esconderlo en las Seychelles. No.
3) Efectivamente, copiar UN artículo no debe de ser delito. Copiar UN artículo ya no es delito. Es más, resulta totalmente lícito. Que tecnológicamente esa copia o descarga de UN artículo, pueda hacerse de forma masiva e incluso lucrativa, si me parece un delito. Y de los gordos
4) Hay una forma más efectiva de control sobre el pirateo. El repudio social. Ser un pirata no debería resultar gratis socialmente hablando.
Álvaro, no puedes corregir la Declaración Universal de Derechos Humanos. Está ahí, en el artículo 27.
No hace falta reclamar en ningún juzgado el derecho a la copia privada por el medio que sea. Ese derecho ya lo tenemos, según nuestra legislación. Da igual que copies un artículo que 1000. El problema es que los estúpidos (jaleados por las multinacionales americanas) quieren cambiar la ley.
Estoy de acuerdo en que si alguien se lucra facilitando las copias, pague una parte al autor, como ya se hace: se llama cánon. Con lo que no estoy de acuerdo es con que se cobre cánon y se prohíba la copia, como quiere la SGAE.
En todo caso, lo que no puede ser es un delito «de los gordos». No es matar, ni dar una paliza, ni siquiera robar. Ninguna clase de adoctrinamiento puede equiparar la copia y el robo en la conciencia de la gente, y mucho menos conseguir un «repudio social» artificial. Lo puedes intentar si eres un tirano que controle férreamente la educación y la información, y ni así…
El copyright no es un derecho comparable a la vida o la propiedad, es un sistema para que el copista reparta sus beneficios con el autor. Pero claro, si la copia ya no da beneficios, porque la puede hacer cualquiera gratis en su casa, el sistema ya no funciona.
Sencillamente: no puedes convencer a la gente de que es necesario pagar 20 euros por una copia que puede hacer en casa gratis (y sin gastar plástico o papel) para que el autor reciba la limosna de un par de euros o menos. Y si no, es un ladrón. No cuela.
1) No corrijo la Declaración Universal. Los derechos humanos tienen unas escalas de exigencia. Unos son fundamentales y otros deben inspirar las políticas sociales y económicas de los gobiernos. Esto no es discutible. Es así de acuerdo a la doctrina y jurisprudencia constitucional. El derecho de acceso a la cultura, como el de acceso a la vivienda o a un trabajo son derechos que deben inspirar las políticas de un gobierno, para que dicho acceso sea lo más fácil y menos gravoso posible. Pero ojo!!!, no a costa de derechos que sí son fundamentales, entre ellos, el de la libre disposición de mi trabajo, pues sobre mi trabajo soy yo y solo yo quien debe disponer sobre él, es decir, si quiero regalarlo cobrarlo a precio de oro. Tu libertad, la libertad del mercado, es, simplemente, aceptarlo o no.
2) Dicho lo anterior, nadie niega la legalidad y legitimidad de una copia, algo que nadie discute. El problema es que las cosas cambian, y mucho, cuando disponemos de medios para que la copia individual y limitada a un ámbito siempre reducido, se transforme en algo universal. Yo puedo tener el virus de la gripe y transmitirlo a algunas personas cercanas. Si esas personas no toman las medidas profilácticas necesarias, contagiarán a su vez a otras personas y así, sucesivamente. El problema es que la «copia individual» del virus se convierte en una epidemia y Los efectos sobre la población, las medidas de sanidad pública exigibles y los costes que implica son radicalmente diferentes.
3) Yo tampoco estoy de acuerdo con el canon digital porque me parece algo más propio de la usura que otra cosa y, como se está demostrando, válido más para la financiación de una casta delicuencial que otra cosa.
En cualquier caso lo que está claro es que en la práctica el copyright está protegiendo a los autores recientes de la competencia de la generación de sus padres y sus abuelos. Dos factores secundarios son que el malvado pirateo e Internet no tienen de momento una influencia significativa en el mercado (porque si la tuviera no se vería esa subida en el número de libros que vende Amazon de obras cuyo copyright ha expirado y por lo tanto deben estar disponibles gratis por ejemplo en el Proyecto Gutemberg) y que existe una fuerte demanda insatisfecha de obras publicadas entre 1922 y 1990.
¿Me equivoco en algo?
Nadie discute el derecho a disponer de su trabajo. Si al autor le parece que no es rentable publicar, que no publique. El que yo haga una copia no le cuesta ningún trabajo. Si me lo prohíben y me obligan a comprar una cara copia industrial, es contra mi derecho contra el que atentan.
El que las copias no cuesten nada no es ninguna enfermedad. Es, simplemente, un avance tecnológico que ha hecho que una industria quede obsoleta. Si queremos fomentar la creación, podemos subvencionar a los creadores con un cánon bien gestionado o de otra forma. Pero no tiene sentido mantener artificialmente y de forma opresiva una industria que ya no es necesaria.
1) Qué sí o qué no protege el copyright; qué se está vendiendo o dejando de vender entre 1922 y 1990, no es cosa mía. Ningún autor ni editor me ha pedido opinión al respecto. Imagino que a ti tampoco y probablemente ni tú ni yo conozcamos tampoco a nadie a los que se les haya preguntado al respecto. Simplemente, es una cuestión que afecta a los autores y sus los editores. Son libres de arruinarse o enriquecerse como quieran.
2) Como comenté en otros blogs dónde se trataba este tema, el problema de la propiedad intelectual suele tratarse como un todo, de una forma muy homógenea, lo cual, dificulta el debate. No es suficiente con que un médico nos diga que tenemos cáncer. Para un tratamiento correcto es necesario determinar si el cáncer es de hígado, de riñón o de cerebro, pues el que sea de uno u otro tipo requerirá una quimio o una radioterapia diferente. No es lo mismo el problema del mercado editorial que el cinematográfico. No se pueden englobar y tratar de una forma única.
A Epicureo
Creo que te diría lo mismo que a Alatriste. Cómo quieran editar sus libros y a verse remunerados por ello, es asunto que compete a los autores y a los editores. En mis manos estará decidir si acepto o no la cuestión.
[…] "CRITEO-300×250", 300, 250); 1 meneos Los editores y sus incentivos politikon.es/2012/03/30/los-creadores-y-sus-incentivos/ por Sigerico_Redivivo hace 5 […]
Con todos los respetos, ni puta idea sobre los años 80. El artículo está bien, pero se caga con el último comentario.
La música de los 80 es la que ahora se está repitiendo una y otra vez, debido a las carencias creativas. U2, grupo emblemático de los 80, continua de éxito en éxito, hasta hace muy poco, gracias a la ausencia de competencia. REM, tres cuartos de los mismo. Tras los 80, un SOLAR creativo, remezclas cutres convertidas en house o loquesea-fusión.
El Cine, nada. Star Wars, Blade Runner, Regreso al Futuro, Indiana Jones,… y ahora una y mil versiones, secuelas, precuelas y remales, de lo mismo (Tron 2, Desafio Total)
NI-PUTA.IDEA