No sé si recordaréis, allá en tiempos de la campaña presidencial del 2008, el día en que Saturday Night Live puso su punto de mira en Sarah Palin. Tras la épica, increíblemente incompetente entrevista de Katie Couric a Sarah Palin, Tina Fey la repitió, en clave de parodia, ese mismo fin de semana.
La entrevista fue, ya de por sí, un mazazo tremendo para las expectativas políticas de Sarah Palin, pero no fue hasta que la gente de SNL se pusieron a mofarse de ella de manera inmisericorde que la percepción pública de la aspirante a vicepresidente realmente empezó a resentirse de veras. O al menos, esa fue mi percepción, compartida con otros analistas, sobre la campaña del 2008: Tina Fey definió a Palin, y la parodia acabó por marcarla para siempre.
Esta impresión subjetiva parece no andar demasiado desencaminada: un estudio recién publicado (vía Wonkblog) sobre la campaña del 2008 parece corroborar esta impresión. Cito al artículo:
We suggest that any potential ‘‘Fey Effect’’ can be understood within the context of priming and attitude change. This theory highlights the idea that the media draw ‘‘attention to some aspects of political life at the expense of others.” Citizens, who are overloaded with information, tend to come to judgment by activating familiar concepts — often those that the media have highlighted. In addition to other applications, priming has been used to explain attitude change in evaluations of presidential candidates and to show that negative political ads can adversely affect opinion. Unlike negative political ads, political humor seems to be fairly popular, which could increase receptiveness to the message. And, because political humor is a form of negative priming, it should also be associated with more negative perceptions of its targets, particularly targets that are new to the national political scene.
La idea central del estudio es que el humor político crea un «filtro» de interpretación de la realidad a aquellos que lo ven, al hacer mucho más visibles determinados defectos o características del político parodiado. Lo que hace este medio especialmente efectivo en comparación a publicidad, sesudos artículos de opinión en bitácoras llenas de gafapastas o ataques inmisericordes de otros candidatos es que los votantes son más receptivos al entretenimiento y humor, ya que son menos hostiles a él. Una parodia efectiva, por tanto, acaba por ser bastante más letal para un político que no un discurso demoledor.
Lo realmente tremendo del artículo, sin embargo, son las cifras que los autores atribuyen a ver la parodia. Un 45% de los votantes votantes republicanos o independientes (los votantes demócratas ya detestaban a Palin, así que la parodia no les afectó) que vieron las parodia de Tina Fey dijeron que el la nominación de Palin hizo que su probabilidad por votar a McCain disminuyera; entre los que no las vieron, este porcentaje caía a «sólo» un 34%. Perder once puntos de apoyo sólo por haber visto una parodia puede sonar como una cifra modesta, pero dentro de la literatura sobre efectos de campañas electorales en el voto esto es un efecto enorme.
Como en todo estudio, vale la pena recalcar un par de cosas. Primero, es un artículo, con un diseño de investigación un tanto peculiar y tratando de medir algo que es casi imposible de aislar de forma decente. Aunque el efecto está ahí y parece estadísticamente sólido, Sarah Palin es una figura tan fácil de atizar en una sátira que es perfectamente posible que el «efecto Fey» sólo sea viable con candidatos realmente espantosos. Segundo, vale la pena recalcar que tras la quiebra de Lehman John McCain tenía las elecciones completamente perdidas; estamos midiendo un efecto no irrelevante pero sí limitado en un candidato inviable. Podemos estar viendo racionalizaciones de votantes, no causas reales.
Con todas estas reservas, sin embargo, no está de más pensar que Tina Fey y un puñado de comediantes con mala uva pueden haber salvado el planeta de darle la (vice)presidencia del país más poderoso de la tierra a alguien incapaz de hacer la O con un canuto. John McCain tiene unos bastante achacosos 75 años, y quién sabe si hubiera acabado mandato. Y para la próxima campaña electoral, ¿pueden volver los guiñoles a la tele, corcho?
No creo que vaya tan desencaminado. Volvamos la vista a 2003, el año del Tamayazo en las elecciones autonómicas de Madrid. El PP llevaba tiempo dominando el paisaje electoral madrileño. Gallardón era caballo ganador en la Comunidad y el Ayuntamiento se veía tan seguro que se usaba para dar retiro plácido al que ya no era válido para la política nacional. Así pues, Aznar decidió mandar allí a Esperanza Aguirre, cuyo paso por Cultura la había convertido -chanzas y gracietas de la gente de Caiga quien caiga- en el miembro del Gobierno que más bromas y parodias recibía.
En la Comunidad de Madrid los socialistas presentaban a un candidato tan anodino como Simancas, pero en el Ayuntamiento las encuestas empezaron a mostrar que el electorado prefería a Trinidad Jiménez frente a Esperanza Aguirre. Si preguntabas a cualquiera de la calle era fácil que te respondiera que una persona capaz de declaraciones como «Sara Mago es una gran poetisa» era demasiado incompetente para gobernar. Lo divertido del tema es que gran parte de las declaraciones que se le atribuían no eran tales, sino parodias de Caiga quien caiga y otros programas que llegaron a rebufo y que la gente acabó por aceptar como auténticas.
El miedo a perder el Ayuntamiento obligó al PP a moverse e intercambiar fichas: mandaron a Gallardón como valor seguro al Ayuntamiento y dejaron que Aguirre se enfrentara al anodino Simancas. Y, frente a todo pronóstico, perdió.
Luego vino el Tamayazo y la repetición de elecciones y demás.
Bueno, técnicamente Aguirre ganó, aunque sin mayoría absoluta.
Aunque sea salirse del tema de post, creo que el análisis de lopezsanchez está un poco errado. En primer lugar, como ya le han señalado, Aguirre no perdió. En segundo lugar, ganar por menos de la mayoría absoluta es algo que ya le había pasado al PP antes, y de seguro le ocurrirá después. El resultado de Aguirre en las autonómicas no es nada sorprendente.
Con la colocación de Aguirre como candidata a la CAM me parece a mí que el PP intentó un poco lo mismo que el PSOE con Tierno; y le salió igual. Se intentó cauterizar una voz incómoda dentro del partido dándole un puesto floripondial, y el apelado/a respondió dándole contenido. Por otro lado, Gallardón estaba loco por salir de la CAM, donde tenía la sensación de que le sería imposible hacer carrera política.
«Se intentó cauterizar una voz incómoda dentro del partido dándole un puesto floripondial, y el apelado/a respondió dándole contenido»
Que qué?? Ni Aguirre era incómoda entonces (sólo se la conocía por ser el objeto de chanzas del CQC) ni por supuesto presidenta de la CAM es un puesto vacío de contenido. Por la primera afirmación parece que has conocido a Aguirre hace poco, siendo ya lo que es ahora; por la segunda parece llevaras en una cueva desde finales de los 70, cuando parecía que esto de la comunidades autónomas no iba a ser para tanto (y encima Madrid; anda que me dices La Rioja).
No sé. Con el mismo nivel de juicio de intenciones que tú manejas, yo podría decirte que eres tú, no yo, quien entonces sólo la conocía por las bromas de CQC.
El PP tiene una tensión, como la tienen todos los partidos con más de dos militantes. La del PP, a mí me parece claro, es de longa data y se establece entre, por así decirlo, liberales y no liberales (simplificando mucho, vaya; pero es que esto es un comentario, no una tesis doctoral). Esa tensión existe de siempre, como digo, y ya existía cuando CQC estaba en su apogeo; que CQC no la oliese o no le interesase es cosa suya.
Y sobre el contenido político de la CAM, me limitaría a invitarte a que te copies en una tabla Excel todos los titulares que ha dado Aguirre en los últimos ocho años y, al lado de cada uno, lo clasificas como «Nacional» o «Regional», según el contenido de la frase sea.
Luego haces una tabla dinámica y te miras las frecuencias.
Comprobarás fácilmente que ser presidente de la CAM, en sí, tiene un significado político que raya la nulidad.
Lo de ganar o perder unas elecciones consiste en si se está en condiciones de gobernar o no. Eso de «hemos ganado porque tenemos más votos pero los demás se han aliado para que no gobernemos» no es más que el recurso a la pataleta cuando se pensaba ganar y se pierde. Los gobiernos de coalición son tan legítimos como los monocolor.
Y, efectivamente, Gallardón estaba loco por salir de la CAM, sí, pero para saltar a la política nacional, no para «bajar» de estatus convirtiéndose en alcalde. No hay más que ver el jaleo que se montó en 2008, con Gallardón presionando para ir en las listas al Congreso y Aguirre presionando para que no fuera.
Y sí, también es cierto que mandaron a Aguirre a un puesto floripondial que se consideraba más que seguro: el Ayuntamiento de Madrid. Pero al ver que las encuestas eran muy dudosas se hizo el cambio de cromos.
Con esto no le estoy quitando ningún mérito a Aguirre, ni mucho menos. Nos guste o no, ha demostrado ser un animal político con una capidad increíble para renacer de las cenizas. Tuvo la habilidad de sobreponerse a esa imagen bufonesca derivada del CQC y demostrar a los que desde su partido la daban por amortizada que no había dicho aún su última palabra.
«Lo de ganar o perder unas elecciones consiste en si se está en condiciones de gobernar o no. »
Pues entonces, también ganó Aguirre. Tanto por votos, como por estar en condiciones de gobernar ganó Aguirre. De hecho, gobernó y convocó elecciones anticipadas. Quien no tuvo ni los votos ni estuvo en condiciones de gobernar fue Simancas, incapaz de ponerse de acuerdo con IU y con la gente de su partido a quien ZP debía el cargo de Sº Gral.
Un saludo.
Pffff, vaya obviedad, tío, claro si te ríes de alguien, pierde cartel. Es OBVIO, no te parece?
O al revés, yo creo que a Aguirre el que se riesen de ella la hizo mas fuerte y radical.
Pues lo mismito hacían los guiñoles del Plus… anda que no desnudaban personajes y personajillos de la política, de la vida pública… Hoy, dado el panorama, estarían más de actualidad que nunca.
Lo terrible era ver cómo algunos políticos superaban a sus propios guiñoles.
Por cierto, anda que no los echo de menos 🙁
Creo, lopezsanchez, que te traiciona la memoria. Lo de que Esperanza Aguirre perdió contra todo pronóstico es mucho decir. Todos los pronósticos daban un resultado bastante peor que el que realmente obtuvo, a causa del las manifestaciones del «No a la guerra». Por otra parte hubiera sido absurdo hacer ese cambio de cromos. Los resultados del PP en la Comunidad de Madrid siempre han sido peores que en el Ayuntamiento, debido a razones sociológicas (el cinturón rojo). Por ejemplo, en 1991 y 1995, el PP sacó mayoría absoluta en el Ayuntamiento y perdió en la Comunidad (perdió según tu definición, partido más votado sin capacidad para gobernar). Arriesgar una institución que supone mucho más poder como una Comunidad Autónoma para salvar un Ayuntamiento no tiene sentido.
[…] siguiente, comediantes poniéndose las botas otra vez a su costa (algo no del todo inofensivo, recordemos) y la campaña de Obama pegando saltos de alegría con otro regalito para hacer anuncios durante […]